jueves, 28 de marzo de 2024

Sagradas lecturas jueves Santo 28 de marzo..

 Lecturas de hoy Jueves Santo

Hoy, jueves, 28 de marzo de 2024



Señor, purifica mi corazón para que tu Palabra caiga en él y de el ciento por uno

Primera lectura

Lectura del libro del Éxodo (12.1-8.11-14):

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: «Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: «El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido. Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta al Señor, ley perpetua para todas las generaciones.»»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 115,12-13.15-16bc.17-18

R/.
 El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R/.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas. R/.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (11,23-26):

Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.» Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.» Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (13,1-15)

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?»
Jesús le replicó: «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.»
Pedro le dijo: «No me lavarás los pies jamás.»
Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.»
Simón Pedro le dijo: «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.»
Jesús le dijo: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.»
Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.» Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis «el Maestro» y «el Señor», y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.»

Palabra del Señor

COMENTARIO DE BENEDICTO XVI

Queridos hermanos en el episcopado y en el sacerdocio;
queridos hermanos y hermanas: 

«Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo» (Jn 13, 1). Dios ama a su criatura, el hombre; lo ama también en su caída y no lo abandona a sí mismo. Él ama hasta el fin. Lleva su amor hasta el final, hasta el extremo:  baja de su gloria divina. Se desprende de las vestiduras de su gloria divina y se viste con ropa de esclavo. Baja hasta la extrema miseria de nuestra caída. Se arrodilla ante nosotros y desempeña el servicio del esclavo; lava nuestros pies sucios, para que podamos ser admitidos a la mesa de Dios, para hacernos dignos de sentarnos a su mesa, algo que por nosotros mismos no podríamos ni deberíamos hacer jamás.

Dios no es un Dios lejano, demasiado distante y demasiado grande como para ocuparse de nuestras bagatelas. Dado que es grande, puede interesarse también de las cosas pequeñas. Dado que es grande, el alma del hombre, el hombre mismo, creado por el amor eterno, no es algo pequeño, sino que es grande y digno de su amor. La santidad de Dios no es sólo un poder incandescente, ante el cual debemos alejarnos aterrorizados; es poder de amor y, por esto, es poder purificador y sanador.

Dios desciende y se hace esclavo; nos lava los pies para que podamos sentarnos a su mesa. Así se revela todo el misterio de Jesucristo. Así resulta manifiesto lo que significa redención. El baño con que nos lava es su amor dispuesto a afrontar la muerte. Sólo el amor tiene la fuerza purificadora que nos limpia de nuestra impureza y nos eleva a la altura de Dios. El baño que nos purifica es él mismo, que se entrega totalmente a nosotros, desde lo más profundo de su sufrimiento y de su muerte.

Él es continuamente este amor que nos lava. En los sacramentos de la purificación —el Bautismo y la Penitencia— él está continuamente arrodillado ante nuestros pies y nos presta el servicio de esclavo, el servicio de la purificación; nos hace capaces de Dios. Su amor es inagotable; llega realmente hasta el extremo.

«Vosotros estáis limpios, pero no todos», dice el Señor (Jn 13, 10). En esta frase se revela el gran don de la purificación que él nos hace, porque desea estar a la mesa juntamente con nosotros, de convertirse en nuestro alimento. «Pero no todos»:  existe el misterio oscuro del rechazo, que con la historia de Judas se hace presente y debe hacernos reflexionar precisamente en el Jueves santo, el día en que Jesús nos hace el don de sí mismo. El amor del Señor no tiene límites, pero el hombre puede ponerle un límite.

«Vosotros estáis limpios, pero no todos»:  ¿Qué es lo que hace impuro al hombre? Es el rechazo del amor, el no querer ser amado, el no amar. Es la soberbia que cree que no necesita purificación, que se cierra a la bondad salvadora de Dios. Es la soberbia que no quiere confesar y reconocer que necesitamos purificación.

En Judas vemos con mayor claridad aún la naturaleza de este rechazo. Juzga a Jesús según las categorías del poder y del éxito:  para él sólo cuentan el poder y el éxito; el amor no cuenta. Y es avaro:  para él el dinero es más importante que la comunión con Jesús, más importante que Dios y su amor. Así se transforma también en un mentiroso, que hace doble juego y rompe con la verdad; uno que vive en la mentira y así pierde el sentido de la verdad suprema, de Dios. De este modo se endurece, se hace incapaz de conversión, del confiado retorno del hijo pródigo, y arruina su vida.

