sábado, 6 de enero de 2024

Fidusia supplicans ....a la basura..

 

Grupo de sacerdotes españoles piden al Santo Padre que anule Fiducia Supplicans

CON ESPÍRITU FILIAL

Grupo de sacerdotes españoles piden al Santo Padre que anule Fiducia Supplicans

Al igual que las Confraternidades del Reino Unido, de Estados Unidos o de Australia, un grupo de sacerdotes españoles se ha manifestado públicamente sobre la Declaración Fiducia Supplicans y piden al Santo Padre que la anule.

(InfoCatólica) Además de Conferencias Episcopales enteras u obispos en sus diócesis, confraternidades de sacerdotes han realizado aclaraciones y peticiones sobre, como mínimo, las ambigüedades de la Declaración Fiducia Supplicans, firmada por el Papa Francisco y que está causando mucho dolor y escándalo entre los católicos a pesar del intento de redefinición de que «pareja» ya no significa «pareja».

La primera en manifestarse fue la Confraternidad del Clero Católico del Reino Unido, el 21 de diciembre, luego vinieron las de Estados Unidos y la de Australia, al día siguiente.

En España un grupo de sacerdotes, con espíritu filial, promueven una petición al Santo Padre. Entre cuyos promotores encontramos a el P. José Manuel Alonso Ampuero, sacerdote diocesano de Toledo, fidei donum en Lurin (Perú); el P. Julio Alonso Ampuero, sacerdote diocesano de Toledo, fidei donum en Lurin (Perú); el P. José María Cabrero Abascal, sacerdote diocesano de Toledo (España); y el P. Antonio Diufaín Mora, sacerdote de la diócesis de Cádiz y Ceuta (España). Al igual que está ocurriendo en muchas partes del mundo son precisamente las periferias, las iglesias martiriales y pobres, las misiones (como en este caso) los que han levantado la voz de alarma.

Como era de esperar desde medios de comunicación a los que poco les interesa la Iglesia han comenzado una persecución contra alguno de los promotores.

A través de la plataforma Change invitan a unirse a una petición para que el Santo Padre anule la Declaración:

«§ 1. Los fieles, conscientes de su propia responsabilidad, están obligados a seguir, por obediencia cristiana, todo aquello que los Pastores sagrados, en cuanto representantes de Cristo, declaran como maestros de la fe o establecen como rectores de la Iglesia.

§ 2. Los fieles tienen derecho a manifestar a los Pastores de la Iglesia sus necesidades, principalmente las espirituales, y sus deseos.

§ 3. Tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestarlo a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres, la reverencia hacia los Pastores y habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas.»

(Código de Derecho Canónico, 212).

Ante la Declaración «Fiducia Supplicans»

los abajo firmantes («promotores») queremos expresar lo siguiente:

1- Con Cristo, en Él y como Él, queremos amar a cada una de todas las personas.

2- Nos adherimos a la verdad revelada, recogida en la Biblia y en la Tradición e interpretada por el Magisterio secular de la Iglesia.

3- Bendecir parejas en situación irregular o en convivencia homosexual, aunque sea de forma extralitúrgica, contradice el plan de Dios.

4- En conciencia no podemos aceptar el reconocimiento de este tipo de bendiciones.

5- Pedimos filialmente al Santo Padre que anule «Fiducia supplicans»

6- Oramos por nuestra conversión y la de todos para que vivamos la caridad en la verdad.

Con un verdadero espíritu misericordioso, que como señalaba el Papa Benedicto XVI no separa la verdad de la caridad, ni la caridad de la verdad, han también compartido el testimonio de Gersón.

