viernes, 1 de diciembre de 2023

El arbolito de Navidad....

 

¿Sabes cuál es el origen del árbol de Navidad?

¿Sabías que el propio árbol es un regalo y que nos lo ha dejado un santo? ¿Qué tiene que ver el origen del árbol de Navidad, el dios nórdico pagano Thor y San Bonifacio? La vida de este santo conocido como el apóstol de los germanos, explica la relación en una famosa historia

No es un invento moderno para sustituir al Belén . Es más antiguo que el belén de san Francisco de Asís del siglo XIII.

El arbol navideño tampoco es un invento protestante.

Representa a Cristo. Y es de origen católico.

Procede del siglo VIII.

El Árbol de Navidad es una de las decoraciones típicas de las fechas que se acercan.  Su colocación y puesta a punto son tradición en muchos hogares del mundo: las bolas, las guirnaldas, la estrella en la punta, etc. Es uno de los adornos preferidos de los niños, porque allí esperan los regalos de estas fiestas. Pero, ¿sabías que el propio árbol es un regalo y que nos lo ha dejado un santo? 

La historia ocurrió hace 15 siglos en la Edad Media. Un joven misionero, llamado Bonifacio, arrancó de raíz las tradiciones paganas de los pueblos germanos y colocó en su lugar un abeto. Le dio un sentido religioso al hecho de colocar justo esa especie de hoja perenne: que el Amor de Dios por nosotros no se agota en ningún momento. 

¿Qué tiene que ver el origen del árbol de Navidad, el dios nórdico pagano Thor y San Bonifacio? La vida de este último, santo conocido como el apóstol de los germanos, explica la relación en una famosa historia.

San Bonifacio nació en Inglaterra alrededor del año 680. Ingresó a un monasterio benedictino antes de ser enviado por el Papa a evangelizar los territorios que pertenecen a la actual Alemania. Primero fue como sacerdote y después eventualmente como obispo.

Bajo la protección del gran Carlos Martel, Bonifacio viajó por toda Alemania fortaleciendo las regiones que ya habían abrazado el cristianismo y llevó la luz de Cristo a quienes no la tenían aún.

Sobre este santo, el Papa Benedicto XVI dijo en el año 2009 que “su incansable labor, su don para la organización y su carácter moldeable, amistoso y firme” fueron determinantes para el éxito de sus viajes.

El escritor Henry Van Dyke lo describió así en 1897 en su libro The First Christmas Tree(El primer árbol de navidad): “¡Qué buen tipo! Era justo y ligero, pero recto como una lanza y fuerte como un bastón de roble. Su rostro todavía era joven; su piel suave estaba bronceada por el sol y el viento. Sus ojos grises, limpios y amables, brillaban como el fuego cuando hablaba de sus aventuras y de los malos actos de los falsos sacerdotes a quienes enfrentó”.

Alrededor del año 723 Bonifacio viajó con un pequeño grupo de personas a la región de la Baja Sajonia.

El santo conocía a una comunidad de paganos cerca de Geismar que, en medio del invierno, iban a realizar un sacrificio humano (donde usualmente la víctima era un niño) a Thor, el dios del trueno, en la base de un roble al que consideraban sagrado y que era conocido como “El Roble del Trueno”.

Bonifacio, acatando el consejo de un obispo hermano, quiso destruir el Roble del Trueno no sólo para salvar a la víctima sino para mostrar a los paganos que él no sería derribado por un rayo lanzado por Thor.

El Santo y sus compañeros llegaron a la aldea en la víspera de Navidad justo a tiempo para interrumpir el sacrificio. Con su báculo de obispo en la mano, Bonifacio se acercó a los paganos, que se habían reunido en la base del Roble del Trueno, y les dijo: “aquí está el Roble del Trueno, y aquí la cruz de Cristo que romperá el martillo del dios falso, Thor”.

El verdugo levantó un martillo para ejecutar al pequeño niño que había sido colocado para el sacrificio. Pero en el descenso, el Obispo extendió su báculo para bloquear el golpe y milagrosamente rompió el gran martillo de piedra y salvó la vida del niño.

Después, se dice que Bonifacio habló así al pueblo :“¡escuchen hijos del bosque! La sangre no fluirá esta noche, salvo la que la piedad ha dibujado del pecho de una madre. Porque esta es la noche en que nació Cristo, el hijo del Altísimo, el Salvador de la humanidad. Él es más justo que Baldur el Hermoso, más grande que Odín el Sabio, más gentil que Freya el Bueno. Desde su venida el sacrificio ha terminado”.

“La oscuridad, Thor, a quien han llamado en vano, es la muerte. En lo profundo de las sombras de Niffelheim él se ha perdido para siempre. Así es que ahora en esta noche ustedes empezarán a vivir. Este árbol sangriento ya nunca más oscurecerá su tierra. En el nombre de Dios, voy a destruirlo”, agregó.

El  origen del árbol de Navidad

Entonces, San Bonifacio cogió un hacha que estaba cerca de ahí, y según la tradición, cuando la blandió poderosamente hacia el roble una gran ráfaga de viento voló el bosque y derribó el árbol con raíces y todo. El árbol cayó al suelo y se rompió en cuatro pedazos.

Después de este suceso, el Santo construyó una capilla con la madera del roble, pero esta historia va más allá de las ruinas del poderoso árbol.

El “Apóstol de Alemania” siguió predicando al pueblo germánico que estaba asombrado y no podía creer que el asesino del Roble de Thor no haya sido golpeado por su dios.

San Bonifacio miró más allá donde yacía el roble y señaló a un pequeño abeto y dijo algo que dio origen al árbol de Navidad: “Este pequeño árbol, este pequeño hijo del bosque, será su árbol santo esta noche. Esta es la madera de la paz…Es el signo de una vida sin fin, porque sus hojas son siempre verdes.”

“Miren como las puntas están dirigidas hacia el cielo. Hay que llamarlo el árbol del Niño Jesús; reúnanse en torno a él, no en el bosque salvaje, sino en sus hogares; allí habrá refugio y no habrá actos sangrientos, sino regalos amorosos y ritos de bondad”.

Para unas gentes que no sabían leer ni escribir, buscó san Bonifacio usar simbolismos.

Allí colgaba manzanas (por Eva y Adán) y luces que vencían… o velas como luz de Cristo.

Las manzanas (hoy bolas) simbolizan los pecados y las velas la luz que es y que trae Cristo.


Así, los alemanes empezaron una nueva tradición esa noche que está en el origen del árbol de Navidad y se ha extendido hasta nuestros días. Al traer un abeto a sus hogares, decorándolo con velas y ornamentos y al celebrar el nacimiento del Salvador, el Apóstol de Alemania y su rebaño nos dieron lo que hoy conocemos como el árbol de Navidad.

¡San Bonifacio, ruega por nosotros!

ACI