miércoles, 16 de marzo de 2011

R .P Castellani # 8

HAY PURGATORIO
Ya que estamos en la Ultratumba, seguiré con el Purgatorio, antes de entrar al tema de la Santísima Trinidad.
El Purgatorio es una cárcel que se diferencia del infierno en que es transitorio, pero no en la pena, que es la misma según San Juan de la Cruz; dice que el mismo fuego es el del Infierno, pero eso no es más que una opinión, otros no lo creen así, por ejemplo Franck Dukesnes, un muy docto y gran exegeta de raza judía, que vivió mucho tiempo en Bélgica y creo que vive aún hoy en Francia. Luego aprendió todas las lenguas muertas y cuatro o cinco lenguas vivas, de manera que es muy erudito en lingüística. El dice que en el Purgatorio es el arrepentimiento lo que hace sufrir a las ánimas y en el Infierno el remordimiento, San Juan nos dice que es lo mismo que La Noche Oscura del Espíritu, que es el preámbulo de la oración extraordinaria de los Grandes Místicos. Hay una descripción pavorosa de las dos noches oscuras que pasó: La Noche Oscura del Sentido y la Noche Oscura del Espíritu. Escribió un libro entero sobre ello.
También aquí la Iglesia habla del fuego, pero aquí es purificador de los que son ya santos; de modo que rogamos por ellos y les pedimos rueguen por nosotros. De modo que pueden saber lo que pasa en este mundo por comunicación de Dios, pues de suyo las almas separadas no pueden saber lo que nos pasa si no es por comunicación divina, porque no tienen memoria ni imaginación, ya que son facultades corporales, pero sin duda ninguna Dios les comunica lo que les interesa acerca de sus parientes y de sus amigos y especialmente a los Santos, que son a quienes mas nos encomendamos, de manera que tienen que saber que nosotros les rogamos. Hoy parecería que Dios no comunica a los Santos lo que nos pasa en la Argentina; si no es que lo saben pero no quieren remediarlo hasta el Remediador Supremo, que no estaría lejos.
Aquí pisamos tierra firme, porque estamos en lo temporal, sin el temblor que nos produce la eternidad del infierno, que golpea nuestro entendimiento, que de ningún modo puede abarcarla. El Purgatorio vuelve humana la Revelación Divina y nos pone al alcance nuestros muertos; yo se que allí están, con gran probabilidad, mis abuelos, mis padres, mis hermanos Cachín y Muñeca y mi gran amigo el Padre Julián Saenz; y que puedo comunicarme con ellos: ayudarlos y ser ayudado.
Es artículo de fé, definida por el Concilio de Trento y continúa en la Tradición. El canon 777 condena la proposición de Lutero de que "No existe el Purgatorio porque no está en la Escritura".
Y en el canon 983 define que consta su existencia por la Sagrada Escritura, la antigua Tradición de los Santos Padres y decretos de los Concilios; expresa la conformidad con el culto común y recomienda que no se predique al pueblo cuestiones sutiles, o bien inciertas o que sepan a curiosidad o torpe lucro. Así como en otra clase les conté la anécdota del cura que pretendía que por "un duro" podía sacar un alma del Purgatorio, así había muchas supersticiones y anécdotas sobre él.
Recordaron el pretexto de Lutero: las indulgencias. Las verdaderas cusas de la rebelión del monje sajón no fueron las que puso él en las noventa y dos proposiciones que fijó en la puerta de la Iglesia de Wittemberg; de las que la octava y la decimotercera negaban el Purgatorio (Sesión XXV, 4 de Diciembre de 1563).
ADVERSARIOS:
Todos los protestantes que alegaban que el Purgatorio no está en la Escritura y es una invención de los curas para sacar dinero. Que el Purgatorio nos da dinero, aunque poco, a los curas, no se puede negar. Lo otro, lo de la invención sí.
Lutero negó el Purgatorio de dos modos:
1°) Enseñó que las ánimas no están seguras de su salvación y pueden pecar; después alargó diciendo que pecan continuamente porque desean el descanso y aborrecen el fuego.
2°) Mas adelante negó directamente la existencia diciendo que no estaba en la Escritura.
Las dos aserciones (en rigor la primera era una forma de negar el Purgatorio) fueron condenadas por León X en la bula "Exsurge Domine" del 15 de junio de 1520.
Las indulgencias habían entrado en un abuso grande, ha pesar de lo que diga la Historia de la Iglesia de la BAC, tomo III León X, había promulgado una Bula para juntar plata y acabar la Basílica de San Pedro.
Una de las cosas que dijo Lutero era que el Papa tenía muchísimo dinero y que la Basílica de San Pedro la pagara él. El Pontífice nombró comisario a Brandemburgo, Arzobispo de Maguncia y éste nombró adlátere al dominico Tetzel y no al que esperaban los agustinos.
Una de las cosas que indignó a Lutero, fué que no nombrara agustinos como comisarios de las bulas. Tetzel nombró a innúmeros "buleros", es decir gente que iba vendiendo bulas.
Era exactamente como un comercio, más aún, como un comercio medio torcido, pícaro. Hay la anécdota recogida en el Lazarillo de Tormes de un "bulero" que no le compraban las bulas e hizo fingir como endemoniado al alguacil del pueblo que había hablado contra la bula, pero luego se puso de acuerdo con él y en la misa el alguacil se puso a mover como endemoniado y el "bulero" se bajó del púlpito y le dijo "ve, esto es lo que le pasa por haber hablado contra la santa bula" y luego de hablarle, el fingido endemoniado se calmó y toda la gente comenzó a comprar en grandes cantidades la bula.
El tema se trata también en otras novelas picarescas. Puede ser que Hurtado de Mendoza exagerara un poco para hacer reír, pero lo cierto es que hubo abusos tremendos. ¡Los españoles trataban la corrupción de clérigos y frailes con la risa, hasta que vino con un hacha el cardenal Cisneros. Hasta cuando yo estuve en España, vendían la Bula de la Santa Cruzada, que le llamaban, y uno daba una cantidad de dinero y le dispensaban una cantidad de cosas. Yo no sé si seguirá ahora todavía, espero que no, pues entonces estaban por sacarla. Resulta que una vez un español que había hecho ejercicios espirituales conmigo en Manresa, me dijo: "Dígame, ¿le parece a usted que un hombre puede hacer que sea pecado mortal que se coma carne un viernes y vendiendo una bula puede quitar lo que es pecado mortal?. "No, no puede ser, le dije. Eso es superstición". "Bueno, eso es lo que hacen acá", me contestó.
