lunes, 14 de junio de 2021

La oms....

 

La OMS y el resurgimiento devastador en otoño


Si pudiéramos resumir con una frase todo lo que está sucediendo con esto del virus esta podría ser: “Nos toman el pelo y no disimulan”. Y es que los responsables de diseñar el guión de lo que está pasando ya tienen todo preparado para cuando llegue el otoño y nos encontremos con los efectos secundarios de las vacunas: la gente se ha relajado y, como se han reducido las restricciones, el virus va a volver a atacar de una forma más severa, incluso devastadora, que es como lo han calificado desde la OMS.

Según Hans Kluge, director de la OMS para Europa, la reducción de los contagios que se está produciendo no significa que se esté “fuera de peligro”. Y ha añadido que “con el aumento de las reuniones sociales, la mayor movilidad de la población y los grandes festivales y torneos deportivos que se llevarán a cabo en los próximos días y semanas pedimos precaución” para que no se produzca otro “resurgimiento devastador”.

Bajo nuestro punto de vista, ese “resurgimiento devastador” se va a producir y será la consecuencia de los efectos secundarios de las vacunas. De hecho, tal y como pueden observar en el gráfico que mostramos a continuación, ahora hay más contagios que en las mismas fechas del año pasado y la gran diferencia que existe entre este año y el anterior es que el año pasado no se vacunaba y este año sí.


¿Se dan cuenta? Esto no es ninguna teoría de la conspiración, esto es algo fácilmente comprobable por cualquiera a través de este enlace. Esto no es cuestión de “negacionismo” o “antivacunas”, estos son datos reales y oficiales. ¿Se imaginan lo que va a pasar a partir de octubre? Vayannu haciéndose a la idea y no caigan en trampas. Y recuerden, la culpa no va a ser porque se hayan relajado las restricciones ni nada parecido, la culpa tiene un nombre: vacuna.


https://www.eldiestro.es/2021/06/la-oms-alerta-del-peligro-de-un-resurgimiento-devastador-del-virus-en-otono-adivinen-por-que/

domingo, 13 de junio de 2021

ataque a Summorum Pontificum

 

Viganò sobre el ataque a Summorum Pontificum


(…) La publicación de los correos de Anthony Fauci (aquí) y la imposibilidad de censurar las cada vez más voces que se alzan en desacuerdo con la narrativa oficial han confirmado mi análisis y nos permiten esperar una clara derrota de los perpetradores del Gran Reinicio.

Recordarán que en aquella intervención dije que también el Concilio fue una especie de Gran Reinicio para el cuerpo de la Iglesia, junto con otros sucesos históricos pensados y planeados para revolucionar la sociedad. De hecho, también en aquel caso las excusas aducidas para legitimar la reforma litúrgica, el ecumenismo y la parlamentarización de la autoridad de los sagrados pastores no se cimentaban en la buena fe sino en el engaño y la mentira para hacernos creer que el bien seguro al que renunciábamos –la Misa apostólica, la unidad de la Iglesia para la salvación, la inmutabilidad del Magisterio y la autoridad de la Jerarquía  podría justificarse en aras de un bien superior. Lo cual, como sabemos, no sólo no ha sucedido (ni podría suceder) sino que se ha manifestado en toda su impactante significado sedicioso: las iglesias están vacías, los seminarios desiertos, los conventos abandonados y la autoridad desacreditada y pervertida por una tiranía provechosa para los malos pastores o ineficaz para los buenos. Sabemos también que el propósito del mencionado Reinicio, de esta devastadora revolución, era desde el principio era inicuo y doloso, por muy envuelto que estuviera en buenas intenciones para convencer a los seglares y a los seglares de que deben obedecer.

 

En 2007 Benedicto XVI reconoció pleno derecho de ciudadanía a la venerable Misa tridentina, y le devolvió la legitimidad que abusivamente le habían quitado hacía cincuenta años. En su motu proprio, Benedicto Summorum declaró:

«Por eso es lícito celebrar el Sacrificio de la Misa según la edición típica del Misal Romano promulgado por el beato Juan XXIII en 1962, que nunca se ha abrogado, como forma extraordinaria de la Liturgia de la Iglesia. […] Para dicha celebración, siguiendo uno u otro misal, el sacerdote no necesita permiso alguno.» (Aquí).

En realidad, ni la carta del Motu Proprio ni los documentos de actualización llegaron a cumplirse del todo, y el coetus fidelium que actualmente celebra según el rito apostólico sigue teniendo que dirigirse a su ordinario para solicitar permiso, aplicando con ello el indulto del motu proprio anterior Ecclesia Dei de Juan Pablo II. El honor que con justicia corresponde a la liturgia tradicional se mitigó equiparándolo a la liturgia de la reforma postconciliar calificando a aquella de forma extraordinaria y ésta de forma ordinaria, como si la Esposa del Cordero pudiera tener dos voces –una plenamente católica y la otra equívocamente ecuménica– para dirigirse a la Divina Majestad y a la asamblea de fieles. Aunque por otra parte es indudable que la legitimación de la Misa Tridentina ha hecho mucho bien, nutriendo la espiritualidad de millones de personas y acercando a la Fe a muchas almas que no encontraban en la esterilidad del rito reformado el menor aliciente para la conversión o el crecimiento interior.


