domingo, 7 de diciembre de 2025

Sagradas lecturas domingo 07...



Hoy, domingo, 7 de diciembre de 2025

Primera Lectura

Lectura del libro de Isaías (11,1-10):

Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor. No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas. Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 71,1-2.7-8.12-13.17

R/. Que en sus días florezca la justicia,
y la paz abunde eternamente

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R/.

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R/.

Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R/.

Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol:
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R/.

Segunda Lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (15,4-9):

Todas las antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo que entre nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza. Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, os conceda estar de acuerdo entre vosotros, según Jesucristo, para que unánimes, a una voz, alabéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. En una palabra, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Quiero decir con esto que Cristo se hizo servidor de los judíos para probar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas; y, por otra parte, acoge a los gentiles para que alaben a Dios por su misericordia. Así dice la Escritura: «Te alabaré en medio de los gentiles y cantaré a tu nombre.»

Palabra de Dios

Aleluya Lc 3, 4cd.6
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.
Toda carne verá la salvación de Dios. R.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (3,1-12):

Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»
Éste es el que anunció el profeta Isaías, diciendo: «Una voz grita en el desierto: «Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.»»
Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizará, les dijo: «¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: «Abrahán es nuestro padre», pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.»

Palabra del Señor

COMENTARIO DE BENEDICTO XVI

Hoy, segundo domingo de Adviento, se nos presenta la figura austera del Precursor, que el evangelista san Mateo introduce así: «Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea predicando: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos»» (Mt 3, 1-2). Tenía la misión de preparar y allanar el sendero al Mesías, exhortando al pueblo de Israel a arrepentirse de sus pecados y corregir toda injusticia. Con palabras exigentes, Juan Bautista anunciaba el juicio inminente: «El árbol que no da fruto será talado y echado al fuego» (Mt 3, 10). Sobre todo ponía en guardia contra la hipocresía de quien se sentía seguro por el mero hecho de pertenecer al pueblo elegido: ante Dios —decía— nadie tiene títulos para enorgullecerse, sino que debe dar «frutos dignos de conversión» (Mt 3, 8).

Mientras prosigue el camino del Adviento, mientras nos preparamos para celebrar el Nacimiento de Cristo, resuena en nuestras comunidades esta exhortación de Juan Bautista a la conversión. Es una invitación apremiante a abrir el corazón y acoger al Hijo de Dios que viene a nosotros para manifestar el juicio divino. El Padre —escribe el evangelista san Juan— no juzga a nadie, sino que ha dado al Hijo el poder de juzgar, porque es Hijo del hombre (cf. Jn 5, 22. 27). Hoy, en el presente, es cuando se juega nuestro destino futuro; con el comportamiento concreto que tenemos en esta vida decidimos nuestro destino eterno. En el ocaso de nuestros días en la tierra, en el momento de la muerte, seremos juzgados según nuestra semejanza o desemejanza con el Niño que está a punto de nacer en la pobre cueva de Belén, puesto que él es el criterio de medida que Dios ha dado a la humanidad.

El Padre celestial, que en el nacimiento de su Hijo unigénito nos manifestó su amor misericordioso, nos llama a seguir sus pasos convirtiendo, como él, nuestra existencia en un don de amor. Y los frutos del amor son los «frutos dignos de conversión» a los que hacía referencia san Juan Bautista cuando, con palabras tajantes, se dirigía a los fariseos y a los saduceos que acudían entre la multitud a su bautismo.

Mediante el Evangelio, Juan Bautista sigue hablando a lo largo de los siglos a todas las generaciones. Sus palabras claras y duras resultan muy saludables para nosotros, hombres y mujeres de nuestro tiempo, en el que, por desgracia, también el modo de vivir y percibir la Navidad muy a menudo sufre las consecuencias de una mentalidad materialista. La «voz» del gran profeta nos pide que preparemos el camino del Señor que viene, en los desiertos de hoy, desiertos exteriores e interiores, sedientos del agua viva que es Cristo.

Que la Virgen María nos guíe a una auténtica conversión del corazón, a fin de que podamos realizar las opciones necesarias para sintonizar nuestra mentalidad con el Evangelio.

Benedicto XVI, Ángelus (09-12-2007): Palabras saludables

 Ejército Remanente...

lunes, 13 de octubre de 2025

El Santo Rosario...

