sábado, 5 de junio de 2021

Nuestro Angel custodio ...

 

Amistad con el Ángel Custodio



Además de la creación del mundo visible y del hombre, Dios quiso también difundir su bondad dando el ser a los ángeles, criaturas exclusivamente espirituales, de una perfección altísima.

Los ángeles, espíritus puros –sin composición de materia o cuerpo–, son las criaturas más perfectas de la creación. Por una parte, su inteligencia procede con una simplicidad y agudeza de las que el hombre es incapaz, y su voluntad es más perfecta que la humana. Por otra parte, al estar ya elevados a la visión beatífica, son criaturas glorificadas que ven a Dios cara a cara. Esta mayor excelencia, por naturaleza y por gracia, constituye a los ángeles en ministros ordinarios de Dios –que quiere servirse corrientemente de causas segundas en el gobierno del mundo–, y les capacita para influir sobre los hombres y los seres inferiores. «El nombre que la Sagrada Escritura les atribuye indica que lo que más cuenta en la Revelación es la verdad sobre las tareas de los ángeles respecto a los hombres: ángel quiere decir, en efecto, mensajero».

En muchos lugares del Nuevo y del Antiguo Testamento se nos habla de ellos, y de tal manera es patente su presencia que es inseparable de la acción salvadora de Dios en favor de los hombres.

Además de intervenir en acontecimientos singulares de la historia humana, los ángeles actúan continuamente en la vida personal de los hombres, pues «la providencia de Dios ha dado a los ángeles la misión de guardar al linaje humano y de socorrer a cada hombre». Son una muestra más de la bondad divina con nosotros, y por eso socorren, animan, confortan, y nos llaman al bien, a la confianza y a la serenidad. Todo un libro del Antiguo Testamento está dedicado a relatar la ayuda de un arcángel, San Rafael, a la familia de Tobías. Sin dar a conocer su condición angélica, acompaña al joven Tobías en un largo y difícil viaje, y le presta consejos y servicios inestimables; al final de la narración, él mismo se presenta: Yo soy Rafael, uno de los siete santos ángeles que presentamos las oraciones de los justos y tienen entrada ante la majestad del Santo. El Señor conocía bien la conducta honrada de aquella familia: Cuando orabais (...) yo presentaba ante Dios vuestras oraciones. Cuando enterrabas a los muertos, también yo te asistía. Cuando con diligencia los sepultabas (...) yo estaba contigo.

Nuestra vida es también un largo camino, y al final de ella, cuando con la ayuda de la gracia estemos en la casa de nuestro Padre Dios, el Ángel Custodio también podrá decirnos: «yo estaba contigo», pues los Ángeles Custodios tienen la misión de ayudar a cada hombre a alcanzar el fin sobrenatural al que es llamado por Dios. Yo mandaré un Ángel delante de ti -dijo el Señor a Moisés- para que te defienda en el camino y te haga llegar al lugar que te he dispuesto.

Agradezcamos al Señor que haya querido encomendarnos a estos príncipes del Cielo tan inteligentes y eficaces en su operación, y manifestemos frecuentemente la estima que les profesamos.

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