El año pasado, manifestando la típica actitud de los novadores, la Santa Sede envió a las diócesis de todo el mundo un cuestionario con miras a solicitar información sobre la aplicación del motu proprio de Benedicto XVI (qui): la misma redacción de las preguntas delataba una vez más otro fin. Por otra parte, las respuestas llegadas a Roma debían sentar las bases de una aparente legitimidad para fijar límites al motu proprio, o incluso su abrogación definitiva. Es indudable que si en el solio pontificio se sentase todavía el autor de Summorum Pontificum, el cuestionario habría permitido al Sumo Pontífice recordar a los obispos que ningún sacerdote tiene que pedir permiso para celebrar la Misa por el rito antiguo, y que tampoco puede ser suspendido por celebrarla. Pero la verdadera intención de quienes han querido interpelar a los obispos no parece basarse en la salud de las almas, sino la aversión teológica a un rito que expresa con claridad meridiana la Fe inmutable de la Santa Iglesia, y que por tanto es ajeno a la eclesiología conciliar y a la liturgia y la doctrina que presupone y transmite. No hay nada más contrario al supuesto magisterio del Concilio que la liturgia tridentina: toda oración, toda perícopa (como dirigían los liturgistas) es una afrenta a los delicados oídos de los novadores y toda ceremonia una ofensa a sus ojos.

 

El simple hecho de tolerar que haya católicos que deseen abrevar en las sagradas fuentes de aquel rito, les parece una derrota que sólo pueden soportar si queda restringida a grupúsculos de viejos nostálgicos o excéntricos estetas. Ahora bien, si la forma extraordinaria –que ciertamente lo es en el sentido vulgar del término– se vuelve lo normal para millares de familias, de jóvenes, de gente de la calle que la ha escogido a propósito, entonces se convierte en piedra de tropiezo y es objeto de implacable aversión, se le fijan límites y es abolida. Porque no puede haber nada que contrapese la liturgia reformada, ninguna alternativa a la miseria de los ritos conciliares, del mismo modo que nada se puede oponer al discurso oficial del mundialismo ninguna voz disidente ni refutación argumentada; como tampoco puede permitir que se contrapongan remedios eficaces a los efectos secundarios de las vacunas que demostrarían la ineficacia de éstas.

 

Y no debería sorprendernos: quien no viene de Dios no puede soportar nada que le recuerde remotamente una época en que la Iglesia estaba gobernada por pastores católicos, no por pastores infieles que abusan de su autoridad; una época en que la Fe se predicaba íntegramente al pueblo sin adulterarla para complacer al mundo; una época en que quien tenía hambre y sed de verdad las saciaba con una liturgia terrena en la forma y divina en la sustancia. Y si cuanto hasta ayer era santo y bueno hoy es objeto de condena y desprecio, consentir que queden rastros de ello es inadmisible y constituye una afrenta intolerable. Porque la Misa Tridentina toca  fibras  del alma a las que no puede ni acercarse el rito montiniano (de Pablo VI o Novus Ordo).

 

Es evidente que quienes maniobran entre los bastidores del Vaticano para acabar con la Misa Católica son los mismos que en el motu proprio ven comprometida su labor de décadas, ven en peligro la posesión de tantas almas como tienen sometidas, y se debilita la tiranía que ejercen sobre la Iglesia. Los sacerdotes y obispos que al igual que yo han redescubierto aquel tesoro inestimable de fe y espiritualidad –o que por la gracia de Dios no lo han abandonado a pesar de la feroz persecución postconciliar– no están dispuestos a renunciar a él, porque han encontrado en él el alma de su sacerdocio y el alimento de su vida sobrenatural. Y resulta inquietante, además de escandaloso, que a pesar del mucho bien que reporta a la Iglesia la Misa Tridentina haya quienes quieran prohibirla o limitar su celebración alegando pretextos.

 

Con todo, si nos ponemos en el lugar de los novadores, entenderemos que es plenamente coherente con su visión distorsionada de la Iglesia, pues para ellos no es la sociedad perfecta jerárquicamente instituida por Dios para la salvación de las almas, sino una sociedad humana en la que una autoridad corrupta y sometida a la élite complace los caprichos y orienta las exigencias de vaga espiritualidad de las masas, renegando del fin para el que la dispuso Nuestro Señor; y en la que los buenos pastores se ven obligados a permanecer inactivos por culpa de trabas burocráticas que son los únicos en cumplir. Este callejón sin salida jurídico permite que los abusos de autoridad se impongan a los súbditos porque reconocen en ella la voz de Cristo, incluso ante la evidencia de la maldad intrínseca de las órdenes recibidas y de las motivaciones quelos impulsan y de los propios súditos que las ponen por obra. Por otro lado, muchos están obedeciendo también en el ámbito civil durante esta pandemia normas absurdas y perjudiciales porque las impusieron médicos, virólogos y políticos que deberían preocuparse por la salud y el bienestar de los ciudadanos; y muchos no han querido creer, ni siquiera ante la evidencia de un plan criminal, que esos fuesen capaces de desear positivamente que millones de personas pudieran enfermar o morir. Es lo que los psicólogos llaman disonancia cognitiva, que lleva a las personas a refugiarse en un nicho cómodo de irracionalidad antes que reconocerse víctimas de un colosal fraude y reaccionar con valor.

