En La Montaña De Dios ; tiene morada propia La Santa Trinidad,,llí viven,Oran Trabajan Los Ermitaños Eucarísticos Del Padre Celestial,
comunidad Franciscana, esta en Pie de Cuesta Santander, Colombia ;Soy un Hijo espiritual del Apa Antonio Lootens Su Fundador q.e.p.d . La Comunidad no es responsable de lo que acá se expresa son mis opiniones Personales ,en respaldo de nuestra Sagrada Iglesia Católica Tradicional.
Coronilla de la Divina Misericordia y Promesas que contiene
“Me queman las llamas de la Misericordia, deseo derramarlas sobre las almas, y las almas no quieren creer en mi bondad. Oh, qué dolor me dan cuando no quieren aceptarlas (…) Dile a la humanidad doliente que se abrace a mi Corazón misericordioso y Yo la llenaré de paz”.
A continuación, podrán leer las promesas dictadas por Jesús a Santa Faustina Kowalska:
“La humanidad no encontrará la paz hasta que no se dirija con confianza a mi Misericordia”.
«De todas Mis llagas, como de arroyos, fluye la misericordia para las almas, pero la herida de Mi Corazón es la Fuente de la Misericordia sin límites, de esta fuente brotan todas las gracias para las almas».
“El alma que confíe en mi Misericordia no perecerá, ya que todos sus asuntos son míos. El alma más feliz es la que confía en mi Misericordia, pues Yo mismo la cuido”.
«Proclama que ningún alma que ha invocado Mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión».
«Hija Mía, escribe que cuanto más grande es la miseria de un alma tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia e invita a todas las almas a confiar en el inconcebible abismo de Mi misericordia, porque deseo salvarlas a todas. En la cruz, la Fuente de Mi Misericordia fue abierta de par en par por la lanza para todas las almas, no he excluido a ninguna».
«Que los más grandes pecadores pongan su confianza en Mi misericordia. Ellos más que nadie tienen derecho a confiar en el abismo de Mi misericordia. Hija Mía, escribe sobre Mi misericordia para las almas afligidas. Me deleitan las almas que recurren a Mi misericordia. A estas almas les concedo gracias por encima de lo que piden. No puedo castigar aún al pecador más grande si él suplica Mi compasión, sino que lo justifico en Mi insondable e impenetrable misericordia. Escribe: Antes de venir como juez justo abro de par en par la puerta de Mi misericordia. Quien no quiere pasar por la puerta de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi justicia…»
«Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo ya aquí en la tierra la victoria sobre el enemigo y sobretodo a la hora de la muerte, Yo mismo la defenderé como a mi propia gloria… Ofrezco a los hombres el vaso con el que han de venir a recoger las gracias a la fuente de la Misericordia».
«A las almas que difunden elculto de mi Misericordia, las protejo a lo largo de su vida como una madre cariñosa protege a su niño todavía lactante. A la hora de su muerte, no seré para ellas su juez sino su Salvador misericordioso. En aquella última hora no hay para el alma más que una sola protección: MI MISERICORDIA»…
«Yo preservaré a las ciudades y casas en las cuales se encontrase esta imagen».
«Yo también protegeré a aquellas personas que veneren esta Imagen y tengan confianza en mi Misericordia».
HORA DE LA DIVINA MISERICORDIA: LAS TRES DE LA TARDE
Oración para recibir vigor y valentía a la hora de dar a conocer los Mensajes
Lléname ahora, Oh Señor, con el Don del Espíritu Santo para llevar Tu Santísima Palabra a los pecadores que debo ayudar a salvar en Tu nombre.
Ayúdame a cubrirlos, a través de mis oraciones, con Tu Preciosa Sangre, para que así ellos puedan ser atraídos a Tu Sagrado Corazón.
Dame el Don del Espíritu Santo para que así estas pobres almas puedan deleitarse en Tu Nuevo Paraíso.
Amén
Digan esta oración todos los días, después de recitar Mi Divina Misericordia y ustedes, por su lealtad a Mí, ayudarán a salvar a Mis hijos.
La oración de las tres dictada por Jesús a Santa Faustina Kowalska es la siguiente:
Expiraste, Jesús, pero Tu muerte hizo brotar un manantial de vida para las almas y el océano de Tu misericordia inundó todo el mundo. Oh, Fuente de Vida, insondable misericordia divina, anega el mundo entero derramando sobre nosotros hasta Tu última gota.
