martes, 1 de marzo de 2011

R .P .Leonardo Castellani 2



Encontré este preciado Documento del Reverendo Padre Castellani que seguramente muchos como Yo ,estábamos escarbando hace tiempo; El Teólogo Argentino y reconocido orbitalmente , criticado y calumniado por los enemigos de nuestra Santa Iglesia Católica que desde tiempos lutero tratan de acabarla y que a veces creen que lo están logrando le tienen pavor a sus escritos y discernimiento del Padre Castellani ; estos depredadores de Fe fuera pero principalmente dentro de de la misma Iglesia por la permeabilidad a la masoneria recordar ( el humo de satanas penetro en El Templo de Dios....... S. Santidad Pablo VI ).

Los mensajes dados por Dios padre a través de Nuestra Madre Santa María única verdad para la salvación Nuestra y que no se cansa de pedirnos arrepentimiento y conversión son claros pero no hemos querido escucharlos ; la Salette , Fatima ,Akita, reconocidas por la Iglesia y otras seguramente ciertas como : Garabandal , Medjugorje mas los dados a Místicos como El Padre Pio , padre Stefano Gobby , Martha Robin , Ana Catalina De Emmerick y a no pocos criollos nuestros como El Dr Rafael Arango, Agustín del Divino Corazón , Emilita y otros, nos insisten y es que la evidencia de los signos dichos confrontados con lo que estamos viviendo : guerras,cambios climáticos, crisis económica y moral,plagas y enfermedades mas la profunda crisis en nuestra Iglesia son palpables.

Tenemos un Santo papa fuerte, sabio, Tenaz , luchador de la fe y la tradición Católica, y muy Espiritual que ante los embates sale airoso , pero debemos apoyarlo y Orar decididamente.

Colombia vive un avivamiento de Fe Catolica muchos jovenes estan conociendo ,creyendo y queriendo a Dios y tienen especial afinidad con Mamá Maria Ella nos sacará adelante no la soltemos de la mano.

Como este articulo del P.Castellani es grande se repartira en varias entregas

Jesus Y maria Nos Guarden


J. AHUMADA


Propiedades del cuerpo glorificado.
Epístola a los Hebreos: todo el capítulo I es una afirmación de San Pablo de que Cristo es verdadero Dios. Romanos (9) "Los romanos tropezaron en Jesús, que se les volvió piedra de tropiezo, siendo así que era verdadero Dios". Estas serían las pruebas de la Escritura sobre la divinidad de Cristo.
Después viene la prueba de la Tradición. Todos los Padres de la Iglesia afirman la divinidad de Cristo. Los que valen más son los Padres antenicenos, porque después del Concilio de Nicea, que había definido la divinidad de Cristo no tenía gracia afirmarlo, porque debían sostener lo que el Concilio había dicho. Por ejemplo, San Ignacio Obispo y mártir, el Pastor Hermas, y en todos los demás documentos antiquísimos de la cristiandad de los siglos I y II, está sostenida la divinidad de Cristo sin ninguna duda y con enorme unanimidad.
Las objeciones que se pueden decir a estas tesis serían éstas: En Marcos (Cap. 1018) Cristo dice; "Nadie es bueno sino Dios". Un joven le dijo: "Maestro bueno; ¿que tengo que hacer para salvarme?" y El le contestó: "¿Por qué me llamas bueno? Nadie hay bueno sino Dios". De manera que parecería que ha negado que El era Dios. Si no, estaba bien lo que le había dicho el joven. Pero El lo hizo para corregir a uno que estaba equivocado, que lo tenía como un hombre bueno y para llevarlo a la verdad le dijo: "Nadie es bueno sino Dios". Es decir, "Yo soy bueno en cuanto soy Dios", pero el otro no creía todavía que El era Dios. En Juan (cap. 10) "En vuestra Ley tenéis —les dijo a los judíos— que sois dioses, entonces, por qué decís que Yo blasfemo porque digo que soy Hijo de Dios?'. Los judíos le achacaban esa palabra de "hijo de Dios" y entonces El esquivó el reproche y les dijo: "Acaso vosotros no os hacéis llamar en la Ley hijos de Dios?". Pero El no negó que fuera Hijo de Dios de una manera enteramente diferente a lo que somos nosotros.
Otra objeción la veremos en la tesis tercera. Es la siguiente: Cómo, de dos cosas completas pudo haberse hecho una. Muchísimos herejes tropezaron allí. Negaban que pudiera ser que dos cosas perfectas formasen una cosa en sí. Porque hay un principio escolástico que proviene de Aristóteles que dice: Que de dos cosas completas no se puede hacer una cosa en sí. Y es claro, eso salta a la vista. Una de las dos cosas tiene que perder algo para unirse a la otra. Se pueden yuxtaponer pero de ningún modo unir.
Esta objeción dio muchísimo que hacer. Los herejes decían, entonces, que no podía ser que la naturaleza humana de Cristo estuviera completa. Que ésta no había perdido nada, pero que la humana sí. Unos decían que había perdido el alma. Que Cristo tenía cuerpo pero no alma. Que su cuerpo era la apariencia en la cual andaba Dios metido. Una apariencia, porque un cuerpo sin alma no es un hombre. Incluso los teólogos en nuestros días —por ejemplo Suárez, se preguntan ¿Qué perdió la humanidad de Cristo para poder unirse a la divinidad en forma sustancial?; consustancial, como dijo San Atanasio, inventando esta palabra contra los arrianos.
También decían en griego que Cristo se unió hipostáticamente al Verbo. Hipóstasis significa "sustancia".
Es difícil encontrar qué es lo que perdió la humanidad de Cristo, si es que perdió algo, para unirse al Verbo, siendo que Cristo no se hizo hombre perdiendo algo como tal, sino manteniendo la humanidad completa. Y el Verbo no puede perder nada. De manera que ¿cómo se unieron esas dos cosas completas "per se", no accidentalmente, sino sustancialmente? Es una objeción difícil a la unión hipostática, que solventaremos en la tesis tercera.