 

No nos preguntemos, pues, por qué cuando se multiplican las comunidades ligadas a la antigua liturgia, cuando florecen las vocaciones casi exclusivamente en el ámbito del motu proprio, se incrementa la frecuencia de los sacramentos y la coherencia de vida cristiana en cuantos lo siguen, haya quienes maquiavélicamente deseen conculcar un derecho inalienable y poner impedimentos a la Misa de los Apóstoles; la pregunta está errada y la respuesta iría por otro lado.

 

Preguntémonos más bien por qué iban a permitir los herejes notorios y los inmorales fornicadores que sus errores y su deplorable modo de vida sean objeto de crítica por parte de una minoría de fieles y clérigos no tutelados si pueden impedirlo. Entonces comprenderemos bien que esa aversión no puede manifestarse de otra forma que derogando el motu proprio, abusando de una autoridad usurpada y pervertidaTambién en tiempos de la pseudorreforma protestante la tolerancia a algunos usos litúrgicos arraigados en el pueblo tuvo vida breve, porque la devoción por la Virgen María, los himnos en latín y el toque de campanilla durante la Elevación –que ya no era Elevación– estaban irremediablemente destinados a desaparecer por ser expresión de una Fe de la que habían renegado los seguidores de Lutero. Sería absurdo, además, esperar que pueda haber una coexistencia pacífica del Novus y el Vetus Ordo, o entre la Misa católica y la Cena luterana, dada la incompatibilidad ontológica entre ellas. Bien mirado, el fracaso del Vetus Ordo al que aspiran los partidarios del Novus no deja de ser coherente con sus principios, del mismo modo que el fracaso del Novus lo sería para los del Vetus. Se equivocan cuantos creen posible la coexistencia de dos formas opuestas de culto católico en nombre de una pluralidad de expresión litúrgica que es hija de la mentalidad conciliar, ni más ni menos que de la hermenéutica de la continuidad.

 

El modus operandi de los novadores se manifiesta una vez más en esta operación contra el motu proprio: para empezar, algunos de los más fanáticos opositores de la liturgia tradicional lanzan la provocación de insinuar la abrogación de Summorum Pontificum calificando la Misa Tridentina de divisiva; después, la Congregación para la Doctrina de la Fe pide a los ordinarios que respondan a un cuestionario con respuestas prácticamente preparadas de antemano (el futuro del obispo dependerá del apoyo que preste a lo que informe a la Santa Sede, porque del contenido del cuestionario también se enterará la Congregación para los Obispos; y así, como quien no quiere la cosa, durante una reunión a puerta cerrada con los miembros del episcopado italiano, Bergoglio afirma estar preocupado por los seminaristas «que parecen buenos pero son rígidos» (aquíy por la difusión que está teniendo la Misa Tradicional, y siempre recalca que la liturgia postconciliar es irreversible; para colmo, nombra prefecto de la Congregación para el Culto Divino a un enemigo acérrimo del Vetus Ordo, para que sea su aliado a la hora de aplicar las restricciones que vinieren al caso; y por último, nos enteramos de que los cardenales Parolin y Ouellet son de los primeros en desear ese redimensionamiento del motu proprio (aquí); esto hace, como es natural, que los obispos conservadores se apresuren a defender el actual régimen de coexistencia de las formas ordinaria y extraordinaria, lo cual da a Francisco la oportunidad de quedar como un prudente moderador de dos corrientes opuestas, con lo que se limita a fijar restricciones a Summorum Pontificum en vez de abrogarlo. Que es, como ya sabíamos, ni más ni menos lo que ya tenía pensado desde el principio.

 

Independientemente del resultado final, el deus ex machina de esta obra de final previsible es y sigue siendo Bergoglio, que tan dispuesto está a atribuirse el mérito de un gesto de clemente indulgencia hacia los conservadores como a descargar la responsabilidad de una aplicación restrictiva en los hombros del nuevo prefecto, monseñor Arthur Roche y sus subalternos. Así, en caso de una protesta masiva de los fieles y una reacción excesiva del Prefecto o de otros prelados, se disfrutará una vez más del encuentro entre progresistas y tradicionalistas y se dispondrá de excelentes argumentos para afirmar que la convivencia de ambas formas del Rito Romano trae división a la Iglesia y conviene por tanto volver a la pax montiniana, o sea a la prohibición total de la Misa de siempre.

 

Exhorto a mis compañeros del episcopado, a los sacerdotes y a los laicos a defender ardorosamente su derecho a la liturgia católica, solemnemente sancionado por la bula Quo Primum de San Pío V, y a defender junto con ella a la Santa Iglesia y al Papado, porque una y otro están expuestos al descrédito y al escarnio por parte de los propios pastores. La cuestión del motu proprio no es negociable en modo alguno, porque corrobora la legitimidad de un rito que jamás ha sido ni podrá ser revocado. Es más, al daño innegable que estas novedades causarán a las almas y el provecho indudable para el Demonio y sus secuaces se añadirá el indecoroso desaire de Bergoglio a Benedicto XVI, todavía vivoBergoglio debería saber que la autoridad que ejerce el Romano Pontífice sobre la Iglesia es vicaria, y que la autoridad le viene de Nuestro Señor Jesucristo, única Cabeza del Cuerpo Místico; abusar de la autoridad apostólica y el poder de las Santas Llaves para un fin contrario a aquel por el que fueron instituidas por el Señor es una ofensa inaudita a la Majestad Divina, una deshonra para la Iglesia y una culpa por la cual deberá rendir cuentas a Aquel de quien es vicario. Además, quien rechaza el título de Vicario, sepa que con ello perjudica la legitimación de su propia autoridad.

