lunes, 7 de julio de 2025

Sagradas lecturas lunes 07...

 Lunes, 7 de julio de 2025

Santo Evangelio y Lecturas del Día

Señor, purifica mi corazón para que tu Palabra caiga en él y de el ciento por uno.

Primera lectura

Palabra del Señor

COMENTARIO DE BENEDICTO XVI

Los cuatro evangelistas coinciden en testimoniar que la liberación de enfermedades y padecimientos de cualquier tipo, constituían, junto con la predicación, la principal actividad de Jesús en su vida pública. De hecho, las enfermedades son un signo de la acción del mal en el mundo y en el hombre, mientras que las curaciones demuestran que el Reino de Dios -y Dios mismo-, está cerca. Jesucristo vino para vencer el mal desde la raíz, y las curaciones son un anticipo de su victoria, obtenida con su muerte y resurrección. Un día Jesús dijo: «No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal». En aquella ocasión se refería a los pecadores, que Él había venido a llamar y a salvar […] Hagamos también como la gente en tiempos de Jesús: presentémosle espiritualmente a todos los enfermos, confiando en que Él quiere y puede curarlos. E invoquemos la intercesión de Nuestra Señora, en especial por las situaciones de mayor sufrimiento y abandono. María, Salud de los enfermos, ¡ruega por nosotros! 

Benedicto XVI, 5 de febrero de 2012.

🛡️Ejército Remanente

Ejército Remanente...

sábado, 28 de junio de 2025

El INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA...

 

Fiesta del Inmaculado Corazón de María

La fiesta del Inmaculado Corazón de María sigue a la del Sagrado Corazón de Jesús. El corazón expresa y es símbolo de la intimidad de la persona. La primera vez que se menciona en el Evangelio el Corazón de María es para expresar toda la riqueza de esa vida interior de la Virgen: “María conservaba estas cosas en su corazón”

El Corazón Inmaculado de María Triunfará

La devoción al Inmaculado Corazón de María, junto con la del Sagrado Corazón de Jesús, fue promovida por San Juan Eudes en el siglo 17.

El Papa Pío VII y Pío IX sugirieron su celebración como Purísimo Corazón de María.
En 1944, el Papa Pío extendió esta devoción a toda la Iglesia fijando la celebración del Inmaculado Corazón de María el 22 de agosto, ocho días después de la Asunción.

Con la renovación litúrgica, se le restó importancia a esta fiesta para dársela a las principales fiestas marianas y, se cambió la fecha para un día después de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.

San Juan Eudes, decía que el Corazón de María es la fuente y el principio de todas las grandezas y excelencias que la adornan y que la hacen estar por encima de todas las creaturas; por ser hija predilecta de Dios Padre, madre muy amada de Jesús y esposa fiel del Espíritu Santo.
Y que ese santísimo Corazón de María es fuente de todas las virtudes que practicó.

También San Antonio María Claret, fundador de los Misioneros del Inmaculado Corazón de María, profesó un inmenso amor a esta advocación.
Quiso que sus misioneros, salieran por todo el mundo extendiendo la devoción al Inmaculado Corazón de María. Fue un profeta de Fátima, porque en Fátima la Virgen personalmente nos manifestó que Dios quería salvar al mundo, por medio de su Inmaculado Corazón.

La fiesta del Inmaculado Corazón de María sigue a la del Sagrado Corazón de Jesús. El corazón expresa y es símbolo de la intimidad de la persona. La primera vez que se menciona en el Evangelio el Corazón de María es para expresar toda la riqueza de esa vida interior de la Virgen: “María conservaba estas cosas en su corazón”

El corazón de María conservaba como un tesoro el anuncio del Ángel sobre su Maternidad divina; guardó para siempre todas las cosas que tuvieron lugar en la noche de Belén, o la adoración de los pastores ante el pesebre, y la presencia, un poco más tarde, de los Magos con sus dones,… y la profecía del anciano Simeón, y las preocupaciones del viaje a Egipto.

