jueves, 11 de diciembre de 2025

Sagradas lecturas jueves 11...

 


Lecturas y Evangelio del Jueves de la II Semana de Adviento

Lecturas y Evangelio del Jueves de la II Semana de Adviento

Hoy, jueves, 11  de diciembre 2025

Señor, purifica mi corazón para que Tu Palabra caiga en él y dé el ciento por uno.

Primera Lectura

Lectura del libro de Isaías (41,13-20):

YO, el Señor, tu Dios,
te tomo por la diestra y te digo:
«No temas, yo mismo te auxilio».
No temas, gusanillo de Jacob,
oruga de Israel,
yo mismo te auxilio
-oráculo del Señor-,
tu libertador es el Santo de Israel.
Mira, te convierto en trillo nuevo,
aguzado, de doble filo:
trillarás los montes hasta molerlos;
reducirás a paja las colinas;
los aventarás y el viento se los llevará,
el vendaval los dispersará.
Pero tú te alegrarás en el Señor,
te gloriarás en el Santo de Israel.
Los pobres y los indigentes
buscan agua, y no la encuentran;
su lengua está reseca por la sed.
Yo, el Señor, les responderé;
yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.
Haré brotar ríos en cumbres desoladas,
en medio de los valles, manantiales;
transformaré el desierto en marisma
y el yermo en fuentes de agua.
Pondré en el desierto cedros,
acacias, mirtos, y olivares;
plantaré en la estepa cipreses,
junto con olmos y alerces,
para que vean y sepan,
reflexionen y aprendan de una vez,
que la mano del Señor lo ha hecho,
que el Santo de Israel lo ha creado.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 144,1.9.10-11.12-13ab

R/. El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad.

V/. Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
El Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

V/. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

V/. Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.

Aleluya, aleluya, aleluya.
Cielos, destilad desde lo alto al Justo, las nubes lo derramen, se abra la tierra y brote el Salvador.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,11-15):


EN aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora el reino de los cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan. Los Profetas y la Ley han profetizado hasta que vino Juan; él es Elías, el que tenía que venir, con tal que queráis admitirlo.
El que tenga oídos, que oiga».

Palabra del Señor

COMENTARIO DE JUAN PABLO II

Reino de Dios, reino de Cristo

2. Nuestro Señor Jesucristo, hablando de su precursor Juan el Bautista, nos da a conocer la diferencia de nivel y de calidad entre el tiempo de la preparación y el del cumplimiento ?entre la Antigua y la Nueva Alianza?, cuando nos dice: «En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista: sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él» (Mt 11,11). Ciertamente, desde las orillas del Jordán (y desde la cárcel) Juan contribuyó más que ningún otro, incluso más que los antiguos profetas (cf. Lc 7,26-27), a la preparación inmediata del camino del Mesías. No obstante, permanece de algún modo en el umbral del nuevo reino, que entró en el mundo con la venida de Cristo y que empezó a manifestarse con su ministerio mesiánico. Sólo por medio de Cristo los hombres llegan a ser «hijos del reino», a saber, del reino nuevo, muy superior a aquel del que los judíos contemporáneos se consideraban los herederos naturales (cf. Mt 8,12).

3. El nuevo reino tiene un carácter eminentemente espiritual. Para entrar en él, es necesario convertirse, creer en el Evangelio y liberarse de las potencias del espíritu de las tinieblas, sometiéndose al poder del Espíritu de Dios que Cristo trae a los hombres. Como dice Jesús: «Si por el Espíritu de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el reino de Dios» (Mt 12,28 cf. Lc 11,20).

La naturaleza espiritual y trascendente de este reino se manifiesta así mismo en otra expresión equivalente que encontramos en los textos evangélicos: «reino de los cielos». Es una imagen estupenda que deja entrever el origen y el fin del reino ?los «cielos»?, así como la misma dignidad divino-humana de aquel en el que el reino de Dios se concreta históricamente con la Encarnación: Cristo.

Juan Pablo II Audiencia general, nn. 2-3, 04-09-1991

Hoy, jueves, 11  de diciembre 

Señor, purifica mi corazón para que Tu Palabra caiga en él y dé el ciento por uno.