 

No es aceptable que la autoridad suprema de la Iglesia se permita eliminar en una inquietante operación estilo cancel culture en clave religiosa el legado que recibió de sus Padres; como tampoco lo es considerar excluidos de la Iglesia a cuantos no estén dispuestos a aceptar la privación de la Santa Misa y los Sacramentos celebrados en la forma que ha creado casi dos milenios de santos. La Iglesia no es una empresa cuyo departamento de mercadeo pueda retirar del catálogo productos obsoletos para presentar otros nuevos a pedido de los clientes. Ya fue doloroso que se impusiera por la fuerza a los sacerdotes y los fieles la revolución litúrgica en nombre de la obediencia al Concilio, privándolos del alma misma de la vida cristiana para sustituirla por un rito que el masón Bugnini copió del Book of Common Prayer del anglicano Cranmer. Este abuso, parcialmente corregido por Benedicto XVI con el motu proprio, no puede de ninguna manera repetirse ahora en presencia de elementos que están todos ampliamente a favor de la liberalización de liturgia de siempre. En todo caso, si de verdad se quisiese ayudar en esta crisis al pueblo de Dios, sería necesario abolir la liturgia reformada, que en cincuenta años ha causado más daño del que hizo el calvinismo.

 

No sabemos si las temidas restricciones que la Santa Sede pretende fijar al motu proprio afectarán a los sacerdotes diocesanos o sólo a algunos institutos cuyos miembros celebran exclusivamente el rito antiguo. Con todo, temo –como por otro lado ya expresé en otra ocasión– que la acción demoledora de los novadores se centre precisamente en estos últimos. Tal vez los novadores puedan soportar los aspectos ceremoniales de la liturgia tridentina pero no aceptarán en modo alguno la adhesión al andamiaje doctrinal y eclesiológico que ésta supone, y que contrasta claramente con los desvíos conciliares que quieren imponer sin excepción. Por eso, es de temer que se exija a los mencionados institutos que se sometan de alguna manera a la reforma conciliar, por ejemplo haciendo obligatoria la celebración al menos ocasional del Novus Ordo, como ya deben hacer los sacerdotes diocesanos. De ese modo, quienes se acojan al motu proprio no sólo se verán obligados a aceptar implícitamente la liturgia reformada, sino también a aceptar públicamente el nuevo rito con su carga doctrinal. Quien celebre de las dos maneras quedará ipso facto desacreditado ante todo en cuanto a coherencia, dando la impresión de que la opción litúrgica será un hecho meramente estético, se podría decir coreográfico, y privado de todo juicio crítico a la Misa montiniana y al espíritu que la conforma; porque se verá obligado a celebrar esa Misa. Estamos ante una operación maquiavélica y astuta, con una autoridad que abusa de sus atribuciones deslegitima a quien se opone al permitir por un lado el rito antiguo, convirtiéndolo en una cuestión de mera estética y obligando a un insidioso birritualismo y a una adhesión insidiosa a dos estructuras doctrinales opuestas y contrastantes. ¿Cómo se puede pedir a un sacerdote que celebre unas veces un rito venerable y santo en el que encuentra perfecta coherencia entre doctrina, ceremonia y vida, y otras un rito falseado que hace concesiones a los herejes y calla vilmente lo que el otro proclama con ardor?

 

Roguemos, pues. Roguemos a  la Divina Majestad, a la cual rendimos un culto perfecto al celebrar el venerable rito apostólico, que se digne iluminar a sus sagrados pastores para que desistan de sus propósitos y aumenten así las misas tridentinas por el bien de la Iglesia y para gloria de la Santísima Trinidad. Invoquemos a los santos patrones de la Misa –principalmente San Gregorio Magno, San Pío V y San Pío X– y a todos los santos que a lo largo de los siglos celebraron el Santo Sacrificio en la forma en que se nos transmitió para que la custodiemos fielmente. Que su intercesión ante el trono de Dios nos alcance la conservación de la Misa de siempre para que gracias a ella podamos santificarnos, afianzarnos en la virtud y  resistir los ataques del Maligno. Y si los pecados del clero llegasen en algún momento a merecer un castigo tan severo como el que profetizó Daniel, preparémonos para descender a las catacumbas ofreciendo esa prueba por la conversión de los pastores.

 

+Carlo Maria Viganò, arzobispo

 

9 de junio de 2021

Feria IV infra Hebdomadam II

post Octavam Pentecostes

Vacunota....

 

¿Se viene una epidemia de trombos en todo el mundo?



Científicos de todo el mundo están descubriendo que las vacunas Covid-19 están haciendo que los destinatarios desarrollen coágulos sanguíneos mortales, y los tres fabricantes de inoculaciones están siendo "arrojados bajo el autobús" por esta epidemia mundial. Un experto en sangre de Alemania afirma que un conservante de la vacuna de AstraZeneca, el EDTA, al combinarse con proteínas extrañas, es el responsable directo de provocar coágulos sanguíneos mortales. 

