Articulo del periodista y escritor Daniel Samper Pizano ; no es malo escribiendo satiras y un humor chamuscadoE ,interviniendo en politica desde la barrera y de un modo pilatesco; escudero cuando es necesario y puede el expresidente Colombiano Ernesto Samper Pizano su Hermano , de ingrata recordacion para los Colombianos y cuyo Gobierno estuvo empañado por financiacion del narcotrafico, Absuelto por el senado perono por el pueblo Colombiano; siempre lleva a sus espaldas el fue a mis espalda, pero nadie le creyo, actualmente opositor del presidente Uribe y coqueteador con Chavez en este conflicto actual con Venezuela
Juzguen ustedes el articulo de dias pasados en el diario El tiempo
JAG.
Peligro: llega el Estado de Oración
Una
senadora cristiana y uribista plantea prohibir por ley los desnudos en
medios de comunicación... Un colega suyo anuncia que su proyecto
político consiste en imponer los valores cristianos... Contra los
consejos de los mayores expertos, el Gobierno impulsa el castigo
constitucional del consumo personal de droga... El Presidente
recomienda a los solteros que sean castos... Varios ministros son
obligados a rezar ante la Virgen de los Remedios... El Jefe del Estado
plantea a un grupo de obispos sus dudas en la interpretación del
Evangelio... La página web de la Presidencia invita a orar ante la
Santísima Virgen... La Iglesia y el Procurador ("Absolvedor", según
Ramiro Bejarano) General bloquean la aplicación del aborto legal...
¿Ha borrado de un plumazo este gobierno la separación entre Estado e
Iglesia? ¿Se está apoderando la religión de nuestras instituciones? Hay
signos inquietantes que así lo sugieren. Admirar a las señoras con poca
ropa, fumarse un cacho de marihuana, acostarse con la novia son
pecados, no delitos. Parecería, sin embargo, que prospera una campaña
para que el Estado castigue los pecados. No ayuda a despejar esta
preocupación el hecho de que Uribe fue señalado hace años como miembro
de las divisiones inferiores del Opus Dei (no sé que lo haya negado),
que varios de sus funcionarios lo sean (entre ellos el ministro de
Obras Públicas, el peor calificado del gabinete) y que el 10 por ciento
del Congreso esté en manos de militantes religiosos, en su mayoría
uribistas. Muchos llegaron allí con votaciones exiguas, al caer de su
curul otros legisladores, lo cual aumenta el peligro de que
convicciones ultraminoritarias se abran paso como políticas del Estado.
El tema más delicado, el que más alebresta a los sectarios, es el
del aborto. La judicatura colombiana sentenció que es legal interrumpir
el embarazo en ciertos casos especiales. Sin embargo, la oposición
religiosa, encabezada por los obispos y por el maniático Absolvedor,
ataca esta norma. Su beligerancia logró acobardar al alcalde de
Medellín e impidió la aplicación de la ley en una clínica para mujeres.
Es totalmente respetable que los ciudadanos que profesan creencias
católicas no acudan al aborto o practiquen el sexo sin condón. Pero no
pueden pretender que sus ideas personales obliguen a los demás. Cabe
discutir, además, la coherencia de sus convicciones: si de veras les
preocupa que un ser humano disponga de la vida de otro, deberían
oponerse a la legítima defensa y a la pena de muerte y plantear en la
Constitución el veto absoluto a la guerra. Cuesta trabajo creer que
esta Iglesia cuya Inquisición aún ahorcaba impíos en 1826 porque no
compartían el dogma católico, ahora se desgarre las vestiduras cuando
una mujer, con amparo legal, interrumpe una mera expectativa de vida.
El Instituto Guttmacher, experto en el tema, demuestra que es falso
que la legalidad de esta práctica la fomente. Al contrario, mientras el
aborto legal disminuye en el mundo, el ilegal -que mata cada año a
70.000 mujeres- se mantiene. Europa, con leyes muy liberales al
respecto, registra las más bajas tasas de aborto; Uganda, que lo
prohíbe, padece las más altas. La mortalidad femenina en los abortos
legales es de 1 por 100.000 y en los clandestinos, de 330. En esta
actitud subyace un machismo milenario. Los obispos bendicen las armas y
nombran capellanes en el Ejército, pues la guerra es, sobre todo,
cuestión de hombres. Pero se movilizan para impedir que las mujeres que
no profesan sus creencias ejerzan sus derechos legales. ¿Qué pasará
cuando lleguen al Congreso los Testigos de Jehová? ¿Prohibirán las
transfusiones de sangre?
Cristo lo dijo con claridad: a Dios lo que es de Dios, y al César lo
que es del César. Lamentablemente, a la par con el Estado de Opinión
nos amenaza el Estado de Oración.