domingo, 5 de septiembre de 2021

Benedicto XVI y la cuestión de la “Sede Impedida...

 

Benedicto XVI y la cuestión de la “Sede Impedida”

Posted: 04 Sep 2021 07:36 AM PDT


Bajo el manto de silencio de los medios de comunicación generalistas, se está librando una verdadera “guerra antipapal” llevada adelante por canonistas, teólogos y juristas de varios países, fieles únicamente a Benedicto XVI.

“El Papa es uno solo”, repite Ratzinger desde hace ocho años, sin explicar nunca cuál de los dos es, como ha confirmado recientemente (sin querer) el arzobispo Gaenswein. La tesis de la señora abogada Acosta, publicada en marzo en el libro Benedetto XVI: papa emerito? [Benedicto XVI: ¿Papa emérito?], no ha sido desmentida: el canon 332 parágrafo 2 exige para la abdicación del Papa la renuncia al munus (título divino) mientras que Ratzinger, en su Declaratio del 11 de febrero de 2013, declaró que renunciaba al solo ministerium, al ejercicio activo.


Acosta y el jurista Sánchez (de la Universidad de Sevilla) afirman que “Benedicto XVI no abdicó nunca, siguió siendo el único Papa. Francisco es un antipapa, los cardenales nombrados por él no son válidos y elegirán otro antipapa”.

Pero ahora el enfrentamiento final es entre latinistas, por un único verbo: “vacet”. El Vaticano, que ya en las traducciones de la Declaratio había eliminado la dicotomía munus/ministerium, informando solamente el “ministerio”, ha traducido “vacet” como “sede vacante”. Legítimo, pero el latinista Gianluca Arca explica que, en sentido literal, significa “la sede queda libre”. Lo confirman dos latinistas (“neutrales”) de [la Universidad] La Sapienza -los profesores Ursini y Piras-, hasta el punto de que Cicerón escribe: “Ego filosophiae semper vaco” – “Siempre tengo tiempo libre para la filosofía”.

Así pues, quedan tres conceptos clave de la Declaratio de Benedicto: 1) Dado que ya no tengo fuerzas para ejercer el poder práctico (ministerium) declaro que renuncio a él, 2) por lo que la sede de San Pedro quedará LIBRE (no “vacante” en el sentido jurídico) a partir de las 20 horas del 28 de febrero. 3) Y declaro que el próximo nuevo Pontífice debe ser elegido por un cónclave convocado “por aquéllos a quienes les compete”.

Leída así, la Declaratio, de “renuncia” canónicamente problemática se transforma en una declaración – no jurídica, pero coherente – de “Sede impedida”, según el canon 412: Se considera impedida la sede episcopal cuando por cautiverio, relegación, destierro o incapacidadel Obispo diocesano se encuentra totalmente imposibilitado para ejercer su función pastoral en la diócesisde suerte que ni aun por carta pueda comunicarse con sus diocesanos

¿Es plausible? Vatileaks y la destitución sumaria de Gotti Tedeschi cuentan cómo, al final de su pontificado, Benedicto tuvo grandes problemas para hacerse obedecer y no pudo comunicarse por carta, ya que su correo privado fue robado y filtrado.

De hecho, el 28 de febrero de 2013, subió al helicóptero y dejó físicamente libre, vacía, la sede de San Pedro, para ir a Castel Gandolfo. Desde allí se despidió del mundo a las 17.30 horas, pero al filo de las 20.00 horas no firmó ninguna renuncia al ministerium, como explica el teólogo Pace: ¿quizás porque hubiera sido un acto jurídico inválido? A partir de ese momento, la sede impedida habría comenzado y los enemigos de Ratzinger podrían haber hecho lo que quisieran con la sede de San Pedro.

Arca y Sánchez coinciden: “Así se explica esa extraña frase ‘el cónclave tendrá que ser convocado por aquéllos a quienes le compete’. ¿Por qué no dijo simplemente ‘por los cardenales’? Consciente de que la sede sería usurpada, Ratzinger especificó que, en todo caso, el próximo Papa verdadero deberá ser elegido sólo por los verdaderos cardenales, es decir, por los nombrados por los Papas verdaderos, él y Juan Pablo II, y no por eventuales usurpadores”.