Primera Lectura

Lectura del libro de Isaías (41,13-20):

YO, el Señor, tu Dios,
te tomo por la diestra y te digo:
«No temas, yo mismo te auxilio».
No temas, gusanillo de Jacob,
oruga de Israel,
yo mismo te auxilio
-oráculo del Señor-,
tu libertador es el Santo de Israel.
Mira, te convierto en trillo nuevo,
aguzado, de doble filo:
trillarás los montes hasta molerlos;
reducirás a paja las colinas;
los aventarás y el viento se los llevará,
el vendaval los dispersará.
Pero tú te alegrarás en el Señor,
te gloriarás en el Santo de Israel.
Los pobres y los indigentes
buscan agua, y no la encuentran;
su lengua está reseca por la sed.
Yo, el Señor, les responderé;
yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.
Haré brotar ríos en cumbres desoladas,
en medio de los valles, manantiales;
transformaré el desierto en marisma
y el yermo en fuentes de agua.
Pondré en el desierto cedros,
acacias, mirtos, y olivares;
plantaré en la estepa cipreses,
junto con olmos y alerces,
para que vean y sepan,
reflexionen y aprendan de una vez,
que la mano del Señor lo ha hecho,
que el Santo de Israel lo ha creado.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 144,1.9.10-11.12-13ab

R/. El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad.

V/. Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
El Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

V/. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

V/. Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.

Aleluya, aleluya, aleluya.
Cielos, destilad desde lo alto al Justo, las nubes lo derramen, se abra la tierra y brote el Salvador.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,11-15):

EN aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora el reino de los cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan. Los Profetas y la Ley han profetizado hasta que vino Juan; él es Elías, el que tenía que venir, con tal que queráis admitirlo.
El que tenga oídos, que oiga».

Palabra del Señor

COMENTARIO DE JUAN PABLO II

Reino de Dios, reino de Cristo

2. Nuestro Señor Jesucristo, hablando de su precursor Juan el Bautista, nos da a conocer la diferencia de nivel y de calidad entre el tiempo de la preparación y el del cumplimiento ?entre la Antigua y la Nueva Alianza?, cuando nos dice: «En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista: sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él» (Mt 11,11). Ciertamente, desde las orillas del Jordán (y desde la cárcel) Juan contribuyó más que ningún otro, incluso más que los antiguos profetas (cf. Lc 7,26-27), a la preparación inmediata del camino del Mesías. No obstante, permanece de algún modo en el umbral del nuevo reino, que entró en el mundo con la venida de Cristo y que empezó a manifestarse con su ministerio mesiánico. Sólo por medio de Cristo los hombres llegan a ser «hijos del reino», a saber, del reino nuevo, muy superior a aquel del que los judíos contemporáneos se consideraban los herederos naturales (cf. Mt 8,12).

3. El nuevo reino tiene un carácter eminentemente espiritual. Para entrar en él, es necesario convertirse, creer en el Evangelio y liberarse de las potencias del espíritu de las tinieblas, sometiéndose al poder del Espíritu de Dios que Cristo trae a los hombres. Como dice Jesús: «Si por el Espíritu de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el reino de Dios» (Mt 12,28 cf. Lc 11,20).

La naturaleza espiritual y trascendente de este reino se manifiesta así mismo en otra expresión equivalente que encontramos en los textos evangélicos: «reino de los cielos». Es una imagen estupenda que deja entrever el origen y el fin del reino ?los «cielos»?, así como la misma dignidad divino-humana de aquel en el que el reino de Dios se concreta históricamente con la Encarnación: Cristo.

Juan Pablo II Audiencia general, nn. 2-3, 04-09-1991

Ejército Remanente...

lunes, 8 de diciembre de 2025

La Inmaculada Concepción....

 


El 8 de diciembre es la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. ¿Qué es la Inmaculada Concepción y cómo la celebramos? 

Hoy 8 de diciembre es la fiesta de la Inmaculada Concepción. Celebra un punto importante de la enseñanza católica y es un día sagrado de obligación.

Aquí hay 8 cosas que necesita saber sobre la enseñanza y la forma en que la celebramos.

1. ¿A quién se refiere la Inmaculada Concepción?

Existe la idea popular de que se refiere a la concepción de Jesús por la Virgen María.

No es así.

En cambio, se refiere a la forma especial en que fue concebida la propia Virgen María.

Esta concepción no fue virginal. (Es decir, tenía un padre humano y una madre humana). Pero era especial y única de otra manera. . . .