Las indulgencias pecaron primero por exceso y después por corruptelas. Cuando yo era novicio jesuita me dieron un libro con centenares de oraciones indulgenciadas, con un día, tres días, siete días, siete años, siete años y siete cuarentenas, indulgencias plenarias e incluso una que se ganaba "para la hora de la muerte", es decir que se rezaba ahora y servía para cuando uno se muriera, lo cual era prácticamente como suprimir el Purgatorio.
Yo todavía la rezo, "Señor Dios mío...". Es una oración muy buena, pero no creo que por una oración de tres líneas se me vaya a perdonar el Purgatorio que merezco. Por esas millares de indulgencias, que gané entonces, tururut.
Escritura: 2° Macabeos XII, 43. Después de la batalla victoriosa contra Gorgias, Judas Macabeo reunió entre sus hombres unas 2000 dracmas "y las mandó a Jerusalén para ofrecer un sacrificio por el pecado, hermosa y noblemente, pues de no esperar que los soldados caídos resucitarían, necio y superfluo habría sido rogar por los muertos" . . . sacrificio expiatorio en favor de los muertos para que quedaran liberados del pecado, "Pues santa y saludable es la intención de rogar por los muertos para que sean absueltos de sus pecados" Esto está en la Escritura, de manera que creían Judas Macabeo y los judíos que existía el Purgatorio.
1° Corintios III, IV, "El valor de la obra de cada cual lo probará el fuego. Si la obra resiste. . . Más aquél cuya obra quede abrasada, sufrirá daño. El que no obstante quedara a Salvo, pero como a través del fuego..." Eso dice San Pablo. Es decir que nuestras obras serán probadas por el fuego. De alguno se quemará lo que hizo porque estaba edificado sobre bases endebles.
Mateo, Capítulo XII, 39, "Y el que diga palabra contra el hijo del Hombre se le perdonará; pero el que la diga contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón ni en esta vida ni en la otra". Señal esto de que en la otra vida también habrá perdón. Eso es el Purgatorio.
Lucas XII, 57. "Procura arreglarte con tu adversario en el camino, no sea que te lleve al juez y el juez te entregue al agente y el agente te mande a la cárcel; en verdad te digo que no saldrás de ella mientras no hayas pagado hasta el último... "peso viejo".
La Escritura dice "cuadrante", que serían los pesos viejos de ahora. Por lo tanto hay una cárcel en la cual se paga y se sale. (Jesucristo está hablando de los castigos de la otra vida: el "camino" es esta vida, el "Juez" es el de vivos y muertos, Luego hay otra cárcel, además del infierno, de la cual se puede salir).
Hay otros varios textos menos claros, a saber:
􀂾 Primer Libro de los Reyes, XXXL
􀂾 Segundo Libro de los Reyes, I.
􀂾 Tobías IV, 17.
􀂾 Primera carta a los Cristianos de Corinto, XV, 29. y en todas las sinagogas de antes y de ahora los judíos rezan por sus muertos; y en las misas pro defunctis las ha practicado la Iglesia desde los primeros tiempos.
TRADICIÓN;
Desde San Pedro comienzan las misas por los difuntos, como vemos por las inscripciones de las Catacumbas. Los Santos Padres dan muchísimos testimonios, por ejemplo San Efrén Sirio, en el Siglo IV, pide a sus fieles, que "se acuerden de él al cumplir treinta días de su muerte, porque a los muertos aprovecha la oblación que los vivos hacen" y pone el ejemplo de los Macabeos que hemos visto. San Basilio, en el Siglo IV, San Gregorio Niceno, a fines del mismo siglo, donde aparece la "Oración por los difuntos" y la palabra "Purgatorio", quizá por primera vez.
San Agustín, en el Siglo V, pide a Dios lo salve aún del Purgatorio, diciendo que aquel fuego será más grave que todo lo que el hombre podrá sufrir en esta vida; comentando el texto ya visto de San Pablo en "De Génesis contra Maniqueos", dice que quien no cultivare su campo interior. . . después de esta vida tendrá o el fuego purgatorio o la pena eterna . . .".
Y así muchísimos otros, como por ejemplo San Cipriano (Epist. 10, N° 30), San Jerónimo (Mat. Ill, 12), San Basilio (1, de Sp. Sn. c. 15), San Gregorio Nacianceno (Orat. 39, N° 19), San Cirilo (Jesús Cath, 15, N° 21); San Agustín (Enarrationes VI, N° 3) (y varios otros lugares); San Gregorio Magno (Primun Ps. Penitentialem, N° 1).
Ninguna disensión hubo entre Latinos y Griegos, ni siquiera después del Cisma.–
Habiéndose apartado los griegos en el siglo noveno en un cisma que duró diez siglos, hasta que los bolcheviques lo hicieron trizas. Empezaron con un cisma negarse a obedecer pero luego se plagó de herejías, e incluso en la Iglesia Rusa de aberraciones, hasta que, como dije, los bolcheviques casi la suprimieron, matando a muchos, deportando a otros y logrando que una parte se plegara a ellos, convirtiéndose en una iglesia nacional, como en Inglaterra, pero mucho más mala, porque es una Iglesia Nacional Comunista.
LAS RAZONES DE LOS PROTESTANTES, SON:
1°) "Dichosos los muertos que mueren en el Señor, pues ya dice el Espíritu que descansen de sus trabajos" (Apok. XVI, 13). Los protestantes dicen: "Ven, una vez que mueren descansan de su trabajo".
2°) "Hacia donde cae el árbol allí queda para siempre", dice el Eclesiastés XI, 31.
3°) Muchas sentencias de los Padres, que afirman que después de muertos no hay satisfacción.
4°) Entre el infierno y el cielo no hay lugar medio, dicen los Protestantes. Y hay un lugar medio. Es un error simplemente.