Todavía no ha habido respuesta del Vaticano, que durante dos años ha optado por no comentar el asunto, limitándose a excomulgar a los sacerdotes leales a Benedicto sin un juicio canónico.

Pero la “sede impedida” explica una cantidad de rarezas, como cuando Ratzinger escribió en Últimas conversaciones: “Dado que en mil años ningún Papa había dimitido y que en el primer milenio hubo solo una excepción”1Dado que en el primer milenio abdicaron seis Papas y cuatro en el segundo, su caso se asemeja, como confirma el historiador Mores (de la Universidad de Milán), a la “excepción” del Papa medieval Benedicto VIII quien en el primer milenio fue enviado al exilio por un antipapa y, por lo tanto, tuvo – por casualidad – la sede impedida. También es significativo que la institución del Papa emérito se considere ahora inexistente, hasta el punto de que -informa el sitio web IlGiornale.it- en el Vaticano se está trabajando (ahora) para encontrar una jurisprudencia al respecto. ¿Qué ha sido Ratzinger durante ocho años? Esto explicaría su túnica blanca, las demás prerrogativas papales de las que sigue disfrutando y esa extraña ambigüedad que perdura en sus declaraciones y entrevistas, lo que sugiere una incapacidad para comunicarse con claridad, debida precisamente a la sede impedida.

La sospecha -muy seria- es que en realidad el papa Ratzinger ha estado comunicándose sutilmente a través de libros y entrevistas desde hace ocho años, sin que nadie captara sus mensajes lógicos ocultos bajo aparentes incoherencias. ¿Es posible que el adamantino y cultísimo teólogo, después de 2013, haya olvidado el latín, el Derecho Canónico, la historia de la Iglesia, mientras sigue escribiendo libros y concediendo profundas entrevistas? ¿Y que todas estas distracciones conducen siempre al mismo escenario de sede impedida?

El último descubrimiento lo hizo un periodista de RomaIT, Mirko Ciminiello. De nuevo en Últimas conversaciones, Ratzinger admite que él mismo podría ser realmente el último Papa de la lista de pontífices de San Malaquías: prácticamente no considera a Francisco como su legítimo sucesor.

Si Benedicto no ha abdicado, de hecho, las líneas de sucesión están separadas para siempre: una papal y otra antipapal, y si los cardenales no resuelven la cuestión canónica sobre su Declaratio, la verdadera Iglesia continuará en la clandestinidad, con un próximo y verdadero líder espiritual sucesor de Benedicto XVI, mientras que la Sede oficial se perderá, quedando en manos de una nueva iglesia eco-masónica-globalista que no tendrá nada que ver con el catolicismo romano. Al contrario.

 

Andrea Cionci

 https://www.marcotosatti.com/2021/08/28/la-rinuncia-di-benedetto-e-la-questione-della-sede-impedita/

Traducción José Arturo Quarracino

Nuestra Madre aplastará la cabeza del dragon...

 

María aplastará al Islam, o el Islam nos aplastará a nosotros




Durante más de 1000 años (610-1700), la espada de Mahoma ha luchado con la cristiandad. La espada golpeó en el interior de la cristiandad después de que los mahometanos conquistaran el Oriente Medio cristiano y el norte de África en el siglo VII. A lo largo de los años, la aplastante blasfemia de la shahada contra el Credo de Nicea (atronada cinco veces al día por el muecín) pesó sobre los cristianos, y las persecuciones e impuestos hicieron que la mayoría sucumbiera a la apostasía, recibiendo el sufrimiento eterno a cambio de unos pocos años de prosperidad terrenal. Estas regiones antes cristianas permanecen hasta hoy bajo la sombra de la media luna.

Pero la espada golpeó a la cristiandad también desde fuera, ya que la trata de esclavos transahariana de los mahometanos se extendió por África (Tidiane N'Diaye, Le genocide voilé) y las incursiones se expandieron por Europa, llegando al sur de Francia. Nuestros padres comprendieron esta amenaza. Hicieron la señal de la cruz, desenvainaron sus espadas y se enfrentaron a los mahometanos, confiando en Cristo. Mientras lucharon del lado de los ejércitos de los ángeles, y no del lado de las ambiciones terrenales, el Islam fue derrotado.