Unos días antes José Manuel y Julio Alonso Ampureo realizaban un análisis de la Declaración en Radio María Perú

 

Fiducia supplicans. ..el mayor atropello nuestra Fe

 Müller recuerda a Fernández que la opinión gnóstica de una pequeña élite y el Magisterio no están sobre la Palabra de Dios

 Cardenal Gerhard Ludwig Müller, Prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe

LOS DOGMAS PAPALES NO PERMITEN TAL COSA

Müller recuerda a Fernández que la opinión gnóstica de una pequeña élite y el Magisterio no están sobre la Palabra de Dios

El cardenal Gerhard Ludwig Müller, Prefecto emérito del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, ha concedido unas declaraciones en exclusiva a Kath.net comentando la nota de prensa del dicasterio vaticano tras el rechazo histórico de obispos y conferencias episcopales a Fiducia supplicans.

(KAth/InfoCatólica) Kath.net hace una única pregunta al purpurado alemán:

Señor cardneal Müller, ¿ha habido algún cambio en el contenido con la última declaración (enlace) del cardenal Fernández?

No tengo nada más que agregar en cuanto a mi comentario sobre Fiducia Supplicans. La reacción negativa a nivel mundial por parte de grandes sectores del episcopado mundial y de destacados laicos hacia la «orientación pastoral» emitida por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe sobre la bendición privada de personas en relaciones de pareja pecaminosas debería hacer reflexionar a los responsables en Roma. Sin embargo, añado dos puntos para aclarar más:

  1. Para mí, sigue siendo problemática la distinción entre las bendiciones litúrgico-oficiales y las bendiciones privado-pastorales de parejas sexuales no matrimoniales. La propuesta de una bendición de 15 segundos con la señal de la cruz y la invocación del nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo se describe como una oración privada por la ayuda de Dios, quien siempre quiere nuestra separación del pecado y nuestra salvación eterna. Cualquier laico puede hacer esta oración por otros. Sin embargo, el sacerdote debe tener cuidado de que su bendición en nombre de la Iglesia no sea instrumentalizada por grupos de presión seculares-ideológicos y eclesiásticos-herejes, cuyo único objetivo es socavar la verdad de la fe revelada (en la enseñanza y práctica de la Iglesia, que no se deben enfrentar entre sí).
  2. El punto más problemático para mí parece no ser el esfuerzo pastoral (obviamente necesario) por la salvación y la apertura a Dios de personas en relaciones sexuales irregulares o aquellos que, corrompidos por la ideología LGBT, difaman la teología cristiana del matrimonio como obsoleta y hostil al cuerpo, sino la afirmación de «un verdadero desarrollo más allá de lo que el magisterio y los textos oficiales de la Iglesia han dicho sobre las bendiciones» (Declaración n.º 4).

El magisterio del Papa y los obispos de ninguna manera pueden recibir autoridad de un dicasterio romano, incluso apelando a la voluntad personal (voluntarista) del Papa gobernante actual, para complementar, reducir, corregir o hacer compatible con el sentido común o las ideologías actuales lo que ha sido revelado de una vez por todas en Cristo y presentado normativamente en la «doctrina de los apóstoles» (Hechos 2, 42) para todo tiempo. Los dos dogmas papales del Concilio Vaticano I (infalibilidad, primacía de jurisdicción) no permiten tal interpretación que rompería la hermenéutica de la fe católica, de hecho, la contradicen directamente. No hay margen para sugerir nada en la declaración definitiva del Concilio Vaticano II:

«Este Magisterio, evidentemente, no está sobre la palabra de Dios, sino que la sirve, enseñando solamente lo que le ha sido confiado, por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo la oye con piedad, la guarda con exactitud y la expone con fidelidad, y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como verdad revelada por Dios que se ha de creer.» (Dei Verbum 10).

La opinión gnóstica de que una pequeña élite tiene acceso especial al Espíritu Santo o que, de manera mitológica, el Espíritu Santo habla a través del «pueblo sano de la gente sencilla e intelectualmente incorrupta» (el «espíritu popular» de los románticos) no tiene nada que ver con la fe católica. Solo hay un único tesoro de la Palabra de Dios, que se encuentra en la Sagrada Escritura y que, en el contexto de la Tradición Apostólica, es completamente conservado y fielmente interpretado por toda la Iglesia bajo la guía del sagrado magisterio (cf. Dei Verbum 1-10; Lumen Gentium 25).