martes, 7 de diciembre de 2021

cura de la calle, pero no de las iglesia....

 

Bergoglio canonizará a un obispo enemigo del catolicismo

Francisco está preparando el próximo falso santo: un obispo anticatólico

La Iglesia de Francisco está a punto de "canonizar" al difunto obispo de Molfetta, Italia, Antonio Bello (+1993), cuyas supuestas "virtudes heroicas" reconoció Francisco el 25 de noviembre.

Cristina Siccardi calificó a Bello en CorrispondenzaRomana.it (1 de diciembre) de "cura de la calle, pero no de las iglesias" que predicaba una religión "distinta del catolicismo".

En 1985, Bello afirmaba en Loreto que la "Iglesia del futuro debe ser débil, debe compartir el dolor de la perplejidad, debe ser compañera del mundo, debe servir al mundo sin esperar que el mundo crea en Dios o vaya a misa los domingos o viva más de acuerdo con el Evangelio."

Con veinte años de retraso, Bello fue un acérrimo predicador de la ideología de 1968. Sobre el fallido Vaticano II dijo: "Fueron los años en los que, uno a uno, aprendimos a derribar ciertos ídolos que el Concilio nos había instado con fuerza a derribar: el orgullo de la carne y la sangre, el prestigio de las apariencias, la seguridad del lenguaje, el encanto tranquilizador del pasado, el alejamiento de las tribulaciones de la investigación humana."

Para él, "el misionero está llamado a adaptar su lenguaje catequético 'al vocabulario del mundo' para poner en práctica la 'fidelidad al hombre'".

Bello creía que "Dios está en todas partes: está en los lugares sagrados y positivos (santuarios, monasterios, Cáritas...) pero también está en los lugares donde se practican orgías de desenfreno, negocios financieros turbios, espectáculos obscenos, brujería, blasfemias, violencia".

Abogó por una santidad "laica", "urbana", "democratizada". Al tiempo que destruía la cultura católica, responsabilizaba a la Iglesia de una "carnicería de culturas" que violaba "las grandes tradiciones religiosas de los incas o los aztecas o los mayas".

La Virgen era para él una "dama de la semana". La invocaba así: "Ayúdanos a que en esos momentos rápidos de enamoramiento del universo nos demos cuenta de que los salmos de las monjas de clausura y los ballets de las bailarinas del Bolshoi tienen la misma fuente de caridad. Que la fuente inspiradora de la melodía que resuena en una catedral por la mañana es la misma que la que se escucha por la tarde en una compañía de mesa junto al mar: 'Parlami d'amore, Mariù' (Háblame de amor, Mariù)".

Ni que decir tiene que NO hay devoción popular por Bello, lo que sería un requisito imprescindible para una canonización.

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