«Vosotros estáis limpios, pero no todos». El Señor hoy nos pone en guardia frente a la autosuficiencia, que pone un límite a su amor ilimitado. Nos invita a imitar su humildad, a tratar de vivirla, a dejarnos «contagiar» por ella. Nos invita —por más perdidos que podamos sentirnos— a volver a casa y a permitir a su bondad purificadora que nos levante y nos haga entrar en la comunión de la mesa con él, con Dios mismo.

Reflexionemos sobre otra frase de este inagotable pasaje evangélico:  «Os he dado ejemplo…» (Jn 13, 15); «También vosotros debéis lavaros los pies unos a otros» (Jn 13, 14). ¿En qué consiste el «lavarnos los pies unos a otros»? ¿Qué significa en concreto? Cada obra buena hecha en favor del prójimo, especialmente en favor de los que sufren y los que son poco apreciados, es un servicio como lavar los pies. El Señor nos invita a bajar, a aprender la humildad y la valentía de la bondad; y también a estar dispuestos a aceptar el rechazo, actuando a pesar de ello con bondad y perseverando en ella.

Pero hay una dimensión aún más profunda. El Señor limpia nuestra impureza con la fuerza purificadora de su bondad. Lavarnos los pies unos a otros significa sobre todo perdonarnos continuamente unos a otros, volver a comenzar juntos siempre de nuevo, aunque pueda parecer inútil. Significa purificarnos unos a otros soportándonos mutuamente y aceptando ser soportados por los demás; purificarnos unos a otros dándonos recíprocamente la fuerza santificante de la palabra de Dios e introduciéndonos en el Sacramento del amor divino.

El Señor nos purifica; por esto nos atrevemos a acercarnos a su mesa. Pidámosle que nos conceda a todos la gracia de poder ser un día, para siempre, huéspedes del banquete nupcial eterno. Amén.

(Benedicto XVI Jueves santo 13 de abril).

miércoles, 27 de marzo de 2024

 Hoy, miércoles, 27 de marzo de 2024



Señor, purifica mi corazón para que tu Palabra caiga en él y de el ciento por uno

Primera lectura

Lectura del libro de IsaIas (50,4-9a):

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mí? Que se me acerque. Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará?

Palabra de Dios

Salmo

Sal 68,8-10.21-22.31.33-34

R/.
 Señor, que me escuche tu gran bondad el día de tu favor

Por ti he aguantado afrentas,
la vergüenza cubrió mi rostro.
Soy un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre;
porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R/.

La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco.
Espero compasión, y no la hay;
consoladores, y no los encuentro.
En mi comida me echaron hiel,
para mi sed me dieron vinagre. R/.

Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias.
Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio segun san Mateo (26,14-25):

En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, a los sumos sacerdotes y les propuso: «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»
Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»
Él contestó: «ld a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: «El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos.»»
Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce.
Mientras comían dijo: «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»
Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro: «¿Soy yo acaso, Señor?»
Él respondió: «El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido.»
Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: «¿Soy yo acaso, Maestro?»
Él respondió: «Tú lo has dicho.»

Palabra del Señor

COMENTARIO POR BENEDICTO XVI

El Triduo sacro

Queridos hermanos y hermanas: 

Mientras concluye el camino cuaresmal, que comenzó con el miércoles de Ceniza, la liturgia del Miércoles santo ya nos introduce en el clima dramático de los próximos días, impregnados del recuerdo de la pasión y muerte de Cristo. En efecto, en la liturgia de hoy el evangelista san Mateo propone a nuestra meditación el breve diálogo que tuvo lugar en el Cenáculo entre Jesús y Judas. «¿Acaso soy yo, Rabbí?», pregunta el traidor del divino Maestro, que había anunciado:  «Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará». La respuesta del Señor es lapidaria:  «Sí, tú lo has dicho» (cf. Mt 26, 14-25). Por su parte, san Juan concluye la narración del anuncio de la traición de Judas con pocas, pero significativas palabras:  «Era de noche» (Jn 13, 30).

Cuando el traidor abandona el Cenáculo, se intensifica la oscuridad en su corazón —es una noche interior—, el desconcierto se apodera del espíritu de los demás discípulos —también ellos van hacia la noche—, mientras las tinieblas del abandono y del odio se condensan alrededor  del  Hijo  del  Hombre, que se dispone a consumar su sacrificio en la cruz.

En los próximos días conmemoraremos el enfrentamiento supremo entre la Luz y las Tinieblas, entre la Vida y la Muerte. También nosotros debemos situarnos en este contexto, conscientes de nuestra «noche», de nuestras culpas y responsabilidades, si queremos revivir con provecho espiritual el Misterio pascual, si queremos llegar a la luz del corazón mediante este Misterio, que constituye el fulcro central de nuestra fe.

