sábado, 8 de diciembre de 2018

León XIII sobre la Masonería. Humanum genus (1884)      adelantelafe.com

La Iglesia ha condenado la masonería – desde Clemente XII (1738) hasta Pío XII – al menos 600 veces. León XIII fue el Papa que (junto a Pío IX) más la fulminó.
La encíclica Humanum genus, escrita el 20 de abril de 1884, es el principal documento pontificio que, no sólo condena la secta secreta, sino que desvela su naturaleza, su fin, y nos ofrece los remedios para combatirla. No se puede, por tanto, no conocer la Humanum genus, si se quiere combatir la acción masónica disgregadora de la ordenada Sociedad civil y, si fuera posible, de la misma Iglesia, la cual puede atravesar momentos oscuros o de crisis en sus miembros, pero es siempre y cada día asistida por Dios hasta el fin del mundo y por ello “las puertas de los infiernos no prevalecerán contra ella”.
El papa Pecci comienza su Encíclica sobre la masonería con la descripción del pecado de Lucifer, que tuvo como consecuencia la creación del infierno y la condenación de una pequeña parte de los Ángeles respecto al mayor número que permanecieron fieles al Señor. Después, Lucifer, en forma de serpiente, tentó a Adán y Eva para hacerles perder el tesoro de orden sobrenatural (la gracia habitual o santificante), que habían recibido de Dios, y que él, espíritu puro (aunque malvado), naturalmente superior a ellos, simples hombres, no tenía ya y para toda la eternidad. Desde ese momento, el género humano, hijo de los dos progenitores que se rebelaron contra Dios, siguiendo la tentación demoniaca, “se dividió como en dos campos diferentes y enemigos entre ellos: uno de los cuales combate sin descanso por el triunfo de la verdad y del bien, el otro por el triunfo del mal y del error. El primero es el reino de Dios sobre la tierra, esto es, la verdadera Iglesia de Jesucristo […]. El segundo es el reino de Satanás, cuyos súbditos son todos aquellos que, siguiendo los funestos ejemplos de su jefe y de los comunes progenitores, se niegan a obedecer la eterna ley divina” (León XIII, Encíclica Humanum genus, en Tutte le Encicliche dei Sommi Pontefici, Milano, Dall’Oglio Editore, ed. V, 1959, 1º vol., p. 383).
Después el Papa cita a San Agustín (De Civitate Dei, lib. XIV, cap. 17), que enseña: “De dos amores nacieron dos ciudades: la terrena del amor de sí mismo hasta el desprecio de Dios, la celestial del amor de Dios hasta el desprecio de sí mismo”.
En toda la historia humana, estas “dos ciudades” (San Agustín) o estos “dos campos diferentes y enemigos entre ellos” (León XIII) se han enfrentado constantemente, pero “hoy”, explica el Papa (en 1884), la masonería realiza las últimas pruebas para lanzar el asalto final contra la Iglesia de Cristo. En efecto, “los partisanos de la ciudad malvada conspiran todos juntos, sin esconder ya sus diseños, y surgen contra la soberanía de Dios; trabajan públicamente para la ruina de la Santa Iglesia, con el propósito de despojar a los pueblos cristianos de los beneficios concedidos al mundo por Jesucristo” (ibídem, p. 384).
Deber del Papa es, por ello, denunciar públicamente la secta infernal (la masonería), que encierra en sí todas las demás sectas, por lo cual amonesta a los Príncipes y a los pueblos para que no se dejen engañar por las astucias y por las tramas insidiosas de la masonería.
La masonería es funesta, no sólo para la Iglesia, sino también para el Estado, en cuanto que es una secta secreta que intenta apoderarse de los Estados para reunirlos todos en un poder ultra-nacional y mundial, que esté sometido a los principios del infierno. Por tanto, los Estados deben luchar contra ella, si no quieren convertirse en esclavos suyos y, con ella, esclavos de Satanás.