 El Rosario, solución a los problemas internacionales

Actualmente el panorama internacional se muestra tan dramático y complejo que no queda otra solución que la que la Virgen nos indicó en Fátima en 1917: el Santo Rosario.

La devoción al Rosario suele considerarse como oración puramente individual o como mucho en familia, pero también tiene su proyección pública. La costumbre de rezarlo no sólo ayuda a cualquier persona a resolver los problemas y dificultades que afronta en la vida, ya sean materiales o espirituales; tiene un alcance social que se extiende a la vida de los pueblos y las naciones.

Por eso, recordaba León XIII que « » (carta Da molte parti del 26 de mayo de 1903). A lo largo de los siglos y en todas las luchas, el Rosario ha constituido el arma por excelencia para proteger a la Iglesia y la sociedad cristiana.

Pasar revista al efecto que ha tenido el Rosario en la historia de la civilización cristiana se haría interminable. Habría que partir desde su aparición en el siglo XIII por iniciativa de Santo Domingo de Guzmán y sus hermanos dominicos en su victoriosa predicación contra la herejía albigense. Habría que hablar del papel que cumplió en la evangelización y civilización de América y parte de Asia y África. Y sobre todo, no se debe olvidar que la festividad del Santo Rosario la instituyó San Pío V para   celebrar   a María bajo la advocación de Auxilium christianorum en conmemoración de la victoria de las fuerzas cristianas sobre las mahometanas en la jornada de Lepanto el 7 de octubre de 1571.

El nombre de Lepanto es símbolo y prefiguración de todas las futuras victorias de la Iglesia, como acertadamente señaló San Juan Bosco, pues en él   confluyen   perfectamente  la intervención sobrenatural de la Gracia, por medio del Santo Rosario, y la cooperación de los hombres a la Gracia al luchar y verter su sangre en el combate.

Antes ya de Lepanto se había obtenido otro triunfo en nombre del Rosario y gracias a él: la de Belgrado el 22 de julio de 1456, también contra los ejércitos otomanos que habían invadido Europa Oriental y llegado hasta Hungría. En recuerdo de dicha victoria, el papa Calisto III instituyó la festividad de la Transfiguración de Cristo, símbolo de la Europa transfigurada de gozo.

Y en tiempos más recientes, la importancia, y se podría decir la necesidad, de recurrir al Santo Rosario la  recomendó   la Virgen en Fátima.

En la primera aparición a los tres pastorcitos en Cova de Iría, la Virgen tenía un rosario en la mano, y en respuesta a una pregunta de la pequeña Lucía confirma que su primito Francisco irá al Cielo, pero eso sí: después de rezar muchos rosarios. Al final de la aparición pide expresamente a los tres que recen el Rosario todos los días por la paz del mundo y para que acabe la guerra. En la segunda y tercera apariciones la Virgen también les pidió que rezaran todos los días el Rosario en honor de Ella, igualmente por la paz del mundo y para que acabe la guerra.

En la tercera aparición les enseñó además la siguiente oración: «Jesús, perdona nuestras culpas, líbranos del fuego del Infierno y lleva al Cielo todas las almas, sobre todo las más necesitadas de tu misericordia», la cual les indicó que debían rezar después de cada misterio.

La cuarta, quinta y sexta apariciones se iniciaron igualmente con la petición del rezo diario del Rosario. El 13 de octubre de 1917, fecha de la última aparición, la Virgen les reveló: «Soy la Virgen del Rosario. Quiero que en este lugar se construya una capilla en mi honor. Seguid rezando el Rosario todos los días. La guerra está a punto de acabar y los soldados volverán pronto a casa». Y bajo el aspecto de esta última advocación se apareció gloriosa en el cielo junto a San José y el Niño Jesús.

El 10 de diciembre de 1925 la Virgen se apareció nuevamente a Lucía en su celda de la casa de las doroteas de la localidad española de Pontevedra, y le explicó que el rezo y la meditación del Rosario tenían que asociarse a la práctica de recibir la comunión reparadora los primeros sábados de cada mes. Poniéndole la mano en el hombro, le mostró un corazón rodeado de espinas que tenía en la otra mano, y añadió: «Contempla, hija mía, mi corazón circundado de las espinas que los hombres desagradecidos me clavan constantemente con blasfemias e ingratitudes. Procura tú al menos consolarme, y sabe que a todos los que durante cinco meses, el primer sábado de cada mes, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y me acompañen durante quince minutos meditando los quince misterios con la intención de aliviar mi pena, les prometo mi asistencia a la hora de la muerte dándoles todas las gracias necesarias para su salvación».