2. ¿Qué es la Inmaculada Concepción?

El Catecismo de la Iglesia Católica lo explica así:

490 Para convertirse en la madre del Salvador, María “fue enriquecida por Dios con dones apropiados para tal función”. El ángel Gabriel en el momento de la anunciación la saluda como “llena de gracia”. De hecho, para que Ma

ría pudiera dar el libre asentimiento de su fe al anuncio de su vocación, era necesario que estuviera totalmente soportada por la gracia de Dios.

491 A lo largo de los siglos, la Iglesia se ha hecho cada vez más consciente de que María, “llena de gracia” por Dios, fue redimida desde el momento de su concepción. Eso es lo que confiesa el dogma de la Inmaculada Concepción, como proclamó el Papa Pío IX en 1854:

La Santísima Virgen María fue, desde el primer momento de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios todopoderoso y en virtud de los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano, preservada inmune de toda mancha del pecado original. 

3.  ¿Significa esto que María nunca pecó?

Si. Debido a la forma en que se aplicó la redención a María en el momento de su concepción, no solo estaba protegida de contraer el pecado original, sino también el pecado personal. El Catecismo explica:

493 Los Padres de la tradición oriental llaman a la Madre de Dios “la Santísima” ( Panagia ) y la celebran como “libre de toda mancha de pecado, como modelada por el Espíritu Santo y formada como una nueva criatura”.  Por la gracia de Dios, María permaneció libre de todo pecado personal durante toda su vida.  “Hágase en mí según tu palabra. . . «

4. ¿Significa esto que María no necesitaba que Jesús muriera en la Cruz por ella?

No. Lo que ya hemos citado dice que María fue inmaculadamente concebida como parte de su ser “llena de gracia ” y por lo tanto “ redimida desde el momento de su concepción” por “una gracia y privilegio singular de Dios todopoderoso y en virtud de la méritos de Jesucristo , Salvador del género humano «.

El Catecismo continúa diciendo:

492 El “esplendor de una santidad enteramente única” por la que María se “enriquece desde el primer instante de su concepción” proviene íntegramente de Cristo: es “redimida, de una manera más exaltada, por los méritos de su Hijo” . El Padre bendijo a María más que cualquier otra persona creada “en Cristo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales” y la eligió “en Cristo antes de la fundación del mundo, para ser santa y sin mancha delante de él en amor”.

508 De entre los descendientes de Eva, Dios eligió a la Virgen María para ser la madre de su Hijo. “Llena de gracia”, María es “el más excelente fruto de la redención” (SC 103): desde el primer instante de su concepción, estuvo totalmente preservada de la mancha del pecado original y permaneció pura de todo pecado personal a lo largo de su vida. .

5. ¿Cómo hace esto que María sea un paralelo de Eva?

Adán y Eva fueron creados inmaculados, sin el pecado original ni su mancha. Cayeron de la gracia y, a través de ellos, la humanidad estaba destinada al pecado.

Cristo y María también fueron concebidos inmaculados. Permanecieron fieles y, a través de ellos, la humanidad fue redimida del pecado.

Cristo es, pues, el Nuevo Adán y María la Nueva Eva.

El Catecismo señala:

494. . . Como dice San Ireneo: “Siendo obediente, se convirtió en causa de salvación para ella y para toda la raza humana”. De ahí que no pocos de los primeros Padres afirmen con alegría. . .: «El nudo de la desobediencia de Eva se desató por la obediencia de María: lo que la virgen Eva ató por su incredulidad, María lo desató por su fe». Comparándola con Eva, llaman a María “la Madre de los vivos” y frecuentemente afirman: “Muerte por Eva, vida por María”.

6. ¿Cómo convierte esto a María en un icono de nuestro propio destino?

Aquellos que mueran en la amistad de Dios y así vayan al cielo serán liberados de todo pecado y mancha del pecado. Por lo tanto, todos seremos «inmaculados» (latín, immaculatus  = «inoxidable») si permanecemos fieles a Dios.

Incluso en esta vida, Dios nos purifica y entrena en la santidad y, si morimos en su amistad pero imperfectamente purificados, él nos purificará en el purgatorio y nos hará inmaculados.

Al darle a María esta gracia desde el primer momento de su concepción, Dios nos mostró una imagen de nuestro propio destino. Nos muestra que esto es posible para los humanos por su gracia.

