Actividad diabólica en el mundo. Tatuajes: una epidemia diabólica
Espero que al final de este artículo atisbemos aunque solo sea someramente, el peligro de conformarse con las mayorías y con la mentalidad del mundo.
Por Adolfo D
El pasado día 18/3/2024 publicaba un artículo titulado: “Los tatuajes: una moda maléfica” (AQUÍ). Un sacerdote conocido me animó a escribir otro. Ciertamente, esta moda, posiblemente una de tantas, pasa a considerarse algo normal cuando la mayoría de la gente lo toma como algo socialmente aceptable. Quiero creer (aunque esto es algo muy subjetivo) que la mayoría de la población, ya de muy diversas edades, sexo y condición, no son conscientes de la gravedad del momento que vivimos, y de que ésta horrible moda es otro síntoma de una sociedad cada vez más decadente, trivializada y tribalizada. Espero que al final de este artículo atisbemos aunque solo sea someramente, el peligro de conformarse con las mayorías y con la mentalidad del mundo
Al escribir el anterior artículo, había leído y estudiado, consultado distintas fuentes, procurando arrojar algo de luz al público en general. Se han dado argumentos estéticos y sanitarios para persuadir a la gente de caer en esta moda, que por lo que me han comentado algunas personas tatuadas, puede acabar siendo como una droga en la que comienzas haciéndote uno y terminas experimentando en cierta manera la necesidad de hacerte cada vez más. Pero no me interesa este enfoque, aunque no sea despreciable. Los orígenes de esta práctica tienen su historia, y tienen o pueden tener consecuencias tanto espirituales como sociales. Algunos portales de internet han aportado información y formación muy interesante y valiosa respecto al tema en cuestión. Habría que empezar por reconocer que ésta decadente moda, que afea incluso la belleza natural que una persona podría tener, constituye parte de lo que es la actividad diabólica en el mundo, y que ciertamente no es la única, pero tiene un punto que es necesario resaltar: toca directamente al cuerpo, y puede tener consecuencias espirituales y también psicológicas que manchan nuestra imagen y semenjanza con respecto al Creador que es algo más que un magnífico Artista y nos ha hecho BIEN.
Siento decir, para quienes afirman que la Iglesia no prohíbe los tatuajes, que al menos un Papa sí prohibió la práctica de los tatuajes y que yo sepa ningún otro le desdijo. En el año 787 d.C (S.VIII), el Papa Adriano I reafirmó la prohibición absoluta de los tatuajes que ya había sido prohibida por el Emperador Constantino, arguyendo que el tatuaje “arruinaba lo que había sido creado a imagen de Dios”. Sin embargo, siguió prosperando en Gran Bretaña hasta la invasión normanda de 1066. Los normandos despreciaron el tatuaje. Desapareció de la cultura occidental entre los siglos XII y XVI. En el siglo IV, cuatro siglos antes del Papa Adriano, San Basilio el grande dijo: <ningún hombre dejará crecer su cabello, ni se tatuará a sí mismo como lo hacen los paganos, aquellos apóstoles de satanás, que se hacen despreciables al permitirse el pensamiento obsceno y lascivo. No te asocies con aquellos que se marcan con espinas y agujas para que su sangre fluya a la tierra> Comprendo que San Basilio pueda resultar demasiado duro e intransigente para la Iglesia y la sociedad contemporánea de hoy, mundanizada y paganizada hasta límites insospechados, pero sería un grave error e incluso un pecado de omisión, no traerlo a colación. Vemos que por aquella época existían buenos gobernantes tanto en el orden temporal como en el orden espiritual que sí se preocupaban por la salvación eterna de sus súbditos o ciudadanos. ¿Qué dirían de los actuales?
El origen etimológico del término tatuaje ofrece una idea, e incluso desvela el significado de lo que en sí mismo puede significar hacerse la más mínima marca en la piel. La palabra proviene de “tatoo”, término acuñado por el aventurero James Cook a mediados del siglo XVIII, y es la conjunción de dos conceptos polinesios, “ta”, que siginifica “motivo grabado en la piel y “atua” que significa “espíritu”. Algunas fuentes de internet lo han expresado perfectamente. Se trata de un grabado en la piel que manifiesta contenidos espirituales. Por lo tanto, no es difícil deducir que se trata de una costumbre que tiene, o puede tener consecuencias espirituales. Dicho esto, no pretendo inducir a nadie a la desesperación. Mientras estamos con vida, hay esperanzas de salvación
Las tres grandes religiones monoteístas, Cristianismo, Judaísmo e Islam, al menos en sus tradiciones más genuinas, no ven con buenos ojos la práctica de los tatuajes y aunque no quiero decir con esto que todas las religiones son iguales ni lleven a lo mismo, si tienen la intuición de que la simple práctica tiene orígenes o es de inspiración diabólica, y a la luz de los hechos y de la verdad, no se equivocan, lo es.