El rezo del Rosario se incluye en la observación de los cinco primeros sábados de mes, y precisamente este año se cumple el centenario. Nos pide el ejercicio de esta práctica como una de las condiciones para que el mundo se libre de la catástrofe que lo aguarda por sus pecados.

En una entrevista concedida el 26 de diciembre de 1957 al padre Agostino Fuentes sor Lucía advirtió: «El castigo del Cielo es inminente […] Dios ha decidido darle al mundo los últimos dos remedios contra el mal: el Rosario y la devoción al Corazón Inmaculado de María. No habrá otros […] No hay problema, por difícil que sea, tanto material como sobre todo espiritual, en la vida privada de cada uno o en la de los pueblos y naciones, que no se pueda resolver rezando el Santo Rosario».

Esto significa que sólo el Rosario puede remediar problemas internaciones que de otro modo serían insolubles. Los conflictos actuales del Cercano Oriente y de Ucrania son nudos que difícilmente se podrían desatar sin una intervención sobrenatural. Y viceversa: con el instrumento sobrenatural del Rosario, todo es posible. Las protestas por las consecuencias de la guerra no obtienen la paz, y en muchos casos se corre el riesgo de que la alejen a causa del odio social que rebosan. El rezo perseverante y confiado del Rosario es el único camino a la paz verdadera, que es la de Cristo. El mes mariano de octubre nos lo recuerda.

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)

Adelante la Fe...


viernes, 26 de septiembre de 2025

10 consejos de Benedicto XVI a la gente joven...

 


10 consejos de Benedicto XVI a la gente joven

  ¡He aquí, jóvenes del tercer milenio, cuál debe ser vuestro programa! 

Dialogar diariamente con Dios, leer la Biblia, acudir a la Misa del domingo, contar las alegrías y penas a Cristo, dar ejemplo o ser útil a los demás: son algunos de los consejos que el Papa Benedicto XVI da a los jóvenes.

1. Dialogar con Dios

“Alguno de vosotros podría tal vez identificarse con la descripción que Edith Stein hizo de su propia adolescencia, ella, que vivió después en el Carmelo de Colonia: «Había perdido consciente y deliberadamente la costumbre de rezar». Durante estos días podréis recobrar la experiencia vibrante de la oración como diálogo con Dios, del que sabemos que nos ama y al que, a la vez, queremos amar”.

2) Contarle las penas y alegrías

“Abrid vuestro corazón a Dios. Dejaos sorprender por Cristo. Dadle el «derecho a hablaros» durante estos días. Abrid las puertas de vuestra libertad a su amor misericordioso. Presentad vuestras alegrías y vuestras penas a Cristo, dejando que él ilumine con su luz vuestra mente y toque con su gracia vuestro corazón.

3) No desconfiar de Cristo

“Queridos jóvenes, la felicidad que buscáis, la felicidad que tenéis derecho de saborear, tiene un nombre, un rostro: el de Jesús de Nazaret, oculto en la Eucaristía. Sólo él da plenitud de vida a la humanidad. Decid, con María, vuestro «sí» al Dios que quiere entregarse a vosotros. Os repito hoy lo que dije al principio de mi pontificado: ‘Quien deja entrar a Cristo en la propia vida no pierde nada, nada, absolutamente nada de lo que hace la vida libre, bella y grande. ¡No! Sólo con esta amistad se abren de par en par las puertas de la vida. Sólo con esta amistad se abren realmente las grandes potencialidades de la condición humana. Sólo con esta amistad experimentamos lo que es bello y lo que nos libera’. Estad plenamente convencidos: Cristo no quita nada de lo que hay de hermoso y grande en vosotros, sino que lleva todo a la perfección para la gloria de Dios, la felicidad de los hombres y la salvación del mundo”.

4) Estar alegres: querer ser santos

“Más allá de las vocaciones de especial consagración, está la vocación propia de todo bautizado: también es esta una vocación a aquel ‘alto grado’ de la vida cristiana ordinaria que se expresa en la santidad. Cuando se encuentra a Jesús y se acoge su Evangelio, la vida cambia y uno es empujado a comunicar a los demás la propia experiencia (…). La Iglesia necesita santos. Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad. Os invito a que os esforcéis estos días por servir sin reservas a Cristo, cueste lo que cueste. El encuentro con Jesucristo os permitirá gustar interiormente la alegría de su presencia viva y vivificante, para testimoniarla después en vuestro entorno”.