Después, el Papa resume el camino recorrido por la masonería desde su fundación pública (1717) hasta su tiempo (1884), cuando ha comenzado a cumplir parte de su programa, convirtiéndose en “dueña de los Estados” (ibídem, p. 386). Por este motivo, León XIII escribe que “hemos llegado ya a tal extremo, que debemos temblar por la futura suerte, no ya de la Iglesia, edificada sobre el fundamento imposible de ser abatido por fuerza humana, sino de aquellos Estados donde la secta de la que hablamos o las demás afines a ella pueden tanto” (ibídem, p. 386).
La Iglesia, en su naturaleza, es divina, pero está compuesta de miembros humanos. Por tanto, en su esencia no tiene nada que temer, pero el esfuerzo de la masonería no ha perdonado a los miembros de la Iglesia y sobre todo a aquellos que mandan (Obispos) para intentar, si fuera acaso posible, alterar su naturaleza. Hoy, tras la revolución del Concilio Vaticano II, llevada adelante por la B’nai B’rith, o sea, la masonería judía, debemos constatar cuántos progresos ha hecho la secta infernal incluso dentro de la Iglesia, pero debemos seguir estando seguros y confiados en su inalterable esencia o naturaleza, que el infierno no podrá jamás eliminar.
El secreto es uno de los elementos negativos e inquietantes de la masonería y de las sociedades que se relacionan con ella. En efecto, el Papa enseña que “todas las sociedades secretas están relacionadas con la masonería” (ibídem, p. 386); permanecerán siempre “secretas” en sus miembros más importantes, en sus propósitos más inquietantes y en su íntima naturaleza, la cual, sin embargo, es desvelada por el Papa en la Encíclica.
Otra táctica de la masonería es el “camuflaje” (ibídem, p. 387). En efecto, “los masones, presentándose con apariencias académicas o científicas, tienen siempre en sus labios el celo por la civilización, el amor al pueblo y el ser su única intención mejorar las condiciones del pueblo” (ibídem).
La secta exige una obediencia ciega y absoluta: “el candidato masón debe jurar no revelar jamás a nadie los nombres de los afiliados y las doctrinas de la secta. Deben estar dispuestos a ejecutar las órdenes de superiores desconocidos, dispuestos, si no lo hacen, a toda gravísima pena e incluso a la muerte” (ibídem).
Pues bien, continúa el sumo Pontífice, estos secretos, estas ocultaciones, estos subterfugios repugnan fuertemente a la naturaleza. La razón, por tanto, condena las sectas masónicas como enemigas de la justicia y de la honestidad natural.
El fin de la masonería es el de destruir el Cristianismo (y no sólo el poder temporal de los Papas) para fundar en su lugar una religiosidad naturalista y ecumenista (ibídem). Después precisa: “Esto que hemos dicho debe entenderse de la secta masónica considerada en sí misma, no de sus secuaces en particular, en cuyo número puede haber no pocos que, aunque culpables de haberse metido en congregaciones de este tipo, sin embargo, no toman directamente parte en sus malas obras e ignoran asimismo su objetivo final” (ibídem). Es necesario, en resumen, distinguir al masoncillo de la masonería.
El naturalismo es la esencia de la masonería. Pues bien, el principio fundamental del naturalismo es la soberanía de la naturaleza y de la razón sobre la gracia y la Revelación. Por tanto, se llega a la negación del orden sobrenatural y de la Iglesia y, por este motivo, la secta y los gobiernos inspirados en ella persiguen a la Iglesia y a sus sacerdotes o religiosos y religiosas.
Se sigue de ello, en la doctrina sobre las relaciones entre Estado e Iglesia, que la masonería se hace propugnadora de la aconfesionalidad del Estado, que hoy se ha convertido en la regla de todos los gobiernos de todos los Países.
La lucha contra el Papado está constituida por tres etapas: la primera está dirigida, falsamente, contra el poder temporal de los Papas; la segunda contra el poder espiritual de los Pontífices romanos; la tercera coincide con el “objetivo supremo de los francmasones, que es perseguir con odio implacable al Cristianismo” (ibídem, p. 389).
