miércoles, 27 de julio de 2011

El Santo Rosario arma efectiva contra el maligno y motivo de alegria y sonrisa para nuestra Trinidad y Mama Maria.









 Por la Señal de la Santa cruz de nuestros enemigos libranos señor dio nuestro. Amén. En el nombre del padre del hijo y de el espiritu santo. Amén.

b) Reza el Credo de los Apostoles: "Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, creo en Jesucristo su único hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo en poder de Poncio Pilato, fue crucificado muerto y sepultado, descendió a los infiernos, y al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y esta sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso, desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna Amén.
2- Reza el primer "Padrenuestro" y medita el Primer Misterio correspondiente al día.

Misterios Gozosos (lunes y jueves)

  1. Primer misterio gozoso: La Anunciación, Fruto: Humildad,
  2. Segundo misterio gozoso: Visitación de Nuestra Señora, Fruto: Amor al prójimo,
  3. Tercer misterio gozoso: Nacimiento del Hijo de Dios, Fruto: Pobreza de espíritu,
  4. Cuarto mistero gozoso: La Purificación de Nuestra Señora, Fruto: Obediencia,
  5. Quinto misterio gozoso: El Niño perdido y hallado en el templo, Fruto: Búsqueda de Jesús.

Misterios Dolorosos (martes y viernes)
  1. Primer misterio doloroso: La Oración del Huerto, Fruto: La contrición
  2. Segundo misterio doloroso: La Flagelación del Nuestro Señor Jesucristo, Fruto: La mortificación de la carne,
  3. Tercer misterio doloroso. La Corana de Espinas, Fruto: La mortificación del espíritu,
  4. Cuarto misterio doloroso: La Cruz a cuestas, Fruto: Paciencia en las tribulaciones,
  5. Quinto misterio doloroso: La Crucifixión y muerte del Hijo de Dios, Fruto: Amor a Dios y salvación de las almas.


Misterios Gloriosos (miércoles, sábado y domingo)
  1. Primer misterio glorioso: La Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, Fruto: Fe y conversión,
  2. Segundo misterio glorioso: La Asención a los cielos de Nuestro Señor Jesucristo, Fruto: Esperanza y ansia del cielo.
  3. Tercer misterio gloriso: La Venida del Espíritu Santo, Fruto: Caridad y celo,
  4. Cuarto misterio glorioso: La Asunción de la Santísima Virgen, Fruto: Buena muerte y devoción a María,
  5. Quinto misterio glorioso: La coronación de Nuestra Santiísima Madre, Fruto: Perseverancia final y confianza en María.



3- Reza 10 "Avemarías" (una por cada cuenta pequeña); al terminar reza el Gloria:
Gloria al Padre, y al HIjo y al Espíritu Santo, como era en un principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos . Amén.

4
- Reza el Padrenuestro y medita el Segundo Misterio; 10 Avemarías.
5
- Reza el Padrenuestro y medita el Tercer Misterio; 10 Avemarías.
6
- Reza el Padrenuestro y medita el Cuarto Misterio; 10 Avemarías.
7
- Reza el Padrenuestro y medita el Quinto Misterio; 10 Avemarías.
8
- Un Padrenuestro y tres "Avemarías" por la persona e intenciones del Santo Padre.
9
- Reza la "Salve":

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida y dulzura y esperanza nuestra:Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima! ¡oh piadosa! ¡oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.


10- Letanías de la Virgen (Lauretanas) - Es tradición añadirlas al final del Rosario

Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros. <!--[if !supportLineBreakNewLine]--> <!--[endif]-->
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María, ruega por nosotros
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN. Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Santo Rosario tal como fue enseñado por nuestra Santa Madre a Santo Domingo de Guzmán.
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Signum Crucis
Per signum Crucis de inimicis nostris libera nos, Deus noster.
In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Amen.