5) Dios: tema de conversación con los amigos

“Son tantos nuestros compañeros que todavía no conocen el amor de Dios, o buscan llenarse el corazón con sucedáneos insignificantes. Por lo tanto, es urgente ser testigos del amor contemplado en Cristo. Queridos jóvenes, la Iglesia necesita auténticos testigos para la nueva evangelización: hombres y mujeres cuya vida haya sido transformada por el encuentro con Jesús; hombres y mujeres capaces de comunicar esta experiencia a los demás”.

6) El domingo, ir a Misa

No os dejéis disuadir de participar en la Eucaristía dominical y ayudad también a los demás a descubrirla. Ciertamente, para que de esa emane la alegría que necesitamos, debemos aprender a comprenderla cada vez más profundamente, debemos aprender a amarla. Comprometámonos a ello, ¡vale la pena! Descubramos la íntima riqueza de la liturgia de la Iglesia y su verdadera grandeza: no somos nosotros los que hacemos fiesta para nosotros, sino que es, en cambio, el mismo Dios viviente el que prepara una fiesta para nosotros. Con el amor a la Eucaristía redescubriréis también el sacramento de la Reconciliación, en el cual la bondad misericordiosa de Dios permite siempre iniciar de nuevo nuestra vida.

7) Demostrar que Dios no es triste

Quien ha descubierto a Cristo debe llevar a otros hacia él. Una gran alegría no se puede guardar para uno mismo. Es necesario transmitirla. En numerosas partes del mundo existe hoy un extraño olvido de Dios. Parece que todo marche igualmente sin él. Pero al mismo tiempo existe también un sentimiento de frustración, de insatisfacción de todo y de todos. Dan ganas de exclamar: ¡No es posible que la vida sea así! Verdaderamente no.

8) Conocer la fe

Ayudad a los hombres a descubrir la verdadera estrella que nos indica el camino: Jesucristo. Tratemos nosotros mismos de conocerlo cada vez mejor para poder guiar también, de modo convincente, a los demás hacia él. Por esto es tan importante el amor a la sagrada Escritura y, en consecuencia, conocer la fe de la Iglesia que nos muestra el sentido de la Escritura.

9) Ayudar: ser útil

Si pensamos y vivimos en virtud de la comunión con Cristo, entonces se nos abren los ojos. Entonces no nos adaptaremos más a seguir viviendo preocupados solamente por nosotros mismos, sino que veremos dónde y cómo somos necesarios. Viviendo y actuando así nos daremos cuenta bien pronto que es mucho más bello ser útiles y estar a disposición de los demás que preocuparse sólo de las comodidades que se nos ofrecen. Yo sé que vosotros como jóvenes aspiráis a cosas grandes, que queréis comprometeros por un mundo mejor. Demostrádselo a los hombres, demostrádselo al mundo, que espera exactamente este testimonio de los discípulos de Jesucristo y que, sobre todo mediante vuestro amor, podrá descubrir la estrella que como creyentes seguimos.

10) Leer la Biblia

El secreto para tener un «corazón que entienda» es formarse un corazón capaz de escuchar. Esto se consigue meditando sin cesar la palabra de Dios y permaneciendo enraizados en ella, medianteol el esfuerzo de conocerla siempre mejor. Queridos jóvenes, os exhorto a adquirir intimidad con la Biblia, a tenerla a mano, para que sea para vosotros como una brújula que indica el camino a seguir. Leyéndola, aprenderéis a conocer a Cristo. San Jerónimo observa al respecto : «El desconocimiento de las Escrituras es desconocimiento de Cristo»

* * *

En resumen…

Construir la vida sobre Cristo, acogiendo con alegría la palabra y poniendo en práctica la doctrina: ¡he aquí, jóvenes del tercer milenio, cuál debe ser vuestro programa! Es urgente que surja una nueva generación de apóstoles enraizados en la palabra de Cristo, capaces de responder a los desafíos de nuestro tiempo y dispuestos a para difundir el Evangelio por todas partes. ¡Esto es lo que os pide el Señor, a esto os invita la Iglesia, esto es lo que el mundo – aun sin saberlo – espera de vosotros! Y si Jesús os llama, no tengáis miedo de responderle con generosidad, especialmente cuando os propone de seguirlo en la vida consagrada o en la vida sacerdotal. No tengáis miedo; fiaos de Él y no quedaréis decepcionados.