Más tarde, el corazón de María sufrió por la pérdida de Jesús en Jerusalén a los doce años de edad, según lo relata San Lucas en el evangelio de hoy.
Pero María conservaba todas estas cosas en el corazón….
Jamás olvidaría los acontecimientos que rodearon a la muerte de su Hijo en la Cruz, ni las palabras que le oyó decir: “Mujer, he ahí a tu hijo”. Y al mirar a Juan ella nos vio a todos nosotros. Vio a todos los hombres. Desde aquel momento nos amó con su Corazón de madre, con el mismo Corazón que amó a Jesús.

Pero María ejerció su maternidad desde antes que se consumase la redención en el Calvario, pues Ella es madre nuestra desde que prestó su colaboración a la salvación de los hombres en la Anunciación.

En el relato de las bodas de Cana, San Juan nos revela un rasgo verdaderamente maternal del Corazón de María: su atenta disposición a las necesidades de los demás. Un corazón maternal es siempre un corazón atento, vigilante.

La devoción al Corazón de María no es una devoción más. Nos lleva a aprender a tratar a nuestra Madre con más confianza, con la sencillez de los niños pequeños que acuden a sus madres en todo momento: no sólo se dirigen a ellas cuando están en gravísimas necesidades, sino también en los pequeños apuros que le salen al paso. Las madres les ayudan a resolver los problemas más insignificantes. Y ellas – las madres – lo han aprendido de nuestra Madre del Cielo.

Hoy queremos encontrarnos con María, con nuestra madre. Si recurrimos confiados a ella, ella nos va a decir qué debemos hacer y sentiremos su amor por nosotros. Ese mismo amor que Jesús tiene por cada uno de nosotros. y ella nos dirá que nos quiere, que nos quiere con toda su alma.

Pidamos a Dios que preparó en el Corazón de María, una morada digna al Espíritu Santo, que haga que nosotros, por intercesión de la Santísima Virgen lleguemos a ser templos dignos de su gloria.

Poderosa oración de consagración de los soldados consagrados a María en esta batalla final. La Victoria de nuestra Madre, Reina y Señora será aplastante. Quien como Dios, Nadie como Dios!!!

SOLEMNE CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

 – Papa Pío XII

¡Oh Reina del Santísimo Rosario, auxilio de los cristianos, refugio del género humano, vencedora de todas las batallas de Dios!
Ante vuestro Trono nos postramos suplicantes, seguros de impetrar misericordia y de alcanzar gracia y oportuno auxilio y defensa en las presentes calamidades, no por nuestros méritos, de los que no presumimos, sino únicamente por la inmensa bondad de vuestro maternal Corazón.

En esta hora trágica de la historia humana, a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, nos entregamos y nos consagramos, no sólo en unión con la santa Iglesia, cuerpo místico de vuestro Hijo Jesús, que sufre y sangra en tantas partes y de tantos modos atribulada, sino también con todo el Mundo dilacerado por atroces discordias, abrasado en un incendio de odio, víctima de sus propias iniquidades.

Finalmente, así como fueron consagrados al Corazón de vuestro Hijo Jesús la Iglesia y todo el género humano, para que, puestas en Él todas las esperanzas, fuese para ellos señal y prenda de victoria y de salvación; de igual manera, oh Madre nuestra y Reina del Mundo, también nos consagramos para siempre a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, para que vuestro amor y patrocinio aceleren el triunfo del Reino de Dios, y todas las gentes, pacificadas entre sí y con Dios, os proclamen bienaventurada y entonen con Vos, de un extremo a otro de la tierra, el eterno Magnificat de gloria, de amor, de reconocimiento al Corazón de Jesús, el único donde pueden hallar la Verdad, la Vida y la Paz.

Amén.

CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

por san Luis de Montfort

Yo, _____, pecador sin fe, renuevo y ratifico hoy en tus manos los votos de mi Bautismo, renuncio por siempre a Satanás, sus pompas y sus obras; y me entrego por completo a Jesucristo, Sabiduría Encarnada, para cargar mi cruz en pos de Él todos los días de mi vida y para ser más fiel a Él de lo que jamás he sido anteriormente.

En presencia de toda la corte celestial, yo te elijo a ti en este día como mi Madre. Entrego y consagro a ti, como tu esclavo, mi cuerpo y mi alma, mis bienes, tanto interiores como exteriores, e incluso el valor de todas mis buenas acciones, pasadas, presentes y futuras; dejándote a ti el entero derecho de disponer de mí y de todo lo que me pertenezca, sin excepciones, de acuerdo a tu parecer, por la mayor gloria de Dios, en el tiempo y en la eternidad.