Ad Crucem (a la cruz):

Confiteor

CONFITEOR Deo omnipotenti, beatae Mariae semper Virgini, beato Michaeli Archangelo, beato Ioanni Baptistae, sanctis Apostolis Petro et Paulo, et omnibus Sanctis, quia peccavi nimis cogitatione, verbo et opere: mea culpa, mea culpa, mea maxima culpa. Ideo precor beatam Mariam semper Virginem, beatum Michaelem Archangelum, beatum Ioannem Baptistam, sanctos Apostolos Petrum et Paulum, et omnes Sanctos, orare pro me ad Dominum Deum nostrum. Amen.

Symbolum Apostolorum

CREDO in unum Deum* Patrem omnipotentem,* factorem caeli et terrae* visibilium ómnium*et invisibilium*. Et in unum Dominum *Iesum Christum, * Filium Dei unigenitum. * Et ex Patre natum *ante omnia saecula. * Deum de Deo, * lumen de lumine, * Deaum verum * de Deo Vero, * Genitum, * non factum, * consubstantialem Patri; * perquem * omnia facta sunt. * Qui propter nos homines * et propter nostram salutem * descenditde caelis, * (Genaflectitur) ET INCARNATUS EST * DE SPIRITU SANCTO * EX MARIA VIRGINE * ET HOMO FACTUS EST. * Crucifixus * etiam pro nobis; * sub Pontio Pilato * passus * et sepúltus est. * Et resurrexit tertia die, * secundum Scripturas. * Et ascendit in caelum: * sedet dexteram Patris. * et iterum venturus est * cum gloria * iudicare vivos et mortuos: * cuius regni * non erit finis. * Et in Spiritum Sanctum, Dominum * et vivificantem: * qui ex Patre * et Filioque procedit. Qui cum Patre et Filio * simul adoratur * et conglorificatur, * qui locutus est * per Prophetas, * Et unam * sanctam * catholicam * et apostolicam Ecclesiam, * Confiteor * unum baptisma * in remissionem peccatorum. * Et exspecto * resurrectionem mortorum * Et vitam + venturi saeculi, Amen.

o bien,

CREDO in Deum Patrem omnipotentem, Creatorem caeli et terrae. Et in Iesum Christum, Filium eius unicum, Dominum nostrum, qui conceptus est de Spiritu Sancto, natus ex Maria Virgine, passus sub Pontio Pilato, crucifixus, mortuus, et sepultus, descendit ad inferos, tertia die resurrexit a mortuis, ascendit ad caelos, sedet ad dexteram Dei Patris omnipotentis, inde venturus est iudicare vivos et mortuos. Credo in Spiritum Sanctum, sanctam Ecclesiam catholicam, sanctorum communionem, remissionem peccatorum, carnis resurrectionem, vitam aeternam. Amen.

Ad grana maiora (cuentas grandes):


Oratio Dominica

PATER NOSTER, qui es in caelis, sanctificetur nomen tuum. Adveniat regnum tuum. Fiat voluntas tua, sicut in caelo et in terra. Panem nostrum quotidianum da nobis hodie, et dimitte nobis debita nostra sicut et nos dimittimus debitoribus nostris. Et ne nos inducas in tentationem, sed libera nos a malo. Amen.

Ad grana minora (cuentas pequeñas):
Ave Maria

AVE MARIA, gratia plena, Dominus tecum. Benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui, Iesus. Sancta Maria, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus, nunc, et in hora mortis nostrae. Amen.

Ad finem decadum (al terminar la decena):

Gloria 

GLORIA Patri, et Filio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saecula saeculorum. Amen

En viernes de pasión se puede reemplazar por:

R. Christus factus est pro nobis oboediens usque ad mortem.
V. Mortem autem crucis.

En sábado santo se puede reemplazar por:
R. Christus factus est pro nobis oboediens usque ad mortem, mortem autem crucis.
V. Propter quod et Deus exaltavit illum: et dedit illi nomen, quod est super omne nomen.


Oratio Fatima

O MI IESU, dimitte nobis debita nostra, libera nos ab igne inferni, conduc in caelum omnes animas, praesertim illas quae maxime indigent misericordia tua.


(Santo Domingo recibe el Rosario de Nuestra Santa Madre)

Meditationes Rosarii
I. Mysteria Gaudiosa (lunes y jueves )

Primo, Beátæ Maríæ Vírginis anuntiatiónem contemplámur, et humílitas pétitur.
Secundo, Beátæ Maríæ Vírginis visitatiónem contemplámur, et charitas ad fratres pétitur.
Tertio, Dómini Nóstri Iésu Chrísti nativitátem contemplámur, et paupertátis spíritus pétitur.
Quarto, Dómini Nóstri Iésu Chrísti presentatiónem in templo contemplámur, et obediéntia pétitur.
Quinto, Dómini Nóstri Iésu Chrísti inventiónem in templo contemplámur, et Déum inquæréndi volúntas pétitur.


II. Mysteria dolorosa (martes y viernes)
Primo, Dómini Nóstri Iésu Chrísti oratiónem in horto contemplamur, et dólor pro peccatis nostris pétitur.
Secundo, Dómini Nóstri Iésu Chrísti flagellatiónem contemplamur, et córporum nostrórum mortificátio pétitur.
Tertio, Dómini Nóstri Iésu Chrísti spinis coronationem contemplamur, et supérbiæ mortificatio pétitur.
Quarto, Dómini Nóstri Iésu Chrísti crucis baiulatiónem contemplamur, et patiéntia in tribulatiónibus pétitur.
Quinto, Dómini Nóstri Iésu Chrísti crucifixiónem et mortem contemplamur, et súi ipsíus donum ad animárum redemptiónem pétitur.


III. Mysteria gloriosa (miércoles, sábado y domingo)
Primo, Dómini Nóstri Iésu Chrísti resurrectiónem contemplamur, et fídes pétitur.
Secundo, Dómini Nóstri Iésu Chrísti in cælum ascensiónem contemplamur, et spes pétitur.
Tertio, Spíritus Sáncti descensiónem contemplamur, et cháritas ad Deum pétitur.
Quarto, Beátæ Maríæ Vírginis in cælum assumptiónem contemplamur, et bene moriéndi gratia pétitur.
Quinto, Beátæ Maríæ Vírginis coronatiónem contemplamur, et fidúcia in María Regína Nostra pétitur

Orationes ad Finem Rosarii Dicendae

SALVE, Regina, mater misericordiae, 
vita, dulcedo, et spes nostra, salve. 
Ad te clamamus exsules filii Hevae. 
Ad te suspiramus, gementes et flentes 
in hac lacrimarum valle.
Eia, ergo, advocata nostra, 
illos tuos misericordes oculos ad nos converte. 
Et Iesum, benedictum fructum ventris tui, 
nobis post hoc exsilium ostende.
O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria. Amen.


V. Ora pro nobis, sancta Dei Genetrix.
R. Ut digni efficiamur promissionibus Christi.



Oremus

 Omnipotens sempiterne Deus, qui gloriosae Virginis Matris Mariae corpus et animam, ut dignum Filii tui habitaculum effici mereretur, Spiritu Sancto cooperante, praeparasti: da, ut cuius commemoratione laetamur; eius pia intercessione, ab instantibus malis, et a morte perpetua liberemur. Per eundem Christum Dominum nostrum. Amen.



(Virgen del Rosario)