Benedicto XVI (2006)

Ejército Remanente...

miércoles, 24 de septiembre de 2025

La Familia...


La familia, «el primer ambiente apto para sembrar la semilla del Evangelio»


Nos aconseja el Señor que no amontonemos tesoros en la tierra, porque duran poco y son inseguros y frágiles: la polilla y la herrumbre los corroen, o bien los ladrones socavan y los roban.
 Por mucho que lográramos acumular durante una vida, no vale la pena. Ninguna cosa de la tierra merece que pongamos en ella el corazón de un modo absoluto. 
El corazón está hecho para Dios y, en Dios, para todas las cosas nobles de la tierra. 
A todos nos es muy útil preguntarnos con cierta frecuencia: ¿en qué tengo yo puesto el corazón?, ¿cuál es mi tesoro?, ¿en qué pienso de modo habitual?, ¿cuál es el centro de mis preocupaciones más íntimas?... ¿Es Dios, presente en el Sagrario quizá a poca distancia de donde vivo o de la oficina en la que trabajo? O, por el contrario, ¿son los negocios, el estudio, el trabajo, lo que ocupa el primer plano..., o los egoísmos insatisfechos, el afán de tener más? Muchos hombres y mujeres, si se respondieran con sinceridad, quizá encontrarían una respuesta muy dura: pienso en mí, solo en mí, y en las cosas y personas en cuanto hacen referencia a mis propios intereses. 
Pero nosotros queremos tener puesto el corazón en Dios, en la misión que de Él hemos recibido, y en las personas y cosas por Dios. Jesús, con una sabiduría infinita, nos dice: Amontonad tesoros en el Cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre corroen, y donde los ladrones no socavan ni roban.      Porque donde está tu tesoro allí está tu corazón.

Nuestro corazón está puesto en el Señor, porque Él es el tesoro, de modo absoluto y real. Y no lo es la salud, ni el prestigio, ni el bienestar... Solo Cristo. 

Y por Él, de modo ordenado, los demás quehaceres nobles de un cristiano corriente que está vocacionalmente metido en el mundo. De modo particular, el Señor quiere que pongamos el corazón en las personas de la familia humana o sobrenatural que tengamos, que son, de ordinario, a quienes en primer lugar hemos de llevar a Dios, y la primera realidad que debemos santificar.

La preocupación por los demás ayuda al hombre a salir de su egoísmo, a ganar en generosidad, a encontrar la alegría verdadera. 

El que se sabe llamado por el Señor a seguirle de cerca no se considera ya a sí mismo como el centro del universo, porque ha encontrado a muchos a quienes servir, en los que ve a Cristo necesitado.

El ejemplo de los padres en el hogar, o de los hermanos, es en muchas ocasiones definitivo para los demás miembros, que aprenden a ver el mundo desde un entorno cristiano. 

Es de tal importancia la familia, por voluntad divina, que en ella «tiene su principio la acción evangelizadora de la Iglesia».

 Ella «es el primer ambiente apto para sembrar la semilla del Evangelio y donde padres e hijos, como células vivas, van asimilando el ideal cristiano del servicio a Dios y a los hermanos». 

Es un lugar espléndido de apostolado. Examinemos hoy si es así nuestra familia, si somos levadura que día a día va transformando, poco a poco, a quienes viven con nosotros. 

Si pedimos frecuentemente al Señor la vocación de los hijos o de los hermanos –o incluso de nuestros padres– a una entrega plena a Dios: la gracia más grande que el Señor les puede dar, el verdadero tesoro que muchos pueden encontrar.

https://www.hablarcondios.org/meditaciondiaria.aspx

domingo, 31 de agosto de 2025

Butizo de los Niños abortados...

 

Oraciones para bautizar a los niños abortados

A los niños no nacidos se les impide no sólo vivir y trabajar en la tierra, sino también ascender al cielo, ya que se les arroja al cubo de la basura sin el bautismo, que es fundamental para la salvación.

El Catecismo de la Iglesia Católica nº 1257 enseña que: "La Iglesia no conoce otro medio que el Bautismo para asegurar la entrada a la beatitud eterna" y el Catecismo de San Pío X que: "Los niños que mueren sin el Bautismo van al Limbo, donde no gozan de Dios, pero tampoco sufren; porque, teniendo el pecado original, y sólo eso, no merecen el cielo, pero tampoco el infierno o el purgatorio."