En los exorcismos se ha puesto de manifiesto, que el diablo confiesa que los tatuados son sus consagrados. Los exorcistas y demonólogos, expertos en el tema y cualquier sacerdote o cualquier persona que sea honesta (es decir, que no busque justificarse o justificar lo injustificable) y esté abierta a la verdad, puede consultar las fuentes que considere oportunas.
En las civilizaciones precristianas, el tatuaje, era una expresión de adoración a dioses paganos, los cuales sabemos que eran en su mayoría demonios disfrazados. La historia del tatuaje está relacionada con el paganismo, el demonismo y el canibalismo. En muchas culturas el tatuador era un chamán, un sacerdote pagano que utilizaba la magia, como intermediación entre el mundo natural y el preternatural (de lo espíritus malignos). Tal como se sabe por testimonios y revelaciones de exorcistas, se ha demostrado que éstos son o pueden ser un portal de entrada a los demonios. En la actualidad ya existen testimonios, incluso en internet de personas que quedaron poseídas a causa de los tatuajes y tuvieron que someterse a un exorcismo. Una de ellas confesó que tenía legiones de ellos.
El doctor WD Hambly en “La historia del tatuaje”, concluyó que el tatuaje está relacionado con antiguos ritos de sangre para armonizar el alma humana con fuerzas preternaturales y descubrió que al tatuarse “suponían” que:
-Previene el dolor, protege contra heridas de armas y elimina la enfermedad
-Confiere “fuerza sobrehumana”, preserva la juventud y mejora los poderes preternaturales de un chamán
-Asegura la supervivencia del alma después de la muerte e identifica el alma en al “más allá”
-Atrae la buena suerte, protege contra la brujería y garantiza la protección de una “deidad”
-Confiere poderes ocultos, evita el ahogamiento, “exorciza demonios”, garantiza la protección de un animal totémico o guardián espiritual, “registra” una peregrinación a un lugar sagrado, etc.
De modo que el tatuaje, en las civilizaciones precristianas fué más que un elemento decorativo; tenía una función espiritual de comunicación con los espíritus, que posiblemente eran demonios y se puede deducir que el tatuaje es claramente una expresión demoníaca. Pero profundicemos un poco en la posición de las tres grandes religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e islam) porque las tres, al menos en sus tradiciones más genuinas tienen una visión acertada, al menos en éste asunto.
-En el judaísmo, la más antigua de las tres, no se los considera adecuados. En el libro del Levítico, que también forma parte de los libros canónicos de la Iglesia Católica, Lv 19, 28 dice: <No harás ningún corte en tu cuerpo por los muertos, ni te marcarás ningún tatuaje; Yo soy el Señor> Los rabinos dicen que ésta regla fué para evitar que el Pueblo Elegido imitara a las sociedades paganas que le rodeaban, y de alguna manera implica que Dios quería evitar para su Pueblo ésta costumbre pagana que vinculaba el tatuaje y el ocultismo.
También en el Libro 1º de los Reyes, capítulo 18, cuando el Profeta Elías desafió a los profetas de Baal, éstos se hacían incisiones en el cuerpo chorreando sangre para invocar a sus dioses.
–En la Iglesia Católica, el tatuaje es una práctica que implica, es equivalente o al menos semejante a derramamiento de sangre o a un pacto de sangre. La herramienta del tatuaje hace incisiones en la piel que producen o pueden provocar heridas de sangre. Y ésta es una cuestión que toma en cuenta el Cristianismo. El cuerpo del hombre es (o al menos debe ser) templo de Dios. <Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él (1Cor 3, 16-17)> <¿No sabéis que no os pertenecéis?> <Glorificad pues a Dios con vuestro cuerpo> (1Cor 6,20)
–En el Islam consideran el tatuaje como un Haram, es decir, prohibido. Existe un hadiz (escrito no coránico) sobre Mahoma en el que Mahoma maldijo tanto al tatuador como el tatuaje. En otro se menciona que el tatuado es alguien que ha elegido a Satanás y rechazado a Alá.
El teólogo Simone Juliano en su “Manual de demonología” afirma que “cuando aceptas el tatuaje, haces un pacto de sangre con la persona que hace el tatuaje, abres tu vida a cualquier espíritu con el que esté atado, le permites que ingrese en ti”. ¿Nos damos cuenta de las consecuencias de esto?
