En La Montaña De Dios ; tiene morada propia La Santa Trinidad,,llí viven,Oran Trabajan Los Ermitaños Eucarísticos Del Padre Celestial,
comunidad Franciscana, esta en Pie de Cuesta Santander, Colombia ;Soy un Hijo espiritual del Apa Antonio Lootens Su Fundador q.e.p.d . La Comunidad no es responsable de lo que acá se expresa son mis opiniones Personales ,en respaldo de nuestra Sagrada Iglesia Católica Tradicional.
Los Católicos siempre tuvieron razón sobre la Sábana Santa de Turín!
El verdadero rostro de Jesús es revelado por nuevo analisis de inteligencia artificial después de que un nuevo análisis de rayos X confirmara que el Sudario de Cristo es real.
Nuevo estudio sobre la Sábana Santa cuestiona la datación del carbono-14:
Un reciente estudio de Harvard, con una técnica más moderna que la del radiocarbono, dató a la Sábana Santa en el primer siglo.
Corrigiendo la datación por radiocarbono realizada en 1988, que informaba que procedía del siglo XIV.
La datación apuntaba contra su autenticidad.
La Sábana Santa de Turín ha vuelto a ser objeto de debate después de que varios medios de comunicación hayan informado de un nuevo que cuestiona la datación por carbono de 1988, por la que parte de la comunidad científica la consideró una falsificación medieval.
Este estudio reciente, publicado en la revista académica Heritage, utiliza una técnica de datación innovadora conocida como dispersión de rayos X de ángulo amplio (WAXS), la cual sugiere que la Sábana podría tener unos 2000 años de antigüedad, lo que coincide con la época de Jesús.
La Sábana Santa de Turín ha dividido la opinión pública durante siglos, y algunos afirman que incluso se puede ver un contorno del rostro de Cristo en el material. Otros habitualmente lo descartan como una falsificación, pero la nueva tecnología utilizada por los científicos italianos sugiere que la sábana de lino de 14 pies de largo puede remontarse a la época de Cristo.
Pero además ahora cobra sentido un texto, que es el certificado de defunción impreso en la Sábana Santa, que menciona expresamente el nombre de Jesús el nazareno.
Dos hallazgos que no dejan duda: el hombre muerto envuelto en ese lienzo vivió en el siglo primero y era Jesús de Nazareth.
Se ha utilizado la inteligencia artificial para reinterpretar la enigmática reliquia sagrada y revelar el “verdadero rostro de Jesús”.
¿Sabías que el Rostro de la Divina Misericordia coincide con la Sábana Santa?
Los católicos siempre han tenido razón.
¿Sabías que el Rostro de Jesús en la Sábana Santa de Turín y la imagen de la Divina Misericordia que pintó Santa Faustina coinciden a la perfección?
La ciencia del siglo XXI no puede duplicarlo ni explicar como se formó. Tenemos una avalancha de evidencia (veintiséis artículos científicos revisados por pares) que, desde 2005, establecen más allá de cualquier duda razonable que la Sábana Santa de Turín es la Sábana Santa de Cristo.
El lienzo mide 4.4 metros de largo por 1.1 metros de ancho
El tejido es en espina de pescado, un proceso de tejido judío del primer siglo.
El hombre muerto envuelto en el lienzo tiene las mismas heridas de la crucifixión de Jesús señaladas con sangre real tipo AB.
Es una imagen fotográfica 3D, no una pintura, no hay pigmentos.
Te invitamos a rezar estas letanías a la Bendita Virgen María. Especialmente se rezan junto con el Santo Rosario, aunque también hacer las letanías se puede hacer como una oración independiente.
Letanías a la Bendita Virgen
Entre las formas de oración a la Virgen, recomendadas por el Magisterio, están las Letanías. Consisten en una prolongada serie de invocaciones dirigidas a la Virgen, que, al sucederse una a otra de manera uniforme, crean un flujo de oración caracterizado por una insistente alabanza-súplica. Las invocaciones, generalmente muy breves, constan de dos partes: la primera de alabanza (“Virgo Clemens”), la segunda de súplica (“ora pro nobis”).
Invocaciones
V. Señor, ten misericordia de nosotros R. Señor, ten misericordia de nosotros V. Cristo, ten misericordia de nosotros. R. Cristo, ten misericordia de nosotros. V. Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Señor, ten misericordia de nosotros. V. Cristo óyenos. R. Cristo óyenos. V. Cristo escúchanos. R. Cristo escúchanos. V. Dios, Padre celestial.
R. Ten misericordia de nosotros. V. Dios Hijo, Redentor del mundo. R. Ten misericordia de nosotros. V. Dios Espíritu Santo. R. Ten misericordia de nosotros. V. Trinidad Santa, un solo Dios.
