lunes, 18 de octubre de 2021

 Experiencias de Dios 



Lucie Christine, seudónimo de Mathilde Bertrand (1844-1908),  madre de cinco hijos, gran mística, en su Diario Espiritual dice el 22 de octubre de 1822: Ayer comencé la oración, diciendo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y mi alma, incendiada en amor, permaneció en contemplación. Yo vi la unión del amor y vida por la cual nuestras almas están unidas al Creador, al Redentor y al Santificador. La bondad inefable de la Santísima Trinidad me llenó toda la tarde de una alegría inmensa... Esta mañana, en la comunión, mi alma se puso a contemplar la persona del Padre, el principio eterno del cual todo existe. Y vi las relaciones que existen entre las tres divinas personas... El alma conoce, sin poderse engañar, la unidad de la naturaleza divina y ve, al mismo tiempo, la distinción de las tres personas. Ninguno de los tres se comunica del mismo modo. Podría decirse que uno no es el otro y no tiene la semblanza del otro y no obra como el otro, pero los tres son Dios5.

La venerable Concepción Cabrera de Armida (1862-1937), esposa y madre de nueve hijos, también gran mística, dice: Debo vivir en contacto continuo con la Trinidad, unida a las tres divinas personas por la gracia de la encarnación mística: con el Padre, ofreciéndole al Verbo, con el Hijo para ser la delicia del Padre, con el Espíritu Santo tomándolo como el inspirador y santificador del todos los sentimientos y de todo lo que soy. Debo vivir, respirar y trabajar, en el seno de los TRES. Ellos deben constituir la atmosfera donde viva.

¡Qué grande es la Trinidad! ¡Qué bella es su unidad! El Señor me ha hecho ver cómo son las tres personas divinas, que constituyen una sola esencia, una misma sustancia, una sola divinidad... Hoy el Señor, durante la oración, me ha dado luces para entender un poco la unidad de la Trinidad. ¡Qué abismo de perfecciones! ¡Qué delicias en Dios! ¿Qué será el cielo, Dios mío?6

Adrienne von Speyr (1902-1967) dice: Dios en su esencia es Trinidad. Por eso, no puede revelarse, sino en modo trinitario... El Hijo es engendrado en nosotros por el Padre, quien nos da la vida por medio del Espíritu Santo; y nosotros volvemos con el Hijo en el Espíritu Santo al Padre. En el camino del Hijo hacia el Padre, el Hijo nos transforma y el Padre nos acoge como hijos, haciéndonos participar en la misión del Hijo... El amor es la esencia común de las tres divinas personas y es, por eso, amor trinitario. La Trinidad debe manifestarse en toda nuestra vida. Todos somos misioneros de la Trinidad7.

La mística Lucia Mangano (1896-1846) escribe el 16 de diciembre de 1933: No puedo expresar lo que veo en la visión beatífica, porque ninguna lengua humana puede decirlo. Me parece conocer a Dios en su esencia, uno y trino, con sus atributos y cada atributo distinto del otro... Dios me ha dado la gracia de la visión beatífica y me parece que mi alma está confirmada en gracia, el cuerpo está espiritualizado, porque no siente la inclinación de las pasiones y me parece que el alma participa de alguna manera en la gloria de los santos8.

Trinidad Sánchez Moreno, fundadora de las Obras de la Iglesia, declara en 1963: Cuando estás en gracia, en todo momento y en toda circunstancia la Trinidad te está besando con un beso amoroso e infinito. En nuestra alma está el amor infinito, besándonos en silencio amoroso... ¡Silencio! ¡Que te besa la divinidad!.


Santa Teresa de Jesús (1515-1582) nos cuenta: Un día, después de San Mateo..., se me representaron las tres personas distintas, que cada una se puede mirar y hablar por sí. Estas personas se aman y comunican y se conocen. Pero ¿cómo decimos que las tres son una sola esencia? Y lo creemos y es una gran verdad y por ella moriría yo mil muertes. En estas tres personas no hay más que un querer, y un poder y un señorío, de manera que ninguna cosa puede una sin la otra, sino que, de cuantas criaturas hay, es sólo un Creador. ¿Podría el Hijo criar una hormiga sin el Padre? No, que es todo un poder, y lo mismo el Espíritu Santo; así que es un solo Dios todopoderoso y todas estas tres personas una Majestad. ¿Podría uno amar al Padre sin querer al Hijo y al Espíritu Santo? No, sino que quien contentare a una de estas tres personas divinas contenta a las tres y quien la ofendiere, lo mismo. ¿Podrá el Padre estar sin el Hijo y sin el Espíritu Santo? No, porque es una esencia y donde está uno están los tres, pues no se pueden dividir. Las personas veo claro que son distintas, el cómo no lo sé, pero sé que no es imaginación.

  1. 5  Appunti mistici di una madre, Roma, 1987.

  2. 6  Citado por Carmela della Croce, Nei vertice dei tre, Milano, 1989, pp. 342-355.

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EXPERIENCIAS DE DIOS del padre Ángel Peña