El 27 de junio fue difundido en varias lenguas una fuerte crítica del Cardenal WalterBrandmüller al Instrumentum laboris del Sínodo sobre la Amazonía que se abrirá en el Vaticano el próximo 6 de octubre. El Cardenal alemán explica por qué el documento «Instrumentum laboris» «contradice la enseñanza vinculante de la Iglesia en puntos decisivos y por tanto debe ser calificado como herético» y, dado que el documento pone en discusión el mismo hecho de la revelación divina «se debe también hablar, además, de apostasía». El documento Instrumentum laboris, concluye el Cardenal, «constituye un ataque al fundamento de la fe, de un modo que hasta ahora no era considerado posible. Y por lo tanto debe ser rechazado con la máxima firmeza».
Citamos el texto del documento, cuyo original está en alemán, traducido al español de la versión en italiano del blog de Sandro Magister.
 Una crítica a «Instrumentum laboris» para el sínodo de la Amazonía
Introducción

Verdaderamente causa asombro que, en sentido opuesto a las asambleas anteriores, esta vez el Sínodo de los Obispos se ocupe exclusivamente de una región de la tierra cuya población corresponde tan solo a la mitad de la población de Ciudad de Méjico, es decir, cuatro millones. Esto también es causa de sospechas respecto a los verdaderos planes que se quieren poner en marcha de manera subrepticia. Pero sobretodo es necesario preguntarnos cuáles son los conceptos de religión, de cristianismo y de Iglesia que constituyen el fundamento del documento«Instrumentum Laboris» recientemente publicado. Examinaremos todo esto fundamentándonos en distintos elementos extraídos del texto.
¿Por qué un Sínodo sobre esta región?
Para empezar nos preguntamos por qué un Sínodo de los Obispos debe tratar temas que -como es el caso de las ¾ partes de «Instrumentum Laboris»- solo de manera marginal tienen algo que ver con los Evangelios y la Iglesia. Obviamente, este Sínodo de los Obispos también está llevando a cabo una intrusión agresiva en los asuntos exclusivamente temporales del Estado y de la sociedad de Brasil.
Deberíamos preguntarnos: ¿qué tienen que ver la ecología, la economía y la política con el mandato y la misión de la Iglesia?
Y sobre todo, ¿qué competencia profesional autoriza a un Sínodo eclesial de los Obispos a hacer declaraciones sobre estos ámbitos?
Si verdaderamente el Sínodo de los Obispos las hiciera, ello constituiría una intrusión y una presunción clerical las autoridades temporales verdaderamente tendrían motivo para rechazar.
Sobre las religiones naturales y la inculturación
Hay que tener presente otro elemento que se encuentra en todo el «Instrumentum Laboris»: a saber la valoración muy positiva que hace de las religiones naturales, incluyendo las prácticas de sanación indígenas y similares; como también las prácticas y formas de culto mítico-religiosas. En el contexto de un llamamiento a la armonía con la naturaleza se habla incluso del diálogo con los espíritus (nº 75).
No es sólo el ideal del «buen salvaje» delineado por Rousseau y la Ilustración el que se está comparando con el decadente hombre europeo. Esta línea de pensamiento va más allá, hasta llegar al siglo XX, cuando culmina en una idolatría panteísta de la naturaleza. Hermann Claudius (1913) creó el himno del movimiento obrero socialista: «Cuando caminamos uno al lado del otro…», en una estrofa del cual se lee lo siguiente: «El verde de los abedules y el verde de las semillas, que la anciana Madre Tierra siembra a manos llenas, con un gesto de súplica para que el hombre sea suyo…». Es llamativo que este texto haya sido incluido posteriormente en el libro de canciones de la juventud hitleriana, probablemente porque correspondía al mito nacionalsocialista de «la sangre y la tierra». Esta proximidad ideológica debe ser destacada. Este rechazo anti-racional a la cultura «occidental» que destaca la importancia de la razón es típico del «Instrumentum Laboris», que habla, respectivamente, de la «Madre Tierra» en el nº 44 y del «grito de dolor de la tierra y de los pobres» en el nº 101.
En consecuencia, el territorio -o sea, la selva de la región amazónica- es incluso declarado “locus theologicus”, una fuente especial de la Divina Revelación. En él habría lugares de una epifanía en los que se manifiestan las reservas de vida y de sabiduría del planeta, que hablan de Dios (nº 19). Además, la consiguiente regresión del Logos al Mythos es elevada a criterio de lo que el «Instrumentum Laboris» llama la inculturación de la Iglesia. El resultado es una religión natural disfrazada de cristianismo.
La noción de inculturación es, aquí, literalmente desvirtuada, puesto que en realidad significa lo contrario de lo que la Comisión Teológica Internacional presentó en 1988, y de cuanto había enseñado anteriormente el decreto “Ad Gentes” del Concilio Vaticano II sobre la actividad misionera de la Iglesia.