La masonería, para ocultar su intención principal, que revela sólo a los iniciados y esconde a los profanos, no obliga al masón particular a renegar directamente de su fe católica, pero indirectamente le impone el ecumenismo y el relativismo religioso, de los cuales nace el indiferentismo y la paridad de todos los cultos. Como se ve, este plan se ha cumplido en todos los Estados actuales a partir de los años 70 y ha penetrado también en la mentalidad de los hombres de Iglesia a partir del Concilio Vaticano II y de las directivas postconciliares.
Para la masonería, la existencia de Dios no es cierta y ella coloca, en el lugar de un Dios creador de todo a partir de la nada, la existencia de un Gran Arquitecto Universal, que presupone, como todo arquitecto, la existencia de una materia a partir de la cual poder edificar una casa o un “templo”.
La filosofía de la masonería es la kantiana, según la cual no existe un Dios real, sino que el hombre siente la necesidad íntima de poner en acto la idea de un Ente superior que le ayude a vivir mejor su moral autónoma, o sea, que el mismo hombre se da y que no viene de Dios o de la naturaleza misma de las cosas. Además, niega la existencia del pecado original, por lo que el hombre tiene una inteligencia perfecta y tendiente a la verdad y está dotado de una voluntad pura y no debilitada ni inclinada al mal. Las fuerzas de la naturaleza son exaltadas y exageradas por los masones, los cuales, por ello, afirman que no es necesaria la gracia o el orden sobrenatural.
La secta se compromete a corromper las costumbres cristianas para tener a sus órdenes una masa informe y corrupta, inclinada a seguir sus órdenes como instrumento dócil en sus manos.
La familia debe ser igualmente disuelta, en los planes de la masonería, para revolucionar la misma Sociedad civil. En resumen, del Cristianismo no debe quedar ya ningún rastro.
La educación de los jóvenes es sustraída a las familias y a la Iglesia y debe ser confiada a la escuela pública, inspirada en el liberalismo y en el naturalismo masónico.
Desde el punto de vista social y político, la secta prefiere el igualitarismo, el liberalismo y la democracia moderna, según la cual el poder viene del pueblo y no de Dios.
El Papa responde que, como el hombre está cierto de la existencia real de Dios creador del mundo real y como el hombre, creado por Dios, le debe adoración y culto, así el Estado, que es un conjunto de varios hombres y de varias familias debe igualmente a Dios el culto y la adoración contra los falsos principios del liberalismo así llamado católico o “catolicismo liberal”.
Además, como la autoridad y el poder vienen de Dios, el hombre debe obedecer a la autoridad (contra el anarquismo liberal) como si obedeciera a Dios.
Los falsos errores de la masonería debían de hacer temblar a los Estados todavía conservadores de la época leonina (1884), pero ya invalidados por el virus liberal, que abre de par en par las puertas al comunismo y a la revolución universal. Nunca profecía de desventura se ha cumplido más exactamente que esta.
El fin último de la masonería coincide con el del comunismo. La secta adula a los pueblos y a los monarcas “iluminados” para suprimir la Iglesia y el Cristianismo.
Así que el único verdadero antídoto contra la masonería es la Iglesia, amiga del bienestar común, de los Príncipes que gobiernan según la ley natural y divina, de manera que Príncipes y pueblos deberían unirse a la Iglesia para destruir la secta.
En concreto, es necesario: 1º) quitar la máscara filantrópica tras la cual se esconde el rostro infernal de la secta diabólica; 2º) dar una sólida instrucción religiosa a todos, pero especialmente a la juventud, de manera que no caiga víctima de los sofismas masónico/kantianos.
El Papa concluye escribiendo que “la ayuda de Dios es necesaria para combatir y erradicar la masonería” (ibídem, p. 389) y, finalmente, invita a resistir y a orar.
Joachim

