Padre Antonio
Habiéndose enfermado durante su primer año de Teología se retiró con gran pesar de dicha Congregación y trabajó por 2 años, como visitador farmacéutico de la “Coopération Pharmaceutique Française (CPF) de Melun” con el fin de financiar sus futuros estudios de Medicina.
En el curso de estos estudios universitarios sufrió de una tenaz amigdalitis crónica, combinada con una úlcera estomacal, ambas al punto de ser “resueltas” mediante cirugías mutilantes. Consultando en 1959 en París al Dr. André Schlemmer, el sucesor del conocido médico naturista francés Paul Carton, no sólo se curó de ambos males sino que alcanzó un nivel de salud jamás antes experimentado. Lo cual lo motivó, estando en el quinto año de Medicina, al abandono de sus estudios médicos y a indagar métodos de sanación, mediante el regreso a un estilo de vida en conformidad con las leyes naturales.
Luego de dos encuentros personales en San Giovanni Rotondo
-en 1961 y en 1964- con el Padre Pío de Pietrelcina, el cual le predijo que sería sacerdote un día, y que Dios tenía planes fundacionales con él, se encaminó nuevamente hacia el sacerdocio y, terminado el tercer año de sus estudios teológicos en una sucursal jesuita de la Universidad Gregoriana de Roma se trasladó, ante la necesidad de tener un Obispo que lo ordenaría, al Seminario de Antananarivo, Madagascar, África, regido también por los Padres Jesuitas.
Terminado su cuarto año de Teología y a quince días de ser ordenado Diácono, se enfermó gravemente de anquilostomiasis. Lo cual redujo su peso de 71 a 38 kilos. Habiendo los médicos declarados que le quedaba al máximo, una semana de vida, el sacerdote francés que le administraba los últimos Sacramentos y que había sido antes un médico naturópata, lo llevó a su casa en donde se curó en tres meses con una mera dieta vegana y sin tomar fármaco alguno.
Aconsejado por ese padre francés, regresó a Europa y se puso por diez años al servicio del “Santuario de la Madonna delle Lacrime” en Siracusa, Sicilia, Italia, en donde aprovecharon su conocimiento de seis lenguas (holandés, francés, inglés, alemán, italiano y español) para que atendiera la correspondencia en diversas lenguas que llegó al Santuario, y fundara revistas del Santuario en lenguas distintas al italiano.
Luego de siete años al servicio del Santuario como laico, el entonces Arzobispo de Siracusa, Monseñor Guiseppe Bonfiglioli, le ordenó Diácono y luego, el 29 de Junio de 1971, sacerdote al tener el Padre Antonio la edad de 37 años. Una vez ordenado sacerdote, se convirtió por tres años en el capellán del Santuario de la “Madonna delle Lacrime” para los peregrinos extranjeros, en redactor en jefe de los boletines italianos, franceses e ingleses, y en promotor de los “Cenáculos del Rosario” de “Mama Carmela Carabelli” de Milán.
Deseando volver a ser misionero, fue luego por 10 años, párroco de Texiguat, Honduras, entre los Indios Chorotegas en la mera selva, y creador para ellos de un “Hogar de medicina natural” a petición expresa del Arzobispo de Tegucigalpa, Monseñor Héctor Enrique Santos Hernández, SDB, dado que no hubo médico alguno al menos de 40 km alrededor de Texiguat. Allí tuvo la ocasión de poder curar entre otros al actual Arzobispo de Tegucigalpa, el Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, SDB, quien sufrió de un grave insomnio, luego de regresar de cursar varios años de estudios en Europa, en donde había tenido que trasnochar mucho.
Ese deseo más misionero brotó también en el corazón de la entonces hermana Gabriela del Amor Crucificado. La cual, al sentir siempre más fuerte en su corazón el llamado a iniciar una comunidad dedicada en exclusividad a los medios de comunicación, recibió del Padre Antonio su bendición y con su apoyo empezó una comunidad, que inicialmente era como un ramo de las Ermitañas, y que luego tomó el nombre de “Comunicadoras Eucarísticas del Padre Celestial”, CEPC.
http://www.comunicadoras.org/nuestros-fundadores/padre-antonio