María contra los mahometanos


La batalla entre la cristiandad y los seguidores de Mahoma es una batalla espiritual. No hay nada que pueda vencer el poder del Islam excepto la cruz de Jesucristo. La Virgen María ha levantado siempre este estandarte de la Santa Cruz y los hombres de la cristiandad han marchado bajo el estandarte (de ahí el nombre de "cruzado" que significa "el que toma la cruz").


La Virgen fue llamada por primera vez strategos ("general") durante una guerra con los sasánidas, pero esta espiritualidad de la militancia de la Virgen fue llevada por nuestros padres a través de su lucha de siglos con los sarracenos. Desde Nuestra Señora de Covadonga y Guadalupe de Extremadura hasta la institución del Ángelus y Nuestra Señora de la Victoria en Lepanto, Dios demostró la veracidad del dictado del Apóstol de María, San Luis de Montfort:

Dios no ha hecho ni formado más que una enemistad; pero es una enemistad irreconciliable, que perdurará y se desarrollará hasta el final. Es entre María, su digna Madre, y el demonio; entre los hijos y servidores de la Santísima Virgen y los hijos e instrumentos de Lucifer. El más terrible de todos los enemigos que Dios ha levantado contra el demonio es su santa Madre, María.

Él ha animado a la Virgen, incluso desde los días del Paraíso terrenal, aunque entonces sólo existía en su idea, con tanto odio contra ese maldito enemigo de Dios, con tanta dedicación a desvelar la malicia de esa vieja serpiente, con tanto poder para conquistar, derrocar y aplastar a ese orgulloso rebelde impío, que él la teme no sólo más que a todos los ángeles y hombres, sino en cierto sentido más que al propio Dios.

No es que la cólera, el odio y el poder de Dios no sean infinitamente mayores que los de la Santísima Virgen, pues las perfecciones de María son limitadas, sino que es, en primer lugar, porque Satanás, siendo orgulloso, sufre infinitamente más al ser vencido y castigado por una pequeña y humilde sierva de Dios, y su humildad lo humilla más que el poder divino; y, en segundo lugar, porque Dios ha dado a María un poder tan grande contra los demonios, que, como muchas veces se han visto obligados a confesar, a pesar suyo, por boca de los endemoniados, temen más uno de sus suspiros por un alma que las oraciones de todos los santos, y más una de sus amenazas contra ellos que todos los demás tormentos (La verdadera devoción a María, 52).

Como vemos en las numerosas intervenciones de la Virgen para detener el avance de los sarracenos, esta enemistad espiritual fundamental actúa contra esta herejía tan perniciosa. La herejía de Mahoma, dice San Juan de Ribera, es "un culto impío, blasfemo y vicioso, una invención del demonio, y el camino directo al fuego del infierno. Ni siquiera merece el nombre de religión" (Catecismo para la Instrucción de los Nuevos Convertidos de los Moros, trans. Bieszad). Así como María fue elegida para humillar el orgullo de Satanás, también humillará el orgullo de la espada de Mahoma.


El amor al dinero


Sin embargo, en la lucha de nuestros padres contra esta poderosa fuerza del mal, aparecieron en la cristiandad hombres más débiles que eligieron el amor al dinero en lugar de la gloria eterna. No lucharon del lado de los ejércitos de los ángeles, sino que eligieron la gloria vacía de las riquezas terrenales.

Un cristiano traicionó a sus hermanos para dejar entrar a los mahometanos en España en el año 711. La república de Venecia buscó alianzas económicas con los turcos cuando éstos arremetían contra la cristiandad en el siglo XVI. El amor al dinero estuvo en el centro de la revuelta protestante, que se alió con los turcos contra la cristiandad (Jack Goody, Islam in Europe, 45). El amor al dinero fue en gran medida la razón por la que la cruzada oriental fracasó, mientras que la cruzada occidental de Santiago Matamoros ("La Reconquista"), más purificada de apegos terrenales con las oraciones y penitencias de El Camino, tuvo éxito contra Mahoma.

A pesar de este veneno del amor al dinero dentro de la cristiandad y de su fractura por los herejes, hacia 1700, la filosofía superior latente en el cristianismo había producido una civilización superior al voluntarismo atrasado e irracional de al-Ghazali (m. 1111) y al abrogacionismo coránico (donde Alá puede decretar una cosa como buena en La Meca y decretar la misma cosa como mala en Medina). El Imperio Otomano se vio obligado a reconocer la superioridad cultural, científica y militar de la cristiandad y se rindió de facto, rogando a las potencias occidentales que les enviaran artistas, matemáticos y científicos (Lapidus, History of Islamic Societies, 2ª ed., 275-282).