Entonces, ¿qué podemos hacer para llevar al cielo a los niños, mártires inocentes, que han sido abortados voluntariamente?

Sólo en los primeros veinte años de este siglo, estamos hablando de mil millones de víctimas.

¿Quién puede salvarlos?

Cualquier bautizado que haya conservado, en este mundo satánico y nihilista, un mínimo de sensibilidad y buena voluntad mediante la práctica de: "Bautismo de deseo" que da los mismos frutos que el Bautismo, incluso sin ser un sacramento", como aprendemos del CIC en el nº 1258.

Hay varias oraciones que deben rezarse diariamente para el bautismo de deseo.

Nos gustaría señalar dos de ellas, que puede elegir libremente.

La primera es una muy tierna, cuyo origen desconocemos, y la segunda está formulada por el cardenal Poletti.

1)INVOCACIÓN y BAUTISMO DEL DESEO para los niños no nacidos

Recitación del CREDO

Oh Jesús, te invocamos: haz descender, por las manos de San Juan Bautista, el agua del Jordán y la paloma del Espíritu Santo de tu Bautismo.

Haz que esta agua y las gotas de tu Preciosa Sangre, oh Jesús, desciendan sobre cada pequeña criatura a la que se le quita la vida en el vientre de su madre.

Te pido que lo hagas en cada momento de este día y de esta noche, durante todos los días y noches de los siglos pasados, presentes y futuros.

Envía, oh Jesús, a tus ángeles a bautizar a estos inocentes.

Que se les den los nombres de los Santos del cielo, de los Ángeles, de los Arcángeles, de los Querubines y de los Serafines.

En tu nombre, Señor, bautizamos a estas criaturas de todos los continentes, tribus, lenguas, razas, pueblos y naciones.

Los bautizamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Y ahora, queridos niños inocentes, volad al cielo y que Jesús, María y José os den muchas caricias y besos.  La Tierra os ha rechazado: el Cielo os acoge.

Extended vuestras manitas inocentes desde las alturas del Cielo y que una lluvia de bendiciones descienda de vuestras manitas, hechas más poderosas por vuestro martirio, sobre vuestros padres y los colaboradores en vuestro asesinato.

Nos unimos a estos mártires inocentes, oh Jesús, para rezar por la conversión de sus madres, padres y colaboradores que diariamente cometen estos graves crímenes, a fin de obtener de tu Sagrado Corazón la Gracia del Bautismo para todos los niños no nacidos. Amén de

Pater, Ave, Gloria

2) BAUTISMO DEL DESEO o acto de reparación (por el cardenal Poletti)

Oh Dios, Padre nuestro, que en tu infinito amor por nosotros, quieres que todos los hombres se salven, con la fe y el amor de la Iglesia que lleva en su corazón de Madre el "Deseo del Bautismo" para todos los niños del mundo, quiero expresar esta caridad bautizando en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo a todos los niños que hoy serán asesinados en el seno de sus madres por el aborto.

Con este acto de fe y caridad pretendo, con toda la Iglesia:

1.- Ofrecer, por las manos inmaculadas de María Santísima, con la sangre de Jesús la de todos los niños asesinados por el aborto, implorando por el sacrificio de sus vidas, misericordia y piedad para la humanidad.

2.- Reparar el grave crimen del aborto que, al tiempo que suprime la vida del concebido, le priva de la gracia del bautismo.

3.- Rezar por la conversión de todos los que participan y colaboran con el aborto, un crimen horrible "que condena al hombre, a la mujer, al médico y al Estado" (Juan Pablo II).

Rezar por la conversión de todos aquellos que, con los poderosos medios de comunicación social, apoyan, justifican y defienden este gravísimo pecado, despreciando el Magisterio de la Iglesia y de Cristo.

Y, por último, invocar la misericordia para aquellos que, engañados y seducidos por estos poderosos medios, se apartan del amor de Dios Padre.

Recitar el Credo, el Padre Nuestro y un Ave María.

Cardenal Ugo Poletti

El Cardenal Ugo Poletti, Vicario General de Su Santidad, agradece al Sagrado Nicola Rossi la impresión y distribución del "Acta de Reparación" y con estima saluda y bendice.