Por qué la Inmaculada Concepción es una Devoción de los Tiempos Finales.....

forosdelavirgen.org

Hace un siglo Nuestra Señora dijo en las apariciones de Fátima,

“Al final mi Corazón Inmaculado Triunfará”.

Ese triunfo de la Inmaculada nos traerá a Jesús para reinar en la Tierra.

No hay otra cosa, es un paso imprescindible para que Jesús vuelva.

Hoy recién estamos tomando conciencia del valor de la Inmaculada Concepción.

Éste título, el de la Inmaculada, debería ser nuestro estandarte.

Deberíamos recurrir de manera especial a la Inmaculada, consagrarnos a Ella y darlo todo por Ella.
Pues al final la Inmaculada debe reinar y así preparar todo para la venida del Corazón de Jesús.
 LA INMACULADA ESTÁ MUY UNIDA A LOS HISPANO PARLANTES
La Inmaculada Concepción es un dogma de fe, pero también está representada en una Advocación y en imágenes.
Esto viene de una bula papal que no hizo más que reconocer la devoción popular en estos territorios, aun antes de la declaración del Dogma de la Inmaculada Concepción.

El Papa Clemente expresa en la bula Quantum Ornamenti, el 25 de diciembre de 1760, que la Inmaculada Concepción es Patrona Principal de España y de sus Indias.
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O sea de lo que nosotros conocemos como América Latina.

“Declaramos que la Beatísima Virgen sea venerada en el referido Misterio como Principal Patrona Universal de los dichos reinos y dominios…”
Esto fue anterior al 8 de diciembre de 1854 en que el Beato Pío IX declaró a la Inmaculada Concepción de María como dogma de fe mediante la Bula Ineffabilis Deus.
Y es consecuencia del esfuerzo en muchos pueblitos por proclamarla su reina.
Villalpando es uno de los lugares más destacados, ya que desde 1498 renovó el voto a la Inmaculada como su patrona por lo menos 6 veces.
Aunque el patronazgo está extendido por toda España, sin lugar a dudas la Inmaculada Concepción de Castilleja de la Cuesta es la que más ha extendido su patronazgo, siendo la más popular tanto en España como en América.
Muchos españoles al venir para América, pasaron por la villa de Castilleja de la Cuesta donde reina la Inmaculada y allí se hicieron de una imagen de la Inmaculada.
Probablemente también eso sucedió cuando las ciudades del nuevo mundo pidieron a España imágenes de la Virgen María.
En México se puede observar como la Inmaculada, Reina y Madre de Celaya, su patrona desde 1570.
Aunque la devoción inmaculada más importante sea la de  San Juan de los Lagos, entre otras.
En Costa Rica está la Inmaculada de Ujarrás, en Nicaragua la Inmaculada del Trono, en Honduras la Inmaculada de Suyapa, en Estados Unidos la Inmaculada es la patrona del país, etc.
También en Argentina la Inmaculada de Luján, en Uruguay la Inmaculada de los Treinta y Tres, en Brasil la Inmaculada de Aparecida, así como otros lugares.
Así vienen de España también la Chapetona y la Virgen de los Reyes de Guatemala y la Inmaculada de la Puerta que es Patrona del Norte del Perú.
La Inmaculada es Patrona Principal en muchos lugarescomo lo demuestran los oficios, la liturgia, oraciones, procesiones y demás.
 LA BIBLIA RECOGE LA MISIÓN DE LA INMACULADA

Dios cambia los nombres en la Biblia, cuando quiere que la persona realice una acción especial.

Así, a la Virgen se le llama Kejaritomene (Rebosante de gracia, Inmaculada, llena de gracia), Madre de mi Señor y Mujer.

