Hoy, martes, 28 de enero de 2025
Santo Evangelio y Lecturas del Día
Señor, purifica mi corazón para que tu Palabra caiga en él y de el ciento por uno
Piera lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (10,1-10):
HERMANOS:
La ley, que presenta solo una sombra de los bienes futuros y no la realidad misma de las cosas, no puede nunca hacer perfectos a los que se acercan, pues lo hacen año tras año y ofrecen siempre los mismos sacrificios.
Si no fuera así, ¿no habrían dejado de ofrecerse, porque los ministros del culto, purificados de una vez para siempre, no tendrían ya ningún pecado sobre su conciencia?
Pero, en realidad, con estos sacrificios se recuerdan, año tras año, los pecados. Porque es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados.
Por eso, al entrar él en el mundo dice:
«Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me formaste un cuerpo;
no aceptaste
holocaustos ni víctimas expiatorias.
Entonces yo dije: He aquí que vengo
—pues así está escrito en el comienzo del libro acerca de mí—
para hacer, ¡oh, Dios!, tu voluntad».
Primero dice: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, ni holocaustos, ni víctimas expiatorias», que se ofrecen según la ley.
Después añade: «He aquí que vengo para hacer tu voluntad».
Niega lo primero, para afirmar lo segundo.
Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 39,2.4ab.7-8a.10.11
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
V/. Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito.
Me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R/.
V/. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios,
entonces yo digo: «Aquí estoy». R/.
V/. He proclamado tu justicia
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios,
Señor, tú lo sabes. R/.
V/. No me he guardado en el pecho tu justicia,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,31-35):
EN aquel tiempo, llegaron la madre de Jesús y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.
La gente que tenia sentada alrededor le dice:
«Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».
Él les pregunta:
«¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?».
Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice:
«Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre».
Palabra del Señor
COMENTARIO POR BENEDICTO XVI
Día tras día, en el silencio de la vida ordinaria, María continuó custodiando en su corazón, los siguientes sucesos maravillosos de los que fue testigo, hasta la prueba extrema de la Cruz y la gloria de la Resurrección. María ha vivido plenamente su existencia, sus deberes cotidianos, su misión de madre, pero ha sabido mantener en sí un espacio interior para reflexionar sobre la palabra y la voluntad de Dios, sobre lo que sucedía en sí misma, sobre los misterios de la vida de su Hijo.
En nuestro tiempo estamos siendo absorbidos por muchas actividades y compromisos, preocupaciones, problemas; a menudo se tiende a rellenar todos los espacios de la jornada, sin tener un momento para detenernos reflexionando y nutriendo la vida espiritual, el contacto con Dios. María nos enseña lo necesario que es encontrar en nuestras jornadas, con todas las actividades, momentos para recogernos en silencio y meditar sobre lo que el Señor nos quiere enseñar, sobre cómo está presente y actúa en el mundo y en nuestra vida: ser capaces de detenernos un momento y meditar. (Benedicto XVI, 17 de agosto de 2011).
Ejército Remanente...