(Con aprobación eclesiástica)

"¡Deja que los niños vengan a mí!" ¡Buen trabajo almas bellas!

Verónica Cyrene

El Santisimo....

Diles a todos que me hagan una visita para 


Diles a todos que me hagan una visita, que los espero y quiero salvarlos a todos con la Sangre de mis llagas. Que vengan a mí, que soy su Padre y los quiero a todos con todo mi Corazón; que visiten al «Prisionero»; 

que si su alma está enferma, que vengan a mí, que yo los sanaré.

Que si su cuerpo está enfermo, que vengan a mí, que yo los fortaleceré; 

que se den cuenta de que yo les puedo hacer recobrar la fuerza del cuerpo y la salud del alma; 

que den amor, limosna de amor a este pobre mendigo que los está esperando de día y de noche; 

que mi Corazón está triste por todos; que no me hagan sufrir más, que lo que quiero es que se salven. (12-2-82)

«Sí, hija mía, vamos a ofrecernos como víctimas al Padre Eterno por la salvación del mundo, por la salvación de esas almas que cada día se retiran de mí, me desprecian, me blasfeman; me están recibiendo sacrílegamente, no tienen compasión de mí» (El Señor).

¡Cuántos sacrilegios se cometen, sin duda, al recibir la Eucaristía! Se ha dicho que hoy se comulga mucho pero se confiesa poco, y es cierto; compruébense, si no, las nutridas filas de fieles que se acercan a recibir el Cuerpo de Cristo en cada Misa y, por contraste, la soledad de los confesionarios, que tan poco visitados son. Hay que recordar sobre esto las palabras de san Pablo, que hacen estremecer: «Quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba de la copa» (1 Co 11, 27-28). Palabras que confirman las citadas del mensaje y las siguientes del mismo:

«¡En cuántos corazones manchados tengo que entrar y cómo veo mi Cuerpo y mi Sangre profanados! ¡Cómo veo todos los días los sacrilegios, ultrajes y tremendas abominaciones que hacen contra mí!».

Sacrilegio es la «lesión o profanación de cosa, persona o lugar sagrados». Aquí se fija concretamente en la Eucaristía, que es el centro de la vida cristiana, el mismo Jesucristo resucitado, que se da por amor a las almas en el Santísimo Sacramento. Dice en este mismo mensaje:

«Fue una alegría, desde mi Última Cena, hacerme compañero de los hombres hasta el fin del mundo y darles alimento de vino con mi Cuerpo».

https://www.pradonuevo.es/

martes, 26 de agosto de 2025

Nuestra Señora de Chiquinquirá Patrona de Colombia..

  

Nuestra Señora de Chiquinquirá Patrona de Colombia


Cuadro Original de la Virgen de Chiquinquirá que descansa en la Basílica Homónima en Colombia y que se renovó milagrosamente hace más de cuatro siglos. 

Un viernes, 26 de diciembre de 1586, se disponía a salir de la capilla, cuando una india cristiana le llamó la atención hacia la imagen, que aparecía rodeada de vivos resplandores. Volvió el rostro María Ramos y fue grande su asombro al advertir la transformación que se había obrado en el lienzo, cuyos colores, antes tan borrosos y desteñidos, aparecían ahora vivos y claros.


Cuenta la tradición que entre los primeros conquistadores del Nuevo Reino de Granada, Antonio de Santana, encomendero de los pueblos de Suta y Chiquinquirá, era especialmente devoto de la Virgen del Rosario. Por este motivo fabricó en el pueblo de Suta su dormitorio y pequeña capilla. Deseando poner en ella una imagen de la Madre de Dios, mandó pintar una imagen de Nuestra Señora del Rosario en una manta de algodón. Era la manta más ancha que larga y para que no quedasen en blanco los campos que quedaban a ambos lados de la Madre de Dios, mandó pintar a San Andrés Apóstol y a Santa Antonio de Padua uno a cada lado. Luego que recibió la imagen, acomodó el lienzo en un bastidor de madera y lo expuso en el altar de la capilla.

Pasaron algunos años y el desaseo y la humedad deterioraron el lienzo, que apareció roto por varias partes y la pintura estaba casi borrada. A la muerte de Don Antonio, su viuda, se trasladó a Chiquinquirá llevándose consigo el cuadro al que colocó en una capilla. Diez años más tarde vino a aquel lugar una piadosa mujer llamada María Ramos, cuñada del difunto Santana, quien reparó el cuadro y lo expuso en el mejor lugar de la capilla.