R. Ten misericordia de nosotros. V. Santa María.
R. Ruega por nosotros.
V. Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Señor, ten misericordia de nosotros. V. Cristo óyenos. R. Cristo óyenos. V. Cristo escúchanos. R. Cristo escúchanos. V. Dios, Padre celestial.
R. Ten misericordia de nosotros. V. Dios Hijo, Redentor del mundo. R. Ten misericordia de nosotros. V. Dios Espíritu Santo. R. Ten misericordia de nosotros. V. Trinidad Santa, un solo Dios.
R. Ten misericordia de nosotros.
V. Santa María.
R. Ruega por nosotros. (repetir ante cada invocación)
-Santa Madre de Dios -Santa Virgen de las vírgenes -Madre de Cristo -Madre de la Iglesia -Madre de la divina gracia -Madre purísima -Madre castísima -Madre virginal -Madre sin mancha de pecado -Madre inmaculada -Madre amable -Madre admirable -Madre del buen consejo -Madre del Creador -Madre del Salvador -Virgen prudentísima -Virgen digna de veneración -Virgen digna de alabanza -Virgen poderosa -Virgen clemente -Virgen fiel -Espejo de justicia -Trono de sabiduría -Causa de nuestra alegría -Vaso espiritual -Vaso digno de honor -Vaso insigne de devoción -Rosa mística -Torre de David -Torre de marfil -Casa de oro -Arca de la Alianza -Puerta del cielo -Estrella de la mañana -Salud de los enfermos -Refugio de los pecadores -Consuelo de los afligidos -Auxilio de los cristianos -Reina de los ángeles -Reina de los patriarcas -Reina de los profetas -Reina de los apóstoles -Reina de los mártires -Reina de los que confiesan su fe -Reina de las vírgenes -Reina de los santos -Reina concebida sin pecado original -Reina asunta al cielo -Reina del Santísimo Rosario -Reina de la familia -Reina de la paz
V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo. R. Perdónanos, Señor V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo. R. Escúchanos, Señor V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo. R. Ten misericordia de nosotros.
BAJO TU PROTECCIÓN
Nos acogemos bajo tu protección, Santa Madre de Dios: no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestra necesidad, antes bien, sálvanos siempre de de todos los peligros Virgen gloriosa y bendita. V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. R. Para que seamos dignos de alcanzar la promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Oración
Oración. Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de Santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
En tiempo de los jueces, hubo hambre en el país, y un hombre emigró, con su mujer Noemí y sus dos hijos, desde Belén de Judá a la campiña de Moab. Elimelec, el marido de Noemí, murió, y quedaron con ella sus dos hijos, que se casaron con dos mujeres moabitas: una se llamaba Orfá y la otra Rut. Pero, al cabo de diez años de residir allí, murieron también los dos hijos, y la mujer se quedó sin marido y sin hijos. Al enterarse de que el Señor había atendido a su pueblo dándole pan, Noemí, con sus dos nueras, emprendió el camino de vuelta desde la campiña de Moab. Orfá se despidió de su suegra y volvió a su pueblo, mientras que Rut se quedó con Noemí. Noemí le dijo: «Mira, tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a su dios. Vuélvete tú con ella.» Pero Rut contestó: «No insistas en que te deje y me vuelva. Donde tú vayas, iré yo; donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo es el mío, tu Dios es mi Dios.» Así fue como Noemí, con su nuera Rut, la moabita, volvió de la campiña de Moab. Empezaba la siega de la cebada cuando llegaron a Belén.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 145,5-6ab.6c-7.8-9a.9be-10
R/. Alaba, alma mía, al Señor
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en él. R/.
Que mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos. R/.
El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos. El Señor guarda a los peregrinos. R/.
Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (22,34-40):
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?» Él le dijo: «»Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.» Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»
Palabra del Señor
COMENTARIO DE BENEDICTO XVI
María Reina
Queridos hermanos y hermanas:
Se celebra hoy la memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen María invocada con el título: «Reina». Es una fiesta de institución reciente, aunque es antiguo su origen y devoción: fue instituida por el venerable Pío XII, en 1954, al final del Año Mariano, fijando para su celebración la fecha del 31 de mayo (cf. Carta enc. Ad caeli Reginam, 11 de octubre de 1954: AAS 46 [1954] 625-640). En esa circunstancia el Papa dijo que María es Reina más que cualquier otra criatura por la elevación de su alma y por la excelencia de los dones recibidos. Ella no cesa de dispensar todos los tesoros de su amor y de sus cuidados a la humanidad (cf. Discurso en honor de María Reina, 1 de noviembre de 1954). Ahora, después de la reforma posconciliar del calendario litúrgico, fue situada ocho días después de la solemnidad de la Asunción para poner de relieve la íntima relación entre la realeza de María y su glorificación en cuerpo y alma al lado de su Hijo. En la constitución del concilio Vaticano II sobre la Iglesia leemos: «María fue llevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo y elevada al trono por el Señor como Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo» (Lumen gentium, 59).