CRISTO ES VERDADERO DIOS SEGUNDA PARTE
En esta clase voy a completar la anterior porque dejé dos cosas por decir: una es la tradición a favor de la divinidad de Cristo; es decir, yo nombré a unos cuantos de los Santos Padres; todos los Santos Padres han escrito sobre la divinidad de Cristo. Cómo no van a hablar si es el dogma central del cristianismo. También enumeré los adversarios de aquel tiempo: Arrio y Nestorio, pero no estamos en esos tiempos sino en los de Bernard Shaw, Renán y Albert Schwaitzer, que son los que vamos a encontrar en la vida, como yo los he encontrado. Estos modernos no hacen más que repetir las herejías antiguas, no dicen nada nuevo porque no puede decirse nada nuevo.
Los herejes fueron tantos que ni siquiera los historiadores conocen a todos.
En seguida que once rústicos pescadores se desparramaron por el mundo a decir lo mismo que estamos diciendo acá: Jesucristo es verdadero Dios, comenzaron a surgir las herejías, no tenían otra novedad para el mundo, contaban lo que habían visto. Entonces, como un incendio hubo en el mundo porque la gente no creía lo mismo que ellos, que era un misterio dificilísimo de creer, con predicadores a granel, se había extendido muchísimo y todo el Imperio Romano, que en ese entonces era todo el mundo conocido o por lo menos civilizado, había escuchado la palabra de algún Apóstol y se habían hecho muchísimos cristianos, de tal manera que Tertuliano decía: "Somos de ayer y ya llenamos el mundo". San Pablo dice a los romanos: "Nuestra fe ha sido anunciada al universo mundo". Para ellos, todo el mundo era el Imperio Romano, comprendiendo la España y la Inglaterra, hasta donde habían llegado también los Apóstoles.
De la prueba por la Escritura ya he leído varios textos. Los principales son: el texto de San Pablo y el prólogo de San Juan, donde tres veces dice que Cristo es el Hijo de Dios Encarnado.
Y San Pablo dice: "El cual siendo de condición divina no estimó ser fraude decir que era igual a Dios". Se anonadó a Sí mismo, tomando la condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres, apareciendo en su porte como hombre se humilló a Sí mismo. San Pablo dice que Jesucristo "se vació". Utilizó la palabra "kenosis" que ahora utilizan los teólogos; "vació la divinidad".
Porque como les dije en la otra clase no aparece el poder de Dios en Jesucristo, aparecen las propiedades de un taumaturgo, que habían aparecido antes en Elias y después en San Pedro y otros. Hubo varios taumaturgos que tuvieron el poder de hacer milagros. Pero el poder de Dios no lo mostró, la divinidad de Dios se esconde, dice San Ignacio de Loyola en los Ejercicios.
Y San Pablo dice más: que se vació de la divinidad, siendo hijo de Dios, que creyeran en las obras que El hacía, realizando milagros, pero no mostró el poder de Dios mientras fue hombre. Hasta después de su muerte no apareció el poder de Dios. Después de muerto, sí, en la Resurrección.
Todos los Santos Padres atestiguan la divinidad de Cristo.
Los santos que ha habido en los veinte siglos de la Cristiandad, que son innumerables, también lo atestiguan. Y todos nosotros lo atestiguamos; cerca de 1.200 millones de hombres, porque el que cree atestigua a Cristo; El que cree en la divinidad de Cristo atestigua de ello.
Fíjense que El dijo que era lo principal que tenía que hacer el hombre sobre la tierra: reconocerlo a El. "El que me reconozca delante de los hombres Yo lo reconoceré delante del Padre Celestial".
Es decir que la salvación del hombre está ligada a que reconozca a Cristo como Hijo de Dios. Aquella cifra es contando a los protestantes, los católicos solos somos 900 millones. Pero no hay que fiarse mucho de los números, porque sabemos que esos 900 millones de hombres llegará un día en que serán solamente un puñado de hombres, porque cuando vuelva el Hijo del Hombre ¿Creéis que encontrará fe sobre la tierra?", porque fe habrá, aunque sean pocos y perseguidos, en los últimos tiempos.
Pero la fe en este sentido, significa la fe organizada, es decir, la Iglesia. La Iglesia —dice el teólogo Domingo Sotó— "será quitada del medio". Ese tiempo no se si está cerca o lejos.
El más interesante testigo de la tradición fue San Ignacio, Obispo de Antioquía y Mártir, que lo llevaron desde Antioquía, a Roma en un viaje a pie durante muchísimos días, parándose en las principales ciudades del camino y ahí lo llevaban diez leopardos —dice él en una carta— es decir, atado a las muñecas de un soldado romano diferente cada día, como hacen hoy día con los presos.
Lo martirizó el "pío" Emperador Trajano, que dirigió la tercera persecución a los cristianos. "Aquí nació aquel rayo de la guerra, gran padre de la patria, honor de España, pío felice triunfador Trajano. Ante quien muda se postró la tierra que ve del sol la cuna y la que baña el mar también vencido lusitano . . .", etc. El poeta es un adulador, le llama pío a Trajano que fue uno de los emperadores más crueles que ha habido. Después de Nerón, creo que ha sido el emperador romano más cruel.
La tercera persecución fue terrible. Cuando subió a Emperador, cuando se recibió de Emperador como diríamos nosotros; ellos decían cuando lo levantaron sobre sus escudos los legionarios. . . Porque los legionarios, en aquel tiempo, eran los que hacían los emperadores, no los caudillejos políticos como entre nosotros. Los votos no eran, eran las armas las que elegían los emperadores; era un imperio militar y no civil.
El "pío" Trajano, cuando se recibió de emperador, hizo matar diez mil cristianos traídos de Dalmacia; limpió la Dalmacia de cristianos.
En los dientes de once mil fieras que hizo traer de los confines del Imperio: tigres, leones, osos, hienas, lobos. Hoy día no se podría hacer eso de traer en jaulas once mil fieras; no lo podría hacer ni Onassis pues supone un gasto enorme, lo que da idea del tremendo poderío del Imperio Romano en ese tiempo. Ya habían comenzado el "pan y circo". Eso había que darle al pueblo y él les dió el circo y el espectáculo principal era el de ver a cristianos destrozados por las fieras.
