domingo, 4 de septiembre de 2016

Se pretende convertir a las grandes religiones en una minoría




Por Entrevista de Hugo Ruiz Olazar

Monseñor Juan Claudio Sanahuja
Se trata de establecer un orden mundial donde las grandes religiones como la Católica terminen siendo una minoría, advierte Monseñor Juan Claudio Sanahuja, de nacionalidad argentina, de la congregación del Opus Dei. En esta entrevista, el religioso comenta sobre lo que considera agresiones que van arrinconando a la Iglesia. “Quieren unificar el pensamiento. Quieren tener un dominio absoluto sobre las personas a través del Estado”, afirma
Los principios de la Iglesia están cada vez más en desuso parece. A muchos ya les parece extraño ir a misa por ejemplo.
–Bueno, sí. Hay que seguir luchando para que no caiga totalmente en desuso (ironiza).
–¿Qué nuevas respuestas tienen ustedes para los dilemas que se abren en estos tiempos de avance impresionante de la tecnología y el abandono de las costumbres y las tradiciones?
–La de siempre: vivir el cristianismo como debe ser vivido y no ser hipócritas. Habrá que empezar quizás de más de abajo. Es como usted dice pero hay que seguir evangelizando así como se hizo en los primeros años del cristianismo.
–Hay principios que van quedando de lado. Hoy ya es una realidad el matrimonio entre homosexuales, el aborto, el derecho de morir.
–El aborto es y será siempre un crimen. No se arregla nada abortando. La mujer no arregla nada, la sociedad no arregla nada.
–¿Y ante la violación?
–¿A quién castiga el aborto? Al violador no. En todo caso a la chica violada que le deja marcada por toda la vida. Quiérase o no, eso es así. La marca sicológica del aborto queda siempre.
–¿Cómo queda la relación con el padre después? ¿Se puede arrepentir?
–Puede tener un trato o no. El tratado de derechos de la mujer tiene un comité de seguimiento, que es de los más sectarios que hay en la ONU, en el sentido de tratar de imponer el aborto, la anticoncepción, la esterilización.
–Paraguay tuvo problemas con una de esas comisiones de la ONU porque el Gobierno dijo que la criatura de la niña violada por su padrastro iba a nacer.
–Como le dije, el aborto es y será un crimen. La criatura no tiene la culpa. A la madre hay que protegerla, cuidarla, educarla pero nadie tiene derecho a quitarle la vida a un ser vivo, ni siquiera las organizaciones feministas que dicen defender a la mujer. Esa es la ideología de género.
–¿Cómo queda el matrimonio entre homosexuales?
–El matrimonio entre personas del mismo sexo es absurdo. El matrimonio siempre será entre un hombre y una mujer.
–En Argentina, Chile y en otros países de nuestra región se ha ido imponiendo el matrimonio gay y no llegó por eso el fin del mundo.
–El tema del matrimonio no pasó ninguna hecatombe, pero tampoco fue la explosión de miles de matrimonios o seudomatrimonios.
–¿Qué pasó?
–Las estadísticas hablan por sí solas. Hay más divorcios entre gays que matrimonios entre gays. Como es antinatural se descarta por sí solo.
–En Estados Unidos hay un conflicto por una ley del gobierno que dice que ellos pueden elegir el baño que prefieran.
–No solo el baño, sino el vestuario. Y eso por orden del Presidente (Barack Obama). Es absurdo que un Presidente empeñe así su autoridad sacando una orden ejecutiva para que se impongan esas cosas en los colegios. En veinte y tantos estados se han opuesto. Han desconocido este seudoderecho que quiere imponer el Presidente.
–Es un problema delicado.
–Es lógico, porque no tiene ningún sentido. En Estrasburgo (Francia) 47 jueces del tribunal de derechos humanos de la Unión Europea se pusieron de acuerdo en que el matrimonio homosexual no es un derecho.
–Al final terminan de imponer la ley, como ocurrió en Argentina y Chile.
–Es cierto. Hay una tendencia natural a eso, pero mientras no haya ley, ya es importante. Es importante que haya oposición a este tipo de leyes y que nos opongamos con todas nuestras fuerzas porque una ley inicua se tarda en abolir 100 años. Es el cálculo que hacen los expertos. Es importante que no se imponga.
–¿Qué le sugiere todo esto? Es como si se le estuviera arrinconando a la Iglesia. ¿Los creyentes se van a tener que adaptar a este nuevo orden?
–Vamos hacia una minoría, pero cada uno desde su lugar no se tiene que cansar de combatir ese orden que nos quieren imponer y que va más allá de la religión. Quieren unificar el pensamiento. Quieren tener un dominio sobre las personas. Debemos tomar conciencia para empezar a vivir los principios religiosos porque no lo vivimos en serio.
–¿La Iglesia seguirá inflexible?
–Sí, por supuesto. La pelea en Estados Unidos ha llegado al Congreso. Es el tema de la objeción de conciencia que es un derecho humano básico. Es también el caso de los funcionarios que no quieren ser testigos de estas seudobodas entre personas del mismo sexo. Todavía no llegan a querer obligar a los religiosos, pero sí a los jueces, a los comisionados y hay mucha gente que se ha negado. Esas personas perdieron sus empleos. Se está peleando hasta lo último. Ahora está al nivel del Congreso. Según como salga irá a la Corte. De hecho, seguimos haciendo objeción de conciencia aunque nos echen. Es una cuestión de ser consecuente con la fe que es lo primero.