Este es el fundamento de la fiesta de hoy: María es Reina porque fue asociada a su Hijo de un modo único, tanto en el camino terreno como en la gloria del cielo. El gran santo de Siria, Efrén el siro, afirma, sobre la realeza de María, que deriva de su maternidad: ella es Madre del Señor, del Rey de los reyes (cf. Is 9, 1-6) y nos señala a Jesús como vida, salvación y esperanza nuestra. El siervo de Dios Pablo VI recordaba en su exhortación apostólica Marialis cultus: «En la Virgen María todo se halla referido a Cristo y todo depende de él: con vistas a él, Dios Padre la eligió desde toda la eternidad como Madre toda santa y la adornó con dones del Espíritu Santo que no fueron concedidos a ningún otro» (n. 25).
Pero ahora nos preguntamos: ¿qué quiere decir María Reina? ¿Es sólo un título unido a otros? La corona, ¿es un ornamento junto a otros? ¿Qué quiere decir? ¿Qué es esta realeza? Como ya hemos indicado, es una consecuencia de su unión con el Hijo, de estar en el cielo, es decir, en comunión con Dios. Ella participa en la responsabilidad de Dios respecto al mundo y en el amor de Dios por el mundo. Hay una idea vulgar, común, de rey o de reina: sería una persona con poder y riqueza. Pero este no es el tipo de realeza de Jesús y de María. Pensemos en el Señor: la realeza y el ser rey de Cristo está entretejido de humildad, servicio, amor: es sobre todo servir, ayudar, amar. Recordemos que Jesús fue proclamado rey en la cruz con esta inscripción escrita por Pilato: «rey de los judíos» (cf. Mc 15, 26). En aquel momento sobre la cruz se muestra que él es rey. ¿De qué modo es rey? Sufriendo con nosotros, por nosotros, amando hasta el extremo, y así gobierna y crea verdad, amor, justicia. O pensemos también en otro momento: en la última Cena se abaja a lavar los pies de los suyos. Por lo tanto, la realeza de Jesús no tiene nada que ver con la de los poderosos de la tierra. Es un rey que sirve a sus servidores; así lo demostró durante toda su vida. Y lo mismo vale para María: es reina en el servicio a Dios en la humanidad; es reina del amor que vive la entrega de sí a Dios para entrar en el designio de la salvación del hombre. Al ángel responde: He aquí la esclava del Señor (cf. Lc 1, 38), y en el Magníficat canta: Dios ha mirado la humildad de su esclava (cf. Lc 1, 48). Nos ayuda. Es reina precisamente amándonos, ayudándonos en todas nuestras necesidades; es nuestra hermana, humilde esclava.
De este modo ya hemos llegado al punto fundamental: ¿Cómo ejerce María esta realeza de servicio y de amor? Velando sobre nosotros, sus hijos: los hijos que se dirigen a ella en la oración, para agradecerle o para pedir su protección maternal y su ayuda celestial tal vez después de haber perdido el camino, oprimidos por el dolor o la angustia por las tristes y complicadas vicisitudes de la vida. En la serenidad o en la oscuridad de la existencia, nos dirigimos a María confiando en su continua intercesión, para que nos obtenga de su Hijo todas las gracias y la misericordia necesarias para nuestro peregrinar a lo largo de los caminos del mundo. Por medio de la Virgen María, nos dirigimos con confianza a Aquel que gobierna el mundo y que tiene en su mano el destino del universo. Ella, desde hace siglos, es invocada como celestial Reina de los cielos; ocho veces, después de la oración del santo Rosario, es implorada en las letanías lauretanas como Reina de los ángeles, de los patriarcas, de los profetas, de los Apóstoles, de los mártires, de los confesores, de las vírgenes, de todos los santos y de las familias. El ritmo de estas antiguas invocaciones, y las oraciones cotidianas como la Salve Regina, nos ayudan a comprender que la Virgen santísima, como Madre nuestra al lado de su Hijo Jesús en la gloria del cielo, está siempre con nosotros en el desarrollo cotidiano de nuestra vida.
El título de reina es, por lo tanto, un título de confianza, de alegría, de amor. Y sabemos que la que tiene en parte el destino del mundo en su mano es buena, nos ama y nos ayuda en nuestras dificultades.
Queridos amigos, la devoción a la Virgen es un componente importante de la vida espiritual. En nuestra oración no dejemos de dirigirnos a ella con confianza. María intercederá seguramente por nosotros ante su Hijo. Mirándola a ella, imitemos su fe, su disponibilidad plena al proyecto de amor de Dios, su acogida generosa de Jesús. Aprendamos a vivir como María. María es la Reina del cielo cercana a Dios, pero también es la madre cercana a cada uno de nosotros, que nos ama y escucha nuestra voz. Gracias por la atención.