Ignacio de Antioquía fue uno de los mártires a quien martirizaron a principios del siglo II (año 106). Predicó —era muy viejo cuando lo mataron— durante el siglo I en Antioquía. En el camino iban parando los soldados para hacer noche en las ciudades principales y se amontonaban los cristianos para verlo porque tenía gran fama, a pedirle la bendición, que les dijese algo, que les curase los enfermos. Escribió siete cartas maravillosas. Leeré un trozo de la carta II a los magnesios:
"Por consiguiente, del modo como el Señor nada hizo sin contar con su Padre, hecho como estaba una cosa con El, nada ni por Sí mismo ni por sus Apóstoles, así tampoco vosotros nada haréis sin contar con vuestro Obispo y los Ancianos (o sea los presbíteros). Corred todos a uno como a un solo templo de Dios, como a un solo altar, como a un solo Jesucristo, que procede de un solo Padre." En todas las cartas da testimonio de la divinidad de Jesucristo. En la más larga (cuarta a los romanos) dice: "Digo a todas las Iglesias que yo estoy pronto a morir por Dios de buena gana. . ., yo os lo suplico, no muestren para conmigo una benevolencia malquista.
Permitidme ser pasto de las fieras para alcanzar a Dios. Trigo soy de Dios y en los dientes de los leones he de ser molido a fin de ser presentado como limpio pan a Jesucristo". "Halagad más bien a las fieras para que sean sepulcro mío y no dejen ni rastros de mi cuerpo; con lo cual, después de mi muerte, no seré molesto a nadie. Desde Siria a Roma yo vengo luchando con las fieras atado a diez leopardos; hago votos para que los leones del anfiteatro sean veloces conmigo. Yo mismo los azuzaré. (No es lícito azuzarlos, pero es una manera de decir el ansia que tenía de martirio).
Y no como a algunos que no osaron tocar".
A algunos cristianos no los mataron las fieras. Continuaba: "Que ninguno se me oponga por envidia a que yo alcance a Jesucristo. Fuego y cruz, manada de fieras, quebrantamiento de mis huesos, descoyuntamiento de mis miembros, trituración de todo el cuerpo, tormentos atroces del diablo, vengan todos sobre mí a condición de que yo alcance a Jesucristo".
Como ven, está enloquecido de amor a Jesucristo al igual que su tocayo del siglo XVI, San Ignacio de Loyola, que fue muy devoto de San Ignacio Mártir. Así prosigue toda la carta que escribió a los romanos desde Esmirna. . .
En nuestros tiempos el desconocimiento de la divinidad de Cristo se ha hecho la atmósfera misma.
El gran inglés Belloc escribió un libro eximio "Las grandes herejías", del cual les diré unas palabras.
La primera herejía, el arrianismo, es un trabajo histórico maravilloso, el mejor que yo conozco. Empieza a indicar el origen de todo este enjambre de herejías que comenzaron ni bien los Apóstoles empezaron a predicar. Dice Belloc con razón que esto se debe a la tendencia de la razón humana a racionalizar todo, porque esa es la misión del intelecto del hombre, entender las cosas, descifrar los misterios. Sin embargo, desde que nacemos hasta que morimos estamos rodeados de misterios, Misterios naturales o sobrenaturales, estamos rodeados de ellos, porque el entendimiento del hombre no quiere ser limitado, sino que quiere ser como Dios, porque es una semejanza de Dios el intelecto del hombre.
De manera que fácilmente es presa de la soberbia y quiere ser como Dios, que fue lo que hicieron los primeros intelectos que existieron, los diablos. Los herejes no quieren resignarse a creer una cosa que no pueden entender. De manera que buscan explicaciones para rebajar a Jesucristo a la categoría de simple hombre.
Hay dos grandes clases de herejías cristológicas: unos dicen que Cristo no fue Dios pero fue un hombre grandísimo, más que un hombre. Arrio dijo que fue una especie de ángel, la primera criatura que Dios hizo, pero no Dios.
Otros, en cambio, dicen que fue un mal hombre, un gran impostor. Esa es la idea que tienen los judíos hasta hoy, los judíos impíos, porque hay algunos que son nada, son indiferentes; y hay otros muchos que se convierten en estos tiempos. Y se han de convertir, no todos, pero gran parte de ellos algún día, dice San Pablo. No sabemos cuándo. De los tres herejes que nombré, no son herejes puros, sino heresiarcas, jefes de herejías.
Uno dijo que Jesucristo era una gran cosa (Renán); casi tuvo la misma idea de El que Arrio. Otro dijo que era un loco (Bernard Shaw).
Schwaitzer dijo algo peor, todavía; que no había existido. Es decir que lo suprimió del todo.
Teilhard de Chardin no es un heresiarca, es apenas un herejito. Por eso no lo nombré con todos estos. Hay un francés, un inglés y un alemán. España no ha tenido heresiarcas.
Ha habido muchos herejes, porque estos vinieron de afuera, dice Menéndez y Pelayo en la enorme obra "Historia de los heterodoxos españoles". Cita un versículo de San Juan que dice: "Estaban entre nosotros, pero no eran de nosotros". El único fue Prisciliano, que no paró en España sino que se escapó a Francia y fue decapitado por el rey Máximo Augusto.
Ernesto Renán no fue apóstata del sacerdocio como creen algunos sino de la fe, porque lo iban a ordenar diácono o lo habían ordenado ya y entonces salió del Seminario de Sari Sulpicio, se puso a enseñar y renegó de la fe. Fue escritor de libros y más tarde profesor del Colegio de Francia y miembro de la Academia Francesa. Fue muy halagado por sus coetáneos, como dijo en su libro [Recuerdos de mi infancia y mi juventud". El otro que tengo es "El Anticristo", pero desgraciadamente traducido al inglés, porque lo que realmente tiene de encantador Renán es su estilo francés.
No tiene ciencia teológica. Escribió una pentalogía, cinco libros.: "Historia de los orígenes del cristianismo"; el cuarto libro es del Anticristo y el quinto es "La vida de Jesucristo", un libro malísimo, de los malos que ha habido. Algunos dicen que hizo tantos incrédulos como letras tiene. Es exagerado.