Fue así como el día viernes 26 de diciembre de 1586 a las nueve de la mañana, después de haber estado la devota más de dos horas en oración, se levantó de su asiento para salir de la capilla. En aquel instante pasaba por allí una india que venía de Muzo, llamada Isabel, con un niño llamado Miguel, de unos cuatro o cinco años. Al pasar frente a la puerta de la capilla dijo el niño a la mujer que lo llevaba: “¡Mire, mire! Miró la mujer hacia la capilla y vio que la imagen de Nuestra Señora estaba en el suelo, de pie, y despedía de sí una luz que llenaba de claridad toda la capilla. Llena de asombro dijo en alta voz a María Ramos, que iba saliendo del oratorio: “Mire, mire, Señora, que la Madre de Dios se ha bajado de su sitio, está en vuestro asiento y parece que se está quemando”. Miró María Ramos y admirada de ver tan estupendo prodigio, llena de asombro se dirigió llorando hacia el altar, se arrojó a los pies de la sagrada Imagen; con mucho temor puso los ojos en ella y vio cumplidos sus deseos, pues, estaba patente la imagen de la Madre de Dios en el sitio en que la piadosa María Ramos solía orar, con una hermosura sin igual y con unos colores muy vivos y despidiendo de sí grandes resplandores que bañaban de luz a los santos que tenía a los lados y llenaba de claridad toda la capilla. Tenía el rostro muy encendido. Toda la pintura estaba renovada completamente. Sin embargo quedaron en el lienzo, los agujeros que antes tenía.

Después de una hora, con mucho temor y reverencia alzaron el cuadro y lo colocaron en el lugar que estaba antes. El rostro de la Madre Santísima duró encendido todo aquel día; después, la imagen quedó tal como hoy se contempla.

La noticia del prodigio se propagó rápidamente por todos los lugares circunvecinos, cuyos moradores presurosos acudieron a ver la imagen renovada.

Conservación prodigiosa del Lienzo

Durante más de 435 años (1587-2021) el lienzo se conserva tal como se renovó. Desde 1587 hasta 1897, que se le colocó el cristal para protegerlo, diariamente se estuvo retocando en el lienzo de la Virgen, mazos de rosario, manojos de yerbas, panecitos de tierra blanca y otras mil cosas y el lienzo no ha sufrido daños, debiéndose haber destruido y acabado la tela en la parte que tales refregones sufrió. Tenían en el templo una vara larga con un garabato en la punta, donde engarzaban los objetos, los aplicaban al lienzo de manera que no quedara duda de que han sido tocados en la Imagen. Si vemos la columna de mármol, de la Virgen del Pilar de Zaragoza en España, los peregrinos la besan por el respaldo, y con solo aplicarle los labios, en tan largo tiempo, se ha hecho al mármol una concavidad, lo mismo que el pie de bronce de San Pedro del Vaticano, se ha desgastado notablemente con el ósculo de los turistas. Es indiscutible que “en esta Imagen hay encerrado algún don especial de Dios, reservado para remedio de graves males” como lo expresó la Sagrada Congregación de Ritos en su Decreto de 18 de julio de 1829 (https://virgendechiquinquira.com/santuario/descripcion-del-cuadro/)

Pio VII la declaró patrona de Colombia en 1829 y fue coronada canónicamente en 1919.

Nuestra señora de Chiquinquirá en el Vaticano

Desde el 9 de julio de 2021 una réplica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá fue entronizada en los Jardines del Vaticano, en conmemoración de los 102 años de la coronación canónica de la patrona de Colombia. Se trata de una “obra realizada en Verona -Italia- mediante la técnica tradicional de ‘micro-mosaico’, que consistente en ensamblar pequeñas piezas, cada una cortada a mano, de materiales como mármol, piedra o vidrio”.

La imagen de la Patrona de Colombia, quedará junto a otras advocaciones marianas como la Virgen del Rosario de Fátima, patrona de Portugal o Nuestra Señora de Lourdes, así como imágenes de América Latina como la Virgen del Quinche, patrona de Ecuador; Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de México; la de Aparecida, patrona de Brasil, la de Luján de Argentina y la Virgen del Carmen, patrona de Chile.

Bendita Madre Maria  Salva a Tu País del comunismo que nos acecha....