lunes, 19 de mayo de 2008

JUSTICIA DIVINA .

Las dos mujeres que lograron la legalización del aborto en EE UU piden ahora su derogación:


Norma McCovey y Sandra Cano, en otros tiempos paladinas de la defensa de la «interrupción del embarazo» en América, son ahora líderes pro-vida

Consideran que estas leyes violan los derechos básicos de las mujeres.Casi 30 años después de que se produjera el famoso fallo Roe versus Wade en la Corte Suprema de Estados Unidos, que propició la legalización del aborto en este país, las mismas mujeres protagonistas de esta historia, que lucharon con toda su pasión para que la llamada «interrupción voluntaria del embarazo» fuera permitida, dan marcha atrás y piden la revocación del fallo.

Alegan que las mujeres que han abortado durante estos casi treinta años de aborto legal no tenían la información suficiente para dar ese dramático paso de suprimir la vida del narciturus, y que por lo tanto, esa ley es nociva para los derechos de la mujer. La decisión de estas dos mujeres de apoyar los postulados pro-vida, sorprenden.
En un hecho sin precedentes en la historia de Estados Unidos. Las dos mujeres que lograron que la Corte Suprema aprobara la legalización del aborto; han regresaron a los tribunales 25 años después para pedir que se reviertan los fallos que alguna vez las beneficiaron.
Norma McCorvey y Sandra Cano, conocidas como Roe y Doe respectivamente en los casos judiciales Roe versus Wade, y Doe versus Bolton, firmaron declaraciones juradas pidiendo que la Corte revierta las sentencias a su favor promulgadas hace más de 25 años.
Ambas mujeres. -convertidas ahora en líderes pro-vida- ofrecieron una conferencia de prensa y una charla en el Liberty Bell antes de ir a la Corte de Apelaciones para emitir su pedido.


McCorvey y Cano presentaron sus testimonios como parte del caso Donna Santa Marie y otros versus Christine Todd VVhitman y otros. Donna Santa Marie representa una demanda colectiva presentada por cinco mujeres, tres de las cuales fueron sometidas a un aborto sin un consentimiento informado y voluntario.

Las mujeres demandantes sostienen que las leyes del aborto violan los derechos fundamentales de las mujeres de Estados Unidos y buscan defender los derechos de litigio de las mujeres frente a las clínicas abortivas, sosteniendo que los intereses de esos centros y los de las mujeres son irreconciliables.

Arrinconar el aborto

McCorvey y Cano apoyarán el caso sosteniendo en sus testimonios que ellas en particular, y las mujeres en general, fueron y son tratadas con tergiversación y engaños por los proveedores de abortos.
El caso Donna Santa Marie representa el primero en el que las mujeres atacan el permiso legal concedido por el caso Roe versus Wade, que en 1973 legalizó el aborto. Las otras dos demandantes del caso, son mujeres que practican la obstetricia y sostienen que las leyes de aborto en Nueva Jersey violan los derechos de las madres y sus hijos.
El responsable del caso es Harold Cassidy, el abogado que ganó el pleito conocido como Baby M ante la Corte Suprema de Nueva Jersey, un caso que influyó positivamente en el desarrollo de leyes sobre maternidad subrogada -o vientre de alquiler- en todo el mundo.
Por su parte el Elliot Institute convocó un esfuerzo nacional para dar a las mujeres que se han sometido a un aborto la posibilidad de rechazar el procedimiento en las cortes federales. Según el Dr. David Reardon, director del Elliot Institute y un experto de fama nacional en las complicaciones post-aborto, «ésta es una gran oportunidad, a través de juramentos legales para que las mujeres ofrezcan su testimonio a las cortes federales y últimamente a la Corte Suprema, sobre los devastadores efectos del aborto en sus vidas».
El Instituto está recogiendo cientos de testimonios con valor legal en los que mujeres describen cómo fueron presionadas para someterse a abortos no deseados, desinformadas sobre los riesgos del procedimiento o si sufrieron problemas emocionales o físicos después del aborto. Estos testimonios serán usados en una serie de demandas legales.

Según Allan Parker, el abogado que fundó una firma de juristas para encargarse de asuntos públicos denominada Texas Justice Foundation, «la ley federal sobre el aborto dictada por la Corte Suprema ha sido un desastre para las mujeres. En vez de avanzar en el respeto a los derechos de las mujeres, está haciendo que sea más fácil presionarlas» .

Norma McCorvey tiene 54 años y desde que nació, fruto de un matrimonio fracasado entre una camarera y un soldado, ha tenido que sufrir todo tipo de experiencias. La protagonista involuntaria de las grandes batallas morales y sociales de la sociedad estadounidense de este último cuarto de siglo ha sido una niña maltratada, una adolescente violada, una esposa niña y una madre soltera. Se ha prostituido, se ha emborrachado hasta perder el sentido, ha vendido droga.
Durante dos décadas ha sido lesbiana declarada. Paradójicamente, la paladina del aborto en Estados Unidos nunca abortó. Cuando el 22 de enero de 1973 la Corte Suprema decidió con siete votos a favor y dos en contra permitirle esta intervención, Norma Mc Corvey ya había dado a luz la niña que nunca quiso tener y que cedió en adopción. Se había quedado embarazada en 1969.

Sola y sin dinero, quería abortar ilegalmente en Dallas, pero no lo logró, impresionada por las condiciones en que operaban las clínicas para abortos. Embarazada de ocho semanas, se dirigió a dos abogadas que la convencieron a presentarse a los tribunales para reivindicar el derecho al aborto. Escondiéndose en el seudónimo de Jane Roe, comenzó en 1970 una batalla legal contra la ley texana.

Un año después la cuestión llegaba a la Corte Suprema y en 1973 los jueces constitucionales establecían polémicamente el carácter inadmisible de las leyes que se pronunciaban contra el aborto en Estados Unidos.

En 1989, Norma decidió salir al descubierto, declarando su auténtica identidad. Hace seis años, llegó el cambio. Norma ha terminado por reconocer: «Durante 25 años he sido utilizada por los abortistas. Me he equivocado en todo».