El inicio del Triduo pascual es el Jueves santo, mañana. Durante la misa Crismal, que puede considerarse el preludio del Triduo sacro, el pastor diocesano y sus colaboradores más cercanos, los presbíteros, rodeados por el pueblo de  Dios,  renuevan  las  promesas  formuladas el día de la ordenación sacerdotal.

Se trata, año tras año, de un momento de intensa comunión eclesial, que pone de relieve el don del sacerdocio ministerial que Cristo dejó a su Iglesia en la víspera de su muerte en la cruz. Y para cada sacerdote es un momento conmovedor en esta víspera de la Pasión, en la que el Señor se nos entregó a sí mismo, nos dio el sacramento de la Eucaristía, nos dio el sacerdocio. Es un día que toca el corazón de todos nosotros.

Luego se bendicen los óleos para la celebración de los sacramentos:  el óleo de los catecúmenos, el óleo de los enfermos, y el santo crisma. Por la tarde, al entrar en el Triduo pascual, la comunidad cristiana revive en la misa in Cena Domini lo que sucedió durante la última Cena. En el Cenáculo el Redentor quiso anticipar el sacrificio de su vida en el Sacramento del pan y del vino convertidos en su Cuerpo y en su Sangre:  anticipa su muerte, entrega libremente su vida, ofrece el don definitivo de sí mismo a la humanidad.

Con el lavatorio de los pies se repite el gesto con el que él, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo (cf. Jn 13, 1) y dejó a los discípulos, como su distintivo, este acto de humildad, el amor hasta la muerte. Después de la misa in Cena Domini, la liturgia invita a los fieles a permanecer en adoración del santísimo Sacramento, reviviendo la agonía de Jesús en Getsemaní. Y vemos cómo los discípulos se durmieron, dejando solo al Señor. También hoy, con frecuencia, nosotros, sus discípulos, dormimos. En esta noche sagrada de Getsemaní, queremos permanecer en vela; no queremos dejar solo al Señor en esta hora. Así podemos comprender mejor el misterio del Jueves santo, que abarca el triple sumo don del sacerdocio ministerial, de la Eucaristía y del mandamiento nuevo del amor («agapé»).

El Viernes santo, que conmemora los acontecimientos que van desde la condena a muerte hasta la crucifixión de Cristo, es un día de penitencia, de ayuno, de oración, de participación en la pasión del Señor. La asamblea cristiana, en la hora establecida, vuelve a recorrer, con la ayuda de la palabra de Dios y de los gestos litúrgicos, la historia de la infidelidad humana al designio divino, que sin embargo precisamente así se realiza, y vuelve a escuchar la narración conmovedora de la dolorosa pasión del Señor.

Luego dirige al Padre celestial una larga «oración de los fieles», que abarca todas las necesidades de la Iglesia y del mundo. Seguidamente, la comunidad adora la cruz y recibe la Comunión eucarística, consumiendo las especies sagradas conservadas desde la misa in Cena Domini del día anterior. San Juan Crisóstomo, comentando el Viernes santo, afirma:  «Antes la cruz significaba desprecio, pero hoy es algo venerable; antes era símbolo de condena, y hoy es esperanza de salvación. Se ha convertido verdaderamente en manantial de infinitos bienes; nos ha librado del error, ha disipado nuestras tinieblas, nos ha reconciliado con Dios; de enemigos de Dios, nos ha hecho sus familiares; de extranjeros, nos ha hecho sus vecinos:  esta cruz es la destrucción de la enemistad, el manantial de la paz, el cofre de nuestro tesoro» (De cruce et latrone I, 1, 4).

Para vivir de una manera más intensa la pasión del Redentor, la tradición cristiana ha dado vida a numerosas manifestaciones de religiosidad popular, entre las que se encuentran las conocidas procesiones del Viernes santo, con los sugerentes ritos que se repiten todos los años. Pero hay un ejercicio de piedad, el «vía crucis», que durante todo el año nos ofrece la posibilidad de imprimir cada vez más profundamente en nuestro espíritu el misterio de la cruz, de avanzar con Cristo por este camino, configurándonos así interiormente con él. Podríamos decir que el vía crucis, utilizando una expresión de san León Magno, nos enseña a «contemplar con los ojos del corazón a Jesús crucificado para reconocer en su carne nuestra propia carne» (Sermón 15 sobre la pasión del Señor). Precisamente en esto consiste la verdadera sabiduría del cristiano, que queremos aprender siguiendo el vía crucis del Viernes santo en el Coliseo.