La Inmaculada ha recibido el anuncio del ángel y éste la ha llamado de manera especial.
como un vaso que no puede contener las gracias que recibe, y después de hablar con su marido San José; sale a visitar a su prima Isabel.
Y allí la Toda Pura saluda.
San Juan Bautista no ha oído nunca la voz de la Virgen, y salta de alegría en el vientre de su madre.
La Inmaculada trae toda gracia, pues en ese instante Isabel se llena del Espíritu Santo y la llama Madre de mi Señor.
Madre de mi Dios, así la han reconocido.
Por otro lado Jesús, utilizando la profecía del Génesis sobre la mujer que da al que aplaste la cabeza, se refiere a Su madre de una manera diferente.
No como la llamamos nosotros sino como Mujer.
San Maximiliano Kolbe, al notar que la Inmaculada ha sido la que como vaso rebosante de gracia ha llenado de flores el jardín, dice:
“Dios, en su infinita bondad, estableció a Nuestra Santísima Madre como tesorera de todas las gracias, las cuales son derramadas sobre la tierra sólo a través de Ella.
Es normal que pidamos estas gracias a Dios, pero es preciso hacerlo por mediación de la Inmaculada”.
Hermoso es observar los pasajes del Evangelio donde Jesús, se vuelve el más dulce y obediente frente a su Madre.
Y Ella ante Dios la sierva más humilde.
Amor de Madre, amor de hijo, amor de Dios. La Inmaculada es creatura, Jesús es Dios.

Pero Jesús cumple lo que la Madre le dice, y comprendiendo el designio del Padre, el agua se convierte en vino.

Primer milagro de Jesús y por pedido de la Inmaculada.

Inmaculada de Castilleja de la Cuesta
 ELLA NOS ACERCA A JESÚS

Al conocer la bondad de la Virgen es imposible no querer cambiar de vida.

La Madre sabe conducir nuestra vida si dejamos que Ella trabaje.
Al autor de este artículo lo fue trabajando, para que saliendo de cada pecado pudiera acercarse a Ella; y despreciando lo terreno, se enamorara de lo eterno.
Pero el demonio sabiendo que nuestras inmundicias son las que Cristo carga, las que le hicieron morir en la cruz, nos acusa.
Frente al pecado el alma se ve reflejada un abismo de podredumbre, de la que nada se puede sacar.
Si fuera un aparato eléctrico, no serviría ni para repuestos.
Si fuese comida la tiraríamos porque ya hasta olería mal.
¿Cómo un mendigo se acercaría a su Señor?
Así lo propone Santo Tomás de Aquino:
Ruego, pues, a vuestra infinita bondad y misericordia, tengáis por bien sanar mi enfermedad, limpiar mi suciedad, alumbrar mi ceguedad, enriquecer mi pobreza y vestir mi desnudez, para que así pueda yo recibir el Pan de los Ángeles (…)”
La Virgen sabe de esto.
Ella como Madre nos acerca, Ella, la que se preparó de la mejor manera para recibir a Jesús, Ella, la que lo conoce mejor.

Ella sabe cómo acercarnos al Rey de Reyes y Señor de Señores.

Por eso San Maximiliano dice que debemos:
pertenecer a la Inmaculada de tal manera que no quede nada en nosotros que no le pertenezca, anonadarnos en Ella, ser transformados en Ella, ser “transubstanciados” en Ella, que no quede sino Ella… que seamos suyos como Ella es de Dios”
 INSTRUMENTOS DE SU AMOR

La Inmaculada se apareció para dejar la Medalla Milagrosa, puedes ver más de estas apariciones aquí.

La Inmaculada le dice a Santa Catalina Labouré, la vidente de la Medalla Milagrosa:
“Haz que se acuñe una medalla según este modelo.
Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias.
Las gracias serán más abundantes para los que la lleven con confianza.
Por eso es necesario conseguir una de estas.
Seguirle, queriendo hacer lo que Ella nos pide.
Reconociendo que es un signo del amor que se le tiene como nuestra Madre.
Querer ser más para Ella, para ser suyos.
 EL ROSARIO ES EL CULMEN DE SU DEVOCIÓN

El rosario es la repetición de “Aves Marías” que nos llevan desde su Inmaculada Concepción, hasta su coronación como Emperatriz.