Amén.

CONSAGRACIÓN FAMILIAR A MARÍA

Oh Inmaculada, Reina de los Cielos y de la tierra, vida, dulzura y esperanza nuestra, en este día nosotros, la familia (apellidos de la familia), venimos ante ti para consagrarnos como posesión y propiedad tuyas. Alabamos a Dios por habernos reunido para entregarnos a ti, Madre nuestra, porque confiamos en las palabras de Jesús en la Cruz. “¡He ahí a tu Madre!”.

Te necesitamos, María, Madre de Dios, a ayudarnos a ser una verdadera familia católica. Sé parte de nuestra vida familiar. Repítenos las palabras que pronunciaste en Caná: “Haced lo que Él os diga”.

Ayúdanos a ignorar las faltas ajenas, a perdonar como Jesús nos perdonó y a amar al prójimo como Nuestro Señor nos pidió que amáramos.

Por favor, usa a nuestra familia para aplastar la cabeza de la serpiente. Pide a tu Esposo, san José, Protector de la Iglesia universal, que nos tenga en corazón y mente junto al Vicario de tu Hijo, el Papa Benedicto VI. Hoy te conviertes en Reina de nuestros corazones y nuestro hogar. Que nuestro hogar se una “Ciudad de la Inmaculada”, donde reine el Sagrado Corazón de Jesús para siempre.

Amén.

http://es.catholic.net/op/articulos/18174/inmaculado-corazn-de-mara.htm

miércoles, 25 de junio de 2025

La Confesión...

¿Por qué necesito confesar mis pecados a un sacerdote?

 Puedes confesar tus pecados a Dios. Pero si quieres que tus pecados sean perdonados, las Escrituras dicen que debes hacerlo a través de un sacerdote. Te lo explico.

“¿Por qué necesito confesar mis pecados a un sacerdote?”

Bueno, puedes confesar tus pecados a Dios.

Pero si quieres que tus pecados sean perdonados,

las Escrituras dicen que debes hacerlo a través de un sacerdote.

Consideren Juan 20:22-23.

Después de la Resurrección, Jesús sopla sobre los apóstoles y dice:

“Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”.

En Marcos 2, cuando Jesús sana al paralítico, primero dice: «Tus pecados te son perdonados».

Los fariseos protestan: solo Dios puede hacer eso.

Jesús demuestra que tiene esa autoridad.

Y luego la transmite a sus apóstoles.

A muchos protestantes (imitando a los fariseos) les gusta decir que «solo Dios puede perdonar pecados».

Pero en Juan 20, Jesús da a los hombres el poder de perdonar pecados en su nombre.

Si estaba estableciendo un sistema donde un cristiano puede confesarse directamente a Dios… ¿por qué lo hizo?

Algunos dicen que el perdón de pecados por parte de los apóstoles fue algo puntual.

Pero la Biblia muestra lo contrario.

Pablo perdonó pecados en 2 Corintios 2:10. Dios les dio a los apóstoles el ministerio de la reconciliación (2 Corintios 5:18).

Santiago ordenó la confesión verbal en Santiago 5:16.

El pecado daña nuestra relación con Dios y con el cuerpo de Cristo, la iglesia.

Por eso, Jesús quiso darnos una manera de reconciliarnos con ambos simultáneamente.

El sacerdote actúa como representante de la iglesia y de Cristo (2 Corintios 2:10).

Pero Dios podría perdonarme directamente.

Absolutamente.

Pero eligió hacerlo mediante un sacramento.

Rechazar el método que Él nos dio por nuestro propio método… es desobediencia.

A menudo se acusa a los católicos de confesarse para recibir perdón «a petición».

Pero si solo te confiesas «directamente con Dios», eres culpable de buscar el perdón a petición.

Tú decides cuándo pedir perdón (y decides que Dios debe haberte perdonado).

Mientras que un sacerdote puede darse cuenta (en casos extremos) de que no estás realmente arrepentido y negarte la absolución.

Jesús le dio a la Iglesia la autoridad para atar y desatar,

no a los cristianos individuales.

Cuando rechazas la Confesión, intentas apropiarte de esa autoridad,

y no puedes.

Patrick Neve

Ejército Remanente...