Un jugador de baloncesto de 17 años de Utah sufrió coágulos sanguíneos mortales en el interior y el exterior de su CEREBRO casi inmediatamente después de recibir una inoculación de Covid, que los médicos descubrieron cuando sus padres lo llevaron al hospital con una grave inflamación del cuello y dolores de cabeza intolerables. El niño no podía ni siquiera mover el cuello sin usar las manos. Su madre dijo que estaba perfectamente sano antes de esa vacuna. 

Un hombre de Colorado dijo que la vacuna Moderna le hizo desarrollar dos coágulos de sangre en su pierna izquierda. Muchos países europeos han suspendido el uso de la vacuna contra los coágulos de AstraZeneca después de registrar tantos casos de coágulos sanguíneos. Este trastorno de la coagulación de la sangre provocado por las vacunas alcanza ya proporciones epidémicas y pronto podría convertirse en la próxima pandemia. En lugar de morir por la peste negra, todos los vacunados sufrirán la "peste de coágulos sanguíneos" inyectada por la proteína ARNm/creadora de priones. 

La FDA anunció que las vacunas de Johnson & Johnson deben llevar ahora una advertencia sobre los riesgos de coagulación de la sangre y el bajo recuento de plaquetas. Sí, la FDA está diciendo abiertamente a todo el mundo que las vacunas coagulan la sangre. Ese tiene que ser el efecto secundario más peligroso de la historia. Los llaman "eventos de coagulación" porque la palabra "evento" suena divertida, como un evento deportivo o un concierto. Se supone que los receptores y los cuidadores deben leer estas advertencias de la vacuna que están impresas en el prospecto, pero nadie lo hace nunca.

La segunda y tercera dosis de las vacunas Covid sólo exacerbarán el trastorno de coagulación de la sangre, lo que posiblemente matará a todos los que reciban la serie completa de inoculaciones.

Los científicos han descubierto coágulos sanguíneos "raros" que se producen después de que los individuos reciban la vacuna de J&J "Janssen". Se trata de coágulos sanguíneos raros denominados CVST (trombosis del seno venoso cerebral), ya que estos coágulos obstruyen los canales del seno del cerebro, lo que puede provocar hemorragias mortales. Ya son nueve los pacientes que han sufrido una TSV repentina tras recibir la inyección de Janssen, uno de los cuales ha fallecido y otros dos se encuentran en estado crítico. Científicos de Israel han vinculado ahora la vacuna Covid-19 de Pfizer con la inflamación del corazón, probablemente debido a los coágulos de sangre que obstruyen las arterias, las venas o los capilares. Si el corazón se sobrecarga demasiado, estas personas sufrirán un grave infarto de miocardio. 

Todo esto ocurre a partir de la primera (o segunda) de una serie de inyecciones de Covid que, con toda seguridad, irá seguida de inyecciones de refuerzo y vacunas para hacer frente a todas las nuevas y más virulentas cepas que se han transformado y desarrollado en todo el mundo. La pregunta que se plantea es la siguiente: ¿Cuántos millones o miles de millones de personas sufrirán una epidemia masiva de trombos  por culpa de las inoculaciones de los experimentos médicos de ARNm? Cualquiera de estas vacunas que se suspende, se retira del mercado o se declara demasiado mortal para los seres humanos, simplemente se vende a otro país (a precio de mayorista) que no es consciente de los peligros. A Bill Gates le encanta enviar vacunas sucias a África y fingir que intenta ayudar a los negros con atención médica, pero odia a los negros y tiene como objetivo la esterilización de las adolescentes, por medio de  (vacunas antitetánicas). 

Estas vacunas hoy en día NO son en absoluto seguras y NO son efectivas, y el mundo debe darse cuenta de ello rápidamente, o pagar el precio final.

Las vacunas Covid instruyen a las células humanas para que fabriquen proteínas en espiga de forma incontrolada, advierte el principal virólogo que ayudó a crear la "tecnología" del ARNm

"Lo que ha descubierto la comunidad científica, es que la proteína spike, por sí sola, es casi totalmente responsable del daño al sistema cardiovascular, si entra en la circulación". - Dr. Byram W. Bridle, PHD. Durante años, los científicos han dicho que cuando se recibe una vacuna, el brebaje (esta vez añadir proteínas de ARNm) se quedaría en el tejido muscular (del hombro), y haría su trabajo inmunológico desde allí, pero ahora, han descubierto que estas proteínas llegan a la sangre e incluso cruzan la barrera del cerebro. Este científico está aclarando que la suposición de la comunidad científica, hasta ahora, era que el ARNm no entraba en la sangre ni cruzaba la barrera sangre/cerebro, sabiendo que si lo hacían, podía causar coágulos de sangre y daño cerebral. 


Escuche atentamente al denunciante más IMPORTANTE de la historia. Presentamos al Dr. Byram Bridle, investigador de virus y experto en la vacuna Covid-19, que puede ser el responsable de salvar millones (o incluso miles de millones) de vidas al decir la verdad sobre la coagulación de la sangre causada directamente por las inoculaciones de ARNm. ¿Querías pruebas científicas de que las vacunas Covid son impuras, peligrosas y mortales? Ya la tienes. 