Sobre la abolición del celibato y la introducción de un sacerdocio femenino
Es imposible esconder que este «sínodo» está particularmente orientado para implementar los dos proyectos más deseados y que hasta ahora no han sido nunca puestos en marcha, a saber: la abolición del celibato y la introducción del sacerdocio femenino, empezando por las diaconisas. En cualquier caso, se trata de tener «en cuenta el papel central que hoy desempeñan las mujeres en la Iglesia amazónica» (nº 129a3). Y, de la misma manera, se trata también de «abrir nuevos espacios para recrear ministerios adecuados a este momento histórico. Es el momento de escuchar la voz de la Amazonía…» (nº 43).
Pero aquí se omite el hecho de que no está en poder de la Iglesia administrar el sacramento del orden a las mujeres, tal como también lo declaró Juan Pablo II con suprema autoridad magisterial. De hecho, en dos mil años la Iglesia nunca ha administrado el sacramento del orden a una mujer. La petición, que se opone directamente a este hecho, demuestra que la palabra «Iglesia» es ahora utilizada exclusivamente como término sociológico por los autores de «Instrumentum Laboris», negando implícitamente el carácter sacramental-jerárquico de la Iglesia.
Sobre la negación del carácter sacramental-jerárquico de la Iglesia
De manera similar -aunque expresado al pasar-, el nº 127 contiene un ataque directo a la constitución jerárquico-sacramental de la Iglesia cuando se pregunta si no sería oportuno «reconsiderar la idea de que el ejercicio de la jurisdicción (potestad de gobierno) ha de estar vinculado en todos los ámbitos (sacramental, judicial, administrativo) y de manera permanente al sacramento del orden». Desde una visión tan equivocada deriva, en el nº 129, la demanda de la creación de nuevos ministerios que correspondan a las necesidades de los pueblos amazónicos.
Sin embargo, es en el ámbito de la liturgia, del culto, en el que la ideología de una inculturación falsamente comprendida encuentra su expresión de una manera especialmente llamativa. Aquí, algunas formas de las religiones naturales son asumidas positivamente. El «Instrumentum Laboris» no le impide pedir que «el pueblo pobre y sencillo» pueda expresar «su [!] fe a través de imágenes, símbolos, tradiciones, ritos y otros sacramentales» [!!] (nº 126e).
Esto ciertamente no corresponde a los preceptos de la Constitución “Sacrosanctum Concilium”, ni tampoco a los del Decreto “Ad Gentes” sobre la actividad misionera de la Iglesia, y demuestra una comprensión meramente horizontal de la liturgia.
Conclusión
Summa summarum: «Instrumentum Laboris» carga al Sínodo de los Obispos y, en última instancia, al Papa, con una grave violación del “depositum fidei”, lo que significa, en consecuencia, la autodestrucción de la Iglesia o la conversión del“Corpus Christi mysticum”, en una ONG secular con una tarea ecológica-social-psicológica.
Obviamente, después de estas observaciones surgen preguntas: ¿se puede deducir, sobre todo en lo que respecta a la estructura sacramental-jerárquica de la Iglesia, una ruptura decisiva con la Tradición Apostólica en cuanto constitutiva para la Iglesia o, más bien, los autores tienen una idea del desarrollo de la doctrina que es sostenida teológicamente con el fin de justificar la mencionada ruptura?
Este parece ser realmente el caso. Estamos asistiendo a una nueva forma del Modernismo clásico de principios del siglo XX. En esa época se empezaba con un enfoque decididamente evolutivo y después se defendía la idea que, en el curso del continuo desarrollo del hombre a grados más altos, deben ser en consecuencia también encontrados niveles más elevados de conciencia y de cultura, por lo que puede resultar que lo que era falso ayer puede ser verdadero hoy. Esta dinámica evolutiva se aplica también a la religión, es decir, a la conciencia religiosa con sus manifestaciones en la doctrina, el culto y, obviamente, también en la moral.
Aquí, por lo tanto, se presupone una comprensión del desarrollo del dogma que está en clara oposición a la genuina comprensión católica. Esta última abarca el desarrollo del dogma y de la Iglesia no como un cambio, sino más bien como un desarrollo orgánico de un tema que permanece fiel a su propia identidad.
Esto es lo que los Concilios Vaticanos I y II nos enseñan con sus Constituciones“Dei Filius”“Lumen Gentium” “Dei Verbum”.
Por lo tanto, hay que afirmar con determinación que el «Instrumentum Laboris»contradice la enseñanza vinculante de la Iglesia en puntos decisivos y que, por consiguiente, debe ser considerado herético. Dado pues que incluso la Divina Revelación es puesta en duda, o malinterpretada, se debe también hablar de apostasía.
Esto está aún más justificado a la luz del hecho de que el «Instrumentum Laboris»utiliza una noción meramente inmanentista de la religión a la que considera como el resultado y la forma de expresión de la experiencia espiritual personal del hombre. El uso de palabras y nociones cristianas no puede ocultar que estas son utilizadas sólo como palabras vacías, prescindiendo de su significado original.
El «Instrumentum Laboris» para el Sínodo de la Amazonia constituye un ataque a los fundamentos de la fe de una manera que no era creída posible hasta ahora, por lo que debe ser rechazado con la máxima firmeza.