Juan Pablo II señaló:

Al contemplar este misterio en una perspectiva mariana, podemos decir que «María, al lado de su Hijo, es la imagen más perfecta de la libertad y de la liberación de la humanidad y del universo. Es para Ella como Madre y Modelo que la Iglesia debe mirar para comprender en su totalidad el sentido de su propia misión ”(Congregación para la Doctrina de la Fe, Libertatis conscientia, 22 de marzo de 1986, n. 97; cf. Redemptoris Mater, n. 37).

Fijemos, pues, nuestra mirada en María, icono de la Iglesia peregrina en el desierto de la historia pero camino del destino glorioso de la Jerusalén celestial, donde ella [la Iglesia] resplandecerá como Esposa del Cordero, Cristo el Señor [ Audiencia general, 14 de marzo de 2001 ].

7. ¿Fue necesario que Dios hiciera inmaculada a María en su concepción para que ella pudiera ser la madre de Jesús?

No. La Iglesia solo habla de la Inmaculada Concepción como algo que era «apropiado», algo que hizo de María una «habitación adecuada» (es decir, una vivienda adecuada) para el Hijo de Dios, no algo que fuera necesario . Así, al prepararse para definir el dogma, el Papa Pío IX declaró:

Y por eso ellos [los Padres de la Iglesia] afirmaron que la Santísima Virgen estaba, por gracia, completamente libre de toda mancha de pecado y de toda corrupción de cuerpo, alma y mente; que siempre estuvo unida a Dios y unida a él por una alianza eterna; que ella nunca estuvo en la oscuridad sino siempre en la luz; y que, por lo tanto, ella era una habitación totalmente adecuada para Cristo , no por el estado de su cuerpo, sino por su gracia original. . . .

Porque ciertamente no era apropiado que este vaso de elección fuera herido por las ofensas comunes, ya que ella, a diferencia de los demás, solo tenía en común la naturaleza, no el pecado. De hecho, era muy apropiado que, así como el Unigénito tiene un Padre en los cielos, a quien los Serafines ensalzan como tres veces santo, también tuviera una Madre en la tierra que nunca estaría sin el esplendor de la santidad [ Ineffabilis Deus ].

8. ¿Cómo celebramos hoy la Inmaculada Concepción?

En el rito latino de la Iglesia Católica, el 8 de diciembre es la solemnidad de la Inmaculada Concepción. En España y en varios otros países, es un día sagrado de obligación.

Cuando el 8 de diciembre cae en sábado, el precepto de asistir a misa todavía se observa, aunque significará ir a misa dos días seguidos (ya que todos los domingos también es un día de precepto).

Oración de Consagración a la Inmaculada Concepción


Oh Corazón Inmaculado de mi Madre María, a vos mi amada Madre, os consagro mi cuerpo, mi alma y mi espíritu; os consagro mi familia, mis bienes materiales y espirituales y todo cuanto Dios ha puesto a nuestro cuidado. Madre mía, toma posesión de nosotros y nuestras familias, que tu Inmaculado Corazón, nos cubra y proteja de todo mal; que tu Inmaculado Corazón, proteja nuestros hogares de todo desastre y calamidad; y en estos tiempos de purificación guíanos por el camino del bien, para que junto contigo podamos alcanzar la gracia y la misericordia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.  Amén.

Bendición de María: Protégenos
Bendición de María: Cúbrenos
Bendición de María: Ampáranos
Bendición de María: Guíanos a las puertas de la Jerusalén Etehttps://www.ncregister.com/blog/8-things-you-need-to-know-about-the-immaculate-conceptionrna.

Ejército Remanente...

https://www.ncregister.com/blog/8-things-you-need-to-know-about-the-immaculate-conception

lunes, 13 de octubre de 2025

El Santo Rosario...

 El Rosario, solución a los problemas internacionales

Actualmente el panorama internacional se muestra tan dramático y complejo que no queda otra solución que la que la Virgen nos indicó en Fátima en 1917: el Santo Rosario.

La devoción al Rosario suele considerarse como oración puramente individual o como mucho en familia, pero también tiene su proyección pública. La costumbre de rezarlo no sólo ayuda a cualquier persona a resolver los problemas y dificultades que afronta en la vida, ya sean materiales o espirituales; tiene un alcance social que se extiende a la vida de los pueblos y las naciones.