Al rezarlo nos recordamos de la Virgen y de esa unión con su Hijo, de como Dios realiza grandes cosas en Ella.
Estos son los cinco misterios del Rosario, si digo cinco porque los misterios preparatorios hablan sólo de Ella.
Preparatorios: La Inmaculada Concepción; el nacimiento de la Virgen; la presentación de la Virgen en el templo; La perpetua Virginidad de nuestra Señora; los desposorios de San José y Nuestra Señora.
Gozosos: La encarnación; la visita a su prima Isabel; el nacimiento de Jesús; la presentación de Jesús en el templo; el niño perdido y hallado en el templo.
Luminosos: El bautismo de Jesús; el primer milagro de Jesús; el anuncio del Reino de Dios; la transfiguración; la institución de la Eucaristía.
Dolorosos: La oración de Jesús en el huerto; la flagelación; la corona de espinas; Jesús camina con la cruz por la vía dolorosa; muerte y sepultura del Señor.
Gloriosos: La resurrección de Jesús; su gloriosa Ascensión; la venida del Espíritu Santo sobre la Virgen María y los apóstoles; el tránsito y asunción de la Virgen; y la Coronación de la Inmaculada como Emperatriz, Reina y Señora de todo lo creado.

La medalla, el rosario, el escapulario de la Inmaculada, como tantas otros sacramentales, tiene como objeto ayudarnos a sentir un mayor amor por la Virgen y Jesús.

 ESTAS DEVOCIONES ENFURECEN AL DEMONIO
Frente a esto el demonio enfurecido (Ap. 12: 17) batallará contra los hijos de la Inmaculada.
San Maximiliano nos dice:
“¿Podemos permanecer inactivos ante los violentos ataques de los enemigos de la Iglesia de Dios? ¿Basta con llorar y lamentarse? ¡No!

Pensemos que en el Juicio Final seremos juzgados no sólo por las obras que hemos realizado, sino también por aquellas buenas obras que hubiéramos podido realizar y no las hicimos.”

San Juan en Apocalipsis 12 habla de la Mujer (la Inmaculada), el dragón (el demonio) y la descendencia (la Iglesia Católica) y el combate.

Los hijos de la Virgen deben ver en ese pasaje como el diablo, enfurecido se va.
Sin embargo la batalla no ha terminado, por ello es necesario ser un caballero de la Inmaculada.
Porque el demonio seguirá trabajando hasta que la Inmaculada no reine.
 PREPARARSE PARA GANAR LA GUERRA
El comunismo, socialismo, son instrumentos para lograr la incredulidad en las personas. Igual que el  materialismo, la masonería, las sectas, entre otros.
Ellos son instrumentos del demonio.

“Una gran batalla se librará bajo el estandarte de la Inmaculada; enarbolaremos sus banderas contra las huestes del príncipe de las tinieblas; entonces, la Inmaculada se convertirá en la Reina del mundo entero y de cada alma en particular”, dijo San Maximiliano Kolbe

Por eso, hay que asemejarse a Ella, vivir y morir por Ella.
Trabajar por construir en nuestras ciudades centros que logren atraer corazones a la Inmaculada.
Es necesario ser de Ella, de la Inmaculada, de esa mujer que logra aplastar la cabeza del enemigo.
No es adoración, es imitarla en ese preciso momento de su concepción purísima; de ese nombre que Dios le ha puesto.
Los artistas al esculpir a la Inmaculada, la hacen como una doncella en la edad perfecta, con doce estrellas y la luna bajo los pies.
Con la corona imperial sobre la cabeza, vestida de azul y blanco.
En España la Inmaculada de Castilleja de la Cuesta lleva varios angelitos alrededor, recordando algunas otras virtudes que destacan en Ella.
Es como puede un artista imitar a la más bella de las creaturas.
Y a esa hermosa creatura, es la que debemos imitar.
Nuestro estandarte es Ella, por eso la bandera de Guatemala es azul y blanca, como la Inmaculada, como la de Argentina, Uruguay y otros países.
Azul con doce estrellas como la Unión Europea.
Es que la Inmaculada es azul como símbolo de fidelidad al Padre, humilde como en la Anunciación.
Pura como la nieve, blanca como la azucena.
Luna de hermoso fulgor refleja a Cristo como perfecta creatura.
Santa e inmaculada. ¿Acaso no han leído las Escrituras? (expresión bíblica cuando Jesús cuestiona, como en Mt 19:4).
Así sed ustedes santos e irreprochables (1 Pedro 1: 16) imitándola Ella, para ser para Él.
Por eso lleven las armas que los ayudaran a ganar la batalla.