Litaniae Lauretanae

Kyrie, eleison.
R. Kyrie, eleison.
Christe, eleison.
R. Christe, eleison.
Kyrie, eleison.
R. Kyrie, eleison.
Christe, audi nos.
R. Christe, audi nos.
Christe, exaudi nos.
R. Christe, exaudi nos.
Pater de caelis Deus,
R. miserere nobis.
Fili Redemptor mundi Deus,
R. miserere nobis.
Spiritus sancte Deus,
R. miserere nobis.
Sancta Trinitas, unus Deus,
R. miserere nobis.
Sancta Maria,
R. ora pro nobis.
Sancta Dei Genetrix,
R. ora pro nobis.
Sancta Virgo virginum,
R. ora pro nobis.
Mater Christi,
R. ora pro nobis.
Mater Ecclesiae,
R. ora pro nobis.
Mater Divinae gratiae,
R. ora pro nobis.
Mater purissima,
R. ora pro nobis.
Mater castissima,
R. ora pro nobis.
Mater inviolata,
R. ora pro nobis.
Mater intemerata,
R. ora pro nobis.
Mater amabilis,
R. ora pro nobis.
Mater admirabilis,
R. ora pro nobis.
Mater boni Consilii,
R. ora pro nobis.
Mater Creatoris,
R. ora pro nobis.
Mater Salvatoris,
R. ora pro nobis.
Virgo prudentissima,
R. ora pro nobis.
Virgo veneranda,
R. ora pro nobis.
Virgo praedicanda,
R. ora pro nobis.
Virgo potens,
R. ora pro nobis.
Virgo clemens,
R. ora pro nobis.
Virgo fidelis,
R. ora pro nobis.
Speculum iustitiae,
R. ora pro nobis.
Sedes sapientiae,
R. ora pro nobis.
Causa nostrae laetitiae,
R. ora pro nobis.
Vas spirituale,
R. ora pro nobis.
Vas honorabile,
R. ora pro nobis
Vas insigne devotionis,
R. ora pro nobis.
Rosa mystica,
R. ora pro nobis.
Turris Davidica,
R. ora pro nobis.
Turris eburnea,
R. ora pro nobis.
Domus aurea,
R. ora pro nobis.
Foederis arca,
R. ora pro nobis.
Ianua caeli,
R. ora pro nobis.
Stella matutina,
R. ora pro nobis.
Salus infirmorum,
R. ora pro nobis.
Refugium peccatorum,
R. ora pro nobis.
Consolatrix afflictorum,
R. ora pro nobis.
Auxilium Christianorum,
R. ora pro nobis.
Regina Angelorum,
R. ora pro nobis.
Regina Patriarcharum,
R. ora pro nobis.
Regina Prophetarum,
R. ora pro nobis.
Regina Apostolorum,
R. ora pro nobis.
Regina Martyrum,
R. ora pro nobis.
Regina Confessorum,
R. ora pro nobis.
Regina Virginum,
R. ora pro nobis.
Regina Sanctorum omnium,
R. ora pro nobis.
Regina sine labe originali concepta,
R. ora pro nobis.
Regina in caelum assumpta,
R. ora pro nobis.
Regina Sanctissimi Rosarii,
R. ora pro nobis.
Regina familiae,
R. ora pro nobis.
Regina pacis,
R. ora pro nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi,
R. parce nobis, Domine.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi,
R. exaudi nobis, Domine.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi,
R. miserere nobis.
V. Ora pro nobis, Sancta Dei Genetrix,
R. Ut digni efficiamur promissionibus Christi.



Oremus

 Concede nos famulos tuos, quaesumus, Domine Deus, perpetua mentis et corporis sanitate gaudere: et gloriosa beatae Mariae semper Virginis intercessione, a praesenti liberari tristitia, et aeterna perfrui laetitia. Per Christum Dominum nostrum.

R. Amen.


Tempore Adventus
V. Angelus Domini nuntiavit Mariae,
R. Et concepit de Spiritu Sancto.
OremusDeus, qui de beatae Mariae Virginis utero Verbum tuum, Angelo nuntiante, carnem suscipere voluisti: praesta supplicibus tuis; ut, qui vere eam Genetricem Dei credimus, eius apud te intercessionibus adiuvemur. Per Christum Dominum nostrum.
R. Amen.


Tempore Nativitatis:

V. Post partum, Virgo, inviolata permansisti,
R. Dei Genetrix, intercede pro nobis.


Oremus

Deus, qui salutis aeternae, beatae Mariae virginitate fecunda, humano generi praemia praestitisti: tribue, quaesumus; ut ipsam pro nobis intercedere sentiamus, per quam meruimus Filius tuum auctorem vitae suscipere. Qui tecum vivit et regnat in saecula saeculorum.

R. Amen.

Tempore Paschali:

V. Gaude et laetare, Virgo Maria, alleluia.
R. Quia surrexit Dominus vere, alleluia.



Oremus 

Deus, qui per resurrectionem Filii tui, Domini nostri Iesu Christi, mundum laetificare dignatus es: praesta, quaesumus: ut, per eius Genetricem Virginem Mariam, perpetuae capiamus gaudia vitae. Per eundem Christum Dominum nostrum.