Oh, Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús, manantial de misericordia para nosotros, en Ti confío.
El Señor le dijo a Santa Faustina Kowalska lo siguiente:
Un látigo poderoso para usar contra las próximas amenazas (tormentas, terremotos,erupciones volcánicas, tsunamis, etc.) Dos casos aparecen en el Diario de Santa María Faustina que envuelven tormentas, #1731 y# 1791, y en ellos ella usa la Coronilla de la Divina Misericordia como un látigo poderoso:
“Hoy me despertó una gran tormenta, el viento estaba enfurecido y llovía como si hubiera un huracán, a cada rato caían rayos. Me puse a rogar que la tempestad no causara ningún daño; de repente oí estas palabras: Reza la coronilla que te he enseñado y la tempestad cesará. Enseguida he comenzado a rezar la coronilla y ni siquiera la he terminado cuando el temporal ha cesado y oí estas palabras: A través de ella obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con mi voluntad.” (1731)
“Cuando se acercaba una gran tormenta me puse a rezar la coronilla. De repente oí la voz de un ángel: no puedo acercarme con la tempestad, porque el resplandor que sale de su boca me rechaza a mí y a la tormenta. Se quejaba el ángel con Dios. De súbito conocí lo mucho que habría de devastar con esa tempestad, pero conocí también que esa oración era agradable a Dios y lo potente que es la coronilla.” (1791)
Señor, purifica mi corazón, para que Tu Palabra caiga en él, y dé el ciento por uno
Hoy, sábado, 8 de marzo de 2025
Primera Lectura
Lectura del libro de Isaías (58,9b-14):
ESTO dice el Señor: «Cuando alejes de ti la opresión, el dedo acusador y la calumnia, cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo y sacies al alma afligida, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad como el mediodía. El Señor te guiará siempre, hartará tu alma en tierra abrasada, dará vigor a tus huesos. Serás un huerto bien regado, un manantial de aguas que no engañan. Tu gente reconstruirá las ruinas antiguas, volverás a levantar los cimientos de otros tiempos; te llamarán “reparador de brechas”, “restaurador de senderos”, para hacer habitable el país. Si detienes tus pasos el sábado, para no hacer negocios en mi día santo, y llamas al sábado “mi delicia” y lo consagras a la gloria del Señor; si lo honras, evitando viajes, dejando de hacer tus negocios y de discutir tus asuntos, entonces encontrarás tu delicia en el Señor. Te conduciré sobre las alturas del país y gozarás del patrimonio de Jacob, tu padre. Ha hablado la boca del Señor».
Palabra de Dios
Salmo
Sal 85,1-2.3-4.5-6
R/. Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad
V/. Inclina tu oído, Señor, escúchame, que soy un pobre desamparado; protege mi vida, que soy un fiel tuyo; salva, Dios mío, a tu siervo, que confía en ti. R/.
V/. Piedad de mí, Señor, que a ti te estoy llamando todo el día; alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti, Señor. R/.
V/. Porque tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha mi oración, atiende a la voz de mi súplica. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,27-32):
EN aquel tiempo, vio Jesús a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Y murmuraban los fariseos y sus escribas diciendo a los discípulos de Jesús: «¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?» Jesús les respondió: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».
Palabra del Señor
COMENTARIO DE BENEDICTO XVI
La buena nueva del Evangelio consiste precisamente en que Dios ofrece su gracia al pecador. En otro pasaje, con la famosa parábola del fariseo y el publicano que subieron al templo a orar, Jesús llega a poner a un publicano anónimo como ejemplo de humilde confianza en la misericordia divina: mientras el fariseo hacía alarde de su perfección moral, «el publicano (…) no se atrevía ni a elevar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: «¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!»». Y Jesús comenta: «Os digo que este bajó a su casa justificado y aquel no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado» (Lc 18, 13-14). Por tanto, con la figura de Mateo, los Evangelios nos presentan una auténtica paradoja: quien se encuentra aparentemente más lejos de la santidad puede convertirse incluso en un modelo de acogida de la misericordia de Dios, permitiéndole mostrar sus maravillosos efectos en su existencia. (…) Ya no tenemos el Evangelio escrito por san Mateo en hebreo o arameo, pero en el Evangelio griego que nos ha llegado seguimos escuchando todavía, en cierto sentido, la voz persuasiva del publicano Mateo que, al convertirse en Apóstol, sigue anunciándonos la misericordia salvadora de Dios. Escuchemos este mensaje de san Mateo, meditémoslo siempre de nuevo, para aprender también nosotros a levantarnos y a seguir a Jesús con decisión.