5°) Así como no hay paraíso temporal para los buenos, así no hay infierno temporal para los otros. Acá yerran doblemente, como veremos al final.
RAZÓN TEOLÓGICA O ARGUMENTOS DE CONGRUO O DE CONGRUENCIA:
Llaman argumento de Congruencia a los que provienen de la razón, la cuál no puede probar una cosa revelada, pero puede apoyar o hacer más aceptable una ya probada. Santo Tomás está lleno de esos argumentos, quizá demasiados, casi le da más importancia a esos que a los otros de la Escritura. Porque los argumentos de la Escritura basta con citarlos, pero los de congruencia hay que razonarlos. Santo Tomás era un gran "raggionatore" como dicen los italianos. Y todo eso sin avisar que son solamente congruencias; por ejemplo "¿Era conveniente la Encarnación del Verbo? o bien "Utrum Spíritu Sanctus procedat a Filio" (qu. XXXVI, a 2).
Yo oí exponer en la Cuaresma del 32 a Golía Véneto, el mayor orador que he escuchado después de Mussolini. El Padre Golía predicó en esa Cuaresma un sermón de una hora todos los días, más dos sermones los domingos y concitaba un auditorio inmenso en la Iglesia del "Gesú" en Roma, que es muy grande. Lo podía escuchar pocas veces, porque a la hora que predicaba tenía clase, pero podía hacerlo los jueves y domingos y me quedaba pasmado de la elocuencia de Golía. Yo pensaba, este pueblo está tan cultivado religiosamente que nunca va a perder la fe, pero ahora la ha perdido, la mitad de los italianos son comunistas. Hizo este sacerdote un sermón sobre el Purgatorio y dijo "Vamos a suponer que no existe el Purgatorio. ¿Qué pasa?" "Toda la vida de ultratumba queda reducida al cielo y al infierno y entonces los que se salvan quedan reducidos a poquísimos hombres porque por un lado es cosa segura y revelada que "nada manchado entrará en el cielo, y por otro, vemos por todos lados, siempre o casi siempre a los que mueren morir con pecados, imperfecciones, faltas o defectos de modo que todos o casi todos tendrían que ir al infierno, a menos hubiesen tenido un pariente santo canonizable. Porque nadie puede entrar en el cielo manchado y no podría entrar nadie sino tuviera la forma de purgar sus pecados.
De manera que este era el argumento de Golía: Que se irían muchísimas personas al infierno y pocas al cielo si no hubiere un lugar de purificación. Aquí el predicador hacía una entrada al sentimiento del público, haciéndoles recordar a sus padres, hermanos, hijos, esposos, amigos y preguntándoles si podrían creer que todos esos estaban en el Infierno y si ellos mismos estaban destinados acá abajo; al fin del espléndido sermón de una hora o más concluía que la proposición de Lutero era falsa, más aún, blasfemia.
Otra cosa que quiero añadir acerca del infierno, es una anécdota de Santa Catalina de Siena, debidamente atestiguada. Su padre Jacobo Benin casa, estaba por morir atendido por ella y ella rogando a Nuestro Señor se lo conservase en vida, y recibió de El respuesta (pues Santa Catalina de Siena fué una de las santas más grandes y que mas milagros hizo y que hablaba sobrenaturalmente con el Señor) que para la salvación de su padre le convenía a Jacobo no vivir más; y él advertido aceptó la muerte.
La Santa pidió a su Dueño que le pasase a ella las penas del Purgatorio que debía pasar su padre y al morir éste, sintió un dolor tremendo al costado, que no se le quitó en toda la vida. Después le tocó la hora a la madre, que se llamaba Donna Lapa, y esta tenía horror a la muerte y no quería ni siquiera recibir los sacramentos porque decía que no se iba a morir y así murió. La Santa hizo al Señor una apelación desesperada, le empezó casi a faltar el respeto, diciéndole que cómo se había portado de esa manera después de haberle asegurado que todos los de su casa se iban a salvar y la viejita revivió. Así lo testimoniaron en el proceso de Canonización de la Santa las dos vecinas, Catalina Ghetti y Andrea Vanni, o sea que resucitó; pero hoy sabemos más acerca de la muerte aparente que en aquellos tiempos. El caso es que la Donna Lapa comenzó a mejorar rápidamente, vivió hasta los 89 años y... murió confesada.
Lo serio que es el Purgatorio delante de Dios es evidente por esto, porque no le perdonó siquiera a la Santa los dolores que le correspondían al padre.
Santo Tomás en la Summa enseña que las almas no pueden conocer lo que hacemos o decimos si Dios no se los revela; que están en estado de rezar pero más de ser rezados; un prelado de la Iglesia no puede con su voluntad liberar almas; por una sola misa, aunque se diga que tiene un valor infinito, no se libra un alma, como respondió al Párroco la viuda catalana: la pena del Purgatorio no es mérito sino purificación. A una viuda catalana su marido le había dejado una inmensa fortuna y el cura del pueblo enterado de que, no le había hecho rezar una sola misa y que la gente estaba escandalizada, le preguntó el porqué de ello. La mujer le dijo: Mire Padre: Si mi marido está en el infierno de nada le valen las misas. Si está en el cielo no le hace falta. ¿Y si está en el Purgatorio? Ah, dijo la viuda, es allí donde lo quiero ver.
Los demás son corolarios.
N. B. 1. El purgatorio no permanece, ni tiene duración determinada, sino que terminará en el Ultimo Juicio en que buenos y malos irán a sus moradas definitivas (Definido en el Concilio Florentino y otros).
N. B. 2. Santo Tomás dice que "la menor pena del Purgatorio es mayor que la peor pena de esta vida". Billot lo tiene por exagerado; y San Buenaventura y —siguiéndolo— San Belarmino, dicen que no, que tanto la pena de daño como la de sentido son atenuadas por la seguridad de la visión beatífica que se va aproximando. .
La pena de daño ya saben que es la pena de ausencia de Dios y la de sentido es el fuego. Decimos el fuego; ahora qué es el fuego no sabemos.