Lo mismo se ha dicho de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, que hizo tantos cristianos como letras tiene. Pero "La Vida de Jesucristo" de Renán, ha hecho muchísimos incrédulos.
Sobre todo entre los bobos de esta América Latina que no es latina porque ni saben latín; es la América criolla. Cuando yo estaba en París en la agencia de La Nación (diario) que está en la Plaza de la Estrella, me encontraba con muchos argentinos que venían a leer La Nación. Me encontré con un gran jurista argentino, magistrado, que dijo que él se había convertido a la fe leyendo "La vida de Jesucristo" de Renán. Yo le dije, inspirado por el Ángel de la Guarda: "Entonces, ahora es mucho más ateo que antes".
El gran Claudel lo comparó a Judas, porque él quiere matar a Jesucristo con caricias:
"Il n'est pas le Christ, Il n'est pas le Fils de l´homme, Il n'est pas Dieu / Son Evangile est menteur et son Pére n'est pas aux Cieux / C'est un fou, c'est un imposteur / Qu ´il parle, qu' il se taise / Le valet de Caifas le soufléte et Renán le baise . . .".
Es lo que dicen hoy. Es un loco, es un impostor qué habla, que se calle. El sirviente de Caifas lo abofetea y Renán lo besa. Para Renán, Jesús fue una gran cosa. El más grande moralista del mundo, un gran poeta y la esperanza más grande que ha pasado sobre la tierra.
Y no ha pasado en realidad, sigue vigente la esperanza en Cristo. Le da todos los atributos de la divinidad para quitarle divinidad, como hizo Arrio.
"La vida de Jesús" fue parada en seco por la aparición de otra vida de Cristo, ortodoxa y mejor escrita (por lo menos igualmente bien escrita) que es "La vida de Cristo" de Giovanni Papini. Ahora, yo no creo que queden ni tres ejemplares en la Argentina del libro de Renán. Dicen que hubo muchos antes. Fui a la Biblioteca Nacional y a la Alianza Francesa y no están los libros principales de Renán.
La última posición apostática de Renán está en una novela llamada "Patrice", que dejó inacabada al morir y dice lo siguiente: él se reprocha haber sido cristiano y como tal haber despreciado a Apolo, Diana, Minerva y Venus, es decir, a la naturaleza sana y tranquila. "Yo le anteponía la magra imagen de un Dios estirado por cuatro clavos; esto es enfermizo; esto es la ascética cristiana, las ideas que nos han perdido. Al contrario, el paganismo antiguo era lo verdadero, lo limpio, lo natural. El cristianismo ha invertido completamente la naturaleza con su sobre naturalismo predicando sin cesar la renuncia, la lucha contra la naturaleza. Todas las ideas desviadas que hay en el campo moral provienen del cristianismo; la Grecia, con su pacto con la naturaleza, había captado la perfecta medida".
La última posición de Renán es odiar al cristianismo. No pertenece a los herejes pasivos, sino a los activos, que odian al cristianismo y lo combaten.
Bernard Shaw fue un gran dramaturgo comediógrafo. Fue también un gran bufón. El bufón irlandés de Inglaterra, a quien arañó cariñosamente durante 80 años. Y la que lo pagó llenándolo de gloria y haciéndolo muy rico. Fue amigo de Chesterton, el cual escribió un libro sobre Bernard Shaw, hasta que comenzó a blasfemar y lo dejó. Shaw parece que critica los defectos de los ingleses.
Todas sus comedias parecen ser caricaturas de ingleses ridículos. En el fondo halagaba a los ingleses, porque criticaba los defectos pequeños y sacaba a luz las cualidades grandes de Inglaterra. De manera que por eso lo han querido muchísimo los ingleses a pesar que parece que se burla de ellos. Es un bufón, como dijo el judío André Suárez en un estudio que tiene sobre Bernard Shaw, buenísimo. . . Es gracioso y tiene un talento y una técnica teatral inmensa, pero no es serio, en el fondo no sabe nada o sabe poco.
Yo voy a leer acá lo que escribí en 1956 a Monseñor Tavella. En un viaje que hice de Salta a Buenos Aires leí el drama que hizo Bernard Shaw contra el cristianismo, que fue cuando Chesterton se mandó a mudar. Se llama "Andrócles y el león". Es una bufonada en que se burla de lo más sagrado que tiene el cristianismo, que es el martirio. Y hace un larguísimo prólogo, como acostumbra en todos sus dramas, y ese prólogo, en la edición que yo leí, tiene 138 páginas nada menos y se desata contra Jesucristo en una forma tremenda.
Le escribí a Monseñor Travella: "Bernard Shaw anuncia que se va a poner él mismo a estudiar a Jesucristo. Hay que leer por lo menos dos veces el singular estudio tragando los crasos errores de hecho, para sacar en limpio el resultado que es el siguiente:
1°—Jesús fue sincero y no fue un impostor.
2°— Fue un loco en cuanto pretendió ser Dios.
3°— Dejó, sin embargo, una doctrina extraordinaria; fue el primer economista político del mundo (Sarmiento dijo lo contrario, dijo que Jesucristo no sabía economía política).
4°— Sin embargo esa doctrina ha sido inútil hasta que él, Bernard Shaw, la completó, "Jesucristo dijo lo que había que hacer, pero no conocía el medio de hacerlo".
5°— Ese medio es Shaw, el socialismo fabiano como lo entendía él.
6°— Los cuatro Evangelios mienten cuando relatan milagros y, sobre todo, cuando narran la Resurrección.
Por último: los Evangelios son creíbles cuando relatan otras cosas, aunque no deben creerse sino como las interpreta B. Shaw. (El resultado del estudio no es muy original pero no puede negarse que es pintoresco).
Esto está en el largo prólogo del drama "Andrócles y el león" llamado "Perspectivas del Cristianismo". Shaw escribió este delirio inconmensurable después que Chesterton su lisonjero "Bernard Shaw". Yo no sé si el crítico de Shaw, Suárez, se convirtió o no. Hay dos grandes escritores franceses que son judíos españoles y que se llaman Suárez. Uno Jorge y el otro Andrés.