El Sábado santo es el día en el que la liturgia calla, el día del gran silencio, en el que se invita a los cristianos a mantener un recogimiento interior, con frecuencia difícil de cultivar en nuestro tiempo, para prepararse mejor a la Vigilia pascual. En muchas comunidades se organizan retiros espirituales y encuentros de oración mariana, para unirse a la Madre del Redentor, que espera con trepidante confianza la resurrección de su Hijo crucificado.

Por último, en la Vigilia pascual el velo de tristeza que envuelve a la Iglesia por la muerte y la sepultura del Señor será rasgado por el grito de victoria:  ¡Cristo ha resucitado y ha vencido para siempre a la muerte! Entonces podremos comprender verdaderamente el misterio de la cruz. «Dios crea prodigios incluso en lo imposible —escribe un autor antiguo— para que sepamos que sólo él puede hacer lo que quiere. De su muerte procede nuestra vida, de sus llagas nuestra curación, de su caída nuestra resurrección, de su descenso nuestra elevación» (Anónimo Cuartodecimano).

Animados por una fe más sólida, en el corazón de la Vigilia pascual acogeremos a los recién bautizados y renovaremos las promesas de nuestro bautismo. Así experimentaremos que la Iglesia está siempre viva, que siempre rejuvenece, que siempre es bella y santa, porque está fundada sobre Cristo que, tras haber resucitado, ya no muere nunca más.

Queridos hermanos y hermanas, el misterio pascual, que el Triduo sacro nos hará revivir, no es sólo recuerdo de una realidad pasada; es una realidad actual:  también hoy Cristo vence con su amor al pecado y a la muerte. El mal, en todas sus formas, no tiene la última palabra. El triunfo final es de Cristo, de la verdad y del amor. Como nos recordará san Pablo en la Vigilia pascual, si con él estamos dispuestos a sufrir y morir, su vida se convierte en nuestra vida (cf. Rm 6, 9). En esta certeza se basa y se edifica nuestra existencia cristiana.

Invocando la intercesión de María santísima, que siguió a Jesús por el camino de la pasión y de la cruz y lo abrazó antes de ser sepultado, os deseo a todos que participéis con fervor en el Triduo pascual para experimentar la alegría de la Pascua juntamente con todos vuestros seres queridos. (Benedicto XVI 4 de abril de 2007)

viernes, 22 de marzo de 2024

 


La impía alianza ONU – Soros & Bergoglio

Como lo advirtió la Virgen en la Salette Roma perdió la fe y se ha convertido en la sede del Anticristo. Bergoglio trabaja para los Soros y se ha puesto al servicio de ONU para instaurar el NOM del Anticristo.


Por eso el anti Papa Bergoglio en rebelión contra Dios en lugar de pedir que la gente obedezca los Mandamientos de Dios  le ha pedido al mundo que lo escucha que obedezca a la ONU, respaldando así su objetivos abortistas y anti familia-LGBT. Bergoglio al pedir que la gente obedezcan a  quienes se rebelan contra Dios, significa que le está pidiendo a la gente que desobedezcan a Dios, es decir que se rebelen contra Dios.

El Falso Profeta Bergoglio es el precursor del Anticristo: Santa Hildegarda advirtió que este hijo de perdición predicaría cosas contrarias a las Leyes de Dios: “La excelencia de la Iglesia será dispersada y la verdadera fe pisada [ ; ] desde su primera aparición, el Hombre del Pecado estará totalmente lleno de pecados, será reconocido como el Hijo de la Perdición más cruel, ya que será inmoral en todo y les enseñará a los hombres cosas contrarias a Dios [ ; ] será hostil a todos los que adoran Dios y se pondrá por encima de todas las criaturas, denominándose Dios y ordenando ser adorado como Dios”

El Anticristo emboscará sus doctrinas en el deseo sexual; afirmará que la impureza y delitos parecidos no son pecados.

Todos ésos adorarán al Hombre de la Perdición y, abandonando la fe de Dios omnipotente, proclamarán que no hay ningún obstáculo en desobedecer sus preceptos.

miércoles, 20 de marzo de 2024

De no creer...

 

Los gerontócratas del Vaticano aprueban la eutanasia y la inseminación artificial





Criminalizar la eutanasia «hace más mal que bien» y la inseminación artificial «se puede hacer» según la Academia Pontificia para la Vida.

Criminalizar la eutanasia «hace más mal que bien» y la inseminación artificial «se puede hacer».

Estas afirmaciones figuran en un libro de título eufemístico La gioia della vita (La alegría de vivir), elaborado por «teólogos» de la Academia Pontificia para la Vida (LaNuovaBq.it, 18 de marzo).

