domingo, 21 de octubre de 2018

¡Profesor protestante en seminario católico!

¡Profesor protestante en seminario católico!

Escribo en tiempo de vacaciones, las cuales mueven a la gente a viajar, incluso a sacerdotes, frailes y monjas. Esto significa que a menudo, muy a menudo, las Santas Misas son cada vez menos, menor todavía la disponibilidad para confesar a los fieles que todavía lo desean. Significa también disputas vacías y noticias tristes.
Como me ha sucedido a mí, hace unos días. Ha venido un misionero a mi casa a visitarme, cosa siembre agradable para mí, que querría tener la casa de Lázaro en Betania para acoger a Jesús en sus consagrados.
En primer lugar, me ha dicho que estaba sorprendido de mi casa, tan pequeña de lo chiquita que es. Le he respondido que, al ser “singular” y no “plural”, me encuentro bien y, por lo tanto, me basta. Sentía ya, sin embargo, ganas de llevarlo a la puerta, pero soy manso de corazón y he buscado algún buen tema de qué hablar. Me he “cabreado”, sin embargo, cuando me ha contado que, en su Facultad Teológica, donde se preparan futuros sacerdotes, enseña un profesor de Sagrada Escritura protestanteSí, habéis entendido bien, un PROFESOR PROTESTANTE. 
Le pregunté qué habría dicho su Fundador, gran santo que combatió a los protestantes hasta arriesgar la piel, ante un hecho así. Me respondió que su Fundador, “alma buena”, era un hombre de otros tiempos, que los superiores actuales de la Orden son personas sabias, que, por tanto, no se debe dudar de la sabia elección realizada por ellos, al querer que entre los académicos de la Facultad haya un hermano protestante que tiene, también él, sus dones.
A este punto le respondí cordialmente que me alegro de que su Orden tenga pocas vocaciones, que si tuviera un hijo o un joven amigo que quisiera entrar en ella lo disuadiría “de malas maneras”… y concluí con lo que acostumbro a decir: “Dios no llama a jóvenes para que vayan a la escuela de teología de los protestantes y se conviertan en herejes”.
Aquél comenzó a sentirse incómodo y pensó en cambiar de tema, pero, amigos, os digo que quizá era la primera vez que oía un discurso como el mío. Dentro de mí estaba furioso: ved a jóvenes candidatos al Sacerdocio católico en la escuela de protestantes: ¿acaso no significa contradecir la obra de al menos 5 siglos de santos, de estudios, de luchas, de predicación, de fatigas hasta el martirio, por parte de una Iglesia, nuestra santa Iglesia católica, que quería custodiar la Verdad del Credo, de la Ley de Dios, de la Liturgia y de la Disciplina?
Me levanté y le dije que le invitaba a un helado en el bar; como pobre maestro de escuela, siempre con el dinero justo, no tengo en casa sino lo estricto necesario. Cosa que hice. Pero al mismo tiempo me acordé de un joven, ahora ilustre sacerdote, que, cuando era seminarista, en una ciudad del norte de Italia, una mañana, en clase de Teología, después de meses soportando la necia enseñanza de un profesor y sacerdote, pidió la palabra y le dijo clarísimamente: “¡Usted es luterano, no ya católico, y no es digno de enseñar aquí!”.
Lo cual supo inmediatamente el Arzobispo, que convocó al joven y le dijo: “Muchacho mío, tienes razón, pero no tengo la autoridad, la posibilidad de quitar a ese señor de la cátedra.”. Y mandó al seminarista a estudiar a Roma, en otro seminario más seguro, reservándose, sin embargo, la alegría de imponerle las manos él, que le quería. Ahora es un digno, docto y ejemplar sacerdote católico.
¿Habéis comprendido, amigos, por qué faltan vocaciones, por qué no tenemos sacerdotes para recibir los Sacramentos en el momento de la muerte? ¡Dios no llama a buenos chicos para que se conviertan en herejes o en cantamañanas, en seminarios donde enseñan modernazos o protestantes, sino que Dios llama sólo para los seminarios que son verdaderamente católicos! Entonces, en vez de orar sólo por las vocaciones, es necesario orar sobre todo para que monseñores mitrados y reverendos abran los ojos y entonen el “mea culpa” y cambien de política y mantengan la Verdad en su debido respeto y honor.
Cierto, ¿sí o no? ¡Ciertísimo!
Insurgens
(Traducido por Marianus el eremita /Adelante la Fe)