El gran bufón escribió este enorme libro para dejar constancia de que fue un necio badulaque de una crasa ignorancia y de una presunción inaudita. Pero Dios permitió o dispuso que saliera esto como castigo de su soberbia. Uno lee el libro ese y le tiene lástima a Shaw de lo ignorante que es en lo que pretende escribir.
El otro gran hereje de nuestros tiempos y que sí está en la Biblioteca Nacional, en ediciones de Paidós, es Albert Schwaitzer, que tiene un nombre impronunciable para nosotros.
De manera que yo le voy a decir "el suizo", simplemente, porque eso quiere decir su apellido. Schwaitzer es el más extremoso de los heresiarcas, Renán se había contentado de hacer de Cristo un ángel, pero no Dios. Shaw dijo que estaba loco, pero que era un loco con talento. "El suizo" dijo que no existió o que por lo menos no sabemos si existió.
Fue un pastor protestante que llegó a Jefe de la Iglesia Luterana Alemana, de la cual lo echaron por impío. Había empezado a escribir libros de la escuela llamada esjatológica. Es una escuela protestante, que defiende que Cristo fue un campesino muy talentoso e iluso, que creyó que el fin del mundo venía ya y que en el fin del mundo lo iban a adorar a él como Dios. Y cuando vió que no venía el fin del mundo y que lo agarraban y lo clavaban en una cruz por andar predicando, entonces pronunció desde la cruz las palabras del gran desengaño diciendo "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"
Cuando empezó la guerra del 14, El Suizo huyó a Lambarené, que es una región del África Ecuatorial Francesa. No hay que confundirle con el dulce Lambaré. . . Se escapó de la guerra, pues si no lo hubieran reclutado los alemanes de los cuales era la Alsacia entonces.
Después salió de ahí y estuvo paseando por Europa juntando plata para su hospital y dando conciertos de violín y de órgano porque era muy buen músico; era un gran intérprete de la música de Bach, sobre el cual escribió un libro muy importante. En Norteamérica parece que sacó muchísimo dinero, pero él ya había escrito los libros impíos por los cuales lo habían echado de la Iglesia Luterana.
Los libros eran de la escuela esjatológica cuyos fundadores fueron Wrede y Weilhausen. Dice que todos los Evangelios son mentirosos menos el de San Marcos, quien dice la verdad pero no cuando narra milagros.
Esta es la doctrina de lo que también se llama la "alta crítica alemana". Recusan los Evangelios y hacen todo lo que pueden para probar que hay contradicciones, que hay cosas que no pueden ser. Pero respetan el de Marcos, por lo cual sabemos que ellos creían que Cristo había existido. Cuando fundó ese hospital, puso a su esposa como directora y a algún médico como subdirector, pero él no vendó un enfermo en su vida, según yo creo, porque no hacía más que ir por todas partes buscando dinero y mandarlo, aunque no todo. Visitó ocho veces su hospital y la tercera vez fue para librarse de la segunda guerra mundial.
En la séptima visita estuvo siete meses en el hospital pero no para curar los enfermos –
sino para estudiar la lepra. Todo el mundo se entusiasmó, especialmente los incrédulos y lo proclamaron "el ateo santo" o "el santo ateo", porque había fundado un hospital.
Lo comparan con el Padre Damián, el Apóstol de los leprosos, que fue a curar a sus enfermos a la Polinesia y murió víctima de la lepra. Pero éste no. No se asomaba a curar a los leprosos. Esto lo hacía la mujer, hasta que ésta se cansó y se volvió a Alemania. Este hospital ya no existe más, porque cuando la mujer de Schwaitzer lo dejó, él no lo continuó. Por eso le hicieron una propaganda tremenda que ahora se está acabando. Al lado de mi casa, a menos de media cuadra, hay una clínica que se llama Sanatorio Schwaitzer, que cada vez que paso por delante tengo ganas de agarrar una tiza y escribirle "Fulmine". Hay una obra de un amigo de él que se llama Feschotte, francés. La última obra de él y la más conocida se llama "Aportaciones al enigma histórico de Cristo".
Y es allí donde pierde la fe hasta en el Evangelio de San Marcos.
Antes había dicho que en San Marcos se podía creer, pero ahí dice que es algo falso también San Marcos. De manera que no tenemos ningún documento de la vida de Cristo, que no sabemos ni siquiera si existió. Pero tenemos que hacerla existir nosotros en nuestro corazón, practicando la moral de un hombre que no existió. Y cuando hayamos practicado esa moral la experiencia hará nacer a Cristo en nuestro corazón. Así termina la obra. Escribió muchas otras obras, entre ellas una sobre una religión que quiso él fundar: "La reverencia a la Vida". En ella dice que hay que empezar por amar a los animales y por ahí, amando a los animales, subir lentamente hasta llegar al amor de Dios. De manera que hay que empezar por el gato.
En 1948, después de su octava visita a Lambarené su fama se hizo inmensa. Sus libros se tradujeron en veinte lenguas. Le dieron el premio Nóbel y algunos premios más. Sus discípulos, desde EE.UU., le mandaron muchísimo dinero. La reina Isabel de Bélgica fue a visitarlo a Grünbach. Lo nombraron miembro de la Academia Francesa, etc., etc. Su panegirista lo llama en forma desaforada nada menos que "doctor, colonizador y apóstol". Es un hombre de gran poder, dice él, un soberano. Dice también que fue un santo y su mensaje fue más grande que el de Jesús.
Lo dicen en "La reverencia a la Vida", aunque sea la vida de un gato. Su fama de "santo ateo" se vino abajo cuando a un francés, Jean Madirán, se le ocurrió investigar su vida. Fue dos veces emboscado, en las dos guerras se emboscó. Los franceses creen que eso es un delito tremendo. Abominaban en la guerra de los que llamaban emboscados. Pero se olvidan que un gran santo de origen francés, se emboscó también: El cura de Ars.
El se escondió de los enroladores de Napoleón que estaban recorriendo Francia enrolando jóvenes por la fuerza, para mandarlos a Rusia a morirse de frío, porque en la quinta leva que hizo Napoleón ya no quedaba casi gente joven. El cura de Ars, que en ese entonces no era cura, ni seminarista, ni nada, se escondió en un granero, y yo hubiera hecho lo mismo. Hizo bien, aunque sea un "embusqué".