Escucha (inglés) esta alucinante entrevista de nueve minutos:

https://video.brighteon.com/file/Brighteon-staging/hls/20fa0875-019e-4a52-8e17-04a8ff396d18.m3u8


traducido por rELIGION LA VOZ LIBRE de .afinalwarning.com/524135.html

sábado, 12 de junio de 2021

La Virgencita...

 

La Virgen nos ayuda en nuestros problemas más pequeños



María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón

El Corazón de María conservaba como un tesoro el anuncio del Ángel sobre su Maternidad divina; guardó para siempre todas las cosas que tuvieron lugar en la noche de Belén y lo que refirieron los pastores ante el pesebre, y la presencia, días o meses más tarde, de los Magos con sus dones, y la profecía del anciano Simeón, y las zozobras de su viaje a Egipto... Más tarde, le impresionó profundamente la pérdida de su Hijo en Jerusalén, a la edad de doce años, y las palabras que Este les dijo a Ella y a José cuando por fin, angustiados, le encontraron. Luego descendió con ellos a Nazareth y les estaba sometido. Pero María conservaba todas estas cosas en su corazón. Jamás olvidó María, en los años que vivió aquí en la tierra, los acontecimientos que rodearon la muerte de su Hijo en la Cruz y las palabras que allí oyó a Jesús: Mujer, he ahí a tu hijo. Y al señalar a Juan, Ella nos vio a todos nosotros y a todos los hombres. Desde aquel momento nos amó en su Corazón con amor de madre, con el mismo con que amó a Jesús. En nosotros reconoció a su Hijo, según lo que Este mismo había dicho: Cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a Mí me lo hicisteis15.


Pero Nuestra Señora ejerció su maternidad antes de que se consumase la redención en el Calvario, pues Ella es madre nuestra desde el momento en que prestó, mediante su fiat, su colaboración a la salvación de todos los hombres. En el relato de las bodas de Caná, San Juan nos revela un rasgo verdaderamente maternal del Corazón de María: su atenta solicitud por los demás. Un corazón maternal es siempre un corazón atento, vigilante: nada de cuanto atañe al hijo pasa inadvertido a la madre. En Caná, el Corazón maternal de María despliega su vigilante cuidado en favor de unos parientes o amigos, para remediar una situación embarazosa, pero sin consecuencias graves. Ha querido mostrarnos el Evangelista, por inspiración divina, que a Ella nada humano le es extraño ni nadie queda excluido de su celosa ternura. Nuestros pequeños fallos y errores, lo mismo que las culpas grandes, son objeto de sus desvelos. Le interesan los olvidos y preocupaciones, y las angustias grandes que a veces pueden anegar el alma. No tienen vino, dice a su Hijo. Todos están distraídos, nadie se da cuenta. Y aunque parece que no ha llegado aún la hora de los milagros, Ella sabe adelantarla.


María conoce bien el Corazón de su Hijo y sabe cómo llegar hasta Él; ahora, en el Cielo, su actitud no ha variado. Por su intercesión nuestras súplicas llegan «antes, más y mejor» a la presencia del Señor. Por eso, hoy podemos dirigirle la antigua oración de la Iglesia: Recordare, Virgo Mater Dei, dum steteris in conspectu Domini, ut loquaris pro nobis bona, Virgen Madre de Dios, Tú que estás continuamente en su presencia, habla a tu Hijo cosas buenas de nosotros. ¡Bien que lo necesitamos!


Al meditar sobre esta advocación de Nuestra Señora, no se trata quizá de que nos propongamos una devoción más, sino de aprender a tratarla con más confianza, con la sencillez de los niños pequeños que acuden a sus madres en todo momento: no solo se dirigen a ella cuando están en gravísimas necesidades, sino también en los pequeños apuros que les salen al paso. Las madres les ayudan con alegría a resolver los problemas más menudos. Ellas –las madres– lo han aprendido de nuestra Madre del Cielo.

https://www.hablarcondios.org/meditaciondiaria.aspx

viernes, 11 de junio de 2021

Vacunita....

 

La `vacuna´, un plan de despoblación

Casos, muertes, vacunados en Taiwan (desde el sitio web de la COVID de la Universidad Johns Hopkins)

(…)Fui a comprobar las cifras, y la verdad es que es bastante impactante. La imagen muestra la tasa de infecciones, el número de muertes y las vacunas, en ese orden, desde marzo de 2021 hasta hoy, 9 de junio de 2021 en Taiwan.

Comenzaron las vacunaciones a finales de marzo de 2021, y luego vino el resto

El número de muertes se está literalmente disparando y coincide directamente con el número de "vacunas".

En octubre de 2020, mucho antes de que la "vacuna" saliera al mercado, advertimos a los lectores de un PLAN real, revelado por un miembro liberal del Parlamento de Canadá, de que todo esto del COVID era en realidad un plan de despoblación y que habría muertes masivas DELIBERADAS ver El miembro del Parlamento dijo explícitamente que las muertes se dispararían de repente y que se "culparía a una mutación, una variante" en lugar de culpar a la vacuna.