(Benedicto XVI, audiencia general, miércoles 30 de agosto de 2006)
Comenzamos: ✝ ✨ Por la señal + de la Santa Cruz, de nuestros enemigos + líbranos, Señor + Dios nuestro. ✨ En el nombre del Padre y del Hijo + y del Espíritu Santo Amén
Un momento de silencio para ponernos en presencia de Jesús y de María
🌅 🛐 Ofrecimiento del día
Os adoro Dios mío y os amo con todo mi corazón.
Os doy gracias por haberme creado, redimido, hecho cristiano y conservado en esta noche. Os ofrezco todas las acciones de este día; haced que sean todas según vuestra Santísima Voluntad, para mayor honra y gloria vuestra. Preservadme del pecado y de todo mal. Vuestra gracia sea siempre conmigo y con todos los míos. 🙏🏻Amén🙏🏻
🔥 🕊️ Oración para que venga el Espíritu Santo
"Señor Jesucristo, Hijo del Padre, manda ahora tu Espíritu sobre la tierra.
Haz que el Espíritu Santo habite en el corazón de todos los pueblos, para que sean preservados de la corrupción, de las calamidades y de la guerra. Que la Señora de todos los Pueblos, la Santísima Virgen María, sea nuestra Abogada.» 🙏🏻Amen🙏🏻
🙏🏻 A la Santísima Virgen
✨💙 ✨ ¡Oh Señora mía! ¡Oh, Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a Vos; y en prueba de mi filial afecto os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo vuestro, Oh Madre de bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra. 🙏🏻Amén🙏🏻.
_(Tres Avemarías)
🥀 ración a San José
Custodio y padre de vírgenes San José, protector de la Sagrada Familia, a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma inocencia Cristo Jesús, y la Virgen María. Por Jesús y María, te ruego y suplico me alcances que, preservado de toda impureza, sirva siempre con alma limpia, corazón puro y cuerpo casto a Jesús y María ... Tambien te encomiendo a mi familia a mis amigos y a toda la Hispanidad, protégeles y preservales del mal.
Señor, purifica mi corazón para que tu Palabra caiga en él y dé el ciento por uno
Primera Lectura
Lectura del libro de lsaías (58,1-9a):
ESTO dice el Señor Dios: «Grita a pleno pulmón, no te contengas; alza la voz como una trompeta, denuncia a mi pueblo sus delitos, a la casa de Jacob sus pecados. Consultan mi oráculo a diario, desean conocer mi voluntad. Como si fuera un pueblo que practica la justicia y no descuida el mandato de su Dios, me piden sentencias justas, quieren acercarse a Dios. “¿Para qué ayunar, si no haces caso; mortificarnos, si no te enteras?” En realidad, el día de ayuno hacéis vuestros negocios y apremiáis a vuestros servidores; ayunáis para querellas y litigios, y herís con furibundos puñetazos. No ayunéis de este modo, si queréis que se oiga vuestra voz en el cielo. ¿Es ese el ayuno que deseo en el día de la penitencia: inclinar la cabeza como un junco, acostarse sobre saco y ceniza? ¿A eso llamáis ayuno, día agradable al Señor? Este es el ayuno que yo quiero: soltar las cadenas injustas, desatar las correas del yugo, liberar a los oprimidos, quebrar todos los yugos, partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, cubrir a quien ves desnudo y no desentenderte de los tuyos. Entonces surgirá tu luz como la aurora, enseguida se curarán tus heridas, ante ti marchará la justicia, detrás de ti la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor y te responderá; pedirás ayuda y te dirá: “Aquí estoy”».
Palabra de Dios
Salmo
Sal 50,3-4.5-6a.18-19
R/. Un corazón quebrantado y humillado, tú, Dios mío, no lo desprecias
V/. Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. R/.
V/. Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado. Contra ti, contra ti sólo pequé, cometí la maldad en tu presencia. R/.