Volviendo a Schwaitzer, lo único que hizo fue fundar un hospital con plata ajena y fue un hombre avariento y orgulloso. Según él, el Evangelio de San Marcos fue el primero y nosotros lo tenemos por el segundo. Pero como ya dije, terminó negando la veracidad de este Evangelio también.
Los romanos le habían pedido a San Marcos que escribiera en griego lo que decía San Pedro en las misas. Iba contando el Evangelio, lo que él había visto y entonces San Marcos lo escribió en griego y después lo tradujeron al latín. A San Pedro no le gustó mucho que lo escribiera, pero no lo aprobó ni reprobó.




CRISTO ES VERDADERO HOMBRE
En la clase pasada dije que Renán había escrito una pentalogía en realidad una heptalogía: son siete obras, siete tomos.
Yo encontré en la Historia de la Literatura Francesa de Tribaudet un capitulo entero sobre Renán y allí nombré cinco obras componentes de la principal obra de Renán. Pero después, una amable señora me mandó las obras de Renán traducidas al castellano y editadas acá en la Argentina por una Editorial Anauta hace unos 40 años. Un libro todo amarillo ya.
Era la época del auge, de la fama de Renán acá. Después se apagó, como les dije el otro día. Entonces, hay dos obras más que yo no sabía y que las voy a leer poco a poco, cuando tenga tiempo. Empecé a leer la vida de Jesús. Es la historia de la persecución de Nerón en los primeros tiempos del cristianismo. La Vida de Jesús la leí durante mis estudios pero no entera porque llegó un momento en que me di cuenta qué era la Vida de Jesús de Renán.
Era una novela histórica, con los datos del Evangelio que él escogió, porque lo que no le convenía él no lo tomaba; y una gran imaginación é información de todo. De literatura antigua, de geografía de la Palestina, de todo. E hizo una novela histórica que se tiene en pie firmemente; de manera que es muy fácil que un hombre que no tenga versación en estas materias (de la exégesis del Evangelio) o bien no tenga mucha fe y lee eso, quede atrapado.
Hay que leer esto como obra de astucia, de insidia. Y ahora lo he vuelto a leer y veo que no me equivoqué. Es una novela histórica como la de "Doña Blanca de Navarra" de Navarro Villoslada, que tiene poquísimos datos acerca de la historia de Blanca de Navarra y hace sin embargo una novela en que uno la ve en vida a la desdichada princesa. Pero no era historia. Y así hay muchas novelas históricas que con pocos o muchos datos históricos del protagonista hacen obras que tienen una fuerza grandísima de persuasión porque parecen vivos los personajes.
Hemos visto la mitad del enjambre de herejías cristológicas que empiezan casi inmediatamente después de la muerte de Cristo, con los Ebionitas que eran judíos, y cuyo nombre significa "pobres", quienes negaban la divinidad de Cristo. Estos Ebionitas llegan —sin proponérselo— a un resultado excelente porque logran que —para combatirlos— San Juan escribiera su Evangelio que es el mejor de todos, tendiendo todo él a mostrar que Cristo era Dios.
Después de las herejías cristológicas que ya hemos visto, vienen las herejías trinitarias, puesto que la afirmación de que Cristo era Dios trae la pregunta: Bueno, ¿entonces Dios bajo del cielo y se hizo hombre? Resulta que una de estas corrientes heréticas que se llamó de los Petripasíanos afirmaba que quien murió en la cruz fue el mismo Padre. Que el mismo Dios que se llamaba Padre bajó y se llamó Hijo, padeciendo en la cruz en la figura de Simón Cireneo.
Las cosas más extrañas inventaron estos herejes. Hubo tantas herejías que ni los historiadores de la Iglesia las saben todas. No quedaron escritos de los herejes, salvo una que otra obra. Conocemos lo que decían por los escritos de los Santos Padres y por las refutaciones que en ellos les hacían.
De las herejías cristológicas, la mitad niega que haya sido verdadero Dios y la otra mitad niega que haya sido hombre. Existieron herejes que negaron la humanidad de Cristo. Unos decían que había tenido un cuerpo fantástico, ficticio, solo aparente. Se llamaron "doquetas" que significa aparentadores y había otros que se llamaban "apolinaristas" porque Apolinar, un obispo de Calcedonia, decía que Cristo no había tenido alma y que Dios, para unir al Verbo de Dios con el cuerpo de Cristo le quitó el alma y la sustituyó.
Esas son las dos maneras como negaban la humanidad de Cristo. Yo les dije en la primera clase que la razón humana no quiere aceptar cosas que no entiende, que le repugnan a su entendimiento, a su razonamiento.
Solamente la fe puede superar, vencer esa repulsión. Y en los primeros siglos que se hicieron cristianos a montones, sin mayor formación, cayeron fácilmente en la herejía, suprimiendo uno de los dos términos de la naturaleza de Cristo: o la divina o la humana y con esto suprimían el misterio. Porque que lo infinito se haya unido a lo finito esto ya es difícil de creer, aunque no es contradictorio. Pero decir en abstracto que lo infinito se hizo lo finito, no puede ser, es contradictorio. Lo infinito y lo finito son contradictorios entre sí. Los cristianos dicen que Dios se hizo hombre y eso no quiere decir que lo infinito se haya reducido a un hombre, se haya achicado, por decir así, sino que la Divinidad, sin ningún perjuicio ni menoscabo asumió a un hombre, a Jesús de Nazareth y la unió a la Divinidad, porque Dios puede todo; para Dios no hay nada imposible y eso no es imposible.
De manera que los "doquetas" se llamaron también "fantasistas" porque decían que el cuerpo de Cristo era fantástico o fantasmal. Los "apolinaristas" que siguieron a Apolinar, no se redujeron a la obediencia de la Iglesia, aunque éste sí se retractó. Aquellos siguieron diciendo que Cristo no tenía alma.