Por eso, recordaba León XIII que « » (carta Da molte parti del 26 de mayo de 1903). A lo largo de los siglos y en todas las luchas, el Rosario ha constituido el arma por excelencia para proteger a la Iglesia y la sociedad cristiana.

Pasar revista al efecto que ha tenido el Rosario en la historia de la civilización cristiana se haría interminable. Habría que partir desde su aparición en el siglo XIII por iniciativa de Santo Domingo de Guzmán y sus hermanos dominicos en su victoriosa predicación contra la herejía albigense. Habría que hablar del papel que cumplió en la evangelización y civilización de América y parte de Asia y África. Y sobre todo, no se debe olvidar que la festividad del Santo Rosario la instituyó San Pío V para   celebrar   a María bajo la advocación de Auxilium christianorum en conmemoración de la victoria de las fuerzas cristianas sobre las mahometanas en la jornada de Lepanto el 7 de octubre de 1571.

El nombre de Lepanto es símbolo y prefiguración de todas las futuras victorias de la Iglesia, como acertadamente señaló San Juan Bosco, pues en él   confluyen   perfectamente  la intervención sobrenatural de la Gracia, por medio del Santo Rosario, y la cooperación de los hombres a la Gracia al luchar y verter su sangre en el combate.

Antes ya de Lepanto se había obtenido otro triunfo en nombre del Rosario y gracias a él: la de Belgrado el 22 de julio de 1456, también contra los ejércitos otomanos que habían invadido Europa Oriental y llegado hasta Hungría. En recuerdo de dicha victoria, el papa Calisto III instituyó la festividad de la Transfiguración de Cristo, símbolo de la Europa transfigurada de gozo.

Y en tiempos más recientes, la importancia, y se podría decir la necesidad, de recurrir al Santo Rosario la  recomendó   la Virgen en Fátima.

En la primera aparición a los tres pastorcitos en Cova de Iría, la Virgen tenía un rosario en la mano, y en respuesta a una pregunta de la pequeña Lucía confirma que su primito Francisco irá al Cielo, pero eso sí: después de rezar muchos rosarios. Al final de la aparición pide expresamente a los tres que recen el Rosario todos los días por la paz del mundo y para que acabe la guerra. En la segunda y tercera apariciones la Virgen también les pidió que rezaran todos los días el Rosario en honor de Ella, igualmente por la paz del mundo y para que acabe la guerra.

En la tercera aparición les enseñó además la siguiente oración: «Jesús, perdona nuestras culpas, líbranos del fuego del Infierno y lleva al Cielo todas las almas, sobre todo las más necesitadas de tu misericordia», la cual les indicó que debían rezar después de cada misterio.

La cuarta, quinta y sexta apariciones se iniciaron igualmente con la petición del rezo diario del Rosario. El 13 de octubre de 1917, fecha de la última aparición, la Virgen les reveló: «Soy la Virgen del Rosario. Quiero que en este lugar se construya una capilla en mi honor. Seguid rezando el Rosario todos los días. La guerra está a punto de acabar y los soldados volverán pronto a casa». Y bajo el aspecto de esta última advocación se apareció gloriosa en el cielo junto a San José y el Niño Jesús.

El 10 de diciembre de 1925 la Virgen se apareció nuevamente a Lucía en su celda de la casa de las doroteas de la localidad española de Pontevedra, y le explicó que el rezo y la meditación del Rosario tenían que asociarse a la práctica de recibir la comunión reparadora los primeros sábados de cada mes. Poniéndole la mano en el hombro, le mostró un corazón rodeado de espinas que tenía en la otra mano, y añadió: «Contempla, hija mía, mi corazón circundado de las espinas que los hombres desagradecidos me clavan constantemente con blasfemias e ingratitudes. Procura tú al menos consolarme, y sabe que a todos los que durante cinco meses, el primer sábado de cada mes, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y me acompañen durante quince minutos meditando los quince misterios con la intención de aliviar mi pena, les prometo mi asistencia a la hora de la muerte dándoles todas las gracias necesarias para su salvación».

El rezo del Rosario se incluye en la observación de los cinco primeros sábados de mes, y precisamente este año se cumple el centenario. Nos pide el ejercicio de esta práctica como una de las condiciones para que el mundo se libre de la catástrofe que lo aguarda por sus pecados.

