miércoles, 25 de mayo de 2022

La nueva jerusalen...

 La Nueva Jerusalén explicada




“Bendice, alma mía  a Dios, Rey Grande, porque Jerusalén con zafiros y esmeraldas será reedificada, y con oro puro sus torres y sus almenas. Y las plazas de Jerusalén serán pavimentadas de berilio y rubí y piedra de ofir” (Tobias 13, 17-18)”.

En este mismo contexto del Reino del Dios acá en la tierra, en los Cielos Nuevos y la Tierra Nueva, según lo relata el Apocalipsis 21, es necesario aclarar que la Nueva Jerusalén se trata de una realidad (Apocalipsis 21,15-17;20,7) que descenderá desde el Cielo a “la Tierra Nueva”.(Apocalipsis 21,2,9) y que según nos lo ha dignado revelar el Señor a través de Mary Jane Even, tendrá unas connotaciones similares, a las de la 
 Celestial; lease lo que 
dice el Señor:

“Dulces hijos de mi Corazón; aunque no lo he evitado, sin embargo no he hablado claramente acerca de un don especial que deseo hacer de vuestro conocimiento. MI SEGUNDA VENIDA es mi Reino en la tierra como Rey, con mi Madre como Reina durante el Reino de la Paz. Este no es el tiempo del juicio Universal, sino que es el tiempo en que Yo vendré a la tierra a vivir con todos aquellos que lograron sobrevivir la purificación y han entrado en el Reino de la Paz.

Esta segunda venida pronostica el fin de la tierra, como también el fin del tiempo y la época de a persona humana dotada de libre albedrío, con alma y mente para amar y servir a Dios. Lo que va suceder después de que todos sean separados para ir al Cielo o al infierno está en la mente del Padre eterno, nosotros gozaremos de estar con ustedes en el Cielo, si han merecido un lugar a nuestro lado. Si le dicen NO a Dios, entonces Dios a su vez les dirá No a ustedes y los despedirá. Estén siempre revestidos de las vestiduras apropiadas para estar así siempre preparados para ser bien recibidos en el Cielo. Ef.6,14-18.

En este capítulo se explorarán las diferentes maneras como el cielo actuará en la tierra y como aquellos que vivan en Reino de la Paz darán honor a su Rey, nuestro Señor Jesucristo, y a su Reina, la Santísima Virgen María, la Siempre Inmaculada Virgen. Somos el Rey y la Reina del Cielo y la Tierra.

PRIMERA PARTE: Mis dulces hijos, aunque deseo hablarles en detalle referente al Reino de Jesus y Maria en la tierra, también quiero describirles la gente y el lugar donde el Rey y la Reina del Cielo y la Tierra vivirán. Podrán así hacerse una idea más clara de la naturaleza de su participación en la adoración y con quien estarán asociados. Podrá parecerles un sueño, pero creanme que todo lo que les describo es real y sucederá como Yo se los digo.

Para empezar, deben ustedes recordar que las Sagradas Escrituras claramente dicen que una Nueva Jerusalén será traída a la tierra (Apoc 21,10) después que esta haya sido reformada por la gran purificación. Sí, hijos míos, es una Ciudad; no solamente un palacio o un edificio. Es una ciudad de doce millas de largo y de ancho, es de doce pisos de altura y tiene palacios reales, templos reales que son las Iglesias y contiene habitaciones, casas y lugares para que residan miles de personas.

Esta ciudad está adornada, enjoyada y lista para ser transportada a la tierra por los Ángeles.

Todas las habitaciones y lugares han sido amoblados y los habitantes ya han sido escogidos y preparados. Todo está listo. Los que habitaran en los palacios y apartamentos alrededor del Palacio Real serán los doce Apóstoles, empezando con San Pedro hasta San Matías, San Pablo, San Timoteo, San Bernabé y los cuatro evangelistas tendrán apartamentos especiales.

Después les seguirán los Santos que se distinguieron por su defensa de la verdadera Fe, por su defensa de la Iglesia y por su lucha contra herejías. Después vendrán los que en vida fueron tan notables que fueron nombrados doctores de la Iglesia. También invitará a venir a los Santos que fueron especialmente escogidos como patronos por algunos países, como también los que en vida motivaron a otros a practicar virtudes heroicas y buscar santidad y virtud (Zacarías 14,5; 1Tes 3,13).

Alrededor del templo habrá una multitud de Ángeles de todas las legiones del Cielo. San Miguel y todos los Arcángeles cuidarán la ciudad tanto fuera como adentro; y nadie podrá entrar si no se ha preparado con la oración, ayuno y devociones. La ciudad se verá como un edificio dorado iluminado por la luz del Hijo de Dios y realzada por la belleza de la Reina. Tendrá jardines extensos dentro y fuera de sus muros que florecerán continuamente.

Los caminos hacia la ciudad estarán pavimentados de oro y las calles seran tambien de oro incrustado con joyas finas de todas clases. Hay corrientes de agua purísima nunca contaminada, ni turbia, fluyendo por toda la ciudad para bebida y limpieza. Habrá Ángeles sirviendo a los que viven allí. Habrá celebraciones continuas de alabanza a Dios y a su Madre y los Santos bajaran del Cielo en su día festivo para visitar al Rey y a la Reina y recibir su bendición. Hijos míos, cada uno de ustedes será invitado a visitar tan gloriosa ciudad una vez al año.

SEGUNDA PARTE: A cada Obispo se le pedirá una vez al año que lleve a todos los miembros de su territorio a una audiencia privada con el rey y la Reina. Son doce territorios y doce meses.

Por lo tanto, una vez al mes el Rey y la Reina los recibirán a ustedes en el Palacio Real. podrán visitar la ciudad y conocer a los Santos y Ángeles que residirán allí.

La visita no durará más que un día porque no serán invitados para quedarse en la ciudad, pero podrán acampar en las afueras de la ciudad la noche anterior y la noche de la visita. Al siguiente día podrán regresar a casa, alabando a Dios, orando, y serán renovados con la Presencia de Dios y su Madre, y recibirán muchas Gracias.

En otro capítulo ya les había mencionado que mi Madre y Yo viajaremos por el mundo conocido y de esta manera me verán con frecuencia. Pero aún así  la experiencia de ir a la ciudad Real les causará admiración y gracia, y desearán regresar una y otra vez. En verdad, que será como estar lo más cerca del Cielo posible, en la ciudad real y en el Palacio Real.

TERCERA PARTE: Durante el año todas las personas se prepararán para este acontecimiento---para que sus almas estén llenas de Gracia para poder resistir los sentimientos que les inundarán de asombro y expectación---, Esto, hijos míos, es necesario. Muy pocos en estos tiempos se pueden imaginar la majestuosidad y esplendor regios que provienen de mi Padre para con su Hijo y su Madre. Estaremos engalanados con diamantes, esmeraldas, perlas, zafiros, amatistas, jade y berilo. Nuestras capas serán de seda y las coronas, con joyas de platino, oro y plata. Nuestros tronos estarán hechos de un solo diamante puro y nuestros cetros estarán hechos de oro y de las joyas más finas. Nos atenderán los Ángeles, grandes y pequeños y nuestras vestiduras estarán adornadas de rosas. Los Santos nos adorarán y nos rendirán homenaje.

¿Cómo creen que el Rey del Cielo y Tierra y su Madre aparecerán, hijos míos? Asi como nos ven en las imágenes, así fue nuestra vida en la tierra. Las imágenes demuestran las dificultades, sufrimientos, humildad y todas las virtudes. Sí, todavía usamos esas vestiduras y nos vemos como nos ven en las Imágenes. Pero, hijos míos, Yo les estoy hablando de los regalos con que mi Padre nos ha adornado para nuestra presentación en la corte real. Ustedes nos visitaran en el Salón del Trono y nos verán con la vestidura formal de la Corte Real.

Estamos llenos de virtudes, santidad y modestia. No hemos perdido no perderemos nunca la plenitud de la Gracia. La imagen que tienen de nosotros continuará siendo la misma, pero sabrán y reconocerán que nosotros somos el Rey y la Reina del Cielo y la Tierra y que superamos en virtud y prestancia a cualquier imagen terrenal que tengan de una corte real.

CUARTA PARTE: Dicho esto, hijos míos, deseo explicarles ahora que la Ciudad Real es la morada apropiada para Mi y mi Madre en la Tierra. Es apropiada porque vivimos en el Cielo, y vivir nuevamente en la tierra es muy duro. Por lo tanto, nuestra vida en la tierra deberá ser similar a la vida en el Cielo, Mi Padre lo ha ordenado así para demostrar que su Hijo es uno con Él en su Gloria tanto en la Tierra como lo es en el Cielo, y así será. Es apropiado que, donde Yo esté, mi Madre y los Apóstoles estén también(Mateo 19,28).

También es apropiado que los doctores de la Iglesia y los más distinguidos Santos vivan con nosotros para aconsejar al Santo Pontífice y a los Obispos en su trabajo de devolver a la Iglesia la Gloria de antes. También es conveniente que seamos atendidos y protegidos por los Ángeles del Cielo mientras estemos en la tierra porque debido a vuestro entusiasmo, se podrían entrometer con el trabajo del Cielo a través de los Santos y de los Profetas.

Habrá unos cuantos que vivirán cerca de la ciudad y trabajaran diariamente allí. Los Apóstoles de mi Madre tendrán sus hogares cerca como también el Santo Pontífice de esos días. Otros estarán muy cerca para ayudarme con mi trabajo en la construcción del mundo y su pueblo, y santificar las almas; mientras que mi Madre ayudará continuamente al Santo Pontífice dando su apoyo en la reconstrucción de la Iglesia y aconsejando a los Santos Obispos. Yo personalmente ayudaré a los jefes de cada ciudad en la construcción de los edificios necesarios y en los proyectos cívicos. Yo reconstruiré la tierra, proveeré a las necesidades de la gente y Ella (La Santísima Virgen María) reconstruirá la Iglesia.

Ahora hijos míos, he compartido con ustedes muchos secretos de los días del Reino de la Paz.

Les he dado mucha información para que la mediten, para que se lo imaginen y lo consideren, hago esto para apoyarlos y alentarlos. Quiero que ustedes estén Conmigo. No se desanimen.

Como pueden ver está por llegar pronto un dia mejor. Me duele cuando la gente se desespera y pierde la Fe y confianza que Yo deseo que tengan en Mi. Deseo inmensamente que confíen en Mí. Pónganse en mis manos y Yo los cuidare a cada uno de ustedes. Tengo brazos largos y acogeré a cada uno de ustedes como a un niño pequeñito, solo y refugiado cerca de mi Corazón. Acuérdense de eso, hijos míos.

QUINTA PARTE: Si se paran en la puerta y ven hacia arriba verán el camino al Cielo. No podrán subirlo; solamente que hayan muerto o sean espíritus angelicales. Solamente pueden descender del Cielo los Santos y los Ángeles. Si ven hacia abajo verán el camino al Purgatorio y verán a los Ángeles subiendo continuamente con almas listas para el Cielo que se detienen para adorar y agradecer a su Rey y a su Reina

(Gen 28,17-19).

Una de las principales intenciones de todos en la tierra será la de orar para librar almas del Purgatorio. Durante el Reino de la Paz, mientras dure, habrá siempre almas que librar del Purgatorio. Todas las almas serán liberadas antes del Juicio Final. Y las almas liberadas se detendrán en su camino al Cielo para ver a su Rey y a su Reina. Porque, hijos queridos, el Juicio Final será después del Reino de la Paz.

SEXTA PARTE: Quiero que sepan aún más: que al final del Reino de la Paz subiré a mi Padre y discutiremos juntos todo lo que se ha logrado durante esos días. Y decidiremos y haremos un plan para el Juicio Final.

El Juicio Final será proclamado por los Arcángeles en el cielo, en la Tierra y en el infierno.

Como el Purgatorio ya no tendrá alma alguna, ningun mensajero será enviado allí. Al sonido de las trompetas todas las almas se unirán a sus cuerpos y procederán a juntarse con las otras almas en la tierra. Se juntarán todas las almas de Cielo y de la tierra y luego, a través de un hoyo que da al Purgatorio, las multitudes de almas del infierno subirán, unidas a sus cuerpos también. Les llevará más tiempo el unirse a sus cuerpos porque su fealdad les causará mucha vergüenza. Se llevarán muchos años para juzgar a todas las personas desde la más pequeña y joven hasta la (el) más anciana(o).

Los Ángeles caídos serán juzgados como también los Ángeles que permanecieron fieles. Toda persona y espíritu será juzgado y se le asignará un lugar en el Cielo o en el Infierno por toda la eternidad. El Juicio Final empezará cuando el trabajo en el Reino de la Paz haya sido completado. En el Reino de la Paz, la Iglesia no sólo recuperará su Gloria anterior sino que vivirá cumpliendo la Voluntad de Dios Padre. Será también tiempo de poblar la tierra con almas para el Cielo en número igual al de las almas perdidas que cayeron en el Infierno.


¿Se dan cuenta, hijos míos, que mi Padre ha asignado un Cielo con muchos lugares para vivir, y toda alma concebida tiene un hogar dispuesto para ella en el Cielo? Cuando las almas no regresan,(al cielo) dejan muchos lugares vacíos. Mi Padre quiere que todas las mansiones estén llenas. Por eso durante el Reino de la Paz, las almas de los niños nacidos, repondrán a aquellas que perdieron su lugar en el Cielo.

SÉPTIMA PARTE: La duración del Reino de la Paz será de mil quinientos años, y se prolongará algunos más, debido al Juicio Final. Al final, mi Madre y sus Ángeles sellaran el abismo para siempre cerrando con cadenas la abertura para que ningún alma o espíritu maligno pueda escapar.

La ciudad de Dios y todos los llamados a residir con el Rey y la Reina en el Cielo, ascenderán al Padre Eterno y dejarán muy atrás la tierra con sus abismos infernales. Todo lo que se haya construido en honor Mío y de la Reina Celestial, será llevado al Cielo, y cada una de las personas se le asignará su morada celestial. Las Santas Capillas, Las Basílicas y los lugares de honor, serán puestos en medio de las mansiones de todos los residentes celestiales. Y mi Padre lanzará la tierra tan lejos, que su memoria no invadirá ya los pensamientos de los que están en el Cielo.

Hijos míos, afirmo rotundamente que estas son mis Santas Palabras. Yo soy Jesucristo, Rey del Cielo y la Tierra; y mi secretaria (M Jane Even) ha oído y registrado cuidadosa y correctamente cada palabra que he dicho. Para que todos los que lean y crean, reciban Gracia y esperanza a través de estas Palabras, les daré ahora una bendición especial:

En el Nombre de mi Padre, el Creador, en mi Nombre, Jesucristo Rey, y en el Nombre del Espíritu Santo: que se llenen de abundante Gracia, fortaleza y virtud para estos últimos meses sobre la tierra”. 

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