Apolinar el joven, escribió varios libros que se han perdido y juntó muchos prosélitos. Fue condenada su doctrina en el Concilio de Calcedonia (año 451) y en otros muchos concilios y él, repito, se sometió. La negación del alma de Cristo era muy tentadora porque resuelve enseguida la dificultad de la unión. No era un hombre, era un cuerpo humano. La dificultad mayor viene ahora y esta dificultad ha ocupado a los teólogos hasta nuestros días.
Los que negaron el cuerpo de Cristo se pueden dividir en tres herejías: los gnósticos, los doquetas y los maniqueos, que algunos estiman que son una misma, pero en rigor no lo son.
Los gnósticos tienen una cantidad de herejías bajo un solo nombre provenientes del paganismo, algunas de las cuales negaban la realidad del cuerpo de Cristo. Los "doquetas" negaban la humanidad y los "maniqueos" daban las razones por las cuales consideraban que había que negar esa humanidad. Fueron la causa, la raíz de esta negación y la causa era que creían que el cuerpo humano era malo. Por lo tanto Cristo no podía tener cuerpo humano.
La maniquea es una herejía sumamente curiosa que pone dos principios creadores de todo; uno bueno y otro malo. Viene de la Persia, donde creían en el dios del mal y el dios del bien. Un persa, Manes, hijo de reyes, entró en el cristianismo e introdujo esa idea del doble principio. Ellos constataban el mal en la tierra y no podían aceptar que ese mal viniera de Dios.
Ello resuelve el problema del mal en el mundo; aceptamos el mal pero no se lo atribuimos a Dios. Esta es la dificultad que pretenden superar. Piensan, pues, los maniqueos, que toda la parte visible del universo la creó el diablo y toda la parte invisible, o sea las almas, las creó Dios (y también los ángeles). Por eso en el Credo de Nicea, para combatirlo, se pone al referirse a Dios: "creador de todo lo visible e invisible".
Los doquetas tienen muchas variaciones, muchas escuelas diferentes, porque seguían el capricho de su imaginación, de manera que Basílides decía que Cristo no padeció; que el que fue azotado, coronado de espinas, crucificado fue Simón Cireneo con el aspecto de Cristo. Así como los patripasianos decían que el que sufrió y murió en la cruz fue el Padre Celestial, con el aspecto de Cristo.
La maniquea es una herejía singular porque ha llegado hasta nuestros días, como dando saltos en la Historia de la Iglesia. Primero, los maniqueos pelearon mucho tiempo, a –
los cuales perteneció San Agustín, quien después de convertido escribió nada menos que siete obras dedicadas a refutar a los maniqueos.
La más importante es "Contra Pautam maniqueum", que fue jefe en Roma cuando él era joven; un hombre de grandísima elocuencia que había propagado el maniqueísmo en Roma. Después saltamos a los albigenses en la Edad Media, que fueron exterminados por el Rey de Francia. Eran maniqueos también. Eran biprincipiantes. Y después esta herejía (la maniquea) saltó al calvinismo.
Calvino fue maniqueo de una manera especial. No dijo que existiera un dios del mal, pero puso el mal en la esencia del Dios cristiano, de manera que en el fondo incurría en el maniqueísmo porque dijo que Dios crea a algunos hombres con el fin de que se condenen y a otros con el fin de que se salven. Llaman a esto "la predestinación".
Y los que deben condenarse no tienen nada que hacer, es decir, pueden hacer lo que quieran, que de todos modos se condenarán. Están condenados antes de ser creados, de tal manera que esto es poner el mal en Dios. Esa doctrina es tremenda. Fue la que adoptaron los puritanos, los cuáqueros.
Una expedición de puritanos fue a Norteamérica y todavía hay muchos puritanos en Norteamérica, quizás más que en Inglaterra. Ahora bien esta herejía después saltó a los jansenistas. Y de éstos saltó a muchos escritores modernos, que los llaman pesimistas.
Creen más en el poder del diablo que en el poder de Dios. Hay un maniqueísmo más atenuado que el persa (que decía que hay un dios bueno que crea las cosas buenas y un dios malo que crea las malas) que dice que el mal es sustancial en la Creación. Hay otros más atenuados aún, que podrían llamarse semimaniqueístas, que simplemente dan demasiado valor a las cosas del mal en el mundo. De éstos hay una cantidad enorme, por ejemplo, muchísimos escritores ingleses.
Para los puritanos
􀂾 la materia es mala,
􀂾 el cuerpo del hombre es malo,
􀂾 el matrimonio es malo,
􀂾 el vino es malo,
􀂾 las diversiones son malas,
􀂾 la alegría es mala,
􀂾 la belleza es mala,
􀂾 las bellas artes son malas,
􀂾 la autoridad y el estado es malo.
􀂾 Incluso el viento es malo,
􀂾 el lenguaje humano es malo, pero como es una especie de aliento del alma en parte es bueno y en parte es malo.
Los dos grandes apologistas ingleses, Chesterton y Belloc, se pasaron la vida combatiendo la idea pesimista.
En Inglaterra hay tres grandes novelistas pesimistas: Thomas Hardy, Galworsty y Beresford que fue un novelista estupendo. Es al mismo tiempo que maniqueo o pesimista, modernista —que es otra herejía moderna—. En Francia se han anotado como semimaniqueos tres novelistas católicos; Bemanós, Mauriac y Julien Green.
Bernanós es sumamente pesimista en una obra maravillosa que se llama "Bajo el sol de Satanás". Pero después, en el curso de la vida, se fue moderando en sus ideas pesimistas. Su última obra "Diario de un cura de campaña" es equilibrada o por lo menos no es pesi
mista exagerada.
Hillaire Belloc y San Pío X
Cuando empezó a novelar tenía una idea tétrica de la Creación. En Alemania debe haber muchos; yo no conozco la literatura alemana.
Schopenhauer y Niestche parecen maniqueos, tienen una idea de la sustancialidad del mal, pero no son cristianos; los dos son ateos.
Schopenhauer Nietzsche Heidegger Martin
Hay un dibujante, Huekeí, que hizo una novela en historietas, en que muestra la vida de una mujer que ya estaba condenada de antemano. Era un calvinista. Va cayendo ella de desastre en desastre, hasta una muerte miserable, hasta el suicidio.