V/. Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. El sacrificio agradable a Dios es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú, oh, Dios, tú no lo desprecias. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,14-15):
EN aquel tiempo, os discípulos de Juan se le acercan a Jesús, preguntándole: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?». Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán».
Palabra del Señor
COMENTARIO DE BENEDICTO XVI
En el Nuevo Testamento, Jesús indica la razón profunda del ayuno, estigmatizando la actitud de los fariseos, que observaban escrupulosamente las prescripciones que imponía la ley, pero su corazón estaba lejos de Dios. El verdadero ayuno, repite en otra ocasión el divino Maestro, consiste más bien en cumplir la voluntad del Padre celestial, que «ve en lo secreto y te recompensará» (Mt 6,18). Él mismo nos da ejemplo al responder a Satanás, al término de los cuarenta días pasados en el desierto, que «no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4,4). El verdadero ayuno, por consiguiente, tiene como finalidad comer el «alimento verdadero», que es hacer la voluntad del Padre (cfr. Jn 4,34).
(Benedicto XVI, Mensaje del Santo Padre para la Cuaresma 2009).
Los diez mandamientos de la ley de Dios, o «el Decálogo»
Querido Ejército Remanente:
Hoy vamos a aprender a no ofender a Dios. En otras palabras, a elegir la vida, a ser felices. El camino ya nos lo enseñó Dios mismo. Repasémoslo:
El primero de los mandamientos: No tendrás otro Dios más que a Mí.
El segundo: No tomar el nombre de Dios en vano.
El tercero: Acuérdate de santificar las fiestas.
El cuarto: Honra al padre y a la madre.
El quinto: No matar.
El sexto: No fornicar.
El séptimo: No hurtar.
El octavo: No levantar falso testimonio.
El noveno: No desear la mujer (o esposo) de tu prójimo.
El décimo: No codiciar los bienes ajenos.
El decálogo contiene explícita o implícitamente todos los deberes del hombre en relación a Dios, al prójimo y consigo mismo. Ya veremos uno por uno en las próximas lecciones.
Dios en sus mandamientos manda que hagamos el bien y evitemos el mal; por esto cada mandamiento contiene un precepto y una prohibición.
Dios ha impreso estos mandamientos en el corazón del hombre y los dio a Moisés en el Monte Sinaí, escritos en dos tablas de piedra, para que no nos lo olvidemos.
Los tres primeros, contenidos en la primera tabla, tienen por fin directo el honor de Dios.
Los otros siete, contenidos en la segunda tabla, tienen por fin directo el bien del prójimo.
Nuestro Señor Jesucristo confirmó los diez mandamientos y los perfeccionó con los consejos evangélicos. Podemos, debemos, y es absolutamente necesario, cumplir con los divinos mandamientos para salvarnos.
Podemos: Dios conoce nuestras fuerzas y si Él manda el cumplimiento de los mandamientos, es porque sabe que podemos cumplirlos. Si encontramos alguna dificultad en cumplirlos, pidamos a Dios su gracia, e infaliblemente Él nos ayudará y nos hará fácil lo que para nosotros nos resulta difícil y aún imposible.
Debemos: porque Dios lo quiere, lo manda, y nadie como Él tiene más, ni tanto derecho a ser obedecido. Lo exige el bien común y la sana razón. El código de todos los países civilizados está basado en la ley de Dios.
Es absolutamente necesario cumplir los mandamientos: porque sólo cumpliéndolos nos libraremos del infierno y conseguiremos el cielo. Basta quebrantar un solo mandamiento en cosa grave para merecer la eterna condenación.
El pecado
Pecado es faltar a la ley de Dios.
El pecado es original y actual.
Pecado original es aquel con que todos nacemos, heredado de nuestros primeros padres. Se borra con el santo bautismo.
Pecado actual es el que comete voluntariamente quien tiene uso de razón.
El pecado puede cometerse con pensamiento, deseo, palabra, obra y omisión. Omisión quiere decir dejar de hacer aquello a que uno está obligado.
No todos los pecados son iguales; como entre amigos pueden surgir disgustos pequeños y graves, así también sucede entre Dios y el hombre.
Los disgustos pequeños no rompen la amistad, pero sí los graves.
El pecado actual puede ser mortal y venial.
