La Iglesia Catolica ya puso el dedo en la llaga , pero el poder ateo de algunos personajes y medios de comunicacion la tildan de anticuada y exagerada.
veremos los desastrosos resultados muy pronto ..quien tiene la Razon... como siempre La Palabra de Dios.
Esta informacion encontrada en internet nos reafirma como el de cachos y cola penetra lenta pero poderosamente en nuestras vidas. Es nuestro deber hacer algo , comencemos con nuestros hijos, hermanos y amigos. JAG.
El periodista brasileño Fernando Morais ha publicado una voluminosa biografía sobre el popular escritor de libros de autoayuda Paulo Coelho. En ella se desvela el lado oscuro del autor de El Alquimista, que confiesa haber sido satanista.
El Mago (distribuida por Planeta) cuenta su obsesión desde pequeño por organizar sectas secretas, cómo se intenta suicidar con gas y degüella una cabra en un ritual por no haber cumplido con quien llama “el ángel de la muerte”. Tres veces es ingresado por sus padres tres veces en un manicomio, atropella casi mortalmente a un joven y se da después a la fuga. Sus múltiples y simultáneas novias revelan un lado sádico, apagando cigarrillos en las piernas, o induciendo al suicidio de una de ellas.
Coelho confiesa en el libro haber sido drogadicto, practicar la homosexualidad y la magia, siendo un fiel seguidor de los mandatos del satanista Aleister Crowley, hasta el extremo de tener un joven esclavo. No hay duda que ahora se declara “católico, practicante y pecador”, pero ¿en qué consistía el satanismo de su juventud?
Ese aspecto nihilista del satanismo es el que Julio Caro Baroja observa en las personas que asistían a misas negras en el País Vasco: "Son en general gentes hasta cierto punto sofisticadas, con una pequeña o gran tendencia a la hipertrofia del yo y una curiosidad morbosa por ciertas psicopatías, sexuales sobre todo”. Es gente, para el antropólogo, que “en suma poco tiene que ver desde todos los puntos de vista con las brujas campesinas de la Europa medieval y de los siglos XVI y XVII”.
Coelho confiesa en el libro haber sido drogadicto, practicar la homosexualidad y la magia, siendo un fiel seguidor de los mandatos del satanista Aleister Crowley, hasta el extremo de tener un joven esclavo. No hay duda que ahora se declara “católico, practicante y pecador”, pero ¿en qué consistía el satanismo de su juventud?
Ese aspecto nihilista del satanismo es el que Julio Caro Baroja observa en las personas que asistían a misas negras en el País Vasco: "Son en general gentes hasta cierto punto sofisticadas, con una pequeña o gran tendencia a la hipertrofia del yo y una curiosidad morbosa por ciertas psicopatías, sexuales sobre todo”. Es gente, para el antropólogo, que “en suma poco tiene que ver desde todos los puntos de vista con las brujas campesinas de la Europa medieval y de los siglos XVI y XVII”.
El satanismo hoy, es un movimiento de nacimiento relativamente reciente, pero antes de su último brote en California en los años sesenta, tiene su origen en un enigmático personaje inglés llamado Aleister Crowley (1875-1947), que se convirtió en la bestia negra de la sociedad victoriana, por sus continuas provocaciones contra la religión y la moral. Criado en una familia evangélica, vinculada a las Asambleas de Hermanos más cerradas, leía la Biblia cada día, y le fascinaban los pasajes proféticos, llegando a identificarse con la figura del Anticristo, anunciado en el Apocalipsis. Su padre muere de cáncer cuando tenía once años, y su complicada psicología parece dominada por un odio a su madre y a su fe, que le lleva a acciones totalmente irracionales. Sufre sobre todo una enfermiza perversión sexual, a la que intenta dar un sentido mágico.
Crowley estudió en Cambridge, donde hace una poesía de estética satánica al estilo de Baudelaire, cada vez más pornográfica. "Mi propósito no es simplemente escandalizar, sino arrancar brutalmente el sentido de pecado", dice. En 1898 se une a la conocida Orden Hermética de la Aurora Dorada, fundada en 1887. Su sistema venía de un libro encontrado por su fundador, Mathers, en una biblioteca de París. No tenía ningún ritual, sólo listas de ángeles y demonios a invocar, y talismanes para consagrar y obtener todo tipo de poderes. Ya que aunque se dice siempre que hay dos escuelas de magia, la blanca y la negra, éstas fácilmente se entremezclan. Por eso Crowley en Londres tenía dos habitaciones que usaba como templos, una para magía blanca y otra para negra.
Después de romper con Mathers, Crowley se casa y en Egipto pasa una noche en la Gran Pirámide, invocando al dios con cabeza de ibis que representa la sabiduría. Su esposa recibe allí un mensaje de Horus, cuya estatua vieron que tenía en un museo el número 666. Así contactan con su Ángel Guardián: Aiwass, un mensajero de Set, dios destructor, que algunos llaman Satán. Este le dicta El Libro de la Ley, cuya máxima es que "no hay otra ley más allá de Haz lo que quieras". Su misión ahora es enseñar que dios está dentro de nosotros (no hay dios) y que el alma o centro del hombre es la Verdadera Voluntad. En el libro presenta una parodía de la Santa Cena, que convertirá en un ritual sexual en la sociedad que origina el satanismo moderno: la Ordo Templi Orientalis.
Orígenes del satanismo moderno
Crowley estudió en Cambridge, donde hace una poesía de estética satánica al estilo de Baudelaire, cada vez más pornográfica. "Mi propósito no es simplemente escandalizar, sino arrancar brutalmente el sentido de pecado", dice. En 1898 se une a la conocida Orden Hermética de la Aurora Dorada, fundada en 1887. Su sistema venía de un libro encontrado por su fundador, Mathers, en una biblioteca de París. No tenía ningún ritual, sólo listas de ángeles y demonios a invocar, y talismanes para consagrar y obtener todo tipo de poderes. Ya que aunque se dice siempre que hay dos escuelas de magia, la blanca y la negra, éstas fácilmente se entremezclan. Por eso Crowley en Londres tenía dos habitaciones que usaba como templos, una para magía blanca y otra para negra.
Después de romper con Mathers, Crowley se casa y en Egipto pasa una noche en la Gran Pirámide, invocando al dios con cabeza de ibis que representa la sabiduría. Su esposa recibe allí un mensaje de Horus, cuya estatua vieron que tenía en un museo el número 666. Así contactan con su Ángel Guardián: Aiwass, un mensajero de Set, dios destructor, que algunos llaman Satán. Este le dicta El Libro de la Ley, cuya máxima es que "no hay otra ley más allá de Haz lo que quieras". Su misión ahora es enseñar que dios está dentro de nosotros (no hay dios) y que el alma o centro del hombre es la Verdadera Voluntad. En el libro presenta una parodía de la Santa Cena, que convertirá en un ritual sexual en la sociedad que origina el satanismo moderno: la Ordo Templi Orientalis.
Orígenes del satanismo moderno
La O.T.O. había sido fundada por masones alemanes en 1902, y propugnaba una sexualidad mágica, adorando un ídolo andrógino, Baphomet, supuestamente relacionado con los templarios. Su fundador, Reuss, había sido de la ejecutiva socialista con la hija de Marx, hasta ser expulsado por su afición al cabaret. Entre ellos estaba Rudolf Steiner, el secretario general de la Sociedad Teosófica, que luego fundaría la Antroposofía. El propósito de su magia no era buscar el placer sexual, sino un poder sacerdotal, que se concretaba también en dinero. Ya que Crowley relacionaba el éxito de estos rituales con la llegada de los donativos que mantenían la secta.
Crowley pasó años en Nueva York, donde llega a tener bastante influencia. Allí hace propaganda alemana, hasta que al final de la guerra forma una comuna en Sicilia. Pero tras la muerte de dos de sus miembros, es expulsado por Mussolini, para morir como un heroinómano en Inglaterra. Sus últimas palabras, temblando entre lágrimas, fueron: "estoy perplejo". Según la compasiva biografía que ha hecho John Symonds, cada cinco minutos se creía alguien diferente. Utiliza cientos de nombres y personalidades, en relación con sus visiones de anteriores reencarnaciones, y piensa que puede controlar la realidad por el pensamiento mágico. Por eso en Berlín se cree invisible en una cafetería, o andando entre la gente. En ese sentido el satanismo tiene algo de fenómeno patológico.
En su mente enferma, Crowley encuentra justificación para todo. Aunque a veces se refugiaba en la idea de que estaba en las manos de un demonio como Aiwass. Nunca admitió ningún error, aunque escribe en su corazón se sabía culpable. Tuvo una vida de total indulgencia con todo lo que creía que Dios odiaba (magia, sexo y drogas), llegando a ofrecerse a las autoridades revolucionarias rusas para ayudar a destruir el cristianismo. Pero al final de su vida, durante uno de los bombardeos de Londres, repetía las palabras del Salmo 23, buscando la protección de aquel Dios que había conocido de niño.
Rock y satanismo
El mito de Crowley está intimamente unido a todo lo que significa la contracultura juvenil de los años sesenta y setenta. Su cara aparece en la portada del disco de los Beatles, Sergeant Pepper. Pero será el guitarrista del grupo Led Zeppelin, Jimmy Page, el mayor responsable de la crowleymanía de los setenta. Page leyó Magia en teoría y práctica con sólo once años. Colecciona sus manuscritos, primeras ediciones, pinturas, túnicas, sombreras, bastones y cartas tarot. En 1970 compra la casa Boleskine, al lado del lago Ness, que Crowley adquirió para ciertos rituales mágicos. Page contrata a un satanista para decorarla con murales que la devuelvan su condición original. Cinco años después financia una librería ocultista en Londres, que lleva su astrólogo, reeditando las obras de Crowley. Y hace inscribir en el vinilo de su tercer disco, el lema de Crowley: Haz lo que quieras.
El director de cine Kenneth Anger era discípulo de Crowley. Le pidió a Page y a los Rolling Stones, que participaran en su película La rebelión de Lucifer, para la que Jagger compone la Invocación de mi Hermano Demonio. Bowie hace también referencia a Crowley en su disco El hombre que vendió el mundo. Así como Bruce Dickinson del grupo Iron Maiden, que escribió incluso un libro sobre Crowley. Richard Ramírez es el bajista del músico más conocido hoy por sus provocaciones a la religión, Marilyn Manson. El define así el satanismo: "Es un proceso mental de ser tu mismo, de autopreservación. No implica necesariamente adorar al diablo. La palabra satanás simboliza la máxima rebelión”. Esta reacción toma un carácter violento en el caso de Deicide, un grupo de Florida perseguido por las asociaciones protectoras de animales por los sacrificios que hacen en conciertos, que han provocado incluso atentados en su contra. El cantante, Glen Benton ha amenazado al predicador Bob Larson, a quien dedica su canción Mata al cristiano, por sus continuos ataques al rock.
El mito de Crowley está intimamente unido a todo lo que significa la contracultura juvenil de los años sesenta y setenta. Su cara aparece en la portada del disco de los Beatles, Sergeant Pepper. Pero será el guitarrista del grupo Led Zeppelin, Jimmy Page, el mayor responsable de la crowleymanía de los setenta. Page leyó Magia en teoría y práctica con sólo once años. Colecciona sus manuscritos, primeras ediciones, pinturas, túnicas, sombreras, bastones y cartas tarot. En 1970 compra la casa Boleskine, al lado del lago Ness, que Crowley adquirió para ciertos rituales mágicos. Page contrata a un satanista para decorarla con murales que la devuelvan su condición original. Cinco años después financia una librería ocultista en Londres, que lleva su astrólogo, reeditando las obras de Crowley. Y hace inscribir en el vinilo de su tercer disco, el lema de Crowley: Haz lo que quieras.
El director de cine Kenneth Anger era discípulo de Crowley. Le pidió a Page y a los Rolling Stones, que participaran en su película La rebelión de Lucifer, para la que Jagger compone la Invocación de mi Hermano Demonio. Bowie hace también referencia a Crowley en su disco El hombre que vendió el mundo. Así como Bruce Dickinson del grupo Iron Maiden, que escribió incluso un libro sobre Crowley. Richard Ramírez es el bajista del músico más conocido hoy por sus provocaciones a la religión, Marilyn Manson. El define así el satanismo: "Es un proceso mental de ser tu mismo, de autopreservación. No implica necesariamente adorar al diablo. La palabra satanás simboliza la máxima rebelión”. Esta reacción toma un carácter violento en el caso de Deicide, un grupo de Florida perseguido por las asociaciones protectoras de animales por los sacrificios que hacen en conciertos, que han provocado incluso atentados en su contra. El cantante, Glen Benton ha amenazado al predicador Bob Larson, a quien dedica su canción Mata al cristiano, por sus continuos ataques al rock.
Sectas satánicas hoy
Anton Szandor LaVey nació en Chicago en 1930, aunque vivió la mayor parte de su vida en San Francisco, donde fue domador de leones, fotógrafo de sucesos y organista profesional, antes de fundar en 1966 la Iglesia de Satán, siendo conocido por sus seguidores como el papa negro. “Los sábados por la noche -recuerda LaVey- podías ver a cantidad de hombres contemplando con lujuria a aquellas muchachas semidesnudas que bailaban en la feria
LaVey escribió una Biblia Satánica en 1969. En los últimos años hizo algunos discos, pero se hizo más famoso por su aparición en la película de Polanski, La semilla del diablo, que por su difícil relación con el rock, que no consideraba muy útil para sus propósitos. La hija de LaVey, Karla, es sumosacerdotisa de la Iglesia. En su sepultura, su padre “sólo lamenta las veces que ha sido demasiado amable”.
El Templo de Set comienza tras la separación de Michael Aquino del grupo de LaVey en 1975. La simbología nazi identifica esta secta. Hoy hay otras muchas que son generalmente escisiones de las anteriores, pero tienen más relación entre sí de lo que parece. La mayor parte están en Europa y EE.UU., agrupadas bajo la Orden Estelar Antigua Mystical-Kindi, que incluye otros grupos como la Ordo Templi Astarte o Iglesia de la Ciencia Hermética nacida en 1970, o el Luciferian Light Group.
