viernes, 14 de mayo de 2021

Buda y Pachamama..

 

Buda y Pachamama: por qué defiendo a Juan Pablo II


“Francisco es el Papa que la Iglesia merecía, y es el Papa que la Iglesia necesitaba para despertar a los fieles dormidos. Y ahora están despiertos. Basta con ver la reacción al reciente y vil escándalo de la 

 compararla con la sustancial ‘no reacción’ al encuentro de oración de Asís de 1986 promovido por Juan Pablo II (encuentro en el que, entre otras cosas, se colocó una estatua de Buda en un altar católico), que fue un escándalo y un sacrilegio aún más grave”. Esto es lo que se lee al final de la contribución ofrecida a Stilum Curiae por el Dr. Carlo Schena en relación con la validez o no de la elección de Bergoglio y la posición de Benedicto XVI respecto a quienes niegan la validez de la elección de un pontífice.

Estoy de acuerdo con quienes sostienen, con monseñor Carlo Maria Viganò a la cabeza, que el espíritu de Asís fue una página negativa del pontificado de San Juan Pablo II, en perfecta sintonía con los errores y engaños del Concilio Vaticano II; y lo digo valorando positivamente la labor de Wojtyla, teniendo en cuenta que fue durante su pontificado cuando se tomaron medidas concretas contra Hans Kung y muchos teólogos modernistas como Schillebeeckx, Balasuriya, Boff, Bulányi, Curran, Fox, Drewermann).

Pero sería injusto, además de poco generoso, culpar a san Juan Pablo II de los excesos que se verificaron en el encuentro de oración de 1986 y que, en cambio, fueron responsabilidad directa de los frailes franciscanos custodios del Sagrado Convento de Asís, imbuidos de fanatismo ecuménico y, sobre todo, de una soberbia muy poco franciscana, resultante de la autonomía que les concedió Pablo VI.

Una autonomía que les llevó no sólo a ir más allá de ciertos ritos muy cuestionables justamente en la mencionada jornada de 1986, sino a excluir en los años siguientes al obispo de Asís de toda decisión relativa a las actividades del Sagrado Convento; empezando por la organización de actos públicos, incluso de importancia internacional, organizados en el marco de actividades ecuménicas fruto del espíritu de Asís.

También por este motivo, para poner fin a la anomalía de una autonomía que, de hecho, llevaba a los frailes de Asís a desconocer totalmente la autoridad del obispo diocesano (como había denunciado repetidamente monseñor Sergio Goretti), Benedicto XVI decidió poner las cosas en su lugar, revocando la autonomía y obligando a los franciscanos del Sagrado Convento a someterse al jefe de la diócesis.

Y, según lo referido por Vittorio Messori en una entrevista concedida al diario La Stampa en noviembre de 2005, comentando la decisión de Ratzinger, la medida era también necesaria para corregir el espíritu de Asís. Messori dijo: “Ratzinger no ha perdonado a la comunidad franciscana los excesos de la primera jornada de oración de los líderes religiosos con Karol Wojtyla. Un carnaval, según muchos, que forzó la mano del Papa y fueron los propios frailes los que fueron más allá de los acuerdos alcanzados. Incluso permitieron a los animistas africanos matar dos pollos en el altar de Santa Clara y a los nativos americanos bailar en la iglesia. Ratzinger tuvo perplejidades muy fuertes desde el principio, no quería ir a Asís y sus reservas limitaron el daño”. Y además: “Los frailes han abusado del llamado espíritu de Asís. En realidad, veneran y difunden ilegítimamente una imagen del santo romántica y derivada del protestantismo, que es el San Francisco del mito, un idiota de pueblo que habla con los lobos y los pájaros, y que da palmaditas en la espalda a todo el mundo. Una falsa vulgata que degrada el mensaje. El Francisco de la historia, de hecho, es el hijo más auténtico de la Iglesia de las Cruzadas”.

Nadie es perfecto, ni siquiera Juan Pablo II. Durante su pontificado cometió errores, como todos los Papas, ya que nadie ha estado exento de sombras, aunque haya brillado con muchas luces. Pero creo que el acontecimiento del Buda colocado en el altar de Asís es muy diferente a la historia mucho más grave de la Pachamama expuesta en los jardines del Vaticano y llevada en procesión con el consentimiento explícito de Bergoglio, que quiso hacer como Papa un gesto claramente rayano en la herejía. Wojtyla, a su pesar, permitió que los frailes forzaran el espíritu de Asís yendo más allá de lo permitido, pero ciertamente no fue él quien autorizó los ritos paganos en las iglesias. Bergoglio, en cambio, lo hizo conscientemente. En mi opinión, se trata de dos situaciones muy diferentes que no merecen ser puestas al mismo nivel.

 

Americo Mascarucci- periodista y escritor

 https://www.marcotosatti.com/2021/05/11/mascarucci-budda-e-pachamama-perche-difendo-san-giovanni-paolo-ii/

 

Traducción al español por: José Arturo Quarracino