Resucitar la espada de Mahoma


Pero para los piadosos mahometanos, esta obediencia a la cristiandad era intolerable, y se inició un movimiento de reforma bajo el mando de Muhammad ibn Abdul Wahhab, que se ganó "gran admiración" cuando apedreó personalmente a una mujer hasta la muerte por haber sido acusada de adulterio, predicó que "la Yihad siempre será válida" e imitó sin miedo a Muhammad conquistando gran parte de Arabia (Spencer, Historia de la Yihad, 259).

Mientras el movimiento de Wahhab restablecía una imitación más pura de su falso profeta, la arrogancia de los imperios británico y estadounidense consagró sus sociedades no a la cristiandad, sino al liberalismo secular. Estos imperios encontraron en el wahabismo (aliado con la casa gobernante de Saud) un medio para derrocar definitivamente al Imperio Otomano y apoderarse de los recursos de Oriente Medio.

Así, los británicos y luego los estadounidenses empezaron a financiar el movimiento saudí-wahabí, lo que condujo, tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918), a que las potencias seculares occidentales dominaran Oriente Medio, mientras enviaban dinero a los wahabíes, que "acabaron ayudando a la yihad global" (Spencer, loc. cit.). Así, el amor al dinero había formado una alianza entre el liberalismo secular y los sarracenos (además de que las potencias marxistas y fascistas hacían prácticamente lo mismo). Esto estaba provocando la resurrección de la espada de Mahoma, después de haber estado en declive durante 200 años.

En 1937, Hillaire Belloc observó que, puesto que las potencias occidentales habían perdido la cristiandad y se habían prostituido con el amor al dinero, y los sarracenos seguían teniendo un fuerte sentido religioso, podrían resurgir algún día

(…) El Islam no ha sufrido esta decadencia espiritual; y en el contraste entre [nuestro caos religioso y] la certificación religiosa aún fuerte en todo el mundo mahometano... reside nuestro peligro.


Nosotros [las potencias occidentales] hemos regresado al [Oriente Medio], hemos regresado aparentemente más como amos de lo que fuimos durante la lucha de las Cruzadas, pero hemos regresado en bancarrota en esa riqueza espiritual que fue la gloria de las Cruzadas[...]. Estamos divididos frente a un mundo mahometano, dividido en todos los sentidos -dividido por rivalidades nacionales independientes, por los intereses en pugna de poseedores y desposeídos- y esa división no puede ser remediada porque el cemento que una vez mantuvo unida a nuestra civilización, el cemento cristiano, se ha desmoronado.

Las Cruzadas [TAN: 1992], 248-250).


Después de la Segunda Guerra Mundial, el Imperio Americano empezó a financiar más a los saudíes-wahabíes, que entonces gastaron setenta mil millones de dólares en erigir mezquitas e imprimir literatura terrorista wahabí por todo el mundo (Spencer, op. cit., 295). Apoyados por los saudíes, los mahometanos se dedicaron a masacrar a la creciente Iglesia africana y a crear naciones mahometanas para imitar a su falso profeta (Lapidus, op. cit., 756-760; Jenkins, The Next Christendom, 3ª ed., 201-236; Royal, The Catholic Martyrs of the Twentieth Century, 369-387). Uno de estos movimientos africanos acabaría siendo conocido como Boko Haram en Nigeria.


Afganistán y Nigeria: una historia de dos ejércitos



Como parte de la política exterior "ilustrada" que señala el Sr. Coulombe, Estados Unidos y las potencias occidentales han pensado ingenuamente que podían controlar la espada de Mahoma mediante una fuerza militar superior y sus nociones seculares de "libertad" e "igualdad". Como tantos otros lugares, Afganistán es un ejemplo de esta ingenuidad frente al Islam. Porque esta falsa religión es una fuerza espiritual, y la retórica vacía de la Revolución Francesa no puede contener la espada de Mahoma. De hecho, los ángeles caídos inspiraron el Corán así como la Revolución Francesa. ¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? (Mc. iii. 23).