R. Amen.

martes, 26 de julio de 2011

El pecado de los demonios articulo del R P. Fortea

El pecado de los demonios
fuera abajo satanas el pecado de los demonios mistica ciudad de dios batalla espiritual jose antonio fortea krouillong karla rouillon no recibas la eucaristia en la mano

Al hablar del pecado de los demonios es imprescindible trascribir las páginas de una monja concepcionista del siglo XVII, la Venerable Sor María de Jesús de Agreda (1602-1665+), quien afirmó haber recibido revelaciones sobre este punto. La obra donde se habla de estas revelaciones fue titulada La Mística Ciudad de Dios. No deja de ser sorprendente meditar estos párrafos escritos por una humilde monja que jamás cursó estudios de teología. Es impresionante observar como las más complejas y profundas cuestiones de la demonología fueron reveladas por Dios a esta humilde monja. Colocamos a continuación todos los pasajes esenciales referidos al pecado de los demonios:

Mística Ciudad de Dios
lib 1, cap 7, n. 82

De la tierra, dice Moisés, que estaba vacía, y no lo dice del cielo; porque en éste crió los ángeles en el instante cuando dice Moisés: Dijo Dios: sea hecha la luz, y fue hecha la luz; porque no habla sólo de la luz material, sino también de las luces angélicas o intelectuales. Y no hizo más clara memoria de ellos que significarlos debajo de este nombre, por la condición tan fácil de los hebreos en atribuir la divinidad a cosas nuevas y de menor aprecio que los espíritus angélicos; pero fue muy legítima la metáfora de la luz para significar la naturaleza angélica, y místicamente la luz de la ciencia y gracia con que fueron iluminados en su creación.

Había de dividir luego el Señor la luz de las tinieblas y llamar a la luz día y las tinieblas noche; y no sólo sucedió esto entre la noche y día naturales, pero entre los ángeles buenos y malos, que a los buenos dio la luz eterna de su vista, y la llamó día, y día eterno; y a los malos llamó noche del pecado y fueron arrojados en las eternas tinieblas del infierno; para que todos entendamos cuán juntas anduvieron la liberalidad misericordiosa del criador y vivificador y la justicia de rectísimo juez en el castigo.

n. 83
Fueron los ángeles criados en el cielo empíreo y en gracia, para que con ella precediera el merecimiento al premio de la gloria; que aunque estaban en el lugar de ella, no se les había mostrado la divinidad cara a cara y con clara noticia, hasta que con la gracia lo merecieron los que fueron obedientes a la voluntad divina. Y así estos ángeles santos, como los demás apóstatas, duraron muy poco en el primer estado de viadores; porque la creación, estado y término, fueron en tres estancias o mórulas divididas con algún intervalo en tres instantes. En el primero fueron todos criados y adornados con gracia y dones, quedando hermosísimas y perfectas criaturas. A este instante se siguió una mórula, en que a todos les fue propuesta e intimada la voluntad de su Criador, y se les puso ley y precepto de obrar, reconociéndole por supremo Señor, y para que cumpliesen con el fin para que los había criado. En esta mórula , estancia o intervalo sucedió entre San Miguel y sus ángeles, con el dragón y los suyos aquella gran batalla que dice san Juan en el cap. 12 del Apocalipsis; y los buenos ángeles, perseverando en gracia, merecieron la felicidad eterna y los inobedientes, levantándose contra Dios, merecieron el castigo que tienen.

n. 84
Y aunque en esta segunda mórula pudo suceder todo muy brevemente, según la naturaleza angélica y en el poder divino, pero entendí que la piedad del Altísimo se detuvo algo y con algún intervalo les propuso el bien y el mal, la verdad y falsedad, lo justo y lo injusto, su gracia y amistad y la malicia del pecado y enemistad de Dios, el premio y el castigo eterno y la perdición para Lucifer y los que le siguiesen; y les mostró Su Majestad el infierno y sus penas y ellos lo vieron todo, que en su naturaleza tan superior y excelente todas las cosas se pueden ver, como ellas en sí mismas, siendo criadas y limitadas; de suerte que, antes de caer de la gracia, vieron claramente el lugar del castigo. Y aunque no conocieron por este modo el premio de la gloria, pero tuvieron de ella otra noticia y la promesa manifiesta y expresa del Señor, con que el Altísimo justificó su causa y obró con suma equidad y rectitud. Y porque toda esta bondad y justificación no bastó para detener a Lucifer y a sus secuaces, fueron, como pertinaces, castigados y lanzados en el profundo de las cavernas infernales y los buenos confirmados en gracia y gloria eterna. Y esto fue todo en el tercer instante, en que se conoció de hecho que ninguna criatura, fuera de Dios, es impecable por naturaleza.

n.85
Y según el mal afecto que de presente tuvo entonces Lucifer, incurrió en desordenadísimo amor de sí mismo; y le nació de verse con mayores dones y hermosura de naturaleza y gracias que los otros ángeles inferiores. En este conocimiento se detuvo demasiado; y el agrado que de sí mismo tuvo le retardó y entibió en el agradecimiento que debía a Dios, como a causa única de todo lo que había recibido. Y volviéndose a remirar, agradóse de nuevo de su hermosura y gracias y adjudicóselas y amólas como suyas; y este desordenado afecto propio no sólo le hizo levantarse con lo que había recibido de otra suprior virtud, pero también le obligó a envidiar y codiciar otros dones y excelencias ajenas que no tenía. Y porque no las pudo conseguir, concibió mortal odio e indignación contra Dios, que de la nada le había criado, y contra todas sus criaturas.

n. 86
De aquí se originaron la desobediencia, presunción, injusticia, infidelidad, blasfemia y un casi alguna especie de idolatría, porque deseó para sí la adoración y reverencia debida a Dios. Blasfemó de su divina grandeza y santidad, faltó a la fe y lealtad que debía, pretendió destruir todas las criaturas y presumió que podría todo esto y mucho más; y así siempre su soberbia sube y persevera, aunque su arrogancia es mayor que su fortaleza, porque en ésta no puede crecer y en el pecado un abismo llama a otro abismo. El primer ángel que pecó fue Lucifer, como consta del capítulo 14 de Isaías, y este indujo a otros a que le siguiesen; y así se llama príncipe de los demonios, no por naturaleza, que por ella no pudo tener este título, sino por la culpa. Y no fueron los que pecaron de sólo un orden o jerarquía, sino de todas cayeron muchos.

n. 87
 para manifestar, como se me ha mostrado qué honra y excelencia fue la que con soberbia apeteció y envidió Lucifer, advierto que, como en las obras de Dios hay equidad , peso y medida, antes que los ángeles se pudiesen inclinar a diversos fines determinó su providencia manifestarles inmediatamente después de su creación el fin para que los había criado de naturaleza tan alta y excelente. Y de todo esto tuvieron ilustración en esta manera:

Lo primero, tuvieron inteligencia muy expresa del ser de Dios, uno en sustancia y trino en personas, y recibieron precepto de que le adorasen y reverencias en como a su Criador y sumo Señor, infinito en su ser y con alguna diferencia; porque los ángeles buenos obedecieron por amor y justicia, rindiendo su afecto de buena voluntad, admitiendo y creyendo lo que era sobre sus fuerzas y obedeciendo con alegría; pero Lucifer se rindió por parecerle ser lo contrario imposible. Y no lo hizo con caridad perfecta, porque dividió la voluntad en sí mismo y en la verdad infalible del Señor; y esto le hizo que el precepto se le hiciese algo violento y dificultoso y no cumplirle con afecto lleno de amor y justicia; y así se dispuso para no perseverar en él: y aunque no le quitó la gracia esta remisión y tibieza en obrar estos primeros actos con dificultad, pero de aquí comenzó su mala disposición, porque tuvo alguna debilidad y flaqueza en la virtud y espíritu y su hermosura no resplandeció como debía. Y a mi parecer, el efecto que hizo en Lucifer esta remisión y dificultad fue semejante al que hace en el alma un pecado venial advertido; pero no afirmo que pecó venial ni mortalmente entonces, porque cumplió el precepto de Dios; mas fue remiso e imperfecto este cumplimiento y más por compelerle la fuerza de la razón que por amor y voluntad de obedecer; y así se dispuso a caer.

n. 88
En segundo lugar, les manifestó Dios había de criar una naturaleza humana y criaturas racionales inferiores, para que amasen, temiesen y reverenciasen a Dios, como a sus autor y bien eterno, y que a esta naturaleza había de favorecer mucho; y que la segunda persona de la misma Trinidad santísima se había de humanar y hacerse hombre, levantado a la naturaleza humana a la unión hipostática y persona divina, y que a aquel supuesto hombre y Dios habían de reconocer por cabeza, no sólo en cuanto Dios, pero juntamente en cuanto hombre, y le habían de reverenciar y adorar; y que los mismos ángeles habían de ser sus inferiores en dignidad y gracias y sus siervos. Y les dio inteligencia de la conveniencia y equidad, justicia y razón, que en esto había; porque la aceptación de los merecimientos previstos de aquel hombre y Dios les había merecido la gracia que poseían y la gloria que poseerían; y que para gloria de El mismo había sido criados ellos y todas las otras criaturas lo serían, porque a todas había de ser superior; y todas las que fuesen capaces de conocer y gozar de Dios, habían de ser pueblo y miembros de aquella cabeza, para reconocerle y reverenciarle. Y de todo esto se les dio luego mandato a los ángeles.

n.89
A este precepto todos los obedientes y santos ángeles se rindieron y prestaron asenso y obsequio con humilde y amoroso afecto de toda su voluntad; pero Lucifer con soberbia y envidia resistió y provocó a los ángeles, sus secuaces, a que hicieran lo mismo, como de hecho lo hicieron, siguiéndole a él y desobedeciendo al divino mandato. Persuadióles el mal Príncipe que sería su cabeza y que tendrían principado independiente y separado de Cristo. Tanta ceguera pudo causar en un ángel la envidia y soberbia y un afecto tan desordenado, que fuese causa y contagio para comunicar a tantos el pecado.

n.90
Aquí fue la gran batalla, que san Juan dice sucedió en el cielo; porque los ángeles obedientes y santos, con ardiente celo de defender la gloria del Altísimo y la honra del Verbo humanado previsto pidieron licencia y como beneplácito al Señor para resistir y contradecir al dragón, y les fue concedido este permiso. Pero sucedió en esto otro misterio: que cuando se les propuso a todos los ángeles que habían de obedecer al Verbo humanado, se les puso otro tercero precepto, de que habían de tener juntamente por superiora a una mujer, en cuyas entrañas tomaría carne humana este Unigénito del Padre; y que esta mujer había de ser su Reina y de todas las criaturas y que se había de señalar y aventajar a todas, angélicas y humanas, en los dones de gracia y gloria. Los buenos ángeles, en obedecer este precepto del Señor, adelantaron y engrandecieron su humildad y con ella le admitieron y alabaron el poder y sacramentos del Altísimo; pero Lucifer y sus confederados, con este precepto y misterio, se levantaron a mayor soberbia y desvanecimiento; y con desordenado furor apeteció para sí la excelencia de ser cabeza de todo el linaje humano y órdenes angélicos y que, si había de ser mediante la unión hipostática, fuese con él.

n.91
Y en cuanto al ser inferior a la Madre del Verbo humanado y Señora nuestra, lo resistió con horrendas blasfemias, convirtiéndose en desbocada indignación contra el Autor de tan grandes maravillas; y provocando a los demás, dijo este dragón: Injustos son estos preceptos y a mi grandeza se le hace agravio; y a esta naturaleza, que tú, Señor, miras con tanto amor y propones favorecerla tanto, yo la perseguiré y destruiré y en esto emplearé todo mi poder y cuidado. Y a esta mujer, Madre del Verbo, la derribaré del estado en que la prometes poner y a mis manos perecerá tu intento.

n.92
Este soberbio desvanecimiento, enojó tanto al Señor, que humillando a Lucifer le dijo: Esta mujer, a quien no has querido respetar, te quebrantará la cabeza y por ella serás vencido y aniquilado. Y si por tu soberbia entrare la muerte en el mundo, por la humildad de esta mujer entrará la vida y la salud de los mortales; y de su naturaleza y especie de estos dos gozarán el premio y coronas que tú y tus secuaces habéis perdido. -Y a todo esto replicaba el dragón con indignada soberbia contra lo que entendía de la divina voluntad y sus decretos; amenazaba a todo el linaje humano. Y los ángeles buenos conocieron la justa indignación del Altísimo contra Lucifer y los demás apóstatas y con las armas del entendimiento, de la razón y verdad peleaban contra ellos.

cap 8, n. 103
Y fue vista en el cielo otra señal: vióse un dragón grande y rojo, que tenía siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en sus cabezas; y con la cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó en la tierra. Después de lo que está dicho, se siguió el castigo de Lucifer y sus aliados. Porque a sus blasfemias contra aquella señalada mujer, se siguió la pena de hallarse convertido de ángel hermosísimo en dragón fiero y feísimo, apareciendo también la señal sensible y exterior figura. Y levantó con furor siete cabezas, que fueron siete legiones o escuadrones, en que se dividieron todos los que le siguieron y cayeron; y a cada principado o congregación de éstas le dio su cabeza, oredenándoles que pecasen y tomasen por su cuenta incitar y mover a los siete pecados mortales, que comúnmente se llaman capitales, porque en ellos se contienen los demás pecados y son como cabezas de los bandos que se levantan contra Dios. Estos son soberbia, envidia, avaricia, ira, lujuria, gula y pereza; que fueron las siete diademas con que Lucifer convertido en dragón fue coronado, dándole el Altísimo este castigo y habiéndolo negociado él, como premio de su horrible maldad, para sí y para sus ángeles confederados; que a todos fue señalado castigo y penas correspondientes a su malicia y a haber sido autores de los siete pecados capitales.

n. 104
Los diez cuernos de las cabezas son los triunfos de la iniquidad y malicia del dragón y la glorificación y exaltación arrogante y vana que él se atribuye a sí mismo en la ejecución de los vicios. Y con estos depravados afectos, para conseguir el fin de su arrogancia, ofreció a los infelices ángeles su depravada y venenosa amistad y fingidos principados, mayorías y premios. Y estas promesas, llenas de bestial ignorancia y error, fueron la cola con que el dragón arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo; que los ángeles estrellas eran y, si perseveraran, lucieran después con los demás ángeles y justos, como el sol, en perpetuas eternidades; pero arrojólos el castigo merecido en la tierra de su desdicha hasta el centro de ella, que es el infierno, donde carecerán eternamente de luz y de alegría.

cap 9, n. 106
Y sucedió en el cielo una gran batalla: Miguel y sus ángeles peleaban con el dragón, y el dragón y sus ángeles peleaban. Habiendo manifestado el Señor lo que está dicho a los buenos y malos ángeles, el santo príncipe Miguel y sus compañeros por el divino permiso pelearon con el dragón y sus secuaces. Y fue admirable esta batalla, porque se peleaba con los entendimientos y voluntades.

n.107
Con estas armas peleaban San Miguel y sus ángeles y combatían como con fuertes rayos al dragón y a los suyos, que también peleaban con blasfemias; pero a la vista del santo Príncipe, y no pudiendo resistir, se deshacía en furor y por su tormento quisiera huir, pero la voluntad divina ordenó que no sólo fuese castigado sino también fuese vencido, y a su pesar conociese la verdad y poder de Dios; aunque blasfemando, decía: Injusto es Dios en levantar a la humana naturaleza sobre la angélica.

(...) Pero San Miguel le replicó: ¿Quién hay que se pueda igualar y comparar con el Señor que habita en los cielos?
libro I, cap 9, n110

El que en su pensamiento hería a las gentes, fue traído a los infiernos, como dice Isaías, capítulo 14, a lo profundo del lago, y su cadáver entregado a la carcoma y gusano de su mala conciencia; y se cumplió en Lucifer todo cuanto dice en aquel lugar el profeta Isaías, capítulo 14

Autor:
Padre José Antonio Fortea Cucurull