Parece que hemos llegado a ese punto.

Te advertí que NO te pusieras la vacuna.  Te advertí que muchas de las personas en posiciones de "liderazgo" eran en realidad sociópatas. Te advertí que muchos de esos "líderes" no estaban equivocados, eran MALOS. Te dije explícitamente que "el mal está en marcha", pero algunas personas se creen mucho más inteligentes.  

Todo porque no escucharon a algunos - cómo lo llamaron... "Teóricos de la conspiración".  Ahora, están muriendo. 

https://gisanddata.maps.arcgis.com/apps/dashboards/bda7594740fd40299423467b48e9ecf6


trad por RELIGION LA VOZ LIBRE de philosophers-stone.info/2021/06/09/i-warned-you-not-to-take-the-vax-now-look/

jueves, 10 de junio de 2021

Devoción Mama Maria....

 Una devoción viva a Nuestra Señora comienza, en general, con un auxilio suyo que hace despertar en las almas una aurora de confianza.

Confianza filial en la Madre de Dios, punto de partida para gozar de una devoción viva a Nuestra Señora.

Plinio Corrêa de Oliveira

Con justa razón honramos a la bienaventurada Virgen María bajo el título de Auxilio de los Cristianos. Son tantos los puntos de vista bajo los cuales la Santísima Virgen es auxiliadora de los cristianos, que casi se podría hacer una enciclopedia sobre este tema. Pero tengo la impresión de que hay un aspecto que perfectamente podríamos considerar y que, en mi opinión, es la parte más viva de la devoción a María.

Una devoción viva a Nuestra Señora comienza, en general, con un auxilio suyo que hace despertar en las almas una aurora de confianza.

En general, he notado en aquel que tiene una verdadera devoción viva a la Santísima Virgen, que esa devoción comienza por una especie de favor que la Madre de Dios le concede.

Uno se ve en apuros —sean estos espirituales, temporales o ambos a la vez— y le pide a María que lo libere de ellos. Y al mismo tiempo que la Virgen libra a la persona de tales dificultades, obra algo en el alma, en el orden imponderable y en el orden de la gracia, por donde el alma adquiere como que una vivencia de la condescendencia maternal, sonriente, afable, bondadosa de la Santísima Virgen y con ello la persona queda con la esperanza viva de que en otras circunstancias difíciles volverá a ser atendida.

“Aunque el alma pase por pruebas muy largas y muy duras, por periodos de arideces y de dificultades, algo de esto permanece. Es como una luz que acompaña a la persona la vida entera, y la acompaña hasta la hora de la muerte, e incluso en los trances de la muerte, en los últimos y más amargos trances de la muerte”.

Este “pedir y pedir” de todas las gracias —sobre todo la del amor a Dios, que es la gracia que más debemos suplicar— acaba en un crescendo de tal manera que la Virgen se vuelve más accesible a los ruegos, más maternal y de una asistencia más meticulosa, a medida que la persona crece en este tipo de vivencia, en esta especie de providencia sonriente y afable de Ella hacia cada uno.

De tal manera que uno acaba a veces pidiendo a Nuestra Señora verdaderas bagatelas, minucias insignificantes, que la Virgen da como una Madre quiere dar a sus hijos grandes y pequeñas cosas, y que tiene una sonrisa particularmente afectuosa para las pequeñas cosas que se le piden.

Hay una especie de aurora de la confianza, de aurora de la verdadera comprensión de cuáles son nuestras relaciones con la Santísima Virgen, y aunque el alma pase por pruebas muy largas y muy duras, por periodos de arideces y de dificultades, algo de esto permanece. Es como una luz que acompaña a la persona la vida entera, y la acompaña hasta la hora de la muerte, e incluso en los trances de la muerte, en los últimos y más amargos trances de la muerte.

Las leyendas medievales sobre la Santísima Virgen son ricas en enseñanzas espirituales y poseen la simplicidad y la candidez propias de la inocencia. Presentan, por ejemplo, el trato de María Santísima con las almas, de un modo indescriptiblemente ameno e interesante.

Les recomendaría mucho que hagan esto: que lo intenten y le pidan a la Virgen al menos su gracia, por medio de algunas concesiones, que los coloque en esta vía, que es toda amorosa, toda especial de esos pequeños pedidos, de esas pequeñas condescendencias, de esa especie de intimidad con María. En la que a veces incluso puede suceder lo siguiente: pedimos algo que no está en sus designios otorgar, porque es una prueba por la cual tenemos que pasar y Ella quiere que sea de esa manera. Entonces, no da lo que pedimos, pero nos da una fuerza para soportar lo que viene, que es mucho mayor de lo que suponíamos. Y, al fin y al cabo, termina dando algo mejor de lo que pedimos.

Las leyendas medievales presentan el verdadero aspecto de la Santísima Virgen

Aquellos devocionarios medievales y aquellas leyendas sobre la devoción a la Virgen en la Edad Media, algunas verdaderas y otras imaginadas, presentan esta clase de gracia, de gentileza de María Santísima en el trato con las almas y de un modo indescriptiblemente ameno, interesante.

