Por Maike Hickson. OnePeterFive. 9 de enero de 2018.
 Nota del Editor [OnePeterFive]: El siguiente texto es una declaración escrita por el Profesor Josef Seifert, famoso filósofo austriaco y cofundador de la Academia Internacional de Filosofía (IAP). Él amablemente nos la envió para publicación.

El profesor P. Maurizio Chiodi dio un discurso el pasado 14 de diciembre de 2017 en la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma, un discurso titulado “Releyendo Humanae Vitae (1968) a la luz de Amoris Laetitia (2016)”. Él es un nuevo miembro de la Pontificia Academia para la Vida (PAV), fundada por el Papa Juan Pablo II con el fin de explicar y defender las verdades que enseña la Iglesia sobre la vida humana en Humanae Vitae y otros documentos. No obstante, Chiodi no sólo rechaza abiertamente una enseñanza moral central de la Iglesia sobre anticoncepción, establecida de manera admirable en Humanae Vitae, a saber, que existe un vínculo hermoso y profundo entre la unión de amor conyugal y la procreación, tal que cualquier simple acto anticonceptivo que separa el sentido unitivo del significado procreativo del acto conyugal es intrínsecamente malo en cualquier situación. Más allá de su negación de esta enseñanza, Chiodi afirma que la anticoncepción es incluso moralmente obligatoria bajo ciertas circunstancias. Según él, la paternidad responsable puede obligar a una pareja casada a utilizar control natal artificial.
Esto sugiere una respuesta que el P. Chiodi da a dos de los famosos cinco dubia de los cuatro Cardenales. La respuesta implícita de Chiodi puede ser formulada por consiguiente: “De hecho, no hay acciones humanas que sean intrínsecamente malas bajo todas las circunstancias”.
Chiodi invoca [Ver aquí] la exhortación apostólica del papa Francisco sobre la familia, Amoris Laetitia, como un nuevo modelo y paradigma para la teología moral que elimina la noción (establecida solemne y magisterialmente en Humanae VitaeFamiliaris Consortio, y Veritatis Splendor) de que la anticoncepción intrínsecamente una acto humano malvado que está mal siempre y en todo lugar. Chiodi agrega, en una contradicción radical y directa a la enseñanza del Magisterio de la Iglesia en Humnae Vitae, que hay “circunstancias” – me refiero a Amoris Laetitia, Capítulo 8 – que precisamente en aras de la responsabilidad, requieren de anticoncepción. “Cuando” los métodos naturales son imposibles o inviables, necesitan encontrarse otras formas de responsabilidad”, alega el P. Chiodi.
La postura de Chiodi constituye una defensa inequívoca de los modelos éticos consecuencialista y proporcionalista que atacaron Humane Vitae desde el primer día de su publicación sobre su enseñanza de que la anticoncepción es intrínsecamente mala, y no sólo se ocupó de atacar esta enseñanza, sino que alegaba que no hay actos intrínsecamente malos en absoluto; y que cualquier acto humano está determinado solamente en su carácter moral por la proporción entre sus efectos buenos y malos. Esta opinión fue refutada y rechazada de manera clara y sin ambigüedades  por Veritatis Splendor.
Chiodi también propone posturas éticas y filosóficas más generales que son profundamente erróneas y totalmente destructivas no sólo contra la enseñanza moral de la Iglesia Católica, sino también en contra de la esencia de la Moral, y de hecho, de toda verdad y de toda Enseñanza de la Iglesia: concretamente 1) un relativismo histórico, 2) una teoría de la verdad consensuada, y 3) ética de situación.
  1. Al decir que las normas de la ley natural “conservan el bien e instruyen en el camino del bien, pero que son históricas”, Chiodi niega la verdad perenne y la validez de las normas que nos dicen que la anticoncepción y muchos otros actos son intrínsecamente malos, de una manera que no es relativa a, y dependiente de, opiniones históricamente cambiantes, como si Humanae Vitaepudiera haber sido cierta en 1968 pero ya no en 2018.