–En este asunto de la convivencia, se le reconoce a la religión su papel como formadora pero que no es el único camino.
–Sí, muy bien. Que empiecen a formar a la gente para la convivencia a ver si lo hacen porque los únicos que forman para la convivencia son las personas creyentes. Los otros no forman para la convivencia sino para su conveniencia. Entonces, presionan para que los Estados intervengan con su fuerza de policía para que las grandes religiones declinen de sus principios inmutables.
–Ahora se están desmantelando los crucifijos de las escuelas.
–En algunos países de Europa, en Francia se desmantelan los crucifijos. El tribunal europeo sacó una sentencia contra Italia por tener crucifijos y luego la corrigió. Aceptó el planteo de Italia que venía de ser avalado por 16 países diciendo que Italia por razones culturales, no religiosas, tenían derecho a poner crucifijos en las aulas. Pero hay evidentemente un empuje por aislar a la Iglesia.
–El establishment.
–Hay un proceso de deshumanización. Se pretende erróneamente con eso tener más libertad y lo que tienen es menos libertad.
–¿Cómo se traduce eso?
–Hay menos libertad porque no se permite optar. Por eso marginan a la Iglesia, no aceptan que haya quienes elijan a la Iglesia marginada. Combaten a esas personas. Tienen menos libertad, fomentan que se carezca de libertad entonces es como un pescado que se muerde la cola. Van a acabar en una persecución abierta provocando lo que decía al principio. Vamos a terminar siendo una minoría.
–Minoría, ¿en beneficio de quién?
–A favor de los poderosos que la quieren abolir. Pero no les servirá mucho tiempo. Los principios van a terminar ganando y recuperarán el esplendor anterior.
–Hasta los religiosos son cada vez menos.
–Pero los religiosos no son un derecho divino con lo cual pueden aparecer, desaparecer y aparecer otros. Por ejemplo, las comunidades en Francia que más han crecido son las tradicionales. Las personas que trabajan cumplen con sus deberes religiosos. Educan a sus hijos religiosamente. Ellos tienen vocaciones. Lo que pasa es que no es noticia.
–¿Cómo afectaron los escándalos a todo esto, los casos de pedofilia?
–Sí, en algunos lugares más, en otros menos. Es horroroso, pero en número proporcional es mucho más bajo de lo acontecido entre los rabinos judíos. Se habla muy poco de los 60 rabinos de Nueva York condenados por pedofilia.
–Muy pocos deben saber de eso. ¿Fue en coincidencia con los escándalos que hubo dentro de la Iglesia Católica?
–Claro, pero pocos hablan de eso. En el New York Times salió una información cortita, insignificante. Mire, me van a disculpar. Hay cosas propagandísticas que nosotros damos pie a esa propaganda con nuestra mala conducta, es así, pero tampoco nos traguemos todos los pescados.
–¿La tecnología no le sobrepasó a la Iglesia?
–No, no creo. Me parece que lo que hay detrás es una voluntad de descristianización y los cristianos no somos conscientes de que esa voluntad de descristianización existe y va ganando terreno porque no existe esta conciencia. Hay un grupo de gente que está empeñado en descristianizar.
–Le habrán preguntado alguna que vez si Google podría ser un enemigo de la Iglesia. Los niños ya no obedecen a sus padres. Siguen lo que les dicta su celular.
–Es posible... Por eso hay que educar a los chicos para que usen bien esos medios. Ese es el tema: formar a todo el mundo en los principios elementales.
–Y entonces, la educación cristiana, las escuelas de antes ¿irán desapareciendo?
–La educación cristiana la tiene que dar la familia. La ha dado siempre. Lo que ha habido es como un desentenderse de la familia. El Papa dijo: “La familia tiene que recuperar su misión”, educar a la juventud, el colegio es un complemento y una ayuda. Cuando hablamos de descristianización, la ideología de género es una de las patas de la sota. Eso de hacer creer que ya no hay solo hombres y mujeres, sino cuatro o cinco géneros. Los australianos han individualizado veinte y tantos géneros. En Facebook se pone una lista de setenta y tantos géneros. Eso es una burla. Esa es una de las patas de la sota.
–¿Cuándo comenzó todo esto?
–En el año 93, antes de todas aquellas conferencias con las que nos bombardearon en la década del 90 en las Naciones Unidas. Ya la Organización Mundial de la Salud proclamaba que género era la convicción de que se pertenece a uno u otro sexo más allá de las características somáticas, cromosómicas, etc... Dejémonos de embromar.
–¿Como están los movimientos de la Iglesia hoy? ¿La gente va menos a la Iglesia?
–Tal vez influenciada por estas cosas que hemos hablado, o porque está más ocupada. Está más distraída, digamos.
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