Por el consentimiento de sangre, se abre un pasaje para permitir que los demonios entren. Quien se tatúa es muy probable que abra la puerta a espíritus demoníacos, de tormento, espíritus impuros e incluso he llegado a escuchar hasta de suicidio. Incluso si el tatuaje no es consecuencia de un gesto de rebelión, sino simplemente una expresión estética o se tatúan imágenes o símbolos religiosos cristianos, esto constituye de hecho una doble ofensa a Dios, y puede abrir de hecho puertas a los demonios. La intención es algo muy subjetivo y puede ser algo utilizado por el demonio como una sutil tentación. Nótese que si uno practica la wija, aunque solo sea por diversión o pasar un “buen rato”, esto es un juego diseñado exclusivamente para abrir las compuertas a los demonios y las vidas de quienes lo practican pueden quedar marcadas para siempre. Del mismo modo, quienes se la juegan con éstas prácticas, no les quepa la menor duda de que el demonio o demonios ya procurarán reclamar sus derechos ante Dios para poseer esas almas e intentar causar el mayor daño posible no solo a su persona, sino a su familia, a su entorno y a toda la sociedad.
Al parecer, existe entre los cristianos coptos, la práctica del tatuaje para enfatizar su identidad en un país musulmán, tatuándose una cruz en la cara o en la muñeca y en el Santuario de Loreto en Italia hay frailes que tatúan a los peregrinos como testimonio de haber ido a un lugar de culto; y los peregrinos ortodoxos en Jerusalén acuden al tatuador de la familia Razzouk, que llevan más de 300 años en el negocio de tatuar cruces. Éstos “cristianos” están bastante desviados de la Tradición Cristiano católica original y es evidente que estarían llevando la contraria tanto al Papa Adriano I, como al Emperador Constantino, como a San Basilio Magno, que llegó a calificarlos como Apóstoles de Satanás. Las evidencias demuestran por los exorcistas y por las revelaciones de demonios en los exorcismos, obligados bajo obediencia a Cristo o la Virgen y por la potestad del sacerdote exorcista que éstos confiesan que los tatuados se convierten en sus consagrados. Por lo que están seria y profundamente errados quienes en cualquier religión pretender justificar ésta práctica y peor aún continuar extendiéndola. Al igual que sucede con prostíbulos, salones de juego, discotecas, conciertos de música rock, pop, y muchas otras canciones evocadoras, se debe tener un tremendo cuidado con el tipo de sentimientos e inclinaciones que evocan, inspiran y promueven. No todo lo que genera dinero y actividad económica tiene por qué ser necesariamente bueno. Recordemos por ejemplo a quienes hayan leído su biografía, al Santo Cura de Ars, que condenaba severamente el baile y las tabernas, y llegaba incluso a pagar por sus pérdidas a los dueños de determinados negocios para que cerraran, proponiéndoles dedicarse a cualquier otra actividad que fuese más provechosa para su alma. ¡Cuanto bien harían hoy en día sacerdotes como él!
Siento decir que siembran confusión, incluso si son sacerdotes, quienes afirman que no es pecado. Al estar íntimamente relacionado en sus orígenes con el culto a Baal, ésta costumbre abominable, que tanto daño está causando a las almas, podría constituir ya de hecho un grave pecado contra el primer mandamiento de la Ley de Dios que prohíbe la idolatría (el culto al cuerpo puede ser otra forma de idolatría a uno mismo) y que si el diablo pudiera, no dudaría, al ser el acusador, de acusar a quien sea de un pecado de idolatría ante el Tribunal de Dios y de reclamar como suyos a quienes se lo han hecho. Si puede también acusará, cuanto menos de omisión a todos aquellos eclesiásticos que no han sido faros y antorchas de la verdad y que si a Dios no le queda más remedio, se verá obligado a hacer justicia en atención a su Perfección e incorruptubilidad. Es realmente interesante y esclarecedor traer a colación lo severo que puede llegar a ser para todos el juicio de Dios. De ello dejó constancia el Santo Cura de Ars en sus sermones sobre el Juicio Final y sobre el Juicio Particular, cuyos vídeos están ya colgados en internet y son de auténtico interés para cualquier alma, sea cual sea su posición y su ámbito de responsabilidad. No tienen desperdicio tampoco los sermones de San Vicente Ferrer sobre el Fin de los tiempos y el Juicio Final, muy interesantes especialmente para católicos pero también para judíos y musulmanes, que se convertían y lloraban por cientos al escuchar a éste grandísimo santo, que parece que resucitó (claro está con el poder y virtud que Dios le otorgaba) a más santos que el mismo Jesús. Es de un grandísimo interés, incluso para personas de otras confesiones religiosas, algunos de los cuales recurren a exorcistas católicos al comprobar que los demonios son expulsados por virtud del nombre de Jesucristo y no por otras entidades o deidades, lo que indican que realmente ese tal Jesús de Nazareth era y es realmente la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, y que como tal le ha sido dado todo Poder en el Cielo y en la tierra y que es por ello que tiene poder incluso sobre lo demonios y todo espíritu inmundo.