Pecado mortal es faltar a la ley de Dios en materia grave, con plena advertencia y pleno consentimiento.
Materia grave significa cosa de importancia.
Plena advertencia significa que el entendimiento se dé cuenta claramente de que la cosa es mala. No peca, por falta de advertencia, quien come carne en día prohibido, porque no sabe o no recuerda que es día de abstinencia.
Pleno consentimiento significa que la voluntad sea del todo libre. Un sueño malo, de por sí, no es pecado, porque cuando uno duerme no es libre para hacer el bien o el mal. En donde no hay libre voluntad, no hay pecado. No peca quien hace algo malo sin querer. Es imposible pecar sin querer.
Sin embargo, pecaría quien, por encontrarse amenazado de muerte u otro mal grave, cometiera una acción mala por su naturaleza, como insultar a Dios, abandonar la verdadera religión, etc.
Para que haya pecado no es necesario querer directamente ofender a Dios. Sólo el demonio u hombres semejantes al demonio pueden querer directamente ofender a Dios. Lo que se intenta, al pecar, es sólo satisfacer la pasión, el capricho. Para que haya pecado, ni siquiera es necesario pensar que se ofende a Dios; basta hacer libremente algo ilícito, dándose cuenta que aquello no se debe hacer, porque es malo.
Quien hace mal sin saberlo por ignorancia culpable, peca; por ejemplo, un médico que «ignore» la malicia del aborto. Hoy en día, con tanta información a nuestro alcance, es difícil encontrarse en «ignorancia invencible» o inculpable, puesto que cada vez es más fácil conocer. Pensemos en la obviedad de la malicia del aborto. Sólo aquellas personas que realmente están incapacitadas de obtener un conocimiento concreto sobre algo, estarían excusadas. Quizás alguna enfermedad mental, o una clara imposibilidad de información.
Quien ejecuta un acto, dudando si es lícito, peca. El que duda si un acto es lícito o ilícito debe averiguar antes; y no puede efectuarlo sin saber que es lícito. El medio más práctico para averiguar si un acto es lícito, es preguntar al confesor. (Confesores buenos, que defiendan la sana doctrina de la Iglesia Católica, y no los «curas modernistas»)
Quien hace algo lícito, pero creyendo por error que es ilícito, peca.
El pecado mortal se perdona de dos maneras:
1º- Confesándose.
2º- Haciendo un acto de contrición perfecta con el propósito de confesarse.
El pecado grave se llama mortal, porque quita al alma la vida sobrenatural de la gracia santificante.
Pecado venial es faltar a la ley de Dios de materia leve; o en cosa grave, pero sin plena advertencia o pleno consentimiento.
Se llama pecado venial, esto es, perdonable, porque no quita la gracia de Dios, y se perdona fácilmente. El pecado venial se perdona arrepintiéndose de haberlo cometido.
EL PECADO ES EL MAYOR DE TODOS LOS MALES
Debemos temer todo pecado como el mayor de todos los males. El pecado es el mal contra Dios; porque le quita la obediencia y el honor que le son debidos.
Si Dios fuera capaz de pena, el pecado se la causaría.
El pecado, el mal contra Dios, es un mal infinito, por ser infinita la dignidad de Dios ofendido. Todos los demás males son males de las criaturas; mas todas las criaturas, comparadas con Dios, son como nada; por consiguiente, todos sus males son como nada comparados con el mal contra Dios.
Por esto, aun para librar de la peste al mundo entero, (como con las supuestas vacunas «salvadoras», pero que contienen células de fetos abortados), jamás sería lícito cometer el más mínimo pecado. Nunca puede ser lícito cometer un pecado; pues si alguna vez fuera lícito, ya no sería pecado. De hecho: ¿en qué quedamos? ¿Estamos en contra del aborto, pero a favor de vacunas con células de abortos? Jamás se puede ir en contra de la Santa Ley de Dios sin pecar. Y jamás un fin bueno puede permitir un medio malo, como en este caso, el medio del aborto, que es sumamente grave. Lo dicho, contradice la «doctrina» de la Iglesia modernista, pero no la doctrina de Dios.
Y más recientemente, Monseñor Strickland, no tuvo ningún reparo en afirmar algo semejante:
El pecado es un mal para el hombre mismo, porque le quita la eterna felicidad, que es su último fin. Ningún otro mal causa más fatales consecuencias.