N.B.3. ¿Existe el Juicio Particular? o sea de inmediato, después de la muerte corporal ¿se produce la sentencia de vida o muerte eterna o bien al fin del mundo, en la resurrección? Hubo una discusión larga, pues algunos Padres Antiguos juzgaron que hasta la resurrección no se producía la sentencia de cielo, infierno o purgatorio. Pero la Iglesia zanjó la discusión a favor del juicio inmediato o particular con varias definiciones ex cathedra, la principal del Concilio Florentino, en 1438, Eugenio IV, Decretum pro Armenis.
A Frank Dukesnes, que nombré al principio, no le gusta nada esa definición, piensa que hasta el día del juicio final no hay sentencia definitiva. Más debe someterse a la autoridad de la Iglesia, pero lo que hace es atenuarla mucho, como veremos.
Hubo una anécdota curiosa en el Siglo 14 que fué del Papa Aviñonense Juan XXII que no fué el peor de los Papas de la "Cautividad de Babilonia" como se les decía en broma en la Iglesia, porque estaban sometidos a la autoridad de los franceses y fueron todos franceses, pero tampoco el mejor. El cual empezó a predicar la opinión ya demudada de la suspensión de la sentencia hasta el juicio final, pero al fin de su vida, a los 85 años, se retractó, reconoció que había estado equivocado y se volcó por la opinión común, encargando a su sucesor que zanjase definitivamente esta discusión que largamente habían sostenido los teólogos, lo cual hizo Benedicto XII, también francés, por la bula "Benedictus deus" 1336, que es una definición ex cathedra.
N.B.4. Santo Tomás concedió que la felicidad de los salvados es imperfecta, porque les falta el cuerpo, y lo desean; cuanto más los del Purgatorio.. El ya nombrado exegeta judeo francés Alberto Frank Dukesnes, dice que las almas están en un estado innatural, anormal, e incluso violento, lo cual es ir más lejos. Santo Tomás no dijo tanto, sino simplemente que las almas tienen nostalgia de su cuerpo, porque sin él no está completo el hombre, no es hombre en realidad, sino que es un alma. Este exegeta no tiene muchas ganas de que entre en el cielo del todo y entonces todo a lo largo de su libro que se llama "Lo que te espera después de tu muerte", que es bueno, continuamente insiste en que las almas separadas no son el hombre y no están del todo satisfechas. Tuvo que admitir, aún a regañadientes, que las almas salvadas, ya gozan de la visión beatífica "aunque retaceada". Cómo puede ser eso de tener visión beatífica, pero no del todo, no lo sé.
Y pone que ellas pasan por siete tramos, a saber:
1) Carecerán de tentaciones.
2) Verán a las almas perversas camino del castigo por caminos laberínticos.
3) Verán al Creador dar testimonio en favor de ellas.
4) Tendrán un anticipo de la inefable paz de que gozan los que ya están en el cielo.
5) Tendrán la alegría de verse libres de la corrupción de la mortalidad.
6) Se manifiesta la claridad y belleza de sus rostros, como un sol.
7) Tendrán el regocijo del perfecto reposo, al ir apresurados a contemplar la faz de Aquel que han obedecido aquí abajo para recibir una eterna recompensa.
Copio resumiendo el decreto. "Este es el decreto para los que hayan guardado los mandamientos del Altísimo, apenas se vean libres de su envoltura corruptible..." Sin embargo, según Dukesnes comienzan a desear con ardor su "envoltura corruptible". Ha sido el cuerpo un compañero del alma, de manera que el alma lo añora, aunque de hecho le haya dado grandes disgustos. También en realidad el cuerpo las ha ayudado a salvarse y es lógico que quieran recobrar el cuerpo y no saben cuándo lo van a recobrar, porque hasta el Juicio Final no se dará la resurrección de los cuerpos.
Además, según el mismo, los invade un arrepentimiento de sus pecados veniales y mortales ya perdonados que no hay idea en esta vida: "profunda penitencia, arrepentimiento absoluto" Es decir: estando el alma libre del cuerpo sufre muchísimo de arrepentimiento por todos los pecados que ha hecho —incluso los olvidados— porque en el alma quedan marcados todos nuestros actos buenos y malos. Esta espada del arrepentimiento, como la de Anfortas, hiere y sana a la vez. Ella es el fuego del Purgatorio.
Según este exégeta, el fuego del Purgatorio no es el que nos pintan los cuadros con una gran cantidad de personas sumergidas hasta la cintura en un mar de llamas, porque las llamas no le harían nada a las almas, sino es el arrepentimiento que es tan fuerte que se podría comparar al fuego.
Esto será, según el exégeta, en el libro IV de Esdras. Yo no lo he encontrado, pero él dice que tiene un ejemplar mejor del siglo IX. Los libros III y IV del Apokalipsis de Esdras son apócrifos, es decir, están fuera del Canon, ya que los sacó el Concilio de Trento de él, de la lista que creemos que son los libros canónicos; continúan el Libro de los Reyes segundo y narran el reinado de Josías, un Rey de Israel muy bueno. Los otros dos libros son apocalípticos.
¿Cómo hizo la iglesia el Canon? En tiempos de San Agustín ya estaba hecho. Simplemente preguntaron a las Iglesias de todo el mundo cuáles eran los libros que ellas tenían por inspirados por Dios. Aquellos libros que todas las Iglesias o casi todas los tenían como inspirados por Dios, fueron puestos en una lista llamado Canon. El Concilio de Trento sacó del Canon los libros III y IV de Esdras, pero los recomendó y mandó que se imprimiesen como apéndice al fin de la Escritura canónica, o sea después del Apokalypsis de San Juan.
HABRÁ UN FIN DEL SIGLO
Vamos a ver la revelación divina del fin del mundo; o mejor dicho, del fin del siglo; porque el mundo no finirá nunca, pues Dios no destruye nada de lo que ha creado, como dijo por Sap. XI, 25. No aniquilará nada de lo que existe, aunque podría. Esta tierra en que estamos será renovada, y por cierto, por el fuego, al fin del "ciclo adámico", o sea la época de Adán. El universo será renovado, "nuevos cielos y nueva tierra" dice el Apokalypsis y también el profeta Isaías, no por el agua sino por el fuego dijo Cristo. El agua acabó con el orbe habitado o una parte de él en el diluvio, pero el próximo diluvio no será el agua. Pero no hay que alarmarse, porque ese fuego no atormentará a los elegidos.