Como observa el profesor Kilpatrick en Catholic Family News


Muchos de nuestros responsables políticos, sin embargo, no son personas especialmente religiosas, por lo que tienden a subestimar la importancia de la religión en la vida de las personas. Pero los talibanes, Al-Qaeda, ISIS, Boko Haram y otros similares son profundamente religiosos. No luchan simplemente por la tierra o por los recursos naturales, sino por Alá. Las guerras que libran son guerras religiosas. Y uno de los principales principios de su religión es que el mundo entero debe estar sometido a Alá...

La amenaza del islam se ha subestimado mucho porque muy pocos han intentado realmente comprender el islam, su fundador guerrero y su ética guerrera.

Los Estados Unidos y las potencias occidentales no conquistarán el Islam, y mucho menos invocarán a la Santísima Virgen María para que aplaste al Islam como ha hecho tantas veces antes. Como muestra Gross en su texto crítico "The Anti-Mary Exposed", el feminismo es un ataque a la Santísima Virgen María. Esta revolución sexual y el feminismo han sido promovidos en todo el mundo tanto por el imperio estadounidense como por el soviético, como observó Christopher Dawson en la década de 1930 (Enquiries into Religion and Culture [CUA Press, 2009], 214-215).


Y ahora esta suciedad "woke" ha empezado a impregnar también a los militares, que promueven lo "gay" y de los que se espera que superen un poder espiritual centenario impulsado por ángeles caídos. El dinero que financia Arabia Saudí ha sido canalizado a las universidades euroamericanas para promover la falsa historia proislámica en el mundo académico (cf. Darío Fernández-Morera, El mito del paraíso andalusí, ISI, 2016). Este mensaje pro-Islam es luego exaltado por los burócratas militares occidentales, que son demasiado "despiertos" para despertar y ver las cimitarras que se ciernen sobre ellos. Esta ideología no ha hecho más que poner en mayor riesgo a los miembros del servicio. El heroico sacrificio de las familias de los militares por el bien común se utiliza entonces para servir a una ideología y subestimar al enemigo, para su peligro y el nuestro. Esta ideología ha despojado al ejército terrestre de la ayuda del ejército espiritual, y así la fuerza espiritual de Mahoma amenaza con vencerlos.


¡Gracias a Dios por la Iglesia africana! En lugar de esta arrogancia de la ideología occidental, Su Excelencia el Obispo Oliver Doeme llamó a los católicos nigerianos contra los sarracenos con lo único que puede vencerlos. Contó esta visión que ocurrió en 2014:


Estaba en mi capilla haciendo oración privada, rezando el Rosario ante el Santísimo Sacramento expuesto. Entonces se me apareció el Señor, de pie a la derecha del altar. Fue una visión, no física.


Apareció como Jesús el Buen Pastor, y sostenía una espada con ambas manos. Ante esto, me puse nervioso. Le dije: "Señor, ¿qué pasa?". Él no dijo nada; simplemente comenzó a acercarse a mí, luego se agachó y me dio la espada, que se convirtió en un Rosario.

Entonces el Señor dijo en inglés: 'Boko Haram se ha ido; Boko Haram se ha ido; Boko Haram se ha ido'. Lo dijo tres veces, y luego desapareció.

Con esto, el buen obispo convocó una cruzada del Rosario contra el Islam, y Nuestra Señora, Reina de los Ejércitos de los Ángeles comenzó a luchar contra las fuerzas de Mahoma. Desde entonces, Su Excelencia ha estado informando de "milagros" y de que María estaba "aplastando" a Boko Haram.

Esta semana pasada The Epoch Times informó que Boko Haram está dividido y que los sarracenos se están rindiendo en masa, diciendo ellos mismos que "la guerra ha terminado" (nº 369, edición impresa). Sin embargo, persisten los indicios de que el gobierno nigeriano no se toma en serio la cruzada del Rosario, y la violencia sigue amenazando a los católicos africanos de la región con los musulmanes fulani.


No obstante, el obispo Deome, al convocar una cruzada del Rosario, llevó al mundo entero a confiar en la única que aplastará al Islam y, como muestra Matt Gaspers en las profecías de los santos, acabará con el mahometanismo para siempre. ¿Quién es la que sale como la mañana, hermosa como la luna, brillante como el sol, terrible como un ejército preparado? (Cant. vi. 9). Santa María, Nuestra Señora de la Victoria. Ella aplastará al Islam, o el Islam nos aplastará a nosotros.