Los textos se remontan a un seminario de la desacreditada Academia en 2021. Se publicaron el mes pasado.

Los jefes de la Academia creen que es «bueno» no prohibir la eutanasia porque «esto podría causar mayores daños al bien común y a la convivencia civil, al exacerbar los conflictos o favorecer las formas clandestinas [la mayoría de los asesinatos son «clandestinos»] de prácticas oficialmente ilegales» (página 150).

Su libro continúa afirmando que la inseminación artificial con el esperma del marido («inseminación homóloga») no separa artificialmente la procreación de la relación sexual, que es «en sí misma» estéril.

«Al contrario, la técnica actúa como una forma de terapia que permite curar la esterilidad, no sustituyendo las relaciones sexuales, sino haciendo posible la procreación», escriben en la página 130.

En la vida real, el esperma se obtiene mediante la masturbación, moralmente reprobable, y los embriones se crean en laboratorios. Los embriones sobrantes que constituyen una persona humana son congelados o asesinados.

Gloria TV

El Libro de la Verdad....

 


13 OCT 2012

17.10.2012 19:21

A continuación, tendrá lugar la introducción de una vacunación global (mundial) que os matará si la aceptáis

Sábado 13 de Octubre, 2012 a las 16:10 hrs.

 

Mi muy querida hija las profecías predichas en Fátima ahora comienzan a manifestarse en el mundo.

Los gobiernos número uno del mundo, creados en aquellas naciones que están trabajando juntas sin descanso, casi han completado su trabajo, el cual será pronto presentado al mundo.

En este despertar, estará la única nueva religión mundial, una abominación a los ojos de Mi Padre.

Mi iglesia ha sido infestada por los enemigos, dentro de los cuales son lobos con piel de oveja. Engañan a todos aquéllos con quienes entran en contacto.

Entonces, tendrá lugar la introducción de una vacunación global (mundial) que os matará si la aceptáis.

Este es un tiempo en el qué sólo la oración, y mucha de ella, puede suavizar el impacto de esta terrible maldad creada por un grupo selecto (élite) de personas en el poder.

Ellos están trabajando en todas partes de vuestros gobiernos y los que trabajan codo a codo con ellos, todos los días saben lo que ellos están haciendo.

Tan astutos son ellos, que presentarán cada acto malo como si fuera una gran cosa! un gran servicio para la humanidad. Ellos harán todo lo posible para profanar todo lo que tiene que ver con Dios.

Ellos difundirán y promoverán el paganismo. Los hijos de Dios, quienes acepten sus leyes y sus enseñanzas, se transformarán infestados con sus perversos caminos.

Debéis rezar por protección, pero sobre todo, hay que orar por estas almas. Porque Mi Padre tiene la intención de castigarlos. El seleccionará a todos y a cada uno de ellos y los destruirá. Sin vuestras oraciones ellos estarán perdidos y se les echará al lago de fuego.

Vuestro Jesús

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Tendrá lugar la introducción de una vacunación mundial que os matará si la aceptáis

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

13 de Octubre, 2012

Lo inas profecías predichas en Fátima ahora comienzan a manifestarse en el mundo.

Los gobiernos número uno del mundo, creados en aquellas naciones que están trabajando juntas sin descanso, casi han completado su trabajo, el cual será pronto presentado al mundo.

En este despertar, estará la única nueva religión mundial, una abominación a los ojos de Mi Padre.

Mi iglesia ha sido infestada por los enemigos, dentro de los cuales son lobos con piel de oveja. Engañan a todos aquéllos con quienes entran en contacto.

Entonces, tendrá lugar la introducción de una vacunación global (mundial) que os matará si la aceptáis.

Este es un tiempo en el qué sólo la oración, y mucha de ella, puede suavizar el impacto de esta terrible maldad creada por un grupo selecto (élite) de personas en el poder.

Ellos están trabajando en todas partes de vuestros gobiernos y los que trabajan codo a codo con ellos, todos los días saben lo que ellos están haciendo.

Tan astutos son ellos, que presentarán cada acto malo como si fuera una gran cosa! un gran servicio para la humanidad. Ellos harán todo lo posible para profanar todo lo que tiene que ver con Dios.

Ellos difundirán y promoverán el paganismo. Los hijos de Dios, quienes acepten sus leyes y sus enseñanzas, se transformarán infestados con sus perversos caminos.

Debéis rezar por protección, pero sobre todo, hay que orar por estas almas. Porque Mi Padre tiene la intención de castigarlos. El seleccionará a todos y a cada uno de ellos y los destruirá. Sin vuestras oraciones ellos estarán perdidos y se les echará al lago de fuego.

Vuestro Jesús