No interesa saber si el hecho es verdadero en cuanto a los hombres que habrían participado en él, porque es verdadero en cuanto a la Virgen y muestra un aspecto verdadero de Ella. Por lo tanto, aunque sean leyendas, como del punto de vista teológico y mariano son muy precisas, nos hacen sentir bien quién es la Santísima Virgen.

Debemos tener con la Santísima Virgen una desenvoltura, una intimidad filial que, aún sabiendo cómo son las cosas —y, a veces, incluso cuando la entristecen— se le presentan con total confianza, seguros de obtener su auxilio y su sonrisa.

“Refiere el P. Silvano Razzi que un devoto clérigo, muy amante de nuestra reina María, habiendo oído alabar tanto su belleza, deseaba ardientemente contemplar, siquiera una vez, a su señora, y humildemente le pedía esta gracia. La piadosa Madre le mandó a decir por un ángel que quería complacerlo dejándose ver de él, pero haciendo el pacto de que en cuanto la viera se quedaría ciego. El devoto clérigo aceptó la condición.Un ejemplo de ello, es un episodio narrado por san Alfonso de Ligorio en su libro Las glorias de María, que aquí reproducimos:

“Un día, de pronto, se le apareció la Virgen; y él, para no quedar ciego del todo, quiso mirarla tan sólo con un ojo; pero enseguida, embriagado de la belleza de María, deseó contemplarla con los dos, mas antes de que lo hiciera desapareció la visión. Sin la presencia de su reina estaba afligido y no cesaba de llorar, no por la vista perdida de un ojo, sino por no haberla contemplado con los dos. Por lo que la suplicaba que se le volviera a aparecer aunque se quedara ciego del todo. Y le decía: Feliz y contento perderé la vista, oh señora mía, por tan hermosa causa, pues quedaré más enamorado de ti y de tu hermosura.

Una cosa es la formación intelectual y otra la vida de piedad. Ambas se complementan. ¡Y tener estas dos cosas juntas es algo magnífico!

“De nuevo quiso complacerle María y consolarlo con su presencia; pero como esta reina tan amable no es capaz de hacerle mal a nadie, al aparecerse la segunda vez no sólo no le quitó la vista del todo, sino que le devolvió la que le faltaba” (Discurso octavo, Asunción de María 2º, ejemplo).

En una escena anterior, arrepentido de haber vendido su alma al demonio, Teófilo aparece rezando de rodillas ante un altar de la Virgen

No me interesa saber si el hecho es verdadero, porque lo que sé es que la Virgen es así. Es decir, Ella puede hacernos pasar por un cierto apuro para probar el amor y, por lo tanto, desviar la mirada, hacernos pasar por esas angustias; pero al final acaba sonriendo y, aunque pasando por las pruebas necesarias, termina con una sonrisa suya.

Otro caso mucho más conocido, que todos ciertamente recuerdan, pero que da gusto mencionar: es el famoso caso del juglar de Nuestra Señora. Un hombre que conocía el arte de los juegos, y no sabía otra cosa que, digamos, jugar con cinco bolas de madera en las manos o algo así. Pues bien, no sabiendo hacer otra cosa para Nuestra Señora, queriendo complacerla, en una iglesia vacía, en un momento en que no había nadie, se puso a hacer sus juegos, y la Santísima Virgen se le apareció sonriendo, mostrando lo complacida que había quedado con ello.

El punto de partida de una devoción viva a la Santísima Virgen: confianza filial en EllaAsí también, cuando presentamos nuestras ofrendas a la Virgen, por pequeñas que sean, debemos hacerlo con la plena confianza de que Ella condescenderá con eso.

Si no lo hacemos, sucederá que nuestra devoción a María nunca será perfectamente verdadera. Debemos tener con la Santísima Virgen una especie de aisance, una desenvoltura, una intimidad filial que, aún sabiendo cómo son las cosas —y, a veces, incluso cuando la entristecen— se le presentan con total confianza, seguros de obtener su auxilio y su sonrisa.

Este es el punto de partida inefablemente suave de una devoción viva a la Santísima Virgen.

Estoy lejos de decir que esto sea suficiente. La persona, en la medida en que sus recursos intelectuales se lo permitan, debe estudiar los fundamentos de la devoción a la Virgen, debe haberlos razonado y armado de tal manera que representen una convicción profunda, basada en el dogma, etc. No cabe duda. Pero una cosa es la formación intelectual y otra la vida de piedad. Ambas se complementan. ¡Y tener estas dos cosas juntas es algo magnífico! Lo que explica exactamente por qué un Doctor de la Iglesia tan grande, como san Alfonso de Ligorio, haya escrito su libro Las glorias de María, ilustrando varias tesis expuestas por él en términos de doctrina con casos concretos.

Así que no está mal que en esta noche de preparación para la novena a María Auxiliadora, a quien le rezamos todos los días y tenemos su imagen en nuestra capilla, nos acordemos de esto para pedirle que nos conceda la gracia de esta dulzura especial en la devoción, que es una especie de flor del catolicismo de la que, por ejemplo, un alma protestante no es capaz. 

* Santo del Día, 18 de mayo de 1964. Los Santos del Día eran unas breves reuniones en las que Plinio Corrêa de Oliveira ofrecía, a sus jóvenes discípulos, una reflexión o comentario relacionado con el santo o la fiesta religiosa que se celebraba aquel día.


fuente: Tesoros de la Fe