Los físicos no saben, ni cómo empezó la humanidad, ni cómo acabará; eso lo sabe el Génesis y el Apokalypsis; sino es alguno de los seudo físicos (o sea macaneadores) como Renán, que dice que el Universo perecerá de frío o Darwin que dice que la vida empezó por evolución, lo cual creemos que es falso.
Tengo cinco o seis libros famosos de físicos famosos, Eddington, Einstein, Serrington, Laplace, Eddington otra vez, Whitehend y Galileo y ninguno se mete ni por sueños con el principio y fin del género humano. Más aún, Sherington en "El hombre y su naturaleza" (edit. Alhambra, Madrid 1947) escribe: "Así, la Ciencia Natural trata de evadirse de todo lo que es humano... Observando lo perceptible, el científico intenta sustraerse de las "Causas", de las Fuerzas, de los Tiempos Absolutos, de los Comienzos en el Caos, de la Terminación en la Nada, de la Realidad Ultima, de la Vida, de la Muerte, de la Deidad Personal... para no hablar de lo Malo, de lo Justo, de la Esperanza, de los Temores, etc. La ciencia no es buena ni mala; es falsa o verdadera".
Es decir, los físicos dicen que no tienen que ver nada con la moral que trata del hombre propiamente, de su conducta, de su fin. Hay uno de estos libros que es un monumento —o digamos sobriamente un "clásico"— que compré por recomendación del poeta Paul Claudel, y es "Man's Place in the Universe" de Alfred Russell Wallace (Chapman and Hall, 1903, Ld.). Es una larguísima y definitiva investigación sobre los mundos habitados —o mejor dicho, el mundo habitado, pues del estudio surge con evidencia que ningún otro planeta solar, y mucho menos ningún otro planeta que podría haber en las estrellas, son aptos para cobijar la vida, al menos de los vivientes superiores.
Hizo una investigación astronómica muy profunda usando todo lo que se sabía entonces en astronomía y llegó a la conclusión de que no puede haber hombres en la Luna o en Venus, ni en Marte, ni hombres o animales superiores, como vacas o caballos, ni cualquier otro animal que suplante al hombre o parecido al hombre, racional o por lo menos viviente. ¿Por qué? Porque o no hay atmósfera o no hay otras condiciones necesarias para la vida. El libro es sencillo y sumamente científico.
Lo que lo entusiasmaba a Claudel es que constituye una demostración de la existencia de Dios —indirecta— por el Orden, porque investigando los planetas uno encuentra un orden admirable de la Creación inanimada, hay una especie de artificio o de mecanismo increíblemente sabio de todo lo que da vueltas en el espacio. A mí me gusta porque confirma la revelación de que la Humanidad comenzó y la Humanidad debe terminar.
Comenzó porque en un tiempo la tierra no era apta para la vida del hombre, lo mismo que ahora los otros planetas, y con el tiempo se puso apta. Eddington dice taxativamente, en ''The nature of physical World", que eso pertenece a la religión —a la religión "mistica' dice, o sea revelada. Hay otros dos físicos que sí especulan sobre el fin del mundo: Kirwan, ''Comment peut fini Univers", donde expone la conjetura de Renán que acabará por frío "dentro de 20 ó 30 millones de años a lo más", pero prefiere la versión de San Pedro que acabará por fuego y dentro de poco, por el choque "con un cometa inmenso, como el de 1811" (¿y por qué no por una bomba atómica, digo yo?).
Otro físico más católico que este, Kaye (inglés), toma simplemente la noción de San Pedro y se atiene a ella: "Mas los cielos que ahora son, y la tierra, por la misma palabra creados, están reservados al fuego del día del juicio y la perdición de los impíos. . . Pues llegará el día del Señor como ladrón, en el cuál los cielos pasarán con ímpetu magno, los elementos se fundirán con el calor, la tierra misma y todas las obras que en ella están serán consumidas..." y después dice: "En el llegar del día del Señor por el cual los cielos ardiendo se disolverán y los elementos se desharán por el ardor del fuego... "(II Petr. ni,7, 10, 11) El día del Señor es el día del Juicio en toda la literatura de la Sagrada Escritura, en el Antiguo y Nuevo Testamento .
Pero el anuncio más reverendo del fin del tiempo, que es el llamado Discurso o Recitado Esjatológico de Nuestro Señor, nos ocupará esta clase.
Los profetas del Antiguo Testamento habían predicho reiteradamente el fin de los tiempos, con el nombre de "el día del Señor magno y terrible", o como repite San Pablo: "día de la revelación del Justo Juicio de Dios".
Desde el primer libro, el Génesis, donde Jacob llama a sus hijos (Cap. 47,1) diciendo "Venid, juntaos aquí, que os anunciaré lo que va a pasar cuando se acaben los días" hasta el último libro, donde el Apokaleta termina:
Y el Espíritu y la Novia dicen: ¡Ven!
Y el que escucha que responda ¡Ven!
Y el sediento acuda a recibir Agua de Vida gratis
Dice el que testifica esto ¡Cierto, vengo pronto! —Ya, Señor
Ven Señor Jesús!
Toda la Escritura hormiguea de alusiones al "Día del Señor", sobre todo el profeta Isaías; las cuales culminan en la solemne proclama del Fin del siglo por Nuestro Señor Jesucristo, el cap. 24 de San Mateo, llamado el "Discurso esjatológico" o con más exactitud "El Recitado esjatológico", con jota.

Es el centro de la profecía en la Escritura. Esta profecía que hizo Cristo, es el centro de toda la profecía en el Antiguo y Nuevo Testamento. Es difícil y desconcertante. Parecería que trata una parte del fin de Un Mundo, o sea Jerusalén; o de las dos partes a la vez. Y esto último es la verdad, pero hay que entenderlo. La solución del enigma del cap. 24 de San Mateo es que trata de las dos cosas a la vez, conforme a ese lenguaje profético, que siempre trata de dos cosas a la vez, que llaman el "Tipo" y el "Antitipo".