En una entrevista concedida el 26 de diciembre de 1957 al padre Agostino Fuentes sor Lucía advirtió: «El castigo del Cielo es inminente […] Dios ha decidido darle al mundo los últimos dos remedios contra el mal: el Rosario y la devoción al Corazón Inmaculado de María. No habrá otros […] No hay problema, por difícil que sea, tanto material como sobre todo espiritual, en la vida privada de cada uno o en la de los pueblos y naciones, que no se pueda resolver rezando el Santo Rosario».

Esto significa que sólo el Rosario puede remediar problemas internaciones que de otro modo serían insolubles. Los conflictos actuales del Cercano Oriente y de Ucrania son nudos que difícilmente se podrían desatar sin una intervención sobrenatural. Y viceversa: con el instrumento sobrenatural del Rosario, todo es posible. Las protestas por las consecuencias de la guerra no obtienen la paz, y en muchos casos se corre el riesgo de que la alejen a causa del odio social que rebosan. El rezo perseverante y confiado del Rosario es el único camino a la paz verdadera, que es la de Cristo. El mes mariano de octubre nos lo recuerda.

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)

Adelante la Fe...


viernes, 26 de septiembre de 2025

10 consejos de Benedicto XVI a la gente joven...

 


10 consejos de Benedicto XVI a la gente joven

  ¡He aquí, jóvenes del tercer milenio, cuál debe ser vuestro programa! 

Dialogar diariamente con Dios, leer la Biblia, acudir a la Misa del domingo, contar las alegrías y penas a Cristo, dar ejemplo o ser útil a los demás: son algunos de los consejos que el Papa Benedicto XVI da a los jóvenes.

1. Dialogar con Dios

“Alguno de vosotros podría tal vez identificarse con la descripción que Edith Stein hizo de su propia adolescencia, ella, que vivió después en el Carmelo de Colonia: «Había perdido consciente y deliberadamente la costumbre de rezar». Durante estos días podréis recobrar la experiencia vibrante de la oración como diálogo con Dios, del que sabemos que nos ama y al que, a la vez, queremos amar”.

2) Contarle las penas y alegrías

“Abrid vuestro corazón a Dios. Dejaos sorprender por Cristo. Dadle el «derecho a hablaros» durante estos días. Abrid las puertas de vuestra libertad a su amor misericordioso. Presentad vuestras alegrías y vuestras penas a Cristo, dejando que él ilumine con su luz vuestra mente y toque con su gracia vuestro corazón.

3) No desconfiar de Cristo

“Queridos jóvenes, la felicidad que buscáis, la felicidad que tenéis derecho de saborear, tiene un nombre, un rostro: el de Jesús de Nazaret, oculto en la Eucaristía. Sólo él da plenitud de vida a la humanidad. Decid, con María, vuestro «sí» al Dios que quiere entregarse a vosotros. Os repito hoy lo que dije al principio de mi pontificado: ‘Quien deja entrar a Cristo en la propia vida no pierde nada, nada, absolutamente nada de lo que hace la vida libre, bella y grande. ¡No! Sólo con esta amistad se abren de par en par las puertas de la vida. Sólo con esta amistad se abren realmente las grandes potencialidades de la condición humana. Sólo con esta amistad experimentamos lo que es bello y lo que nos libera’. Estad plenamente convencidos: Cristo no quita nada de lo que hay de hermoso y grande en vosotros, sino que lleva todo a la perfección para la gloria de Dios, la felicidad de los hombres y la salvación del mundo”.

4) Estar alegres: querer ser santos

“Más allá de las vocaciones de especial consagración, está la vocación propia de todo bautizado: también es esta una vocación a aquel ‘alto grado’ de la vida cristiana ordinaria que se expresa en la santidad. Cuando se encuentra a Jesús y se acoge su Evangelio, la vida cambia y uno es empujado a comunicar a los demás la propia experiencia (…). La Iglesia necesita santos. Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad. Os invito a que os esforcéis estos días por servir sin reservas a Cristo, cueste lo que cueste. El encuentro con Jesucristo os permitirá gustar interiormente la alegría de su presencia viva y vivificante, para testimoniarla después en vuestro entorno”.