Los tatuajes son un pecado contra la sabiduría de Dios. Expliquémoslo.
La sabiduría prepara el alma para la visión de Dios
La virtud de la sabiduría en el hombre es una participación en la sabiduría de Dios. Esa participación es aún más alta, cuando el alma, además de la virtud de la sabiduría, adquiere el don de la sabiduría, es decir, cuando el alma recibe los siete dones del Espíritu Santo -de los cuales el primero es precisamente el don de la sabiduría- que son concedidos a los hombres específicamente en el sacramento de la confirmación.
Según Santo Tomás de Aquino, la virtud de la sabiduría, se refiere a los medios por los cuales el hombre consigue la bienaventuranza, y por eso constituye desde ya “una cierta incoación de la perfecta bienaventuranza, que consiste en la contemplación de la verdad”, siendo Dios el objeto supremo de la contemplación (cf. Suma Teológica, I-II cuestión 57, respuesta a la segunda objeción) Para uso de los entendidos, cito en latín: “quaedam inchoatio perfectae beatitudinis, quae in contemplatione veri consistit”.
Es decir, que la virtud de la sabiduría- enriquecida por el don de la sabiduría- prepara al hombre en ésta tierra para la contemplación de Dios por toda la eternidad.
A éste maravilloso vitral de la doctrina católica, sin embargo, algunos lanzan piedras y lo hacen añicos: ¡Y precisamente lanza una de esas piedras quien practica un tatuaje en su propio cuerpo!
El tatuaje inhabilita al hombre para la visión de Dios
El tatuaje afrenta la virtud de la sabiduría. -¿Por qué?
El tatuaje carga consigo una afirmación de liberación personal de toda regla, de toda compostura, de toda limpieza (de alma y cuerpo), de toda belleza, de todo orden, de toda ley. Es una insurgencia contra toda autoridad, y por lo tanto, contra la autoridad del propio Dios. Pero quien se subleva contra Dios termina sirviendo a otro señor. Puesto que Dios es el Señor de la luz, ese otro es el señor de las tinieblas.
incitación visual para que la moda siga extendiéndose. Se radical y consecuente.
-Lleva una vida de oración y sacramentos. Pide consejo a un buen sacerdote. Es verdad que no todos están bien formados en estos temas. Sucede lo mismo que con los médicos de medicina general y los especialistas
-No se te ocurra hacerte ninguno más. Procura desaconsejarlo a toda persona que conozcas
-Si perteneces a otra religión que no sea la católica, no dudes en solicitar el Sacramento del Bautismo, para que seas incorporados al número de los hijos de Dios. El Ritual completo del Bautismo contiene en sí un exorcismo. Es algo bueno para el alma alejar al demonio de tu vida y de la de tus seres queridos, y hasta de los trabajadores de tu empresa o compañeros de trabajo.
Por último comentar que éste artículo está abierto a comentarios, en los cuales se pueden aportar información, aclaraciones, correcciones e incluso queda abierto a posteriores artículos en los que se amplie o se aclare con cualquier aportación sobre el tema. Incluso sería muy interesante aportar testimonios o información que pueda resultar de interés. No soy el único que habla de estos temas en internet u otros lugares. De hecho existen autores y fuentes de gran interés para todos. Por mi parte estoy dispuesto a aprender siempre que hablemos dentro de la lógica y de la búsqueda de la salvación de las almas y desde el ámbito de la caridad y búsqueda honesta de la verdad. Para justificar el mal ya existen entidades malignas que se ocupan de torcer hasta las mentes más preparadas y lúcidas. He escrito este artículo con la intención de aportar algo de luz sobre tan delicado tema y dañina moda, intentando cumplir, aunque sea pobremente, con la misión de todo cristiano de ser sal y luz, ofreciendo también esperanzas de salvación y posibles soluciones, entre las que aún están a nuestro alcance, incluso para gente de otras religiones o confesiones religiosas que efectivamente, al menos en éste asunto, tienen la razón.
El Señor te bendiga y te guarde, te muestre su rostro y tenga Misericordia de ti + Dirija su mirada sobre ti y te conceda la verdadera Paz + El Señor bendiga éste su siervo + (Oración de San Francisco de aAsís)
PAX ET BONUM (Lema de San benito, patrón de los exorcistas)
EJÉRCITO REMANENTE..