Un exégeta extravagante imaginó que Cristo trató de los dos sucesos por medio de estrofas en ese recitado diciendo por ejemplo: estos 7 versículos tratan del fin de Jerusalén, estos 12 versículos que siguen tratan del Fin del Mundo y así el resto, como si Cristo hubiese hecho una poesía en estrofas. Trata de las dos cosas, pero de las dos cosas a la vez, no dividido en estrofas. Porque la ruina de Jerusalén fue el tipo del fin del Mundo.
Todos los profetas han descrito un suceso próximo, que era como el símbolo o la figura de otro suceso remoto, que era muy difícil de entender; no lo hubiesen entendido ni creído. De manera que hacían primero la profecía de un suceso próximo, que iba a suceder dentro de 30 ó 40 años y eso iba a ser el símbolo de un suceso que iba a suceder por ejemplo dentro de 20 siglos, como va a pasar con el fin del mundo.
Otro exégeta, Maldonado, muy famoso, después de cansarse reseñando la cantidad de opiniones de los antiguos Exégetas, termina diciendo que él por su parte opina que Cristo dio una respuesta confusa a los que le hicieron una pregunta confusa; solución que adjudica a San Agustín, lo cual dudo mucho; no es digna de San Agustín y mucho menos de Jesucristo. Jesús era el Maestro y no debía responder adrede confuso; y además la pregunta de los Apóstoles no fue confusa sino errónea, que no es lo mismo.
Porque le preguntaron; "¿Cuándo será esto que has dicho?" Es decir, que del templo de Jerusalén no quedará piedra sobre piedra. "¿Y la señal de tu venida?" Creían que la destrucción del templo ocurriría al fin del Mundo. De manera que preguntaron dos cosas diferentes a la vez y Jesucristo les contestó las dos cosas a la vez, haciendo a una figura de la otra. El templo de Jerusalén estaba edificándose en tiempos de Jesucristo, lo había empezado Herodes, y siguió edificándose 40 años más. O sea, casi hasta que destruyeron a Jerusalén.
El año 63 se acabó de edificar y el año 70 un soldado romano le prendió fuego y se acabó para siempre, tanto que el General Tito, cuando vio el desastre que había ocurrido en Jerusalén, después de las matanzas que habían hecho los soldados romanos y las matanzas de los judíos peleándose entre sí, quedó tan horrorizado que dijo: "Yo no he hecho esto, esto lo ha hecho algún dios que está enojado con los judíos".
Jesús les debía haber respondido en todo caso como en otra ocasión: "Erráis, no conociendo la Escritura y el Poder de Dios".
Uno de los Apóstoles, o bien los cuatro Apóstoles principales (Pedro, Andrés, Santiago y Juan) cuando diciéndoles Cristo que "dése templo herodiano que veían construyéndose no quedará piedra sobre piedra" le habían preguntado "¿qué señales habrá de eso, de la ruina del Templo y del fin del Mundo?" les contestó a las dos cosas juntas, haciendo a la más próxima, que estaba a cerca de 40 años símbolo y figura de la remota, que estaba en la lejanía desconocida; desconocida incluso por el mismo Hijo del hombre, como dijo El misteriosamente. Como Dios lo sabía ciertamente, ahora como Hijo del hombre, el nombre que El se ponía como Mesías, no lo sabía, porque no tenía que revelar eso como Mesías ni podía entonces revelarlo, porque el fin del Mundo depende de dos libres albedríos que son: el libre albedrío de Dios y el libre albedrío del hombre.
El Cardenal Newman resolvió esta dificultad diciendo: "No es que no quisiese decir que no estaba en la Revelación preparada por El cuándo sería el fin del Mundo, sino que El, como Hijo del hombre, no sabía el fin del Mundo".

Dios sólo sabía el fin del Mundo. Porque la marcha de la humanidad es como una línea sinuosa o quebrada, que se va aproximando al fin del Mundo y después aparecen Santos o aparece una especie de conversión del Mundo y entonces se aparta la "ira de Dios", quedando más tiempo. Así tenemos que en el siglo XIII San Vicente Ferrer pronunció que el fin del mundo estaba cerca y hasta resucitó un muerto para comprobar al Arzobispo de París que era verdad lo que él decía.
Y no sucedió. Y esto produjo mucha dificultad luego cuando se quería canonizar a San Vicente Ferrer, hasta que uno de los teólogos que se ocupaban de este proceso dijo —No se equivocó, porque el fin del mundo estaba cerca, realmente. Lo que pasa es que surgieron una cantidad tan grande de Santos en Europa (algunos por la misma predicación de San Vicente Ferrer) que Dios prorrogó el tiempo de su ira. Entonces canonizaron a San Vicente y después el Cardenal Newman hizo una teoría de que la humanidad va al fin del mundo en forma de una línea quebrada por la cual está siempre rozándolo, pero cuando los hombres empiezan a portarse bien, cuando no hay la gran apostasía que dice San Pablo todavía, aunque muchas veces empezó y ahora parece que ha empezado, entonces cuando no hay eso. Dios espera porque no quiere que nadie se pierda sino que todos lleguen a penitencia.
Esa es la característica del lenguaje profético, hablar a la vez de dos cosas, una próxima llamada Tipo y otra remota, que llaman hoy Antitipo.
El que llamó la atención sobre esa peculiaridad fue el exégeta Alfredo Fenillet: no se desconocía antes, se había olvidado; recordó a los exégetas el lenguaje prof ético que siempre es doble; fue seguido de inmediato por Bainnel, Billot, Lagrange O. P. y hoy por la generalidad. El profeta Jeremías profetizó a la vez el fin del cautiverio de Babilonia y el fin del cautiverio del demonio por la Redención; el profeta Isaías predijo la vuelta del hebreo a Palestina y la segunda vuelta de Cristo. San Pablo habló de la conversión de los judíos junto con la venida del Anticristo; y Jesucristo predijo la Destrucción de Jerusalén y su Segunda Venida, que no es segunda sino repetición o conclusión de la primera.