5) Dios: tema de conversación con los amigos

“Son tantos nuestros compañeros que todavía no conocen el amor de Dios, o buscan llenarse el corazón con sucedáneos insignificantes. Por lo tanto, es urgente ser testigos del amor contemplado en Cristo. Queridos jóvenes, la Iglesia necesita auténticos testigos para la nueva evangelización: hombres y mujeres cuya vida haya sido transformada por el encuentro con Jesús; hombres y mujeres capaces de comunicar esta experiencia a los demás”.

6) El domingo, ir a Misa

No os dejéis disuadir de participar en la Eucaristía dominical y ayudad también a los demás a descubrirla. Ciertamente, para que de esa emane la alegría que necesitamos, debemos aprender a comprenderla cada vez más profundamente, debemos aprender a amarla. Comprometámonos a ello, ¡vale la pena! Descubramos la íntima riqueza de la liturgia de la Iglesia y su verdadera grandeza: no somos nosotros los que hacemos fiesta para nosotros, sino que es, en cambio, el mismo Dios viviente el que prepara una fiesta para nosotros. Con el amor a la Eucaristía redescubriréis también el sacramento de la Reconciliación, en el cual la bondad misericordiosa de Dios permite siempre iniciar de nuevo nuestra vida.

7) Demostrar que Dios no es triste

Quien ha descubierto a Cristo debe llevar a otros hacia él. Una gran alegría no se puede guardar para uno mismo. Es necesario transmitirla. En numerosas partes del mundo existe hoy un extraño olvido de Dios. Parece que todo marche igualmente sin él. Pero al mismo tiempo existe también un sentimiento de frustración, de insatisfacción de todo y de todos. Dan ganas de exclamar: ¡No es posible que la vida sea así! Verdaderamente no.

8) Conocer la fe

Ayudad a los hombres a descubrir la verdadera estrella que nos indica el camino: Jesucristo. Tratemos nosotros mismos de conocerlo cada vez mejor para poder guiar también, de modo convincente, a los demás hacia él. Por esto es tan importante el amor a la sagrada Escritura y, en consecuencia, conocer la fe de la Iglesia que nos muestra el sentido de la Escritura.

9) Ayudar: ser útil

Si pensamos y vivimos en virtud de la comunión con Cristo, entonces se nos abren los ojos. Entonces no nos adaptaremos más a seguir viviendo preocupados solamente por nosotros mismos, sino que veremos dónde y cómo somos necesarios. Viviendo y actuando así nos daremos cuenta bien pronto que es mucho más bello ser útiles y estar a disposición de los demás que preocuparse sólo de las comodidades que se nos ofrecen. Yo sé que vosotros como jóvenes aspiráis a cosas grandes, que queréis comprometeros por un mundo mejor. Demostrádselo a los hombres, demostrádselo al mundo, que espera exactamente este testimonio de los discípulos de Jesucristo y que, sobre todo mediante vuestro amor, podrá descubrir la estrella que como creyentes seguimos.

10) Leer la Biblia

El secreto para tener un «corazón que entienda» es formarse un corazón capaz de escuchar. Esto se consigue meditando sin cesar la palabra de Dios y permaneciendo enraizados en ella, medianteol el esfuerzo de conocerla siempre mejor. Queridos jóvenes, os exhorto a adquirir intimidad con la Biblia, a tenerla a mano, para que sea para vosotros como una brújula que indica el camino a seguir. Leyéndola, aprenderéis a conocer a Cristo. San Jerónimo observa al respecto : «El desconocimiento de las Escrituras es desconocimiento de Cristo»

* * *

En resumen…

Construir la vida sobre Cristo, acogiendo con alegría la palabra y poniendo en práctica la doctrina: ¡he aquí, jóvenes del tercer milenio, cuál debe ser vuestro programa! Es urgente que surja una nueva generación de apóstoles enraizados en la palabra de Cristo, capaces de responder a los desafíos de nuestro tiempo y dispuestos a para difundir el Evangelio por todas partes. ¡Esto es lo que os pide el Señor, a esto os invita la Iglesia, esto es lo que el mundo – aun sin saberlo – espera de vosotros! Y si Jesús os llama, no tengáis miedo de responderle con generosidad, especialmente cuando os propone de seguirlo en la vida consagrada o en la vida sacerdotal. No tengáis miedo; fiaos de Él y no quedaréis decepcionados.

Benedicto XVI (2006)

Ejército Remanente...