MALICIA DEL PECADO MORTAL
El pecado mortal es una ofensa grave al Dios de Majestad infinita; por consiguiente, es una injuria infinita. El hombre que comete pecado mortal se rebela contra Dios: si no con palabra, con sus obras, dice: «No quiero servir a Dios; no quiero hacer lo que Él manda».
El hombre, si se le compara con Dios, es infinitamente menos que un gusano comparado con todo el universo. ¿Un ser tan vil se atreve a rebelarse contra Dios? ¿Por qué? Por una pasión baja que no quiere dominar y, muchas veces, por cosas de ningún valor.
Todo el que comete pecado mortal ama más a sí mismo y a las criaturas que a Dios; pues disgusta gravemente a Dios, para complacerse a sí mismo o a otros.
¡Pecar!… ¡Ofender a Dios en su misma presencia!… ¡es el colmo del atrevimiento! A lo menos para pecar, buscad un lugar donde Dios no esté. ¡Pero ese lugar no existe!
Quien comete un pecado mortal es el ser más ingrato: Todo lo que el hombre tiene, Dios se lo ha dado y se lo conserva, y sin embargo, el pecador lo emplea para ofenderle.
El que comete pecado mortal se hace esclavo de las pasiones y apetitos contrarios a la razón.
N. S. Jesucristo, para librarnos de los pecados, aceptó los males de pena, y muy grandes, pero no el mal de culpa. Jesús NO FUE CULPABLE. El pecado mortal ha sido la causa de que Jesús sufriera los más crueles tormentos en su pasión santísima.
Un solo pecado mortal cambió a unos Ángeles hermosísimos en demonios feísimos.
Un solo pecado mortal, el de Adán, cambió el mundo, de un paraíso de delicias y goces, en un valle de lágrimas y dolores.
CONSECUENCIAS DEL PECADO MORTAL
El pecado mortal:
1º- Nos aparta de Dios y nos priva de su amor y amistad.
2º- Nos quita los méritos y el derecho a la gloria.
3º- Nos hace merecedores de la eterna condenación.
CONSECUENCIAS DEL PECADO VENIAL
Debemos evitar también los pecados veniales, porque:
1º- El pecado venial es una ofensa que se hace a Dios.
2º- Impide muchas gracias que el Señor nos concedería.
3º- Todo pecado venial atrae varios castigos de Dios en esta vida y en la otra.
4º- Poco a poco conduce al pecado mortal.
Por lo tanto: ¡JAMÁS PECAR!
Sólo el pecado es el verdadero mal, pues los demás males pueden traernos grandes bienes, porque nos ayudan a conseguir mayores premios para el cielo. Sólo el pecado, si es grave, nos separa de Dios, nuestro Sumo Bien; y si es leve, retarda nuestra entrada en el cielo y nos priva de muchas gracias.
Evitemos, pues, todo pecado, cueste lo que cueste. Digamos a menudo: primero morir que pecar.
Si por cada vez que el hombre cometiera un pecado, tuviera que pagar una gran multa o recibir un gran castigo corporal ¿no es verdad que todos tendrían un cuidado sumo en no cometer pecados? Con mayor razón debemos abstenernos del pecado por no ofender a Dios, por no perder el cielo, por no merecer los castigos temporales y eternos.
MEDIOS PARA EVITAR EL PECADO
1º- En las tentaciones, acudir a Dios y a la Santísima Virgen con fervorosas oraciones jaculatorias, pensando que Dios está presente en todo lugar.
2º- Leer algún libro bueno y hacer unos minutos de meditación cada día.
3º- Acordarse a menudo de la muerte, juicio, infierno y gloria.
4º- Cada noche, al acostarse, hacer examen de conciencia, y pedir a Dios perdón de las faltas cometidas durante el día.
5º- Frecuentar los Santos Sacramentos.
Conclusión:
Con estas reflexiones tan profundas tenemos suficiente material como para decidirnos a no pecar más. ¿Cuántos argumentos más necesitaremos para convencernos?
En esta lección hemos aprendido a no ofender a Dios, como decíamos, que en términos más positivos, sería lo mismo que «ser felices», ya que estaríamos eligiendo al Sumo Bien, única fuente verdadera de felicidad. Es muy simple, es muy claro. Ahora, es el turno de la voluntad.