¿Está respondido del todo con esto? No, es la mejor respuesta que hay, pero subsisten dificultades: por ejemplo cuando Cristo recomienda la presteza en huir de Jerusalén sitiada, eso no puede aplicarse literalmente al fin del mundo (vers. 1523); porque entonces no se va a poder huir o bien cuando Cristo saca toda esa fenomenología meteorológica de "el sol se obscurecerá, la luna se pondrá color de sangre, las estrellas caerán del cielo" y todo eso, que son metáforas usadas continuamente por los profetas, no se puede aplicar eso al fin del templo de Jerusalén, aunque puede ser que haya pasado algo de eso, pero de suyo se refiere al fin del mundo. De modo que hay dificultades en la interpretación esa, en los dos sentidos, aunque en general sí se puede aplicar a los dos sentidos, como veremos.
Y se puede suponer que son defectos de los cronistas, es decir de los evangelistas, porque al fin y al cabo el Evangelista que más cerca de Jesucristo habló —San Mateo— lo escribió a 30 años después de la muerte de Jesucristo. De manera que no hay que buscar en los Evangelios una perfección total que no puede ser. Tomaron los recitados que habían oído a Jesucristo y retenían de memoria e hicieron recitados con las obras de Jesucristo, estando reunidos en el Cenáculo probablemente, y los hicieron conforme a los usos de ellos y de eso constan los cuatro Evangelios.
Veamos ahora todo seguido lo que profetizó Cristo, añadiendo al capítulo largo de Mateo, lo que hay en Marcos y Lucas.
1° Guerras y rumores de guerras, terremotos, pestilencias y hambre: esto se realizó antes del año 70, según las historias de Josefo y Tácito, que describen un tiempo calamitoso. Pero esto, dice Cristo, es sólo el comienzo de los dolores.
2° Una encarnizada persecución religiosa a los Apóstoles y los cristianos en general; pero de cualquier modo se predicará el Evangelio en todo el orbe. También se verificó. En tiempo de San Pablo se había predicado en todo el mundo conocido.
3° La desolación abominable o la desolación, la palabra de Daniel ya aplicada a la tiranía de Antíoco varios siglos antes. También se verificó ahora, el año 70, aunque es dudoso cuál fue. Ahora en el fin de los tiempos sabemos por San Pablo que el Anticristo profanará el Templo de Dios, entronizándose en él como Dios; y eso es realmente una horrible profanación.
4° Habrá una tribulación tal como no se ha visto desde el Diluvio acá. Esa tribulación se cumplió según la historia de Josefo ("De bello judaico") que después reprodujo Bossuet. Realmente describen algo horroroso. No quedó piedra sobre piedra. El General Tito se asustó de las matanzas; madres que comían a sus hijos acosadas por el hambre y cosas así. Tito dijo: "Yo no he hecho esto. Esto lo ha hecho algún dios que está enojado con los judíos". Y acertó. Porque él no quería que pasara todo eso. Y pasó.
5° Caerán al filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones; también se cumplió. Eso no se verificará a la letra en el fin del mundo.
6° Prevención a los Apóstoles otra vez contra los falsos Cristos y falsos Profetas: abundaron antes de la caída de Jerusalén; y abundarán más antes de la del mundo. Digamos que abundan yá ahora.
7° Perturbaciones del sol, la luna y las estrellas: un lugar común de los Profetas, con significado metafórico; se secarán los hombres de miedo y angustia, "las fuerzas uránicas se desquiciarán". La Vulgata Latina dice: "las Virtudes de los cielos se conmoverán", pero el texto griego dice: "las virtudes uránicas se desquiciarán". "Uránicas" significa del cielo, pero significa también un metal con el cual se fabrica la bomba atómica: uranio.
8° Fin: verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes, y los ángeles con trompetas; y congregarán los elegidos desde los cuatro vientos. Juicio Finad y la Resurrección.
La herejía de los "esjatólogos". La secta protestante (o más bien impía) más fuerte deste tiempo es la llamada "esjatóloga" fundada por Wilhem Wrede, alemán, seguida por Wellhausen (Joannes) y sellada por "el Suizo Schweitzer que acabó de liquidar a Jesucristo en su "The Guest of historical Jesus" (publicada en alemán en 1906, traducida al inglés en 1926 y del inglés al español en Buenos Aires, no hace mucho).
Es un libro impiísimo acerca de Jesucristo; la búsqueda del Jesucristo histórico, se llama. La llamada "Escuela Esjatológica" ha ido progresando (o despaturrándose) hasta llegar a dudar de la existencia de Jesucristo en esta forma:
Wrede dijo que el único Evangelio histórico era el de Marcos; pero eso no quería decir que se aceptaran los milagros y todo lo sobrenatural: suprimir todo eso; añadiendo una teoría de la personalidad, medio chiflada, de Jesucristo.
Wellhausen dio un paso más allá, negando que Marcos fuese un libro, siendo una serie de trocitos añadidos y escritos por los primeros cristianos: Marcos fue su coleccionador. En realidad Marcos se guió por los recuerdos de San Pedro. Jesús había creado una nueva idea del Mesías, el cual iba a triunfar después de una catástrofe, al fin del siglo, que lo iba a entronizar a El mismo como Mesías. Esto es lo que enseñaban estos señorea.
Alberto El Suizo le da el golpe de gracia al Jesucristo histórico (cree él) diciendo que ni siquiera Marcos es de fiar, y que hay que investigar de nuevo al Jesús histórico, lo cual él se propone hacer, con total fracaso, pues desemboca en una completa incertidumbre o escepticismo; y al final de su "Encuesta" termina mandando a sus antiguos feligreses luteranos (pues fue un tiempo jefe de la Iglesia Luterana de Berlín) que creen o recreen ellos a Jesucristo en sus corazones practicando la moral que dejó Cristo en el Evangelio, que es una moral provisoria, porque es una moral de tiempo de guerra o de tiempo de viaje, porque Jesucristo creía que el fin del mundo iba a ser pronto y entonces no se ocupó de hacer una moral permanente. Se olvidó por ejemplo de poner que había que tener compasión de los animales, pues ésta era una de las cosas principales, para él, de la moral.
Alberto el Suizo murió hace tiempo y no sé quién es ahora el jefe de los Esjatólogos. Pero leo en un reciente "Comentario inglés de la Sda. Escritura" que esa escuela pasó de moda (en realidad, se agotó) y fue sustituida en la moda (en la novedad) por la Formcritícism (Formgeschichte), la teoría de la estructura, de Martín Dibeluis y Martín Bultman; en Inglaterra Lightfoot, que rechaza no solamente a Marcos sino todos los Evangelios, considerándolos compuestos de una amalgama de unidades independientes, las cuales hay que investigar y escudriñar, por medio de la crítica para ver de qué fecha es cada fragmento y cuál sigue a cuál otro, como un rompecabezas.
