lunes, 12 de junio de 2006

La Fe si mueve Montañas

La fe sí mueve montañas’
Por Ana María Valencia S. Especial para Bucaramanga.com.
Seguro que más de un cantante o incluso un político, sentiría envidia de los ermitaños. Cada domingo, ellos son capaces de convocar a por lo menos 2 mil personas en torno a sus homilías, donde se conversan los pasajes bíblicos, se dramatizan y hasta se canta ‘a todo pulmón’, como si quisieran que el cielo los escuchara.
Desde las cinco de la mañana, la ermita comienza a recibir a todos esos peregrinos que llegan desde diferentes puntos, no sólo de Bucaramanga y su área metropolitana, sino desde departamentos vecinos a buscar ‘alimento’ espiritual para sus vidas. Por eso es que la cumbre de la montaña no se da abasto con tantos carros, tantos vendedores, mascotas y amos, que caminan, leen, hablan, escuchan la misa, se confiesan o simplemente están ahí, respirando un poco de aire puro, observando la ciudad sin ellos.
Por la autopista Piedecuesta-Bucaramanga, y saliendo del Instituto Colombiano de Petróleos, ICP, está la carretera que lleva hasta los ermitaños. Son cinco kilómetros de vía la mayoría pavimentados- los que hay que ascender. Hay dos opciones para alcanzar la cumbre: la primera es hacer una caminata que representa esfuerzo y condición física, por cuanto el camino es empinado. La otra alternativa es el bus, cuyo pasaje cuesta mil pesos y demora cerca de 15 minutos ascendiendo. Allá arriba...En esa montaña que se levanta en medio de la vereda Faltriqueras, habitan desde casi ocho años 110 miembros de la congregación Ermitaños Eucarísticos del Padre Celestial. Son 80 hermanos y 30 hermanas que llevan una vida contemplativa, oran, trabajan y evangelizan.
El grupo masculino habita en un lado de la montaña, cada uno en una ermita individual. Lo mismo ocurre con las hermanas, pero al otro costado. .El guía espiritual es el padre Antonio quien compartió gran parte de su vida con el padre Pío, un italiano que está a punto de ser beatificado.La eucaristíaLa misa no es la tradicional. Se inicia a las 9 de la mañana y concluye a las 12, luego de intervenciones lúdicas e incluso descansos. Esta homilía es catequética, es decir, instruye en la doctrina cristiana, por eso cuando el más de los prevenidos visitantes llega, fácilmente se aterra con esa fiesta católica. Nadie se da cuenta en qué momento transcurrieron esas tres horas. Cada fin de semana también llegan numerosas personas buscando la redención para sus pecados. Para acceder a la confesión hay que ‘ganar’ uno de los 300 fichos que desde la cinco de la mañana se empiezan a repartir. Quien lo logra, debe llenar un formulario el cual es discutido luego con un hermano, que mediante una charla busca conscientizar a la persona de sus pecados. Pero también hay tiempo para las compras.
La Congregación dispuso de una serie de pequeñas tiendas donde los visitantes pueden comprar desde artículos religiosos y libros, hasta comida, pues hay un restaurante y si lo prefiere, en las afueras de la congregación un grupo de campesinos dispone suculentos sancochos criollos, elaborados a punta de leña.
Cada domingo, la montaña es entonces la ‘envidia’ de muchos. Allá no hay promesas, más que la que cada cual quiera hacer para su vida; no hay un político buscando adeptos, sino un cura el padre Elías-; y no hay seguidores, sino ciudadanos que buscan liberarse del estrés,
acercándose al firmamento, escalando la montaña.