Y estos son los gritos de guerra, nuestra oraciones.

 A LA INMACULADA GENERALA DE LOS CIELOS
“¡Oh Augusta Reina de los Cielos y Señora de los Ángeles!
Pues habéis recibido de Dios el poder y la misión de aplastar la cabeza de la serpiente infernal.
Dignaos escuchar benigna las súplicas que humildemente os dirigimos; enviad la santas legiones para que, bajo vuestras ordenes, combatan a los demonios, donde quiera repriman su audacia y los persigan hasta precipitarlos al abismo”.
 ORACIÓN DE MONSEÑOR RICARDO CASANOVA, EL GRANDE
“¡Gloria a María por su Concepción Inmaculada! ¡Gloria a la doncella bendita, por esa noble y singular prerrogativa que engrandece al Señor y es para el hombre manantial de honor y bendición!…
¡Salud libertadora nuestra! ¡Salud, abismo de gracia, abismo de santidad, abismo de amor y de bendición!…
¡Oh Reina de la paz! haced que llegue la era dichosa en que no haya en el mundo más que una fe y una obediencia, en que la Iglesia abarque en su seno maternal razas, lenguas, climas e imperios, y ejerza sin contradicción ni puro y no turbado, entonces la tierra tendrá una sola voz para ensalzaros.
Y el himno universal que armoniosamente se eleve a vuestro luminoso trono, resonará hasta el último día y seguirá resonando sin fin en los alcázares eternos.
Reinad pues Emperatriz gloriosa y asócianos a la victoria contra tus enemigos”.
 DE CONSAGRACIÓN, SEGÚN SAN MAXIMILIANO KOLBE
“Oh Inmaculada, reina del Cielo y de la Tierra, refugio de los pecadores y Madre nuestra amorosísima, a quien Dios confió la economía de la misericordia.
Yo……. pecador indigno, me postro ante ti, suplicando que aceptes todo mi ser como cosa y posesión tuya.
A tí, Oh Madre, ofrezco todas las dificultades de mi alma y mi cuerpo, toda la vida, muerte y eternidad.
Dispón también, si lo deseas, de todo mi ser, sin ninguna reserva, para cumplir lo que de ti ha sido dicho:
“Ella te aplastará la cabeza” (Gen 3:15), y también: “Tú has derrotado todas las herejías en el mundo”.
Haz que en tus manos purísimas y misericordiosas me convierta en instrumento útil para introducir y aumentar tu gloria en tantas almas tibias e indiferentes, y de este modo, aumento en cuanto sea posible el bienaventurado Reino del Sagrado Corazón de Jesús.
Donde tú entras oh Inmaculada, obtienes la gracia de la conversión y la santificación, ya que toda gracia que fluye del Corazón de Jesús para nosotros, nos llega a través de tus manos”.
Ayúdame a alabarte, Oh Virgen Santa y dame fuerza contra tus enemigos
 A JESUS POR MARIA

Es la elocuente frase que recuerda el papado de San Juan Pablo II, quién renovó la consagración de la Iglesia Católica a la Inmaculada.

Su devoción a la Inmaculada, debe verse también en relación a Papas de pontificados anteriores, que envueltos en la luz que emana del Sol de Justicia, Cristo el Señor, hicieron de esa frase un camino para llegar a Él, por medio de la Virgen.
Dejen pues que la Inmaculada sea su camino, prepárense adecuadamente.

Confíen en Ella, preparen en sus casas un altar para la Ella, lleven su medalla y trabajen por construir su Reino.

Pues cuando la Inmaculada sea más conocida y amada, el mundo podrá prepararse a la venida del Señor de Señores, y Él reinara por siglos sin fin, y la Inmaculada se sentara a su lado.

Fuentes: