La Comunión en la mano y el cardenal perverso
Una de las muchas parodias y tragedias expuestas en las últimas décadas en relación con la corrupción en la Iglesia es la distribución y recepción de la Sagrada Comunión en la mano. Los clérigos de mentalidad marxista en la Iglesia decidieron hace décadas que, para debilitar la fe en la Iglesia, necesitaban debilitar y finalmente destruir la fe en la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía.
Pues bien, han tenido éxito.
Hoy en día, sólo el 30% -menos de uno de cada tres católicos- cree en la Presencia Real de Nuestro Bendito Señor en la Eucaristía. Así que desde el punto de vista marxista, misión cumplida. Pero como dijimos, este es el resultado final de una estrategia a largo plazo del clero de Judas que quería que la Iglesia y sus enseñanzas fueran arrasadas para despejar el camino hacia un gobierno y una religión de un solo mundo.
La recepción de la Santa Comunión en la mano, vista desde esta perspectiva, es una afrenta directa a Dios Todopoderoso.
Un malvado cardenal, Joseph Bernardin de Chicago, que además de impulsar la Comunión en la mano, fue el responsable de inundar la jerarquía americana de homosexuales practicantes y otros simpatizantes de los mismos.
Fue elevado a su alto cargo en la Iglesia estadounidense por su mentor, el clérigo John Dearden, de Detroit, una figura siniestra que sentó las bases para el colapso de la Iglesia cuando regresó del Vaticano II a mediados de la década de 1960.
Después de arrancar los altares de las paredes traseras (altar del Antiguo Rito), hacer que el sacerdote se pusiera de cara al pueblo y diera la espalda a Cristo en el tabernáculo y arrancar los comulgatorios, dejó que Bernardin diera el golpe final para destruir la fe en la Presencia Real: la recepción en la mano.
No es de extrañar que Bernardin amañara la votación (sobre la comunión en la mano) y luego mintiera sobre ella a sus compañeros obispos para lograr sus perversos fines. Después de todo, se trata del mismo obispo que impulsó la falsa narrativa de la justicia social en la Iglesia, denominada "prenda sin costuras", en la que la matanza de millones de inocentes pre nacidos se equipararía a la pérdida del empleo.
Esa narrativa marxista ha sido hilada por mentirosos y asesinos como Joe Biden y Nancy Pelosi desde hace años, diciendo: "Me opongo personalmente al aborto, pero". La comunión en la mano nunca fue aprobada por el Vaticano II, pero sus defensores utilizan constantemente el Vaticano II como excusa. O son ignorantes o mentirosos.
El mundo está en su condición actual debido a la falta de convicción de los católicos, además de la ignorancia de los hombres de buena voluntad que nunca han encontrado la plenitud de Cristo en su Iglesia Católica.
Hay una gran guerra cultural en curso, y en su corazón hay un conflicto espiritual - la guerra por las almas iniciada en el Edén y que existe en el corazón de cada hombre.
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