Así, en esta 14ª semana después de Pentecostés, renovemos nuestra confianza, nuestra esperanza, nuestra segura confianza en la Santísima Virgen como estratega, mientras levanta el estandarte de la Cruz para que todos los cristianos abracen la Pasión de Cristo, el único camino hacia la resurrección. Recemos por nuestros hermanos atrapados en Afganistán, por los que se enfrentan a la violencia en Nigeria y por la Iglesia en todos los lugares amenazados por la espada de los sarracenos, y por la conversión de estas pobres almas al único Dios verdadero.

Recuerda: este sábado es el Primer Sábado, que es el plan de la Virgen para la paz mundial. Haced ahora el propósito de completar esta devoción para reparar a su Corazón Inmaculado, que, al final, triunfará gloriosamente.


T. S. F. https://onepeterfive.com/author/tflanders/

La perfección de La Virgen María.

 

La disponibilidad ¹perfecta de María a la acción del Espíritu Santo


Busquemos hoy a Nuestra Señora meditando su fe grande, mayor que la de cualquier otra criatura. Antes de que el Ángel anunciara a la Virgen que había sido elegida para ser la Madre de Dios, Ella meditaba la Sagrada Escritura y profundizaba en su conocimiento como nunca lo hizo otra inteligencia humana. Su entendimiento, que nunca había estado afectado por los daños del pecado, y además esclarecido por la fe y los dones del Espíritu Santo, meditaría con hondura las profecías referentes al Mesías. Esta luz divina, y su amor sin límites a Dios y a los hombres, le hacían anhelar y clamar por la venida del Salvador con mayor vehemencia que los Patriarcas y todos los justos que la habían precedido. Y el Señor se complacía en esa oración llena de fe y de esperanza. Ella, con esa oración, daba más gloria a Dios que el universo entero con todas las demás criaturas.


Cuando llegó la plenitud de los tiempos, bajo la mirada amorosa de la Santísima Trinidad, ante la expectación de los ángeles del Cielo, la Virgen recibe la embajada del Ángel: Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres6. Narra San Lucas que la Virgen se turbó al escuchar el mensaje del Ángel, y se puso a considerar qué significaría tal salutación. En su alma nada se resiste, nada se opone, todo está abierto a la acción directa de Dios. En Ella no hay limitación alguna al querer divino. Dios había preparado su corazón llenándola de gracia, y su libre cooperación a estos dones la convierte en buena tierra para recibir la semilla divina. Inmediatamente prestó su asentimiento pleno, abandonada en el Señor: fiat mihi secundum verbum tuum, hágase en mí según tu palabra.


«En la Anunciación María se ha abandonado en Dios completamente, manifestando “la obediencia de la fe” a aquel que le hablaba a través de su mensajero y prestando “el homenaje del entendimiento y de la voluntad” (Const. Dei Verbum, 5). Ha respondido, por tanto, con todo su “yo” humano, femenino, y en esta respuesta de fe estaban contenidas una cooperación perfecta con “la gracia de Dios que previene y socorre” y una disponibilidad perfecta a la acción del Espíritu Santo, que “perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones” (Ibídem, 5; cfr. Const. Lumen gentium, 56)». En la Anunciación tiene lugar el momento culminante de la fe de María: tiene realidad lo que tantas veces había meditado en la intimidad de su corazón; «pero es además el punto de partida, de donde inicia todo su “camino hacia Dios”, todo su camino de fe»9.


Esta es la primera consecuencia de la fe de Santa María en su vida: una plena obediencia a los planes de Dios, que Ella ve con especial hondura. Mirando a nuestra Madre del Cielo vemos nosotros si la fe nos mueve a llevar a cabo la voluntad de Dios, sin poner límites; a querer lo que Él quiere, cuando quiera y del modo que quiera. Examinemos cómo aceptamos las contrariedades normales de la jornada, cómo amamos la enfermedad, el dolor, los planes que hemos de cambiar por circunstancias imprevistas, el fracaso, todo aquello que es contrario a los propios planes o modos de actuar... Pensemos si realmente los resultados positivos y también estas realidades penosas o difíciles de llevar nos santifican, o si, por el contrario, nos alejan del Señor.