Julien Green es un pesimista al máximo. Yanqui o Irlandés, educado en Francia, su especialidad son los problemas teológicos en ambientes sombríos. En su novela "Moira" (esta es la mejor de sus novelas, según dicen) el tema está dado en una frase de Green: "la religión en estado salvaje". El protagonista de la novela tiene la religión en ese estado. El héroe es un estudiante yanqui, que no tiene una religiosidad primitiva sino una religiosidad alocada y destornillada. En la novela da el retrato de una universidad yanqui de provincia; esquemático, pero verdadero. Dibuja con precisión sus tres o cuatro caracteres y da el clima; da también la sensación de "lo maligno impalpable". Escribió un panfleto en contra de los católicos de Francia.
Esta ha sido la posición de los que sostienen que Cristo no fue verdadero hombre. En la Escritura hay una gran cantidad de textos que hablan de la carne de Cristo o simplemente del hombre de Cristo. Todos los Evangelios prueban esa tesis porque los Evangelios son la historia de un hombre.
Son crónicas de un hombre no ficticio o aparente, sino de un hombre como todos, que nació como un hombre, vivió como un hombre, tuvo todas las etapas de un hombre: infancia, adolescencia, vida pública, predicación, tuvo dolor, alegría, se enojó, se entusiasmó.
Todas las cosas del hombre las mostró Cristo en su vida. No vale la pena que lea un montón de textos cuando todos los Evangelios muestran este aspecto. Desde que comenzó la Iglesia ha sido tenido por hombre. El otro día les leí una de las cartas de San Ignacio de Antioquía, en las que se ve el entusiasmo casi delirante que tenía por Jesucristo y todos los santos han tenido un amor a Jesucristo hombre. Como Dios lo adoran, pero como hombre le tienen un amor enorme.
Conocemos ya dos textos en los cuales Cristo está afirmado como hombre. Cuando los Evangelios dicen que el Verbo se hizo carne. De esto, los "apolinaristas" dicen que se hizo carne, pero no dicen que haya tenido alma. San Pablo dice: "A semejanza de la carne de pecado se hizo y fue reconocido hombre". De manera que la conducta de, Cristo hacía ver que era un hombre. Cuando San Pablo dice que tomó "carne de pecado" no quiere decir qué Cristo haya cometido pecados.
El dijo: ¿"Quién de ustedes podrá en Mí mostrar algún pecado?".
Otra cosa, aparte del pecado: que Cristo no tuvo como hombre, es la enfermedad. El no se enfermó, a no ser las quince horas de su Pasión; pero allí no se enfermó; lo enfermaron, lo deshicieron. Parece que no se rió nunca. Los Evangelio no lo dicen. Seguramente se sonrió muchas veces; hay muchas frases del Evangelio que requieren una sonrisa.
Cuando el joven rico se le presentó y el dijo: "Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para salvarme?" y El le contesto —"¿Por qué me llamas bueno? No más bueno que Dios"
Ahí parece que Cristo negó que fuera Dios, pero lo que quiso decir fue: "Si crees que Yo soy un hombre no me debes llamar bueno, porque los hombres no son buenos. Sólo Dios es bueno. De esa manera enigmática le dijo que El era Dios. Entonces Cristo le dijo que cumpliera los mandamientos y se los puso a enumerar salteados, como le iban saliendo.
Y el chico dijo: "Todo eso lo he cumplido desde mi niñez". Entonces Cristo lo miró con amor, dice la Vulgata latina, pero el texto griego pone "Cristo le sonrió". Esta es la única vez que dice el Evangelio que Cristo sonrió. Y El añadió que si quería ser perfecto debía ir y vender todo y darlo a los pobres y así tendría un tesoro en el cielo. El joven no quiso porque tenía muchas posesiones, dice el Evangelista. Entonces Cristo se entristeció. Allí les dijo a los Apóstoles: "Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre en el Reino de los Cielos".
San Pedro dijo en seguida: "Entonces nadie se puede salvar". Pero nada hay imposible para Dios. Este es el episodio de la sonrisa de Cristo.
La principal objeción contra la idea de que Cristo fue humano es el problema del mal, como he dicho. Los maniqueos y todos los que de ellos derivaron hasta hoy día. Santo Tomás resolvió el problema. San Agustín ya había dado la solución en una fórmula un poco obscura. Dijo: "Si Dios no fuera tan poderoso y tan bueno qué puede convertir el mal en bien, no lo hubiera dejado existir": Santo Tomás, con mucho trabajo, dio la solución completa a la teoría del mal, que es muy larga, pero voy a decir tres conceptos principales.
Estaba comiendo en la mesa del Rey de Francia (San Luis de Francia); estaba muy pensativo en la mesa; hasta que de pronto dio un puñetazo y dijo: "esto es decisivo contra los maniqueos".
Las proposiciones de Sto. Tomás son las siguientes:

1. el mal no es una sustancia, sino una privación. Es la privación de algo debido en alguna cosa. Por ejemplo un ciego no tiene una cosa que debe tener, que es la vista. Una piedra, por ejemplo, no tiene una privación sino una negación de la vista. Hay tres cosas diferentes que son: la sustancia, la privación y la negación.
2. La segunda proposición es: por lo tanto, el mal no tiene causa eficiente, sino causa deficiente. Es decir, que si Dios no causa el mal ¿quién lo causa? Lo causa la deficiencia de los ángeles y de los hombres. Igualmente el pecado es deficiencia del recto orden de la Creación. El desencaminamiento recto de las acciones es el pecado. El mal no lo puede causar Dios. Ha permitido que el hombre fuera libre. Y así vino el pecado de los ángeles que desviaron el camino para el cual habían sido creados y se desviaron de la razón misma y quisieron ser lo que nunca podían ser. Así cayeron. De manera que no tiene causa el mal; es una deficiencia en una acción de una criatura. También es una deficiencia en las cosas, como la enfermedad, que es una deficiencia de la salud.
3. El mal está en el ser como en un sujeto. El mal no puede existir solo; debe existir algo que lo soporte, que lo sostenga. Es decir que el mal está siempre en alguna naturaleza o en alguna sustancia, inerte o viviente. Esa es la solución del problema del mal de Sto. Tomás, de manera que no se puede achacarle a Dios el origen del mal.