  2. Además de esto, Chiodi, sin decirlo directamente, todavía sugiere enfáticamente el hecho de que un amplio porcentaje de cónyuges católicos practiquen la anticoncepción y no aceptan las normas justifica el silencio sobre ellos, o que incluso prueba que estas normas ya no son válidas, como si el consenso de la mayoría hubiera determinado la verdad. Con el mismo derecho, podría alegar que ya no estamos justificados para hablar del primer mandamiento de amar a Dios por sobre todas las cosas, o incluso que esta norma ya no es válida debido a que una mayoría de católicos no la cumple, o que el mandamiento que prohíbe dar falso testimonio en contra del vecino ya no es válido porque la mayoría de las personas miente y calumnia a otros.
  3. Alegar que algunas “circunstancias” – me refiero a Amoris Laetitia, Capítulo 8 – precisamente en aras de la responsabilidad, requieren anticoncepción (Chiodi, ibid.), Chiodi niega de hecho directamente el error intrínseco de la anticoncepción, magisterialmente enseñado por Paulo VI y sus predecesores y sucesores, y hace completamente dependientes de situaciones concretas lo que está bien o mal moralmente en la transmisión de la vida humana. Al trazar las líneas de tal ética de anticoncepción puramente teológica, o consecuencialista y proporcionalista, Chiodi sugiere que bastante en lo general, no existen actos intrínsecamente malos y que la calidad moral de un acto humano nunca puede ser determinado universalmente “por una regla general”, pero depende de una proporción entre las consecuencias buenas y malas de los actos humanos en situaciones concretas. Entendido en este sentido general, la ética de situación que defiende el P. Chiodi negaría también el error intrínseco del aborto y la eutanasia, así como muchos otros actos enlistados en Veritatis Splendor como actos que son moralmente erróneos bajo toda circunstancia y en toda situación. Vale la pena notar que esta opinión no tiene nada que ver con la ceguera de conciencia, falta de conocimiento ético, o imputabilidad personal invocada tan a menudo por Rocco Buttiglione en el debate actual. No, Chiodi implica un “deber de anticoncebir” completamente objetivo en ciertas situaciones.
Por consiguiente, la lectura del P. Chiodi contiene, además de su abierto rechazo a la Enseñanza de la Iglesia sobre anticoncepción en Humanae Vitae, errores filosóficos generales desastrosos que han sido rechazados magisterialmente y enérgicamente por el Papa Juan Pablo II en Veritatis Splendor. Uno sólo puede esperar que el papa Francisco, el arzobispo Paglia, y la amplia mayoría de miembro de la Pontificia Academia para la Vida, pidan al P. Chiodi que revoque estos errores graves, o que renuncie inmediatamente a su pertenencia a esta ilustre Academia, cuyo fundador y padre espiritual Papa Juan Pablo II combatió sin ambigüedades y de manera consistente precisamente contra estos mismos errores que ahora propone el P. Chiodi, y condenados de manera contundente.
Además, San Juan Pablo II fundó la Pontificia Academia para la Vida con el fin de explicar y defender estas verdades que niega Chiodi. (Como miembro ordinario, vitalicio de la PAV, previo a su reforma por el papa Francisco en 2016, que ha prestado juramento de nunca negar estas verdades, sólo puedo sentir una profunda tristeza por esta traición a la PAV, especialmente querida por el corazón de Juan Pablo II, si semejantes opiniones de Chiodi no son retractadas por él mismo, por la PAV, o por el papa Francisco).
La verdad ética y la falsedad de este proporcionalismo no son solo tema de la fe católica, sin embargo, pero pueden ser reconocidas por razones humanas también. Éstas han sido defendidas enérgicamente por los grandes filósofos paganos Sócrates, Platón y Cicerón, y están siendo defendidas por miembros de otras religiones, algunos de los cuales son miembros de la nueva Academia Juan Pablo II para la Vida Humana y la Familia, que continúa, sin ambigüedades, su servicio a las grandes verdades y objetivos que fundaron la Pontificia academia para la Vida.
 Prof. DDr. habil. Dr. h.c. Josef Seifert, Presidente
Academia Juan Pablo II para la Vida Humana y la Familia
 [Traducción de Dominus Est. Artículo original]
*permitida su reproducción mencionando a DominusEstBlog.wordpress.com