El diablo lleva diciendo desde el principio que nos libraremos del mal, si nos entregamos a él, pero en realidad lo que hace es anestesiar nuestra conciencia. Sus palabras suenan bien, y siguen atrayendo a todo aquel que se siente desesperado, al descubrir como Crowley, que no puede dominar sus pasiones. Es por eso que el satanismo nace de la Iglesia, y no del mundo ateo, porque es una expresión de apostasía, no de ignorancia. Es la subversión de la moral cristiana, llamando al dominio propio, pecado, y al abandono, redención. Y como en el Edén, nos lleva a la desintegración moral, la locura, e incluso una muerte temprana.
“Lo que entiendo del sistema de Crowley”, dice el músico Jimmy Page, “es que la represión es la mayor obra del pecado”. Por eso era tal vez conocido por llevar una colección de látigos en su equipaje para humillar a sus seguidoras, con el mismo placer que mostraba su maestro. “Crowley no tenía una gran opinión de la mujer”, dijo el guitarrista de Led Zeppelin, “y yo creo que no estaba equivocado”. El satanismo se basa en la búsqueda de una “auténtica voluntad”, que deja los instintos libre de toda restricción moral. Las drogas, el alcohol o los rituales sexuales, son en este sentido medios para conseguir una conciencia de autoliberación.
El hombre toma así el lugar de Dios. Cree que no está sujeto a nadie y se autorrealiza por la obediencia a su voluntad soberana (“no hay más ley que haz lo que quieras”). Pero lo que el satanismo llama “verdadera voluntad” no es sino el auténtico “mensaje de redención” de la serpiente en el Edén (Génesis 3), por el que “siendo como Dios”, estaremos más allá del bien y del mal.
El verdadero Evangelio nos trae sin embargo un mensaje de victoria frente al mal, por lo que Cristo ha hecho en la cruz. No se trata por lo tanto de aceptar el mal, sino de librarnos de su poder y su culpa, por la fe en su muerte y su resurrección. Así que “¡ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz” (Isaías 5:20). Pero Jesús dice: “la verdad os hará libres” (Juan 8:32).
El Templo de Set comienza tras la separación de Michael Aquino del grupo de LaVey en 1975. La simbología nazi identifica esta secta. Hoy hay otras muchas que son generalmente escisiones de las anteriores, pero tienen más relación entre sí de lo que parece. La mayor parte están en Europa y EE.UU., agrupadas bajo la Orden Estelar Antigua Mystical-Kindi, que incluye otros grupos como la Ordo Templi Astarte o Iglesia de la Ciencia Hermética nacida en 1970, o el Luciferian Light Group.
El diablo lleva diciendo desde el principio que nos libraremos del mal, si nos entregamos a él, pero en realidad lo que hace es anestesiar nuestra conciencia. Sus palabras suenan bien, y siguen atrayendo a todo aquel que se siente desesperado, al descubrir como Crowley, que no puede dominar sus pasiones. Es por eso que el satanismo nace de la Iglesia, y no del mundo ateo, porque es una expresión de apostasía, no de ignorancia. Es la subversión de la moral cristiana, llamando al dominio propio, pecado, y al abandono, redención. Y como en el Edén, nos lleva a la desintegración moral, la locura, e incluso una muerte temprana.
“Lo que entiendo del sistema de Crowley”, dice el músico Jimmy Page, “es que la represión es la mayor obra del pecado”. Por eso era tal vez conocido por llevar una colección de látigos en su equipaje para humillar a sus seguidoras, con el mismo placer que mostraba su maestro. “Crowley no tenía una gran opinión de la mujer”, dijo el guitarrista de Led Zeppelin, “y yo creo que no estaba equivocado”. El satanismo se basa en la búsqueda de una “auténtica voluntad”, que deja los instintos libre de toda restricción moral. Las drogas, el alcohol o los rituales sexuales, son en este sentido medios para conseguir una conciencia de autoliberación.
El hombre toma así el lugar de Dios. Cree que no está sujeto a nadie y se autorrealiza por la obediencia a su voluntad soberana (“no hay más ley que haz lo que quieras”). Pero lo que el satanismo llama “verdadera voluntad” no es sino el auténtico “mensaje de redención” de la serpiente en el Edén (Génesis 3), por el que “siendo como Dios”, estaremos más allá del bien y del mal.
El verdadero Evangelio nos trae sin embargo un mensaje de victoria frente al mal, por lo que Cristo ha hecho en la cruz. No se trata por lo tanto de aceptar el mal, sino de librarnos de su poder y su culpa, por la fe en su muerte y su resurrección. Así que “¡ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz” (Isaías 5:20). Pero Jesús dice: “la verdad os hará libres” (Juan 8:32).
Tomado de R.I.E.S. http://info-ries.blogspot.com/
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