A eso le llaman la teoría de la estructura. Es decir, hay que hacer con los Evangelios una especie de descuartizamiento y componerlos de nuevo de acuerdo con esta teoría. Y dicen que son fragmentos independientes que reflejan los pareceres de los primeros cristianos y no tienen nada que ver con la historia.
Bultmann y Dibeluis se golpean entre ellos. Parece que esta teoría es la más avanzada de todas, después de los esjatólogos. Esjatólogos significa la teoría del fin del mundo. Ahora los periodistas y los diccionarios dicen escatología, pero escatología significa pornográfico en griego, de manera que el pobre San Juan Evangelista se convierte en un escritor pornográfico. Scathos significa excremento.
El núcleo desta enseñanza de dementes es que Jesucristo erró, y por ende no fue ni profeta, ni Mesías, ni Dios, ni cosa que se le parezca, y prueban que se equivocó desta manera:
1° Dijo que no pasaría esta generación (ni Su vida) sin que sobreviniese el fin del mundo; y se equivocó.
2° Otro error de Cristo: "El Hijo del Hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada cual según sus obras. En verdad os digo que hay algunos aquí presentes que no probarán la muerte hasta que vean al Hijo del Hombre viniendo en Su Reino" (Mt. XVI, 28); y exactamente con las mismas palabras en Lc. IX, 27.
3° Añaden otros textos disparates como, "Haced penitencia, porque está cerca el Reino de Dios..." (Mt. IV, 17 ó Lc. X, 9). Eso lo había dicho Juan Bautista y lo dijo muchas veces Cristo, pero ellos le dan el significado de que Cristo creía que ya no más iba a venir el fin del mundo, antes de morir El.
La respuesta a estas cavorias la da por ejemplo Billot en su libro especializado "La Parousie" que no trata casi más que de esto; y más brevemente en el tratadito latino "De Novisimis" que fue mi manual en Roma, a saber:
Los "hipercríticos" no leen entero el lugar de San Mateo. En él hay una referencia clara a dos sucesos diferentes, los consabidos typo y antitypo de la profecía, a saber: "en verdad os digo que no pasará esta generación hasta que todas estas cosas se cumplan. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Pero de aquel otro día ahora nadie sabe, ni los ángeles del cielo sino sólo el Padre. . ." Los adjetivos esto y aquel significan diversidad y distancia. Está hablando de dos cosas: de la destrucción de Jerusalén, que no pasaría esa generación sin que la viesen y del fin del mundo que ni El mismo sabía cuando iba a ser. "Ni el Hijo del Hombre, dijo El, sabe cuándo va a ser".
De manera que primero dijo; "estas cosas, no pasará esta generación sin que se cumplan" y después dijo. . . "Pero de aquel día y aquella hora nadie sabe nada, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo del Hombre, sino sólo Dios.”
No puede decirse más claro. De manera que éstos no quieren entender, no quieren leer bien el Evangelio.
Y para Mayor abundamiento, en San Lucas está lo que llaman "el Intersticio"; es decir, entre la ruina de Jerusalén y el fin del mundo hay un "intersticio", un período de tiempo que San Lucas lo expresa de esta manera: "caerán al filo de la espada, y serán dispersos por las gentes, y Jerusalén permanecerá desolada hasta que se cumpla el Tiempo de las Naciones" 0 sea el día del Juicio de las Naciones, como explica San Pablo ; hasta que las naciones hayan caído en la misma culpa en que cayó Jerusalén, es decir, hayan caído en la apostasía y entonces las Naciones sean juzgadas y los judíos entren en la Verdad —dice San Pablo—.
Además, por San Mateo, Cristo dice que "primero se predicará este Evangelio del Reino por todo el orbe, y después vendrá la consumación". No ha venido todavía la predicación del Evangelio por todo el orbe; hay regiones a donde no ha llegado el Evangelio y aunque algunos se esfuerzan en afirmar que el año 70 ya se había predicado el Evangelio en todo el orbe, es vano. Es cierto que San Pablo dice una cosa que suena a eso; les dice a los Romanos: "Vuestra fe es conocida en el universo mundo", Pero el universo mundo era para San Pablo el Imperio Romano, el mundo habitado y civilizado, Y esa predicación total del Evangelio "Id y predicad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" que será antes del fin del mundo. No sé si será predicado de manera que se formen Iglesias en todas partes, o bien si habrán oído hablar de Jesucristo.
Además, Jesucristo en varias parábolas supone claramente que su Reino va a crecer lentamente y por mucho tiempo, y no va a ser instantáneo o pocos menos, como dicen éstos que El creía. Por ejemplo el Trigo y la Cizaña, el Grano de Mostaza.
El otro texto que ellos aducen como error de Cristo es donde dice que "hay quienes están presentes y antes de morir verán la gloria del Hijo del Hombre". Pero ese término se refiere con toda claridad al milagro de la Transfiguración que los Evangelistas narran inmediatamente después. La Transfiguración es una ligera señal de la Gloria futura de Cristo, o sea de su Resurrección; y eso vieron Pedro, Santiago y Juan.
Billot se da el gusto de hacer trizas a los sofismas anticrísticos destos "hipercríticos"; esos textos tienen siglos de existencia y han sido leídos y manejados por letrados inteligentísimos y no vieron ni notaron lo que después de 20 siglos de repente descubrieron estos cuitadillos.
Realmente, cuando uno alcanza a leer las mismas palabras y discursos arbitrarísimos destos desaforados, se tienta de no creerlos normales.
En fin final, en religión estamos en tiempos muy malos, y por consecuencia en todo lo demás, o si se quiere, en tiempos muy buenos por otro lado, pues estar cerca de cumplirse las profecías, para un cristiano es más bien muy bueno, por mucho que haya que pagar. Eso yo no lo sé, a pesar de que las monjitas de Méjico me tratan de "profeta". En eso no les voy a dar dato, como me dijo el coya cuando le pregunté cuantos dioses había.